El nacimiento de la princesa que llevo en el alma

Toda señorita tiene sus inicios, éste es el mío!

He escrito varios relatos de las maravillosas experiencias que he tenido como mujer pero creo que les debo la explicación de cómo nació, o comencé a explotar, esa señorita que llevo en cuerpo, alma, mente y corazón.

Dándoles un poco de contexto, por si no han visto mis fotografías o leído mis relatos, siempre he sido de estatura alta (no gigante), delgada, lampiña y amante de la mayoría de los deportes por lo que siempre he estado obsesionada con la práctica de los mismos y las competencias.

Mi núcleo familiar es como el promedio (4 integrante) comparada con esas familias de antaño donde tener más de 5 hijos era visto como "normal". Soy 3 años mayor que mi hermana y tenemos personalidades completamente diferentes, desde niña he sido más sensible, más llorona, más detallista y más cuidadosa de mi aspecto porque la genética favoreció a mi hermana haciéndola alta, delgada y de buen cuerpo sin hacer ejercicio, jajaja!

La familia de mis padres era de esas de antaño que les platicaba con más de 8 hermanos por lo que estaba plagado de tantos(as) tías, tíos, primas, primos, sobrinos, etc., que se puedan imaginar. Siempre fui más apegada a mi madre y su familia donde la mayoría son mujeres. La casa donde viví mi infancia, adolescencia, y parte de mi juventud era tan grande que en realidad eran dos casas donde en una estabamos mis padres, hermana y yo, mientras que en la otra vivían las 3 hermanas menores de mi madre. Ambas casas estaban separadas por un gran jardín por lo que siempre hubo convivencia con mis tías.

Crecí en un ambiente más femenino que masculino, mis padres trabajaban y sólo les veíamos por la noche y muy poco tiempo por lo que mi convivencia con mis tías y hermanas era muchísimo mayor. Para mí era normal ver a mi madre arreglarse para el trabajo (peinarse, maquillarse, elegir ropa, etc.), a mis tías arreglarse para la Universidad y arreglarse para cuando iba de fiesta o a salir con un novio, ver ropa de mujer colgada por todos lados y era el consentido de mi madre y tías lo cual hacía que siempre me apapacharan.

No recordaba mucho de mi infancia y la relación con lo femenino hasta que a mis 16 años sucedió un evento que desató todo (ya lo leerán más adelante), esto es lo poco que recuerdo:

  • A los

5 años

estaba en casa de una prima de 10 años y yo quería jugar a las Barbies con ella pero no me dejaba por lo que me puse un vestido rosa con dibujos blancos de ella, porque para mí era normal ver eso a diario, y las dos estuvimos jugando cerca de 1h mientras mi tía hacía la comida. Cuando mi tía entró en la habitación me cambió inmediatamente, sin regañarme, y nos dijo que fuéramos a comer. * A los

8 años

mis tías me pidieron recoger la ropa que estaba limpia para guardarla antes de que ellas volvieran y, mientras lo hacía, vi una tanga de encaje blanco (que a esa edad ni idea tenía de que fuera una tanga porque para mí eran calzones). Entre a su casa a dejar la ropa y tenían sus vestidos ahí en la cama por lo que me puse la tanga, me puse el vestido, me puse unos tacones y comencé a doblar la ropa mientras estaba cantando. No sabía si estaba bien o mal pero a mí me gustaba, mi abuela estaba en casa esa ocasión y me regañó horrible porque me indicó que eso es para las niñas y yo era niño, así que me mandó a cambiarme toda enojada jejejeje. * Teníamos una tía que vive a las afueras de la Ciudad y tenía una casa enorme, dentro de la casa tenía un vapor que nos encantaba a todos porque parecía de película. Era regla que, al ser el menor de todos mis primos y primas, siempre me dejaran utilizarlo al último porque era una forma de molestarme. La primera vez estaba triste y llorando porque lo sentía como una maldad, tenía 9 años y yo solo quería jugar. Por fin fue mi turno de ducharme y en el vestidor estaba la ropa interior y trajes de baño (bañadores) de las mujeres en mi familia (madre, hermana, tías, primas, etc.) junto con algunas muñecas. Feliz de la vida me comencé a probar todos y cada uno de ellos mientras jugaba en el jacuzzi y hasta me sentía La Sirenita, jajajajajaja. Esto sucedió varias veces en mi infancia.

A los 11 años entré a la Secundaria, toda mi vida asistí a Colegios de puros hombres y, gracias a mis habilidades deportivas y escolares nunca me fue difícil socializar ni ser molestado porque era bueno en cosas que "importaban" en ese entonces. Era el más pequeño en edad porque todos tenían 12 o 13 años. En una ocasión recuerdo perfecto estar cerca de dos compañeros que estaban platicando de la masturbación, yo no sabía qué era y estaba escuchando lo que decían:

  • El fin de semana estuvimos en Valle de Bravo (fuera de la Ciudad de México) y fue mi prima la que está bien buena con su novio. -dijo uno, era adinerado-
  • Oye y por fin robaste lo que me habías contado? -preguntó el otro todo emocionado mientras yo pensaba en cosas malas por haber escuchado la palabra robar-
  • Si! Mira, aquí lo traigo. -mientras sacaba de la mochila un calzón negro con encaje lila que alancé a mirar de reojo-
  • Y ya lo hiciste? -el otro todo emocionado preguntaba-
  • Ya! Se siente bien rico masturbarse con el calzón de mi prima. Llévatelo, intentas y me cuentas.
  • Guácala! Mejor busco los de mi prima -dijo el otro riéndose y cambiaron de tema-

Desde que usé la ropa de mis tías/primas en el vapor no recordaba nada de mi lado femenino porque me dediqué al deporte y el estudio. Habían pasado ya un par de semanas desde aquella historia en el Colegio y el fin de semana una prima 2 años mayor que yo (13 años) se quedaría con mi hermana y conmigo porque tendríamos noche de películas mientras sus padres salían de vacaciones. Mi prima estaba en pleno desarrollo por lo que ya tenía tetas, usaba brassier, se pintaba los labios, uñas, etc. y se veía bien con su piel blanca como la leche, cabello negro al hombro, nalgona, de baja estatura y labios carnosos.

La noche del viernes pasó como lo habíamos planeado: viendo películas de miedo! Aunque noté algo extraño porque mientras los 3 estábamos en pijama mi prima se acercó a mí demasiado, ya que era película de miedo, y sentí una erección (es la primera que recuerdo). Al otro día después de desayunar salimos al jardín a jugar los 3, al cabo de un rato mi hermana se cansó/aburrió y entró a la casa quedándome con mi prima jugando atrapadas. Mientras me perseguía recuerdo que estaba corriendo de espaldas a ella y, pensando que ya la había dejado muy atrás, volteo para ver donde estaba y justo la tenía detrás de mi:

  • Atrapado! -dijo mientras me puso la mano en el pene-

Me sonrojé muchísimo porque sentí esa erección de nuevo y le dije:

  • Ah si? Pues también te atrapé Clau (así se llamará para mi Historia) -dije mientras le agarraba una teta-
  • No me digas que nunca habías agarrado una? Ah pues no verdad? En escuela de puros niños hasta maricón has de ser. -dijo mientras me apretaba más-
  • Quisieras! -dije mientras le agarraba la otra teta-
  • Mira! Te voy a soltar pero quiero que me dejes ver el tamaño de tu pene y yo te dejo ver mis tetas para que puedas presumirles a tus amigos. Qué dices?
  • Está bien pero no aquí!
  • Vamos a la casa de tus tías que no están y ahí rápido me cambio la blusa y tú te bajas el pantalón, quieres o eres niña?
  • Vamos pues!

Entramos a casa de mis tías y efectivamente, me hizo bajarme el pantalón y los calzones y me dijo:

  • Aún no tienes vello, cuando tengas te lo tienes que quitar para que se te vea bien. Al menos eso dice mi prima que es 8 años más grande que yo. -dijo mientras se quitaba la playera y se quedaba en brassiere-
  • Ah no! Tú dijiste que las iba a ver así como yo te dejé ver el mío, enséñame! -dije molesto porque me sentí timado-
  • Tranquilo! -dijo mientras se quitaba el brassiere blanco y sus tetas quedaban al aire, aún las recuerdo bien porque eran picudas y de pezón rosa, además que me excité nuevamente y ello lo estaba gozando-
  • Tócala! -dijo mientras me agarró la mano y la puso en una de ellas, obvio me excité y ella estaba a punto de agarrarlo cuando escuchamos ruido y nos vestimos de inmediato-

El resto del fin de semana no volvimos a tocar el tema, como que ella había visto lo que quería y yo, de algún modo, también. El domingo estaba por ducharme y me di cuenta que mi prima dejó una panty blanca de licra con encaje blanco y un moño rosa al frente. Recordé la historia de los colegas en el Colegio y, sin pensarlo, me coloqué su panty y me excité mucho, tanto que acaricié mi pene un poco y terminé escurriendo mucho semen. Era mi primer "masturbación" y no sabía si había sido buena o mala pero había sentido un placer que jamás había experimentado.

El Lunes en el Colegio estaban estos dos hablando nuevamente de la masturbación y yo estaba escuchando tratando de que no me vieran y hubo algo que me llamó la atención y me quedé pálido:

  • Oye, ya conseguiste los calzones de tu prima o ya vas a querer el de la mía?
  • Ya! El fin de semana nos fuimos a su casa y me lo traje, ayer en el baño lo tomé y me masturbé como me contaste.

Mi menté quedó en shock porque pensé "Y por qué no se lo puso?". Entendí que únicamente se trataba de frotarse con el calzón de la prima, más no ponérselo como si fueras la prima. Me puse todo nervioso y no entendía qué pasaba por mi cabeza porque pensé que era gay, ya estaba más familiarizado con eso pero no sabía si lo era o no, además que

mi mente habá bloqueado todo lo que les platiqué de mi infancia.

Durante la Secundaria comencé a conocer más de la masturbación y lo hacía más seguido utilizando la ropa interior de mis tías y un body negro con encaje de mi madre que me hacía sentir linda. Tontamente utilizaba a diario una crema reafirmante de senos que tenía mi madre pensando que "mágicamente" me crecerían las tetas así como las modelos de las pocas revistas de Playboy. Fantaseaba con verme con ellas, cuando me colocaba la ropa pasaba tocándome pensando en ser una de ellas. Insisto nuevamente,

mi mente había bloqueado todo lo que les platiqué de mi infancia (esto incluído)

y no había mucha Educación Sexual ni Internet para entender más al respecto.

En tercero de Secundaria ya tenía 14 años y entró un chico nuevo al Colegio: alto, blanco, cabello negro, bueno para el futbol y guapo. Nos hicimos amigos y a mí me gustaba estar con él y me ponía celoso cuando no me buscaba pero no entendía el por qué, a la larga entendí que es porque me gustaba pero nunca pasó nada.

A los 16 años, y estando en 5to. año de Preparatoria, conocí a una chica de otro Colegio (porque el mío era de puros hombres) y al cabo de un tiempo nos hicimos novios. Ella era vírgen, como yo, y era muy guapa: rubia, piel blanca, bajita, caderona, poco busto, delgada y de ojos verdes. Tendía a ser muy recatada porque iba en un Colegio de Monjas y su educación en casa era muy reservada. Al estar en la adolescencia y con la hormona a tope era cuestión de tiempo para que tuviéramos relaciones pero ella, como todos, quería que fuera especial. Cuando por fin sucedió pasábamos mucho tiempo "haciendo tarea" y noté que era muy sensual, poco a poco fue soltándose más y digamos que ambos estábamos felices con el sexo.

Un fin de semana mis padres no estarían en casa y habíamos planeado que ella se quedara conmigo argumentando que estaría haciendo un trabajo en casa de una amiga, la amiga en común nos ayudaría y teníamos todo listo, ella se había comprado ropa nueva que estrenaría conmigo porque iríamos a un bar (tardeada) al Sur de la Ciudad de México.

Cuando crees que todo va bien y nada puede salir mal, prepárate porque saldrá peor de lo que imaginas! El plan era que los padres de mi novia la dejaran en casa de nuestra amiga para hacer esto más creíble, posteriormente yo iría a recogerla y vendríamos a mi casa llevándola de vuelta el domingo por la mañana. Pasé por ella el Sábado temprano y y en casa todo iba bien hasta que mi amiga nos llamó llorando diciendo que sus padres la habían encontrado en la cama con su novio, habían llamado a los papás de mi novia y la irían a recoger en 1h. Detuvimos todo y un taxi la llevó a casa de mi amiga, para fortuna nuestra los papás de mi amiga estaban tan enojados con ella que no le dijeron a los padres de mi novia que ella no estuvo todo el día en esa casa.

Eran ya las 5 de la tarde y me disponía a tomar una ducha cuando me di cuenta que mi novia había dejado una bolsa donde estaban sus cosas para irnos de fiesta. Me ganó la curiosidad y abrí la bolsa encontrando: una tanga de encaje blanco con un moño sexy color rosa, un brassiere blanco strapless de push up de doble relleno (lo sé porque eso decía la etiqueta), una mini falda gris de Zara y una blusa con escote color azul cielo. Me excitó ver a mi novia con ese atuendo y sólo pensé: "ya la veré después con ello".

Desde mis tiempos de Secundaria he utilizado el cabello largo, es rizado y me gusta, a veces lo corto un poco más pero siempre "largo". Entré a la ducha y saliendo estaba ahí en la cama la ropa de mi novia, yo la había dejado para guardarla después, y sin pensarlo tomé primero la tanga y me la coloqué. Acto seguido me puse el brassiere seguido de la mini falda y la blusa. Había unos tacones de mi hermana que me coloqué y me paré frente al espejo, al no ver bien sin lentes (no los llevaba puestos) lo que mi cerebró proceso fue una chica alta, blanca, delgada, de piernas sexy y de silueta femenina.

Esa chica era yo!

Estaba demasiado excitada al verme tan señorita,mostrando mis piernas blancas y ejercitadas con una mini falda tan corta, me sentí tan sexy y tan linda sin una gota de maquillaje con el cabello largo que terminé masturbándome sintiéndome la más hermosa del lugar. Han visto esas películas donde el personaje que está a punto de morir vi su vida en 1 minuto? Bueno, pues así me pasó y todo eso que mi mente había bloqueado se destapó tan rápido que

me hicieron sentir miedo y curiosidad a la vez. Comencé a cuestionarme si en realidad era gay porque me gustaba vestir de niña y estaba confundidísima porque tenía novia, no sabía qué pensar.

A raíz de éste suceso y ya con el Internet al alcance de mi mano, comencé a leer y entender más sobre éste tipo de comportamientos. Conocí el térmio Transexual y comencé a mirar fotos de transexuales excitándome con la idea de verme como ellas,  comencé a leer relatos y entrar en chats donde la temática era el transexualismo.

Con temor a equivocarme pienso que la elección de nuestro nombre de mujer tiene mucho que ver con la proyección de esas mujeres a las cuáles aspiramos a ser o vernos, al menos así lo considero en mi caso. Elegir mi primer nombre para entrar en estos chats fue relativamente “sencillo” porque me hacía llamar Diana, así como una amiga que me "gustaba" mucho (más bien quería ser como ella).

Al inicio entraba en los chats por mera curiosidad de saber qué era ser Transexual, no conocía lo que era ser Travesti, el clóset, Transgénero, etc. La adrenalina por escribir utilizando mi

alter ego

femenino me excitaba la mayor de las veces pero luego me hacía sentir culpable porque tenía novia, me "gustaban las mujeres" y esto no era normal. Fui leyendo relatos eróticos y aprendiendo cosas que no sabía. Cuando me masturbaba la mayoría de las veces era pensando en que yo era una mujer hasta que un día me imaginé con aquél amigo de tercero de secundaria, me excité muchísimo y al estallar en éxtasis me sentí culpable porque nuevamente me pregunté: "seré gay?".

Leía mucho que existían encuentros donde las personas se reunían para vestirse de chicas, tomarse fotos, platicar, y compartir sin miedo ese gusto por lo femenino.

En una ocasión una chica que estaba también en el clóset (Rebeca) me propuso vernos para vestirnos, me lo pensé demasiado porque era llevar ésta "faceta" a un siguiente nivel que yo no conocía y no sabía si estaba lista o no.

Recuerdan la prima que les platiqué?

Bueno pues nos volvimos íntimos, cercanos y unidos sólo que ella no sabía mi secreto. Me confesó que se sentía atraída por mi y cuando nos veíamos me daba consejos para mi novia y siempre buscaba la forma de mostrarme la ropa interior que ella levaba puesta. Un día me quedé en su casa y no había otra cama/lugar para dormir que la de ella así que mis tíos nos dijeron que durmiéramos juntos. Ella tenía más desarrolladas las tetas y se cuidaba mucho por lo que además de ser guapa estaba buena. Su pijama era una blusa de tirantes que dejaba ver sus pezones y un pantalón delgado que dejaba ver la tanga que llevaba puesta, obvio mis tíos le dijeron que se colocara una playera y lo hizo pero, al acostarnos y al estar en una habitación en un tercer piso me dijo:

  • Me gusta dormir desnuda porque me siento más cómoda, obvio ya viste que no me van a dejar porque ni me dejaron dormir sin brassiere pero -decía mientras se quitaba la playera- aquí no nos ven y dormiré al menos con la blusa.

Al despertar tuve la erección mañanera y ella lo notó, ambos estábamos acstados (ella boca abajo y yo boca arriba) y ya con más confianza que habíamos construido durante años me dijo:

  • Soñaste con alguien o así despiertas diario?
  • Así es diario! Acomodarlo para salir es incómodo y luego con tu pijama pues es más difícil -dije viéndola a los ojos-
  • Mira, ésta me la compré la semana pasada, verdad que está coqueta? Deberías regalarle así a tu novia. -dijo mientras se bajaba el pantalón para dejarme ver su tanga negra con un moño que estaba metida entre sus nalgotas blancas-
  • Pues fíjate que así las usa! -dije mientras pensaba que yo quisiera estar así como ella-

Nos levantamos, desayunamos e iríamos al cine con su familia por lo que tenía que ducharme. Me tocó después de ella y ahí estaba su tanga con manchas blancas en la zona de la vagina, esa fue la primer prenda que tomé de ella en su casa y la quería para ir haciendo mi colección de ropa porque no tenía dinero para comprar mis cosas y en los relatos había visto que así arrancó la mayoría.

Después de muchas pláticas, pensadas y vueltas en la cabeza me animé a aceptar la invitación de Rebeca porque: vivía en una “zona bien” cercana a mi casa, no se me había insinuado (ni lo quería en ese momento), sentía buena vibra y ofreció maquillarme porque ella sí sabía (falso). A mis 17 años estaba en el último año de Preparatoria y, con miedo y nervio, saliendo del Colegio me dirigí a su casa.

La noche anterior había echado en mi maleta de deportes la ropa sexy de mi novia, quien no se acordaba que yo la tenía, la tanga negra de mi prima junto con otras 2 que tomé "prestadas", poco de maquillaje de mi hermana, unas medias color gris y unos tacones de una tía. Todo el día estaba nerviosa porque tenía miedo de que alguien abriera mi maleta en el Colegio y viera mis cosas. A mis padres les había dicho que tenía entrenamiento y partido por lo que llegaría noche y a mi novia le dije que tenía un trabajo escolar que era urgente.

Con todo el nervio del mundo fui a casa de Rebeca, estaba paranoica porque Diana (mi amiga) vivía cerca y también compañeros del Colegio.

Al llegar a su casa estaba todo muy oscuro, me abrió y vi una sombra gigante de ancho y alto, me espanté un poco. Encendió la luz, me saludó amigablemente y me invitó a pasar con una voz dulce lo cual me tranquilizó. Inicié ritual de vestirme en su baño, ella ya estaba vestida, y al salir empezó a maquillarme y comenzamos a hablar de la vida, de cosas que nos gustaban, etc.

Ella fumaba mucho (yo no fumo) y estaba tomando cerveza (no se me antojaba en ese momento), nos tomamos fotos y todo iba bien hasta que me dijo:

  • Eres una niña fresa (pija)! Me gustas mucho, me penetrarías?

Me quedé pálida porque eso no era lo que había leído en los relatos y ella era muy masculina, demasiado, no como las trans que había visto en Internet tdas femeninas. Me dio miedo y con la voz tímida le dije:

  • Perdona! Es mejor que me valla porque no esperaba esto y no me gusta.

Ella entendió y sin más me cambié, nos despedimos y salí a casa. Fue una experiencia diferente pero aún no era lo máximo para mí por lo que seguía con mi novia y de vez en cuando le tomaba “prestada” alguna tanga, así como a mis primas, amigas o mujer que se atravesara. Me excitaba en ese momento la idea de oler cómo ellas y usar ropa de ellas para verme como ellas.

Ese mismo año pero ya en la Univerisdad, con “más experiencia” en eso de los encuentros y sabiendo más la diferencia entre una Transexual y una Travesti, acordé con una chica vernos para tomarnos fotos y platicar, total que ya lo había hecho y si pasaba lo que pasó con Rebeca me salía y listo. Yo cursaba el primer semestre de una Universidad de paga y las cosas con la novia ya no estaban bien por lo que inventar algún pretexto era más simple. Acordamos vernos en el Hotel Bajío en la calle de Tonalá y estar ahí un par de horas, era estudiante así que la mayoría de mis cosas eran "prestadas" y no tenía dinero así que ella se encargaría de pagar el Hotel.

En ésta ocasión llevé una tanga de hilo morada que en el frente decía “I’m a witch” (prima), brassiere con relleno de color negro (prima), mini falda negra (novia), blusa rosa de tirantes (amiga), medias negras y había comprado un maquillaje en un mercado, no tenía ni idea de qué pedir ni cómo, además de que sientes que todo mundo te mira.

Recuerdo que había un partido de la Selección Mexicana y mi pretexto en casa era ir a ver el partido para después quedarme en casa del amigo y no volver sino hasta el siguiente día. Llegué al Hotel Bajío, era la primera vez que me paraba en un Hotel así que no sabía de qué iba, obvio estaba nerviosa pero pues ya estaba ahí. Recuerdo que llegué a la habitación que me dijo ésta chica: cruzando la puerta principal a la izquierda al fondo del pasillo.

Al entrar vi un hombre blanco de cabello corto, estatura media (más bajo que yo), no muy guapo, poco atlético, bóxers blancos que mas bien parecían shorts, camiseta blanca y calcetines. Me dijo que tenía calor y nos saludamos de lejitos, me invitó a pasar al baño a cambiarme mientras él lo hacía en la habitación lo cual me pareció sensato siendo que él ya estaba “a medio proceso”.

Toda emocionada me coloqué mi tanguita morada acomodándome lo mejor posible mi “vagina”, me coloqué el brassiere y el relleno ayudaba a que me viera un poquito voluptuosa, llegó el turno de las medias que amo usar porque nos hacen ver más femeninas, mini falda y blusa. Como tenía el cabello largo y rizado se acomoda como de niña así que no era necesario hacer mucho, a mi modo me maquillé como pude y seguro me veía horrible porque no tenía ni idea.

Al salir a la habitación me encontré con aquel tipo vestido de la misma manera que cuando había llegado solo que ahora fumando un cigarrillo, me dio miedo porque me miraba con mucho morbo, de ese que te sientes violada, mientras me decía:

  • Ay mamita! Qué piernotas tienes hermosa Diana.
  • Mil gracias! Oye, y tú ya te vas a cambiar? Me meto al baño de nuevo para que te cambies? -dije tonta e inocentemente-
  • No seas pendeja mamita! No me voy a cambiar, cómo voy a desaprovechar una nenita como tú. (Me dio mucho miedo, me quedé helada)

Se me acercó y me decía:

  • Anda, bésame mamita! -mientras trataba de abrazarme-
  • No! Odio el olor a cigarro y la verdad a mí no me gusta esto, lo mejor es que me vaya. -dije con voz nerviosa-
  • Mira chiquita! Va a ser por las buenas o por las malas princesa así que no te pongas mamona!

Oh my God!

Me quería morir porque no podía salir corriendo en mini falda a pedir ayuda porque de algún modo yo me lo había buscado, mis cosas de niño estaban en el baño y él estaba en la puerta, me quedé pasmada!

Me tomó de la cintura e intentó besarme un par de veces, entendió que yo no lo besaría y me volteó contra la pared arrimándome su verga a las nalgas diciéndome con el tono más morboso que había escuchado:

  • Mira lo que provocas con esas piernotas mamita! Tengo la verga bien parada y tú me vas a ayudar con ese culito.

Creo que en ese entonces me volví un mueble porque no quería que me pegara o que gente que me conociera se enterara de que andaba en éste ambiente. C

omenzó a tocarme la cintura, las nalgas y de pronto me levantó la falda para acariciarme las nalgas por encima de las medias. La verdad no vi su verga porque yo estaba contra la pared y no quería mirar.

Se acercó a la mesa de noche por un condón, se lo puso y se volvió a acercar a mí, me rompió las medias, se colocó saliva y haciendo mi tanga de hilo morada a un lado  intentaba penetrarme mientras me decía:

  • Uy chiquita! Qué rico culito tienes, blanquito y bien apretadito. -al tiempo que me acariciaba las nalgas pero no podía metérmela-

Intentó penetrarme la primera vez pero cuando comenzaba a entrar la puntita de su verga sentía un dolor horrible (había leído nada más que dolía mucho pero no sabía qué tanto y en las fotos de las Transexuales no se veía que les doliera), tan fuerte fue el dolor que grité fuertísimo y él se quitó y comenzó a decir:

  • Ay chiquita! Qué rico aprietaaaaaas! -decía mientras eyaculaba-

Se comenzó a vestir, yo no sabía si moverme, quitarme, salirme o qué, y cuando terminó me dijo:

  • Mamita, tienes potencial, no lo dejes! Mira, te dejo 50 pesos para que tomes un taxi a casa. -abrió la puerta y se fue-

En ese momento fui a revisarme, no tenía nada más que poco dolor, no entendía cómo en los relatos que había leído decían que era riquísimo si a mí ni la puntita me metieron y estaba que no podía caminar. Me senté en la cama entre enojada, nerviosa, triste, llorosa, y pensé:

  • Me siento tan puta y de las pendejas! Esto jamas en la vida me vuelve a pasar, no vuelvo a tener encuentros, no me gustan los hombres y no quiero ser niña. (Mentira! Era lo que más quería pero no lo sabía en ese entonces).

Ahí

murió Diana en mí!

Me alejé de los chats de Transexuales y Travestis por un tiempo, terminé con mi novia porque había conocido a otra chica y continué con mi vida ñoña de estudiante de Universidad hasta que, 2 meses después volvío a aflorar la curiosidad y

nació Mariana Fernanda

en mí, y gracias a ello conocí al hombre que me enamoró y me dio un empujoncito (o muchos) hacia lo que definiría mi sexualidad femenina y el gusto por los hombres.

Gracias por leerme, sé que es largo y ojalá les guste! Besitos a todos!