El negocio familiar (13)

Unas semanas más tarde hablando con Sonia...

Unas semanas más tarde hablando con Sonia mientras comíamos al medio día salió una conversación…

YO: No has pensado en iros algún fin de semana con Martina a algún sitio, para que la niña salga de la monotonía del parque y de tú casa.

SONIA: Ya me gustaría, pero vale dinero y prefiero gastarlo en otras cosas.

YO: Yo os puedo llevar a un sitio que no te costara nada y Martina se lo pasara bomba.

SONIA: ¿Pero qué estás diciendo merluzo, quieres hacer una salidita los tres juntos?, mira, con cuidar una niña tengo bastante, dos niños ya me parece demasiado.

YO: Sonia por favor, quieres dejar de decir tonterías, hazlo por Martina. Dos días en la playa le sentaran bien, no hace tiempo para bañarse pero puede jugar en la arena y correr por allí gastando energías.

Sonia me miraba a los ojos intentando adivinar dónde estaba la trampa.

YO: Te prometo que solo pensaba en la niña, ¿te he pedido algo a ti desde que me presentaste a tú hija?

SONIA: No.

YO: Pues eso, soy el tito Rafa ¿no?, pues el tito quiere que Martina sea feliz, tengo un pequeño apartamento en la playa y me gustaría que vinierais un fin de semana, eso es todo Sonia.

La convencí y un sábado por la mañana llegábamos, primero dimos un paseo y miramos como Martina corría por la playa persiguiendo gaviotas y jugaba con la arena, pasaba la mañana muy divertida hasta que les enseñé el apartamento.

MARTINA: Que pequeñito, parece una casa de muñecas.

La niña salió corriendo a la terraza mirando las vistas.

SONIA: En esa cama vamos a tener que dormir los tres, que guarro, a saber a quién habrás traído aquí, menudo picadero te has montado.

YO: Te quieres tranquilizar por favor, la cama la haré con ropa limpia para vosotras, me he traído un colchón de playa para dormir en el suelo, será como una acampada.

Me miraba desconfiada.

SONIA: Una acampada, una acampada, eres un niño sinvergüenza tío.

Después de almorzar salimos a dar una vuelta por una zona comercial, le regalé a Martina una pulserita de cuero con su nombre, le quería regalar otra a Sonia, al oído me dijo que me la metiera en el culo la cabrona muriéndose de risa, pasamos una tarde divertida, más divertido fue cuando después de cenar nos organizamos para dormir, primero se metieron ellas en el cuarto de baño para ponerse el pijama, mientras yo les hacía la cama, sabanas y un edredón por si hacía fresco por la noche, cuando salieron con el pijama puesto, entré yo al baño para ponerme el mío, me esperaban sentadas en la cama, yo saqué el colchón y lo inflé para dormir en él, del armario cogí un saco de dormir que hacía tiempo me había traído de casa, cuando estaba solo me era más fácil dormir en el saco y no ensuciar tanta ropa por un par de noches.

MARTINA: Que divertido mami, ¿puedo dormir yo ahí?

Señalaba con su dedito el colchón en el suelo.

SONIA: No cariño, nosotras dormimos en la camita, y el tito Rafa en el suelo.

Lo decía mirándome cachondeándose.

MARTINA: Yo quiero dormir ahí mami.

Giré la cara disimulando la risa por la expresión que tenía la de Sonia.

SONIA: No, estaremos más cómodas aquí nosotras.

MARTINA: Mami por favor, nunca he dormido en un colchón como ese.

A mí se me escapaba la risa y Sonia me quería matar. La niña como veía que su madre no le hacía mucho caso.

MARTINA: Tito, ¿me dejas dormir en el colchoncito a mí?

YO: Sí cariño, yo te dejo dormir donde tú quieras.

Sonia se puso de pie de golpe cabreada como una mona, cogió el colchón de aire dejándolo al lado de la cama, le dijo a su hija que se acostara en él, Martina encantada de hacerlo, la metió dentro del saco para que estuviera bien tapada y me señaló a mí con el dedo…

SONIA: Tú metete en la parte de dentro, yo me quedo fuera al lado de Martina.

YO: Sí, sí mamá.

La niña se reía.

MARTINA: Tito, no es tú mami, es la mía.

YO: Ya mi niña, pero es que a veces parece que también sea la mía.

SONIA: Quieres meterte dentro de una vez merluzo.

Me metí en la cama enganchándome a la pared dejándole mucho espacio a Sonia, cuando se fue a meter ella levanté la ropa con una sonrisilla burlona, se tapó y giró la cabeza hablándome flojito para que no la escuchara su hija.

SONIA: Como note un roce, te la corto y se la tiro a los cerdos, entendido.

YO: Vale, vale, mami.

SONIA: Vete a la mierda, merluzo.

Se giró de espalda, dejando caer un brazo acariciando a su hija.

SONIA (resignada): Esto me pasa por salir por ahí con dos niños.

Al despertarme al día siguiente estaba bastante cerca de Sonia, me separé enganchándome a la pared, Sonia se giró.

SONIA: Así me gusta, que seas un niño obediente.

Se levantó riéndose, la seguí para preparar café y el desayuno, Martina seguía durmiendo como un angelito.

Creo que sobre todo la niña se lo pasó muy bien, lo había hecho por ella, verla siempre jugando en el parque de delante de su casa a veces me daba un poco de pena, a partir de ahí le ofrecí el apartamento a Sonia para que fuera con su hija cuando le diera la gana, me mantuve al margen para no molestarlas, yo tampoco lo aprovechaba, o al menos para el motivo con el que lo alquilé, follar, menos aquel fin de semana con mis cuñadas cuando iba lo hacía solo, así que lo aprovecharan ellas me pareció lo mejor que podía hacer.

Y como el que no quiere la cosa llegamos a navidad, estaba de mala leche pensando que el día veinticinco nos íbamos a juntar en casa como cada año con mis hermanos y cuñadas, cuanto más tiempo hacía que les ponía los cuernos a mis hermanos más nervioso me ponía cuando estábamos juntos, pensando que en algún momento se enterarían y la íbamos a liar gorda de verdad.

Mi hermano Teo me dio un regalo de Papa Noel según él, era un chupete, y Carlos para no ser menos me regaló una caja de condones, porque los míos debían estar caducados de no usarlos, tan graciosos como siempre.

Como pasaba cada vez que comíamos juntos, mis cuñadas le daban al vino que daba gusto, supongo que para no pensar en lo que teníamos entre los tres, cuando llegamos a los postres con los turrones y esas mierdas que se comen en navidad, mis hermanos también contentillos del vino empezaron a meterse conmigo, las costumbres, mis cuñadas me defendían y la conversación se fue calentando entre ellos, hasta el punto que no me acuerdo bien que dijo uno de mis hermanos que Carmen le contestó…

CARMEN: Rafa tiene más cojones y folla mejor de lo que lo haréis vosotros en vuestra puta vida.

Se hizo un silencio en la mesa que se oía el aire pasar, mis padres se miraban entre ellos con una cara entre sorprendidos y escandalizados.

TEO: ¿Me estás diciendo cacho guarra que te has follado a mi hermano?

Carla con la copa de vino en la mano y las mejillas coloradas levantó la mano.

CARLA: A mí también me ha follado y le doy la razón a Carmen.

Madre de Dios la que se lio, todos gritándose unos a otros, tirándose en cara las infidelidades, mi hermano Carlos me cogió por la pechera levantándome de la silla.

CARLOS: Cómo te has atrevido, adoptado de los cojones.

En ese momento mi madre también se puso de pie dando un golpe en la mesa gritando a todo lo que le dieron los pulmones…

MI MADRE: ¡Carlos!, no vuelvas a decir eso en tú vida.

La reacción y los gritos de mi madre porque me había dicho “adoptado” hicieron que todos nos quedáramos quietos y en silencio, mi padre miraba para otro lado tocándose la cara, Teo se sentó bajando la cabeza, Carlos me dejó la pechera sentándose también serio, mis cuñadas y yo no nos enterábamos de nada, estaba claro que aquella reacción no era normal, si mi madre no hace nada no le hubiera dado importancia, habría pensado que era una gilipollez más de mi hermano.

YO: ¿Qué pasa mamá?

Seguía de pie apoyada con las dos manos en la mesa sabiendo que la había cagado, me miró…

MI MADRE: Vamos a hablar Rafa, hay algo que tienes que saber.

Otra comida que acababa como el rosario de la Aurora, se fueron todos y me quedé con mis padres. Mi madre me sentó en el sofá, en el mismo sitio que estaba cuando empezó esta historia junto a Lidia, le dijo a mi padre que nos dejara a solas, cogió la chaqueta y se fue a la calle.

MI MADRE: Siempre pensé que llegaría este día, no me creía que pudiéramos ocultártelo toda la vida.

YO: ¿Ocultarme qué mamá?, que me estás poniendo nervioso coño.

Me miró a los ojos.

MI MADRE: No eres hijo de tú padre.

Ostia lo que me faltaba por oír.

MI MADRE: Cuando tú padre empezó a enrollarse con esa secretaria que tiene, sí, lo sé desde el principio, me afectó mucho refugiándome en una persona muy especial, un hombre que me quiso mucho y yo lo dejé por casarme con tú padre, él me devolvió la confianza, y me dejó algo precioso para toda la vida que fuiste tú.

YO: Ostia, tú también le fuiste infiel a papá, joder, ¿en esta familia no hay nadie normal?

MI MADRE: Tú hijo, tú eres lo mejor de esta familia.

YO: ¿Pues si yo soy lo mejor que será lo peor, no te has enterado la que he liado con mis hermanos y sus mujeres?

MI MADRE: Ellos te la liaron primero, ¿no?

Moví la cabeza y me levanté, le di dos besos a mi madre, cogí un abrigo y me fui, tenía que pensar en todo aquello, que desastre de familia, no se salvaba ni uno, me subí al coche y conduje sin destino pensando, una hora más tarde llamé a Sonia, quería hablar con la única persona limpia de mierda que rodeaba mi vida, notó en la voz que algo pasaba y me dejó ir a su casa un día de navidad. Comieron con su madre y Sonia ya la había acompañado a su casa, Martina me enseñó las cosas que le había dejado Papa Noel, lo que más ilusión le hacía eran unas muñequitas para una casita que tenía en su habitación, me enseñó un rato como jugaba sacándome una sonrisilla, aquella niña valía un imperio, Sonia le dijo a su hija que se quedara un rato jugando y salimos al salón, preparó unos cafés y tomándolos sentados en el sofá le expliqué como había acabado la comida de navidad en mi casa, no le dije que me follaba a mis cuñadas, le dije que por un error en una discusión me había enterado que no era hijo de mi padre.

SONIA: Ostia tío, comer con tú familia tiene más peligro que una guerra.

Me hizo reír.

SONIA: No acabáis una celebración como Dios manda.

YO: Y yo, ¿qué hago Sonia, qué soy, ¿un error?

SONIA: Mira, tus padres lo seguirán siendo, lo han sido toda la vida, estoy segura que te seguirán apoyando y ayudando, no creo que tengas que darle tanta importancia. Yo a Martina ya le he tenido que dar alguna explicación de por qué todas sus amiguitas tienen papá y ella no, en esta vida no hay nada fácil Rafa.

Salió Martina de su habitación y se sentó en mi regazo jugando con una muñequita, que facilidad tenía para distraerme y hacerme olvidar los problemas, Sonia sacó más tarde unos turrones y polvorones.

MARTINA: Tito, ¿te quedaras a dormir?

Miré a Sonia.

SONIA: Cómo tú quieras, tengo un sofá muy cómodo.

Se puso a reír y Martina también por imitación supongo. Dormí en el sofá, al día siguiente después de desayunar Sonia llevó a su hija a la casa de su madre antes de ir a trabajar. Al poco de llegar al supermercado y cambiarme me vino a ver mi padre.

MI PADRE: ¿Cómo estás hijo?

YO: Bien papá.

MI PADRE: Ves a desayunar al bar de la esquina.

Nunca había ido, no entendía porque me lo decía.

YO: Ya he desayunado, ¿por qué quieres que vaya al bar si nunca he ido?

MI PADRE: Ves por favor, tienes una mesa reservada, y no tengas prisa en volver.

Me intrigó tanto que me fui para allí, me dijeron la mesa que era, estaba en un rincón alejado al lado de una ventana preparada para dos, el camarero fue trayendo cosas, pan, fiambre, tortilla, vino, iba dejando cosas y yo miraba por la ventana, vi pasar a Sonia en su coche y noté que alguien se sentaba, giré la cabeza y me encontré con Antonio sentado delante de mí, no tuve tiempo de decir nada…

ANTONIO: Tú madre es la mujer de quien llevo enamorado toda la vida, la que sigo esperando que quiera estar conmigo.

YO: ¿Entonces?, tú, tú eres…

Antonio me miraba a los ojos diciéndome que si con la cabeza.

YO: Tú eres mi padre biológico.

ANTONIO: Yo soy tú padre biológico o como tú quieras que sea, en aquellos tiempos por tú madre acepté que ellos te criaran como un hijo más, la única condición que les puse fue que pudiera verte, tú padre me contrató y tú madre te traía varias veces a la semana cuando salías del colegio.

Me acordé que cuando era pequeño había jugado mucho con él por los pasillos del almacén, lo había olvidado.

ANTONIO: Cuando ya fuiste adolescente como es lógico hacías lo que querías y te veía menos, siempre he intentado estar cerca de ti, no sabes lo que me ha costado no decirte nada en este tiempo, por suerte ya sabes toda la verdad.

Fuimos hablando y comiendo, Antonio se enamoró de mi madre, mi madre lo dejó para empezar una relación con mi padre y él nunca perdió la esperanza, ni la había perdido todavía de poder estar con ella algún día, me pareció tan triste, entendí porque le afectaba cuando tiempo atrás hablaba con él de mi relación con Carlota, me confesó que sufrió mucho por mí pensando que podía pasarme como a él. También entendí porque mis padres se empeñaban en que estudiara una carrera, de haberlo hecho no hubiera trabajado en el supermercado y me habrían alejado de él y de la posibilidad de que me enterara de la verdad, una verdad que se le escapó al capullo de mi hermano.

De vuelta entramos juntos en el almacén, me despedí de él con un abrazo y subí a ver a mi padre, ¿o mi segundo padre, o el primero y Antonio era el segundo?, yo que sé, que me apareciera un padre a aquellas alturas de mi vida tenía cojones, entré en su despacho y cerré la puerta para que nadie nos oyera.

YO: Papá, supongo que puedo seguir llamándote papá.

Sebas me miraba serio sentado en su mesa, con un ventanal detrás por donde se veía todo el supermercado.

MI PADRE: Tú sabes que siempre te he tratado igual que a tus hermanos, para mí eres mi hijo, nunca lo he dudado, sé que esta familia es un puto desastre Rafa, y aunque pueda parecer raro a tú madre siempre la he querido y respetado mucho.

YO: La has respetado pero has mantenido el rollo con tú secretaria toda la vida, como podéis ser así tú, Teo y Carlos, tener a vuestras mujeres engañadas, no lo entiendo.

MI PADRE: Creo que ellos se parecen demasiado a mí, bueno, Carlos con algún gusto sexual diferente, pero ninguno de nosotros sabe tenerla guardada.

YO: Entonces, sabes lo de Carlos.

MI PADRE: Claro que lo sé, hace mucho tiempo que tiene sus cosas con Pedro.

YO: Papá, desde que empecé a trabajar aquí mi vida no es la misma, se me han abierto los ojos en tantas cosas.

MI PADRE: Has madurado Rafa, has salido de tú burbuja y has visto la vida real.

YO: ¿De verdad esta es la vida real?, esto es el tipo de vida que me espera, traiciones, amar a una persona toda la vida sin poder estar con ella como Antonio, casarme con alguien para serle infiel, ¿esto es la vida real?, pues que mierda papá.

MI PADRE: La vida hay que aceptarla como viene hijo.

YO: O intentar cambiarla que es lo que yo quiero hacer. Me voy a ir, me alejaré de todo esto, buscaré trabajo en otro lugar, y si puedo, comenzar una vida nueva y limpia.

MI PADRE: Espera Rafa por favor, piénsatelo bien, tómate unos días libres, recapacita, cuando vuelvas te subiré de categoría, saldrás del almacén, puedes ser el responsable de la sala, (le llamábamos “sala” al supermercado en sí, donde la gente compra), y por supuesto te pagaré más por tu nuevo trabajo.

YO: ¿Me quieres hacer un favor papá?

MI PADRE: Sí claro, ¿Qué quieres?

YO: Que subas de categoría a Sonia, se lo merece más que nadie, hazlo y yo el lunes próximo te daré una respuesta sobre mi decisión.

MI PADRE: ¿Qué pasa con Sonia y contigo?

YO: Supongo que el ladrón piensa que todos son de su condición, con Sonia no pasa nada, somos amigos, ella es la mejor persona que hay aquí dentro, la única que no me ha fallado desde que la conocí.

Por supuesto no le dije nada de nuestros encuentros sexuales, era cosa nuestra y de nuestro recuerdo. Me despedí de él y me fui, pasé por el almacén para hablar con Sonia de los últimos acontecimientos.

SONIA: Hombre Rafa, toda la mañana escaqueado por ahí, ¿Dónde te has metido?

YO: Me dijiste que Martina preguntaba porque ella no tenía papá como sus amigas, pues dile que si quiere le regalo uno, a mí me sobran.

SONIA: ¿Pero qué dices merluzo?

YO: Que Antonio es mi padre.

Dejó lo que estaba haciendo mirándome fijamente.

SONIA: Vamos a buscar el bocata y hacemos el descanso, me lo tienes que explicar bien esto.

YO: Ya he desayunado dos veces hoy, pero te acompaño.

Le expliqué toda la historia de mis padres y Antonio.

YO: Y por si fuera poco, mis hermanos se han enterado que sus mujeres les ponían los cuernos conmigo.

Me volvió a mirar con los ojos abiertos sorprendida.

SONIA: ¿Qué tú te follabas a tus cuñadas?

Levanté y bajé la cabeza diciéndole que sí.

SONIA: Madre del amor hermoso Rafa, en tú familia estáis distraídos eh.

YO: Me voy hasta el domingo al apartamento, tengo que pensar en mi futuro. Si quieres venir el fin de semana con Martina estaré allí.

SONIA: Mejor que estés solo y te aclares, debes tener un lio mental importante.

Caminábamos de vuelta al almacén.

YO: Como quieras, por cierto, te van a subir de categoría.

Le entró la risa.

SONIA: Seguro, pásatelo bien merluzo.

Le di dos besos, me fui a casa para despedirme de mi madre y coger algo de ropa para pasar cinco días fuera.

Allí, mirando el mar cada día, paseando escuchando el romper de las olas decidí que necesitaba un cambio, me iría a otra ciudad a buscar trabajo, tenía experiencia en el almacén y todas las grandes ciudades están llenas de supermercados.

El viernes me llamó Sonia a media mañana, debía ser la hora que estaba en el descanso.

YO: Hola Sonia.

SONIA (contenta): Merluzo tenías razón, esta mañana me ha llamado tú padre al despacho y me ha dicho que el lunes empezaría como responsable de sala, la subida de sueldo me va a ir genial, tenias razón, me han subido de categoría.

YO: Ya te lo dije, ¿estás contenta?

SONIA: Sííí, ¿y a ti como te va?

YO: Hablaremos el lunes, pero te avanzo que me voy a ir, me alejaré de todo y voy a intentar empezar una nueva vida.

SONIA: Te echaremos de menos Rafa, pero tienes que mirar por ti, lo que decidas estará bien.

De ella y de Martina eran las únicas personas que me sabía mal alejarme, intentaría no perder el contacto con ellas.

Aquella noche cené pronto, me preparé un buen whisky y salí a la terraza, abrigado porque por las noches refrescaba bastante, me estaba sentando de maravilla aquel whiskyto mirando la luna reflejada en el mar, cuando llamaron a la puerta, ¿quién coño debía ser?