El negocio familiar (7)

Me desperté por la mañana solo en la cama...

Me desperté por la mañana solo en la cama, palpaba su lado y no la encontraba, me puse el pantalón y la camisa saliendo al salón, se olía el café recién hecho, salió Sonia de la cocina con un plato de pan tostado, estaba preparando la mesa con el desayuno, llevaba una camiseta que le llegaba a tapar media braga blanca, al girarse me dejaba ver medio culito, la polla me dio un respingo poniéndose tiesa de golpe, entré en la cocina, estaba de espaldas agarrando unas tazas, me puse detrás de ella y le pasé los brazos alrededor de la cintura apretando su culo contra mi paquete.

SONIA: Huy, huy, niño como te has levantado de buena mañana.

YO: Me he levantado bien pero tú me pones así al verte.

SONIA: Venga va, vamos a desayunar y después te vas.

Me dejo helado.

YO: ¿Pero no me dijiste ayer que pasaríamos el día juntos?

SONIA: Te dije que me lo pensaría, ya me lo he pensado y voy a ir a buscar a mi hija.

Nos sentamos en la mesa, Sonia dejaba caer café en mi taza de la cafetera.

SONIA: ¿Te va bien así?

YO: No, no me va bien, yo quería pasar el día y esta noche contigo.

Subió las cejas mirando para el techo.

SONIA: El café, si está bien de café o quieres más tontito.

YO (nervioso): El café me da igual coño, lo que quiero es estar hoy contigo.

SONIA: Y yo quiero que me toque la lotería no te jodes, eres un “pijito” que siempre has tenido lo que has querido ¿verdad?, vamos a desayunar y luego te vas a tú casa que seguro que tú madre estará preocupada.

YO: ¿Me quieres dejar de tratar como si fuera un crio por favor?

SONIA: Pues deja de hacerlo, si te comportas como un crio, te trataré como un crio.

YO (alterado): Ayer en la cama no me dijiste que me comportaba como un crio.

Bajó la cabeza.

SONIA: Vamos a desayunar.

Empezamos en silencio cruzándonos las miradas.

YO: ¿Me puedo quedar un ratito más?

Me miró con una sonrisilla maliciosa.

SONIA: Lo ves como eres un crio, tú lo que quieres es que te solucione el problemilla que tienes ahí abajo bribón.

YO: Mujer, mejor si lo solucionamos entre los dos que yo solo.

SONIA: Sigue comiendo anda.

Acabé de desayunar y esperé que lo hiciera ella, por lo visto no tenía ninguna prisa, comía lentamente mirándome con una sonrisilla de cachondeo que no podía con ella la cabrona, cuando por fin acabó con el último sorbo de café con leche se limpiaba la boca con la servilleta.

YO: ¿Ya has acabado?

SONIA: ¿Tienes prisa para algo?

No le contesté, me levanté y la agarré por la cintura subiéndomela al hombro como si fuera una caja de veinte paquetes de cereales.

SONIA: ¿Pero qué haces “atontao”?

Yo seguía caminando con su barriga en mi hombro, con mi mano en su culo para sujetarla y su cabeza por detrás de mi espalda con la boca que no paraba de hablar.

SONIA: Bájame, ¿pero que te has creído, a dónde me llevas?

YO: A la playa te voy a llevar si te parece.

Nos metimos en su habitación y la estiré en la cama boca arriba, aproveché que caía de espaldas al colchón para abrirle las piernas y meterle la cara en medio de las bragas oliendo con fuerza.

SONIA: Para pedazo de guarro, ¿me estás oliendo las bragas?

Levanté la cabeza, ella se había casi sentado con una mano levantada para darme un pescozón, le miré los ojos, ella miró los míos con una sonrisa.

SONIA: Demonio de crio, sigue y no pares cabrito.

Bajó la mano que tenía levantada agarrándome por el pescuezo amorrándome en el coño, volví a oler con fuerza y se lo besé sacándole un suspiro, estiré de las bragas quitándoselas y le metí la lengua jugando de abajo arriba y de arriba abajo lamiéndoselo, movía las piernas de lado a lado gimiendo.

SONIA: Despacio animal, más despacio.

Ralenticé los movimientos de la lengua parándome en el clítoris dándole vueltas, Sonia me había agarrado la cabeza con las dos manos.

SONIA: Así, así, cabroncete.

Levanté un momento la cabeza.

YO: Si quieres me voy que creo que tenías prisa.

SONIA: Quieres callarte y seguir gilipollas.

Se me escapó una risilla y seguí lamiendo.

SONIA: Coño de crio listillo.

Le puse la lengua encima del clítoris presionándole un poco y pego un gemido fuerte callándose, fui lamiendo y acelerando la presión a la vez que ella estaba más excitada, cambié la estrategia y se lo empecé a succionar.

SONIA (entre fuertes gemidos): Como sigas me corro, me voy a correr en tu boca.

No le hice caso y seguí insistiendo, noté como empezaba a tensar el cuerpo, como sus manos me apretaban la cabeza con más fuerza, los gemidos se le empezaban a entrecortar y se empezó a correr con los temblores saliéndole un chorro por el coño que se estampaba contra mi barbilla bajándome por el cuello, los espasmos de su cuerpo eran tremendos y le tenía que sujetar con fuerza las caderas para poder rematar el trabajo. Se quedó de lado en la cama con los ojos cerrados y temblando en aquella postura que parecía tan vulnerable, la abracé mientras se recuperaba, en cuanto recuperó un poco el resuello.

SONIA: Maldito niño.

A mí me daba la risa y me agarró la polla que la tenía casi tiesa pajeándome, no dijo nada y me estiró boca arriba, se arrodilló a mi lado y bajó la cabeza metiéndosela en la boca pasándome la lengua por la punta, con la otra mano me agarró los huevos amasándolos, me puso la polla tiesa que no podía más, se la metió y sacó entera tres o cuatro veces dejándomela totalmente mojada de saliva pajeándome más rápido.

SONIA: Me la voy a comer y te voy a dejar sin picha, así no harás más tonterías.

Se la volvió meter en la boca chupando y succionando, ahora por la mitad, ahora hasta el fondo, ahora volvía con la paja, se mojó dos dedos de saliva de la otra mano y me los metió por debajo de los huevos buscándome el culo, nos miramos los ojos y sin parar con la paja me fue introduciendo un dedo en el culo que me hizo pegar un gemido enorme, sonrió y volvió metérsela entera subiendo y bajando la cabeza follándome la polla con la boca y el culo con el dedo, me empezaron a temblar las piernas, se me tensaba la espalda, me agarraba con fuerza a las sabanas con mis manos y empecé a correrme soltándole los lechazos en la garganta, Sonia se tragaba lo que podía pero algunos chorritos se le escapaban por la comisura de sus labios, no paró hasta dejarme seco y hecho polvo, todavía seguía sin poder parar de gemir que puso su cabeza encima de la mía observando mi cara, supongo que la debía de tener descompuesta de placer, bajaba la intensidad de mis gemidos y ella me pasaba una mano por mí cabeza y la frente acariciándomela, podía entender lo que sentía ella cuando yo la abrazaba después de sus corridas, fui recuperando la respiración y Sonia seguía acariciándome la cara apoyando su cabeza en mi pecho, esperó a que me tranquilizara del todo.

Se levantó de la cama.

SONIA: Esta bien, dúchate si quieres y vete que ya es tarde.

Se metió en el cuarto de baño a lavarse la cara y salió de la habitación, yo me duché y me vestí. Cuando salí al salón ella estaba acabando de recoger el desayuno.

YO: Bueno me voy, seguro que no quieres que me quede hoy contigo.

SONIA: Lárgate de una vez.

Caminé hasta la puerta, estaba a punto de abrirla.

SONIA: Rafa.

Pensaba que me iba a pedir que me quedara, giré la cabeza.

SONIA: Como se lo digas a alguien te corto los huevos.

YO: Ya, ya, tranquila.

Me fui de su casa con una sonrisa enorme, que bien me lo hizo pasar aquellas horas.

Llegó la siguiente semana, el lunes cuando vi a Sonia se comportó como siempre, como si no hubiera pasado nada entre nosotros. Durante la semana Carlota seguía esquivándome pero de lejos empecé a notar algún cambio, que me aguantaba la mirada sonriendo, si me intentaba acercar cambiaba la cara y se iba, pero ya era un paso que me mirara.

Otra cosa que pasó fue la visita llevándole la compra a mis cuñadas, primero a Carmen, cuando llegué me extrañó bastante que llevara puesto un vestido más corto que el primer día y que me saludara con dos besos.

CARMEN: ¿Cómo estás cuñado?

YO: Bien, como siempre, ¿te ayudo a colocar la compra?

CARMEN: Sí claro, ¿no querrás que la coloque yo sola?

Llegamos a la cocina y empecé sacar productos de las cajas.

CARMEN: Tú mejor siéntate en el suelo que yo te iré pasando lo que tienes que colocar ahí abajo.

Me senté y se acercó para coger cosas de las cajas poniéndose a mi lado, me dejó una vista de sus bragas increíble, se movía, se giraba de un lado para el otro, me las enseñó desde todos los ángulos que podía tener, por delante, por el culo, por el medio, me puso la polla tiesa la cabrona, me pasó todos los productos que quería que metiera en el armario y creo que alguno más que no tocaba allí, acabamos de colocar la compra y me invitó a tomar algo, me preguntó cómo iba de novias, yo le dije que de momento nada, que estaba intentando hacer meritos con una chica pero que no era fácil, cuando acabamos las bebidas todavía sentados en el sofá.

CARMEN: ¿Te han gustado?

YO: ¿Perdona, el qué?

CARMEN: Ya lo sabes, mis bragas, las has visto desde todos los ángulos, ¿no?

Tragué saliva y le contesté subiendo y bajando la cabeza.

CARMEN: Cómo el otro día me dijiste que te diera unas, si las quieres me las tienes que quitar tú.

Me puse colorado de vergüenza, no estaba cortado pero hacer eso con mi cuñada me daba un poco de reparo, me arrodillé delante de ella pasándole nervioso las manos por los lados de sus piernas subiéndolas por debajo del vestido, me miraba con una sonrisilla cachonda, le agarré las bragas por los lados y estiré despacio de ellas deslizándolas por sus piernas hasta llegar a sus tobillos, levantó un poco un pie y después el otro para que pudiera quitárselas.

CARMEN: Llévatelas, la semana que viene si vienes tráelas y te las cambiaré por otras.

Me levanté mirándola con una sonrisa y me fui de su casa. Llegué al ascensor y mientras bajaba me las puse en la nariz oliendo su coño.

El viernes entraba en casa de Carla mi otra cuñada, me abrió la puerta seria, pensé que tal vez me pasara con mi comentario la semana anterior y estaba enfadada conmigo, la ayudé a poner la compra en su sitio y nos volvimos a sentar en el sofá con unas cervezas, la veía seria y distraída.

YO: Carla, yo quería pedirte perdón por lo que te dije el último día, después pensándolo fríamente me di cuenta que me había pasado mucho.

Me miró medio distraída.

CARLA: No estoy así por eso Rafa, discutimos con tú hermano, yo estoy segura que tiene algún rollo por ahí, no es normal que ni me toque durante tanto tiempo.

Le miré los ojos sin decirle nada.

CARLA: ¿Tú sabes algo?

YO: Si quieres durante la próxima semana investigo y cuando te traiga la compra te pongo al día.

CARLA: ¿Harías eso por mi?

YO: Claro, somos familia, me caes muy bien y me gustaría ayudarte.

CARLA: Muchas gracias Rafa, no sé cómo podría agradecértelo.

Se quedó en silencio mirándome, yo le devolví la mirada.

CARLA: No, eso no podemos hacerlo, es demasiado fuerte.

YO: Ya lo sé Carla, pero es que llevo tantos días sin…

Me miraba pensando.

CARLA: Me parece increíble que te pueda decir esto, mira Rafa, en el cuarto de baño hay un cesto con la ropa sucia, a lo mejor tienes ganas de ir y no sé, tú mismo lo que hagas allí dentro.

Giró la cara poniéndose roja.

YO: ¿No te importa si lo hago?

CARLA: Tú mismo, yo no sé nada.

Me pareció morboso lo que me estaba proponiendo, me levanté.

YO: Si no te importa voy al baño antes de irme.

Me hizo un gesto con la mano sin atreverse a mirarme, entré y dejé la puerta un poco abierta, busqué un poco por la ropa sucia y encontré unas bragas, las olí poniéndome la polla dura, levanté la tapa del váter y me bajé los pantalones agarrándome la polla, empezando con una paja con sus bragas en la nariz, por el espejo podía ver la puerta, me mojé bien la polla con saliva para que hiciera ruido al subir y bajar mi mano, al momento pude ver una sombra en el pasillo, no se atrevió a sacar la cabeza, pero por la sombra pude adivinar que se metía una mano por dentro del pantalón corto que llevaba tocándose, seguro que debía de escuchar el sonido de mi mano pajeándome, gemí para que me oyera y me acabé enrollando sus bragas en mi polla antes de correrme gimiendo un poco más fuerte para que me escuchara, tiré de la cadena y vi como la sombra desaparecía, llegué al salón, ella estaba sentada y roja como un tomate, le di dos besos dándole las gracias y me fui con una sonrisa.

Al llegar al supermercado me encontré con Sonia.

SONIA: ¿Ya has llegado de tus repartos?

YO: Sí, ¿tienes algún plan para este fin de semana?

Se acercó a mí con mala cara.

SONIA: ¿Tú te crees que vas a venir a mi casa a follar cuando te dé la gana niñato, pero qué coño te has pensado gilipollas?

YO: Perdona Sonia, perdóname, no quería molestarte, yo te respeto mucho ya lo sabes.

SONIA: Pues entonces no digas tonterías hombre.

Se fue dándome la espalda, estuvimos toda la tarde viéndonos y trabajando uno al lado del otro mirándonos pero sin decirnos nada, en un momento que me pareció que se le había pasado el cabreo.

YO: Lo siento Sonia, yo quiero seguir siendo amigo tuyo.

Me miró relajándose.

SONIA: Si amigo ya lo eres chaval, lo que no quiero es que te equivoques conmigo, somos amigos y ya, lo entiendes.

YO: Claro que lo entiendo, me caes muy bien ya lo sabes.

SONIA: ¿Y qué, ya le has pedido a la panadera para salir?

YO: No chica, no hay manera de que pueda hablar con ella con tranquilidad.

SONIA: Ya te lo dije, si vas esperando a ver qué pasa te puedes morir de viejo tío, espabila hombre.

YO: Que sí, que sí, ya lo intentaré.

El fin de semana quedé con algunos amigos para ir de fiesta y me olvidé del mundo del trabajo.

El lunes empecé pensando que aquella semana iba a ser importante, con Sonia volvimos a hablar y trabajar como siempre riéndonos de todo, con Carlota seguí insistiendo en las miradas y sonrisas, pero lo que estaba esperando era el momento de volver a ver a mis cuñadas, como siempre la primera visita fue a Carmen, cuando me abrió la puerta me sonreía como nunca lo había hecho, yo entré las cajas de la compra y me paré un momento a la altura de los sofás, sacándome del bolsillo las bragas que me había dado la semana anterior dejándolas encima, entré en la cocina y empecé a meter productos en los armarios, ella se retrasó un poco, creo que fue por quitar las bragas de encima del sofá, cuando entró.

YO: ¿Quieres que meta las cosas en el armario de abajo?

CARMEN: Claro, como la semana pasada.

Me hizo el mismo espectáculo dejándome ver por debajo de su falda, volvimos a tomar algo sentados y hablamos un rato.

YO: Sabes Carmen, me caes muy bien y no puedo ocultarte algo que sé.

CARMEN: ¿De qué me estás hablando Rafa?

Me puse delante de ella arrodillado como hice la semana anterior para quitarle las bragas, deslizó el culo dejándolo en el borde del sofá para facilitarme la labor, yo saqué el móvil del bolsillo, busqué el video que Teo se trajinaba a su ayudante y se lo pasé para que lo viera, mientras le metía las manos por debajo de la falda y le empezaba a bajar las bragas.

CARMEN: ¡Ostia!, no me lo puedo creer, será cabrón.

Aproveché que le había quitado las bragas y ella estaba distraída con el móvil, para abrirle las piernas y meterle la cabeza en medio pegándole un lametazo en el coño.

CARMEN: ¿Pero qué haces Rafa?

Levanté un momento la cabeza.

YO: Lo que llevo un montón de tiempo con ganas de hacer, si mi hermano no se comporta contigo alguien tiene que hacerlo.

Volví a meterle la lengua en medio del coño, gimió sin apartar la vista del video.

CARMEN: Será hijo de puta, por eso no me toca el cabrón, sigue, sigue joder.

Le estaba comiendo el coño a conciencia, Carmen dejó el móvil encima del sofá, me agarró la cabeza con las dos manos apretándomela para que le hiciera más presión con la lengua, aparté la cabeza del coño desabrochándome el pantalón sacándome la polla, estiré de ella para sacarle el culo del sofá, me puse de rodillas en medio de sus piernas apuntándole con la punta de la polla en la entrada de su vagina, con un golpe duro de cintura se la metí hasta el fondo, haciendo que diera un grito poniéndole una cara de cachonda tremenda, le fui acelerando el ritmo siempre con golpes secos, cada vez gritaba más hasta corrernos, le saqué la polla cayéndole un chorro de semen al suelo, estaba relajada mirándome.

CARMEN: ¿Volverás la semana que viene?

YO: Sí claro.

CARMEN: Y si en vez de hacer un pedido hago dos, vendrás dos veces.

YO: Sí, pero que sea el martes y el jueves.

CARMEN: De acuerdo.

Me quería reservar el viernes para la otra cuñadita, los cabrones de mis hermanos se follaron a mi novia, pero yo me iba a follar a sus mujeres cuando me saliera de los cojones.

Siempre tuve la idea de que Carla sería más lanzada que Carmen que daba una imagen muy pija y recatada, pero a la hora de la verdad resultó ser al revés, Carmen desde el primer momento me provocó y en cuanto le di la excusa se lanzó sin problemas, Carla en el trato era mucho más natural y cariñosa pero al entrar en el tema del sexo la notaba tensa.

Ese viernes en la casa de mi hermano Carlos después de saludarnos con su mujer y colocar la compra volvimos a tomarnos las cervezas.

YO: Como te dije el otro día he estado esta semana vigilando a Carlos.

Me miró nerviosa.

CARLA: ¿Y has descubierto algo?

YO: No me siento muy cómodo con esto Carla, pero creo que tienes que saber la verdad.

Se quedó callada mirándome moviendo los labios de nervios, mientras yo sacaba el móvil y le ponía el video del señor del bigote cepillándose a su marido con una buena polla, empezó a llorar, me acerqué a ella pasándole un brazo por encima consolándola mientras acababa de ver las imágenes, apoyó su cabeza en mi hombro y yo la rodeaba con mis brazos, se calmó un poco.

CARLA: Gracias Rafa, será mejor que te marches.

Nos levantamos y me acompañó a la puerta, antes de abrirla nos fuimos a despedir con dos besos, el primero se lo di rozándole el labio, al cambiar de lado para besarle en la otra mejilla nos miramos a los ojos con ella sorprendida, directamente le ataqué la boca besándola con pasión, avanzando mi cuerpo aprisionándola contra la pared, me respondió al beso mucho mejor de lo que esperaba, no perdí el tiempo acariciándole una teta por encima de la camiseta, me pasó los brazos alrededor del cuello, nos comíamos la boca uno al otro con deseo, le desabroché el pantalón corto que llevaba siempre dejándolo caer, sacó los pies mientras le agarraba las bragas y se las reventaba de un tirón quitándoselas, dejó ir un gemido de excitación, le metí la mano en el coño y con la otra me desabrochaba el pantalón, estaba mojada y yo tenía la polla tiesa como un palo de escoba, le levanté las piernas para que me rodeara la cintura y con la mano me agarré la polla para apuntarla en su agujerito metiéndosela hasta el fondo, los dos dimos un grito y sin perder el tiempo empecé a moverme para que su cuerpo subiera y bajara empalándose, fue rápido y nos corrimos juntos, me separé cayéndole el semen por el medio de las piernas, Carla no me podía mirar a la cara, la suya la tenía roja, no sé si del polvo, de vergüenza o de las dos cosas.

CARLA: Hasta la semana que viene.

Me subí los pantalones y me fui de su casa, de vuelta en la furgoneta me sentía feliz, habían sido dos polvos rápidos con mis cuñadas, pero ya había dado el primer paso y a partir de aquel momento sería otra cosa.

Y ya lo creo que lo fue, la siguiente semana Carmen hizo dos pedidos como me dijo, el primer día al pasar la puerta de su casa me abrazó besándome con locura, me bajó los pantalones y se arrodilló para agarrarme la polla y llevársela a la boca chupándola con una fuerza acojonante, me acariciaba los huevos metiéndosela entera sin respirar, cuando la sacaba daba unas bocanadas de aires tremendas sin dejar de pajearme con la polla llena de saliva, se la volvía a meter hasta la garganta apretándomela con los labios, le entraban unas arcadas que parecía que se iba a poner a vomitar en cualquier momento pero ella seguía, cuando se la sacaba la cantidad de saliva que quedaba en mi polla y que a ella le resbalaba por la barbilla era la ostia, se levantó y me cogió del brazo metiéndome para dentro.

YO: ¿Carmen y la compra?

CARMEN: Que le den por culo a la compra, tú vienes a lo que vienes, a satisfacer a tu cuñada como el puerco de tú hermano no sabe hacer.

Me metió en la habitación y me tiró encima de la cama de un empujón, en ese momento de pija no tenía una mierda, era una loba cachonda dispuesta a todo conmigo, me estiró de los pantalones quitándomelos con las zapatillas y los calcetines, mientras yo me quitaba la camisa quedando en pelotas, Carmen se metió las manos por dentro de la faldita y se quitó las bragas subiéndose encima de mí, me agarró la polla y se la metió en el coño dejándose caer de golpe, dimos un grito los dos de gusto, llevaba en la mano las bragas que se acababa de quitar y me las puso en la nariz para que las oliera.

CARMEN: Huele Rafa, huele, pero esta vez no te vas a hacer una paja en tú casa, esta vez te estás follando a la dueña, y te la vas a follar como tú quieras las veces que te dé la gana, se la voy a devolver al cabrón de tú hermano pero con creces.

Me chafaba la nariz de la fuerza que hacía presionándomela con las bragas, entre el olor y su movimiento de culo cabalgándome me estaba poniendo como una moto, me quitó las bragas de la nariz apoyándose con las dos manos en mi pecho, acelerando sus caderas y sus gemidos, levantó la cabeza mirando al techo abriendo la boca.

CARMEN: Así, así, así Rafa, así, asiiiiiiiií.

Se corrió pegando unos gritos que parecía que la estaban matando, se dejó caer a mi lado cansada.

YO: ¿Estás bien Carmen?

CARMEN: Estoy divinamente, y ahora te vas a correr tú.

Le sonreí y me arrodillé en la cama, la agarré por las caderas y la puse a cuatro patas como se veía en el video que follaba su marido, me miró gustándole la postura, se la metí de golpe haciéndole dar un grito, la follé con fuerza y velocidad esperando que ella se volviera a correr, cuando ella acabó me concentré en hacerlo yo, noté como me subía y…

YO: Gírate Carmen, gírate, en la cara en la cara.

Me agarré la polla haciéndome una paja moviendo rápido la mano a punto de correrme, ella se giró poniendo la boca delante, el primer lechazo le entró directo en la boca, el segundo en los labios y los demás se los distribuí por donde pude, el semen le resbalaba por la cara cayendo al suelo.

CARMEN (muy excitada): Hazme una foto con el móvil que se la enviaré a tu hermano.

Me aparté asustado.

YO: ¿Pero qué dices loca del coño?

CARMEN: Que se joda y vea como ponen a su mujer.

YO: No, no, antes de que se entere te tengo que follar muchas veces más, te quiero hacer recuperar todo el tiempo que has perdido esperando que él te tocara.

Se quedó pensativa.

CARMEN: Vale, pero tienes que buscar la manera de tener más tiempo para mí.

Le prometí que lo intentaría sin levantar sospechas y me fui.

En la siguiente visita a Carla ya me estaba esperando con una camiseta y en bragas, se acabó lo de colocar la compra en la cocina, le dejé la caja en la entrada y la besé suavemente, me puso las manos en la cintura y nos besamos repetidamente con tranquilidad, le fui acariciando los muslos pasándole las manos por encima de las bragas sin prisas, nos fuimos moviendo hasta llegar al sofá y estirarme encima de ella, Carla pedía más dulzura y yo se la daba, la acariciaba lentamente excitándola, me desabrochaba la camisa sin prisas, sin dejar de besarnos, yo le metía la mano por dentro de las bragas haciéndole una paja, ella desabrochaba mis pantalones para bajármelos un poco y poder agarrarme la polla, nos pajeamos un rato excitándonos, le bajé las bragas con una mano, subió una pierna para que pudieras quitárselas y con ellas colgando de la otra pierna me metí en medio, ella misma se apuntó la polla en el agujero y se la metí lentamente mirándonos a los ojos, follamos despacio pero profundamente, le subí la camiseta para poder lamerle las tetas mientras ella me colocaba un mano en el pelo acariciándomelo, la excitación iba en aumento y nos empezábamos a descontrolar, me agarró el culo con las dos manos apretándomelo y se empezó a correr abrazándose fuerte, nos quedamos quietos con sus brazos alrededor de mi espalda.

CARLA: Eres tan dulce.

YO: Tú te lo mereces Carla.

CARLA: Me gustaría que tú te corrieras de otra manera.

Nos miramos y entendí lo que me estaba insinuando.

La puse boca abajo y me mojé dos dedos de saliva pasándoselos por el ojete del culo lubricándoselo, Carla me miró pero no dijo nada, me salí del sofá y la coloqué a cuatro patas en el borde, dejó su cabeza en el respaldo de lado mirándome de reojo, me cogí la polla y le puse la punta encima del agujerito, la miré y ella movió la cabeza levemente para que se la metiera, apreté un poco y se le dilató metiéndole el capullo dentro, Carla respiró profundamente, con una mano se agarró una nalga separándola, pidiendo que se la metiera lo más profundamente que pudiera, lentamente la fui introduciendo hasta llegar al final, suspiró abriendo los ojos y se la saqué un poco volviéndola a meter, dio un gemido.

CARLA: Fóllame, fóllame el culo, como le hacen a él.

La fui sacando y metiendo hasta llegar a sacársela del todo y metérsela entera con suavidad, fui acelerando el ritmo y acabé dándole unos golpes en el culo tremendos en cada penetrada, ella gritaba, no sé si de dolor o placer, pero con su mano me hacía ir cada vez más rápido, me corrí dentro, se la saqué y le vi el culo dilatado y como le caía un chorro de leche.

Sintiéndome orgulloso de mi venganza pasaban los días, lo había estado preparando desde que los cabrones de mis hermanos se follaron a mi novia, no sabía cómo acercarme a ellas hasta que vi que les llevaban la compra a su casa, a partir de ahí con un poco de tacto y de suerte también, pude culminar lo que estuve planeando durante mucho tiempo. Les iba a devolver a mis hermanos los cuernos multiplicados por siete.