El negocio familiar (8)

No mucho tiempo más tarde...

No mucho tiempo más tarde con Sonia volvía a tener una relación de amistad cojonuda, Carlota me daba igual en aquellos momentos aunque seguía pensando que si con alguien tenía que empezar un relación sería con ella, a Carmen la visitaba dos veces a la semana y a Carla normalmente una, pero de vez en cuando había sorpresa y hacía otro pedido para el miércoles, a esas alturas ya habíamos follado en todas las posturas y me había corrido en todos los sitios que me podía correr con las dos, los días que les tenía que llevar la compra a ellas hablé con Antonio para que no hubieran muchos clientes y así poder acabar antes y tener más tiempo en sus casas, no me hizo ni puto caso porque era casi cada día que les llevaba algo.

Con todo ese movimiento entre semana iba bien servido, pero, no se me olvidaba la noche que pasé con Sonia, aquello era otra cosa, para mí fue como llegar a la cima del Everest, con las demás estaba bien pero parecían montañas menores, con ella fue lo mejor en sexo que había hecho en mi corta vida. Una mañana que estábamos trabajando juntos, como casi siempre que estaba en el almacén y no repartiendo se me ocurrió.

YO: Sonia, ha pasado tiempo desde que pasamos aquella noche juntos, ¿tú crees que podríamos repetirla?

SONIA: ¿No sé de qué noche me hablas?

YO: Sonia por favor.

SONIA: Ni por favor ni nada, no sé de qué estás hablando merluzo.

YO: ¡Sonia!

Se fue alejando de mí.

SONIA: Yo contigo no he tenido nada ni lo pienso tener nene, espabila con las niñas de tu edad hombre.

La tía se hizo la loca pasando de mí, estaba claro que ella era mayor que yo y seguramente tenía otras prioridades en la vida, pero negar lo que había pasado entre nosotros me parecía muy fuerte.

Al salir en uno de los descansos vi a Carlota hablando con unas chicas en la zona donde normalmente estaba yo, estaba volviendo a acercarse, las saludé a todas y al poco rato estaba sentado con Carlota hablando.

YO: Hacía tiempo que no coincidíamos.

CARLOTA: He estado muy ocupada y no he tenido mucho tiempo en los descansos

YO: Sí claro, ya me lo imagino.

Se lo decía con cierto cachondeo.

CARLOTA: La verdad es que estoy oyendo algunas cosas y quería avisarte, ¿no te has dado cuenta que las chicas ya no se te acercan tanto como antes?, ¿no has visto como has saludado a las que estaban hablando conmigo y nos han dejado solos a la mínima oportunidad?

La verdad es que no me había fijado mucho en eso, durante un tiempo sí que hablaba bastante con la gente en los descansos, pero últimamente entre Sonia y cuando no estaba por que hacía el reparto, no le había prestado mucha atención.

YO: Pues no le había dado importancia.

CARLOTA: Es por Lidia Rafa, últimamente te está poniendo a parir a la mínima oportunidad que tiene con sus compañeras de adentro, me llegan unos comentarios de ti que me está dando miedo estar contigo a solas ahora mismo.

Me sonreía, como diciéndome que ella no se los creía pero que estaban circulando.

YO: Mira Carlota, la que me hizo la putada fue ella a mí, y no quiero especificar más, de todas maneras intentaré hablar con ella. ¿Y tú?, no saldremos algún día a tomar algo y ponernos al día de nuestras cosas.

CARLOTA: ¡Rafa!, que luego no sabes estarte quieto y me haces sentir mal.

YO: Que no mujer, solo para hablar un rato, ya sabes que me gusta hablar contigo, te tengo confianza y eres la única a la que le puedo contar mis cosas.

CARLOTA: Con Sonia pasas muchas horas, ¿con ella no tienes confianza?

YO: Sonia es muy buena mujer, pero es mayor y no tengo la misma afinidad que contigo.

Con la cara que me miraba creo que le gustó lo que le dije, me sonrió…

CARLOTA: Bueno, déjame que me lo piense y te digo algo.

Habíamos vuelto a acercarnos y eso era buena señal, ahora tenía que coincidir con mi ex Lidia y preguntarle qué coño tenía contra mí.

Aproveché que sabía que Lidia estaba haciendo un descanso para pedirle permiso a Antonio para hacerlo yo, entré al comedor y me fui directo para ella que estaba con otras cajeras, cuando me vio acercarme se le puso una cara de no saber dónde meterse.

YO: Lidia, ¿podemos hablar un momento por favor?

Se quedó quieta mirándome sin articular palabra, miré a sus compañeras.

YO: Por favor chicas, me podéis dejar un momento con ella para hablar de algunas cositas, os la devolveré rápido.

Se miraron entre ellas y se fueron levantando, me senté delante de Lidia que me esquivaba la mirada.

YO: ¿Se puede saber que te he hecho yo para que hables mal de mí?

LIDIA (nerviosa): Yo no he dicho nada malo de ti.

YO: Vamos Lidia que todo el mundo lo sabe, ¿te crees que no me iba a enterar?

Me miró con los ojos vidriosos.

LIDIA: Es que, verás yo, me pongo celosa cuando te veo hablar con las chicas, y quería que no se te acercaran.

YO (alterado): Pero a ti que más te da con quien hable o deje de hacerlo, ya hace tiempo que me dejaste.

LIDIA: Perdona pero quien me dejaste fuiste tú a mí.

YO: Porque lo nuestro no funcionaba.

LIDIA: ¿Cómo que no funcionaba?, me dejaste sin una explicación lógica.

YO: Dime una cosa, ¿pondrías la mano en el fuego para decirme que no me fuiste infiel?, porque yo sé que lo fuiste, y más de una vez.

No estaba seguro que fuera más de una vez, pero al verla con mis hermanos con aquella soltura estaba seguro que no era la primera vez que estaba con alguien a mis espaldas.

Bajó la cabeza confirmándome lo que sospechaba.

YO: Pues haz el favor de no hablar más mal de mí, yo también podría ir diciendo cosas tuyas por ahí y no quiero hacerlo.

Me levanté para irme y me cogió de una mano.

LIDIA: Siéntate por favor.

La vi tan preocupada que me volví a sentar para escucharla.

LIDIA: Perdóname, estoy nerviosa, es que, es que, creo qué…

La miraba levantando una ceja esperando que me respondiera.

LIDIA: Estoy embarazada.

Se me abrieron los ojos como platos.

YO: No me jodas, ¿de quién?

Me miraba nerviosa sin atreverse a hablar.

LIDIA: De, de, alguno de tus hermanos.

Me hice el sorprendido, pero tan poco me extrañó tanto.

YO: ¿Y qué vas a hacer ahora?

LIDIA: No lo sé coño, por eso estoy tan nerviosa.

YO: Tienes que hablar con ellos.

LIDIA: Es que no sé cómo hacerlo.

YO: Pues igual que cuando te los follas pero diciéndoselo, igual que me lo has dicho a mí.

Me levanté y me fui.

Que puto desastre de familia, todos follaban menos con la que tenían que hacerlo, mi padre con la secretaria, mis hermanos con la que enganchaban al vuelo o se lo follaban a él, a sus parejas las dejaban desatendidas, por lo menos yo me ocupaba de las de mis hermanos que nos le faltara de nada, de sexo claro.

Una mañana me presenté en la casa de Carmen para dejarle la compra del día, me abrió la puerta, dejé la caja en el suelo y me dio un beso en los labios de bienvenida como siempre, me puso una mano en el hombro y me hizo entrar al salón.

CARMEN: Hoy tengo visita.

Miré a los sillones y me encuentro a Carla sentada.

YO: Hombre que sorpresa, ¿cómo estás?

Fui a saludarla con dos besos para disimular y ella me cogió la cabeza besándome los labios, las miré a las dos sorprendido.

CARMEN: Carla y yo tuvimos una conversación sincerándonos.

CARLA: Que golfo eres Rafita.

Nunca pensé en la posibilidad de que se enteraran que estaba con las dos, creí que se lo guardarían para ellas, pero por lo visto no tardaron mucho en soltárselo una a la otra, así que allí estaba en medio de las dos sin saber muy bien que decir.

YO: Perdonarme chicas, las cosas fueron como fueron y pensé que como estoy un poco falto de cariño…

CARMEN: Sí, ahora se llama cariño al follar, a ti lo que te faltaba era la novia para pegar buenos polvos y nos has encontrado a nosotras.

YO: Es que me daba rabia que mis hermanos os tengan a vosotras y vayan por ahí haciendo el gilipollas.

CARMEN: Mira, en eso te tengo que dar la razón.

Me animé al oír a Carmen.

YO: Con lo guapas que sois no lo entiendo.

CARLA: Bueno, yo sí que lo entiendo, al capullo de Carlos le gusta más una buena polla que un coño.

Carmen se me acercó poniéndome la mano encima del paquete, Carla dejaba caer su espalda en el sofá mirándonos.

Me estaba creciendo la polla del manoseo de Carmen.

CARMEN: Mira Carla, parece que se está animando nuestro cuñadito.

Carla se puso una mano encima de una pierna acariciándose.

CARMEN: ¿No le pediste a Carla que te gustaría hacerte una paja delante de ella?

YO (nervioso): Eso, eso fue al principio.

Me bajó la cremallera del pantalón y metió la mano rebuscando por dentro de los boxes encontrando mi polla tiesa sacándola.

CARMEN: ¿No te gustaría que la paja te la hiciera yo?

Yo estaba totalmente concentrado en la mano de Carla, que iba subiendo por su pierna levantándose la falda y estaba a punto de llegar a las bragas.

YO: ¿Eh, qué?

CARMEN: Nada, tú sigue mirando.

Se arrodilló en la alfombra y me desabrochó el pantalón bajándomelo con los calzoncillos, me agarró la polla pajeándola y me pasó la lengua por la punta, yo apoyé instintivamente una mano en su cabeza sin poder apartar los ojos de Carla, que ya se había levantado la falda por encima de las bragas y se estaba tocando el coño suavemente.

CARLA: ¿Te gusta Rafita, quieres que siga?

Yo levantaba y bajaba la cabeza diciéndole que sí babeando, como me estaban poniendo las dos, se metió un dedito por dentro de las bragas y se fue tocando despacio, mirando mi cara que no quiero ni imaginarme como debía de estar, noté una fuerte chupada de Carmen que me hizo llevar el culo para atrás dejando ir un gemido, Carla se metió toda la mano por dentro de las bragas moviéndola encima del coño cerrando los ojos, Carmen seguía chupándome la polla agarrándome los huevos con una mano, se levantó y me cogió para que me sentara subiéndose la falda, le agarré las bragas y se las fui bajando, al verle el coño no pude evitar meterle la lengua en medio de la rajita lo que pude, noté una de sus manos apretarme la cabeza mientras gemía, le acabé de quitar las bragas y me empujó del hombro para que apoyara la espalda en el sofá, se sentó encima de mi polla metiéndosela hasta el fondo.

CARMEN: Rafa, si eres capaz de aguantar hoy te vas a follar a tus dos cuñadas a la vez.

Solté un suspiro de excitación solo de pensarlo y le agarré las braguitas a Carla bajándoselas, quería ver en directo como se movían sus deditos por encima del clítoris, Carmen empezaba a cabalgarme y Carla se giró para besarme los labios sin parar con su paja, mientras nos pasábamos las lenguas de una boca a la otra con una mano le acariciaba una teta a ella y con la otra la de Carmen, que se movía cada vez más rápida encima de mí.

CARMEN: Ponte tú ahora Carla.

Se salió de encima y se subió Carla metiéndosela con un buen gemido, Carmen se quitó la falda y el resto de la ropa quedándose en pelotas, se puso entre Carla y yo metiéndome el chocho en la boca, Carla se aguantaba sobre su culo y se lo besaba sin parar de gemir, yo saqué la lengua y Carmen se empezó a mover para restregársela por el coño, notaba sus flujos caer por mi cara, se quitaron las dos de encima, se desnudó Carla, Carmen me ayudó a desnudarme, me estiraron en la alfombra volviendo cada una a su posición, Carla follándome a buen ritmo y Carmen con su coño en mi boca que no paraba de moverlo, se fueron acelerando, yo intentaba que Carmen no me ahogara con su chichi y antes de que me diera cuenta se estaban corriendo las dos. Se estiraron una a cada lado.

CARLA: Pues parece que Rafita a aguantado el primer asalto.

CARMEN: Creo que vamos a pasar un buen rato los tres juntos.

Carla se puso a cuatro patas y Carmen me ayudó a levantarme, se puso detrás de mí y me agarró la polla haciéndome una paja, mientras me acercaba a Carla me iba hablando en el oído susurrando.

CARMEN: Fóllate a Carla bien follada y haz que se corra, si consigues aguantar te dejaré que me la metas en el culo y te corras en él.

Me iba acariciando los huevos apuntando en el agujero del coño de Carla, le metí la punta, Carla tiró el culo para atrás empalándose hasta el fondo pegando un grito, le puse las manos en las caderas y le fui dando con toda la fuerza que podía, Carmen me acariciaba el culo, se mojó un dedo pasándomelo por el ojete, me acordé de la noche con Sonia, me intenté tranquilizar y no dejar que la excitación me jugara una mala pasada, era la primera vez que estaba con dos chicas a la vez y quería disfrutarlo, más siendo mis cuñadas, noté como me lubricaba el culo con saliva y me metía la punta de un dedo, entre lo que me movía yo y lo que se movía Carla con el chumino tan mojado como lo tenía, notaba que estaba a punto de correrse, Carmen me metió un poco más el dedo, giré la cabeza para susurrarle.

YO: Como te pases, cuando te la meta por el culo lo haré sin miramientos…

No me dejó seguir que metió todo el dedo de un golpe.

CARMEN (susurrando): Yo sé que te gusta vicioso, haz que se corra de una vez que quiero mi parte cabrón.

Carla estaba pegando unos buenos gritos, se empezó a correr moviendo las piernas adelante y atrás, yo no me tenía ni que mover, ella sola se empalaba el coño corriéndose, se dejó caer en la alfombra, me giré agarrando a Carmen sacándome el dedo del culo, la giré y la empujé para que apoyara medio cuerpo encima del asiento del sofá, quedando apoyada con las piernas en la alfombra, se las abrí un poco a lo bruto, me escupí en la mano y se la pasé por el agujero del culo, me acerqué con la polla en la mano poniéndole la punta en la entrada, Carmen me miró excitada…

CARMEN: ¿Qué, no te atreves a cumplir tú palabra vicioso?

Empujé un poco metiéndole la punta, como vi que entraba bien apreté más metiéndosela entera, Carmen gritó abriendo los ojos, se la saqué y la volví a meter de un pollazo chocando contra su culo, gritó metiendo una mano por debajo agarrándome los huevos, los amasó y luego empezó a hacerse una paja, se frotaba el coño tan rápido que podía oír el sonido de sus dedos resbalando en la humedad, yo había cogido un ritmo que me estaba volviendo loco, abriéndole el culo agarrándolo por las nalgas, separándolas para poder penetrarlo más profundamente, sabía que no iba a aguantar mucho más, Carmen abría los ojos y la boca dejando ir un gemido tremendo, corriéndose moviendo el cuerpo, eso acabó de hacer que me corriera con ella llenándole el culo de leche mientras Carla nos miraba.

Me levanté y me fui a duchar, cuando salí seguían las dos en pelotas diciéndome adiós moviendo la mano, me divertía de verdad con mis cuñadas.

Unos días más tarde me volvió a venir a ver Lidia sentándose a mi lado en un descanso.

YO: ¿Qué quieres Lidia?

LIDIA: Decirte que el “problema” ya lo estoy resolviendo.

YO: Vale, tampoco hace falta que me tengas informado de todo.

LIDIA: Es que había pensado en una cosa.

La miré con desconfianza, no entendía aquel repentino interés por mí.

LIDIA: He pensado, que podría tener el niño.

YO: Haz lo que quieras, es cosa tuya.

LIDIA: Bueno, eso es lo que quería hablar contigo, me gustaría volver contigo y criarlo juntos.

Me pegué un susto de la ostia.

YO: ¡Perdona!, ¿pero tú te estás oyendo?, ¿qué coño pinto yo en medio de tus marrones tía?

LIDIA: Hombre, salimos mucho tiempo juntos y estuvimos bien, no me parece tan mala idea.

YO: Se te olvida un pequeño detalle, que has follado con quién te ha dado la gana y por lo visto sin condón, te preocupas de mí ahora que tienes el “problema”, mira, déjame tranquilo que yo ya tengo lo mío.

Se enfadó poniéndose colorada y todo de la mala leche.

LIDIA: Ya sé que lo tuyo es intentar follarte a la guarra de la panadera, ¿te crees que no sé que fue ella quién te chivó lo que decía yo de ti?

YO: Vale ya Lidia, déjame en paz.

Salí de allí cagando Ostias, ¿cómo podía tener los cojones de proponerme algo así, se pensaba que yo era gilipollas?, seguramente sí, por eso me lo propuso. Es que no había nadie con dos dedos de frente coño.

Me vio llegar Sonia y se puso a mi lado.

SONIA: ¿Qué te pasa que traes esa cara?

YO: Calla, calla, es para no creérselo, Lidia me ha venida a buscar para pedirme que vuelva con ella.

SONIA: ¿Y tú qué opinas?

YO: Sonia, que quiere volver conmigo porque está embarazada, quiere que criemos juntos al bebé.

Se quedó muda mirándome sin moverse.

SONIA: ¿Esa chica está bien de la cabeza?, ¿no será tuyo?

YO: Pues claro que no es mío, no lo sabe ni ella de quién es.

SONIA: Madre de Dios como está la gente de la cabeza.

No tenía nada que ver con los problemas de Lidia pero aquel día no lo pasé nada bien, la veía tan despistada que me daba pena.