El Nacimiento de Kika

Nunca me imaginé que mi propio esposo puediera ser una mujer tan hermosa, encontré a una nueva amiga.

El Nacimiento de Kika

¡Si!… ¡Si mi amor, así!… ¡¡¡¡AAAHHH, DIOOOOSSSS MÍOOOOOOO!!!! – gemí cuando mi tercer orgasmo de la noche tocaba a mis puertas.

Gozá amor, gozá… – me decía Kike mientras me penetraba a gran velocidad.

A pesar de nuestra ya, más o menos, extensa experiencia en los intercambios, nunca voy a dejar de gozar hacer el amor con mi marido. El siempre sabe bien donde tocar, como y cuando, pata hacerme estallar en deliciosas oleadas de placer. Soy bastante multiorgásmica, algo que siempre me ha dado orgullo, pues tanto mi esposo Kike como cualquier otro amante se sienten incitados a más cuando me sienten revolcarme debajo de ellos.

Por fin termino, Kike se sale de mi, como ojos de perrito consentido, ya sé lo que quiere, pero va a tener que esperar a que me recupere. Pasados unos 10 minutos decido levantarme de tanto que mi esposo me codea y me empuja. Camino hacia el armario, adentro, un cofre cerrado con candado guarda nuestros "juguetes". Saco una tanga con un largo y grueso consolador negro pegado en la punta, Kike me mira haciéndose agua la boca.

Estos juegos son ya bastante comunes para nosotros, a mi esposo le encanta ser penetrado. Más que eso, le obsesiona ser partido por la mitad con violencia y furia… y yo siempre trato de darle gusto.

Unté el pene falso con vaselina y coloqué su punta sobre el flexible ano de mi esposo. Despacio, lo puyaba solo para hacerlo desear, el empujaba las caderas hacia atrás, pero yo me quitaba, me reía mucho de su cara. Por fin lo ensarté, luego de ponerle en el pene una bolsa recolectora. Esta es una bolsa plástica que se amarra alrededor de la cintura con una cuerda y que recibe los chorros de semen de quien la tenga puesta, la usamos por afición de Kike.

Lo penetré y le comencé a dar duro y rápido, como a el le gusta. Lo sujetaba de las caderas para poder tomar impulso y embestirlo furiosamente, mientras el se sostenía de la cabecera de su cama y gruñí como un animal salvaje. Lo agarraba a veces del cuello, jaloneándoselo, para levantarle la cabeza y poder así besarlo. Más o menos 10 minutos después, mi esposo estaba eyaculando dentro de la bolsa recolectora entre gemidos y gritos que trataba de apagar, pues nuestros niños estaban durmiendo.

Luego nos acostamos uno junto al otro, platicando, el sobre la almohada grande y yo recostada sobre su pecho, acariciándoselo. Mientras platicábamos, el tomaba de su propio semen con los dedos y se los llevaba a la boca, convidándome a mi también. Miren, la verdad no creo que el semen tenga un buen sabor, la adicción que algunas personas muestran de el es más bien psicológica. No obstante, admito que poco a poco le fui tomando algo de gusto, especialmente al de mi Kike, aunque seguramente es por ser de el.

Nuestra vida transcurre entre nuestros hijos y la finca, una vida apacible y estable, muy hermosa que a mi me encanta vivir. El sale muy de mañana a la finca, yo me quedo en la casa con los bebés y haciendo los quehaceres domésticos, para que el regrese como a eso de las 5 y nos sentemos a platicar de todo… una vida que me encanta, como les dije.

Cierto día recibí una llamada, de nuestro amigo Baldo, creo que la mayoría ya lo conoce, si no, los invito a que lean mis relatos anteriores.

Hola Laura, ¿cómo estás?

¡Bien Baldo, qué gusto!

Igualmente es un gustazo para mi hablarte… los quería invitar a comer a mi casa, les quiero presentar a alguien.

¿A alguien? – dije intrigada.

Si… a mi novio

¡Tenés novio! ¡Qué alegre Baldo!

Gracias, gracias

Baldo es uno de nuestros mejores amigos, un hombre muy amable y confiable, discreto y generoso. Como dije, si ya lo conocen, sabrán sobre las calientes sesiones de sexo que hemos tenido, pues es más que un buen amigo gay, es nuestro mejor "amigo con derecho".

Al regresar mi esposo, se lo conté. Me hizo tanta gracia que no pudiera disimular sus celos, baldo lo había hecho vibrar como muy pocos hombres, era inevitable que Kike se pusiera así. Le dije que nos esperaba ese sábado y que de una vez nos invitaba a quedarnos en su casa. el problema era donde dejar a los niños, pero eso fue fácilmente solucionado, se los dejaríamos a mi hermana.

Llegamos a la casa de nuestro amigo como a eso de las 6 de la tarde. Nos recibió muy cordial y alegre y nos hizo pasar adelante.

¡¿Cómo están?!

Bien mano bien

¡Qué bueno que vinieron!… les quiero presentar a mi novio, Nico

Mucho gusto… – nos dijo un joven delgado, delicado y bastante amanerado.

De reojos vi que el saludo de regreso de Kike venía medio entre dientes, no pude evitar esbozar unas sonrisa y matarme de la risa en mi interior. Nos sentamos a platicar, vi a Nico tratar de entablar una amistosa charla con mi esposo, que no andaba del todo receptivo. Baldo se levantó para ir por unas cosas a la cocina, y yo me fui detrás de el para platicar, habían cosas que me moría de la curiosidad por saber.

Está chulito Nico Baldo.

Si, ¿verdad que si?

¿Y qué dice Omar?

Nada, el no dice nada… – yo sabía bien que el y Omar siempre fueron más que amigos con derecho, pero Baldo nunca pudo formalizar nada con el, que es un infiel empedernido.

Se enojó

Si… bastante, no puede ver a Nico ni en pintura… pero es su culpa, no lo iba a estar esperando para siempre, esperando a que se estabilizara y dejara de estar metido en todas las aventuras de este mundo. Nico es distinto, el quiere lo mismo que yo y también está dispuesto a luchar, es muy diferente a Omar.

Bien por ti

Mis días de puto chimón terminaron… tan solo con ustedes estoy dispuesto a continuar con una relación de amigos con derecho, ¿si están de acuerdo? – me sentí muy halagada.

Si, si, claro… pero, ¿y Nico?

Le he hablado de ustedes, el no quiere estar metido en una relación donde solo el sexo sea importante, pero está de acuerdo con ustedes 2, no son cualquier tipo de personas.

Entonces escuchamos una tremenda risotada desde la sala, era la inconfundible risa de mi esposo. Lo encontramos cubriéndose la cara, con Nico tratando de aplicarle un poco de rubor, ¿mencioné que Nico es estilista profesional?

¡Baldo, agarrá a tu novio, me quiere maquillar! – todos rompimos en risas, muy animados.

Continuamos platicando, Nico nos habló de su trabajo, es dueño de una estética muy buena, tiene una extensa cartera de clientes. Nos cayó muy bien, era una joven muy agradable de verdad. Se puso a darme consejos de belleza, diciéndome que yo no necesitaba mucho para verme linda, es más, demasiado maquillaje solo "sepultaba la inmensa belleza innata de mi ser", ¡qué lindo!

A Kike estuvo molestándolo con que se vería muy bien vestido de mujer, este solo se reía y se defendía, Baldo y yo nos reíamos también. Entonces, nuestro anfitrión le lanzó un reto.

Kike, si dejás que mi Nico te vista de nena, dejo que me hagás lo que querrás durante una noche entera.

¿Qué?

Lo que oíste… – la propuesta era muy tentadora, así que mi esposo terminó por aceptar.

Ay mi vida, te voy a dejar hecha una muñeca. – le dijo Nico.

Se llevó a Kike a su recámara y empezó su tarea de ponerlo "bonita". Yo no lo podía creer, pero estaba ansiosa y excitada por ver la tarea terminada. Cuando salieron, casi me caigo de la sorpresa, no lo reconocía, mis ojos me daban la imagen de una mujer preciosa.

Nico le puso un vestido negro no muy ajustado que le llegaba hasta la mitad de los muslos, el sostén, también negro, lo rellenó con dos senos postizos de silicón, medianos. Aretes para orejas sin perforar, peluca rubia y tanga. Esa última prenda si le gustaba usar a mi esposo regularmente, y ese día se quiso poner una mía. Completó su atuendo con un delicioso maquillaje, delicado y de exquisito gusto que hacían resaltar sus ojos celestes y su tez rosada.

El vestido hacía ver sus nalgas como una verdaderas hembra culona, preciosa, el tiene un precioso par de nalgas, duras, redondas y paraditas. Y su cuerpo delgado se acomodaba muy bien a la prenda. El único problema eran sus brazos y piernas, pues dado el trabajo duro que hacía, Kike poseía extremidades fuertes y duras, no muy gruesas o de músculos grandes, pero si marcados. Pero Nico arregló la situación:

Te ves como una princesa del fitnez… señoras y señores, es mi gusto presentarles a Kika

Baldo agregó un detalle extra a la apuesta:

Kike… o Kika, como sea, si aceptás salir así, los 4, Nico y yo vamos a ser tus esclavos sexuales durante 5 días. – obvio, Kike dijo si.

Nico se apresuró a arreglarse, salió vestido con un vestido rojo, corto, e impecablemente maquillado. El era un joven delgado y menudo, más o menos de la estatura de mi marido (1.62), moreno claro y muy delgado, de apariencia delicada. Sus rasgos finos y largo cabello negro lo hacían ver más femenino todavía. Me confesó que no era un transexual, sino solo un travesti, pues aun gustaba de su masculinidad, aunque fuera muy femenino. Cuando estaba vestido de mujer, se hacía llamar Nicole

A mi me maquilló, la verdad me dejó muy hermosa. Yo me puse una pantalón de lona azul, muy ceñido y de cintura baja, con una blusa corta, que me llegaba a medio ombligo, y solo. E veía muy sensual, pues el pantalón mostraba a la perfección mis voluminosas nalgas y mi estrecha cintura, además de estar mostrando mi perfecto ombligo moreno.

Salimos los 4, íbamos molestando a Baldo.

¿Quién iba a pensar que Baldo saldría con 3 hermosas mujeres?

Si, ¿quién lo iba a pensar? – dijo el - ¡3 hermosas y muy calientes mujeres!

Fuimos al bar gay al que habitualmente acudíamos. Entramos y nos fuimos directamente a una mesa en una esquina. El local tenía puestas unas luces psicodélicas rojas y la gente bailaba amontada en la pista. De pronto, Baldo me tendió la mano y salios a bailar casi frente a Nico y a Kike… o más bien, a Nicole y Kika.

Al rato regresamos a sacarlas y salimos todos a bailar, le dije a Kika que me imitara, pues se veía bastante cortada. Poco a poco mi esposo fue bailando más desenvuelto, moviendo las caderas y el cuerpo como lo hacía yo.

Regresamos a la mesa y pedimos tragos. En una de esas, vinieron a nuestra mesa un señor como de 40 o 50 años, alto, bien parecido y bien vestido, y un muchacho algo más joven, moreno y de cabello ensortijado. Nos saludaron y preguntaron su se podían sentar a nuestro lado, les dijimos que si.

Se pusieron a platicar con nosotros, dejando en claro rápidamente sus intenciones. Baldo y Nicole dejaron claro que ellos no tomarían parte de nada, abrazándose y sentándose un poco más alejados. El señor maduro estaba a mi lado, el joven al lado de Kika, oí que le decía que parecía una mujer verdadera.

Salí a bailar con mi "pretendiente", declarándoseme en la pista sin ninguna pena. Le comenté que Kika era en realidad mi marido, y que a mi no me interesaba estar metida en aventuras. Que si pasaba algo, sería de una sola noche y ya… y con mi marido presente.

Al principio se cortó, pero pronto volvió a calentarse cuando me vio moviendo las caderas en la pista, y a su amigo besando apasionadamente a mi Kike, o sea Kika.

Nunca me había topado con una pareja así… pero me parece que tuve suerte. – me dijo.

Empezó a sonar música romántica y nos pegamos un poco. Volteé a ver, Baldo y Nicole estaban besándose con ternura, Kika casi se tragaba entero al jovencito. El hombre, que se llamaba Mario, me tenía de las caderas y yo los brazos en su cuello, moviéndonos con cadencia.

Me besó antes de regresar a la mesa, yo lo seguí besando. Mario se paró con el joven y se fueron a la barra a traer más tragos.

Muchá, si gustan, les dejamos la casa para que lleven a sus amigos.

No baldo, qué pena

No, ninguna, nosotros ahorita nos vamos allí… a seguir con al fiesta. – dicho esto se puso de pié y se llevó a Nicole con el, que nos despidió con un beso y una mirada cachonda.

Bueno amiga, – le dije a Kike – parece que te gustó eso de ser mujer… – el solo se rió.

Volvieron ellos y salí nuevamente a bailar, desde allí veo que mi Kike viene con su hombre. Le puso los brazos al cuello y empezaron a besarse suavemente mientras se movían por la pista. Como media hora después volvimos otra vez en la mesa, y los 2 nos besábamos y nos manoseábamos con nuestras respectivas parejas. Mario me sobaba los muslos hasta subir la y tocarme la vagina. Por fin, decidimos irnos del local

Llegamos a la casa de Baldo y Nicole, inmediatamente Mario me llevó al cuarto en donde Kike y yo nos íbamos a quedar. Kika se quedó un momento afuera con su macho, besándose y tocándose uno al otro. Le dijo que quería ver lo que yo hacía en el cuarto con Mario, se acercaron a la puerta abierta y vieron como me tenían, estábamos haciendo un 69, yo le comía la verga a ese hombre y el me chupaba la vulva, seguro era un espectáculo muy excitante.

Kika estaba parada en la puerta, un poco inclinada. Mientras miraba lo que len hacían a su mujer, sintió que, desde atrás, se le pegaban, y ml subían el vestido despacito. De reojo vi que le susurraba algo al oído, u Kika se inclinó un poco más. Justo en es momento yo iba a ser penetrada por mi amante, que tenía una verga bastante gruesa y larga.

Lo hizo rápido y fácil, yo estaba muy excitada, cargándose en vilo en el aire, se me llevó hasta la cabecera de la cama, en donde se acostó, quedando yo sentada sobre su gran tranca, ¡qué rico! Atrás de mi, el joven le hizo a un lado la tanga a Kike y se puso lamerle el culo. Kike me confesó después que fue un placer indescriptible verme clavada hasta el fondo, gritando de placer mientras una lengua lo me hacía ver estrellas.

Fácilmente llegué al orgasmo, y cuando más gritaba yo, le joven puso su tranca, nada despreciable tampoco, sobre el culo caliente de Kika. Comenzó metiéndole un dedo, luego dos y luego 3, hasta dejarlo listo. A Kika esas cosas le gustaban tanto que se puso en cuatro. Al poco rato un tronco duro entraba despacito en la cálida gruta de mi esposo.

Empezó a gemir de placer cuando ese tronco empezaba a entrar y salir, más rápido cada vez. A la vez, yo gritaba otro clímax, pidiéndole más a Mario, y más duro. Ahora estaba boca arriba, con las piernas abiertas y sostenidas en la cama. Mario me la metía echándome todo su peso, barrenándome las entrañas. Y yo gritaba y gritaba por más.

Poco después, el amante de Kika terminó, y ella también, derramándose en el piso. Kika tomó un pañuelo y limpió ese semen, se levantó y se dirigió al baño. Allí se topó con Nicole, que se hallaba sudorosa, agitada y enrojecida, seguro por la cogida que Baldo le acababa de pegar.

¡Te la estás disfrutando, ¿verdad Kika?!

¡Si, hasta los huesos!

Nicole se arrodilló y se llevó la tranca de Kika a la boca, limpiándola de los restos de sus semen. Se la mamó hasta que se le puso dura, luego Kika le devolvió el favor. Ya duras las 2, podían regresar por más guerra a donde sus hombres.

Kika se demoró 10 minutos, tiempo que fue más que suficiente para que esos 2 machos me convirtieran en su putita, aunque fuera por al menos una hora. Ella se quedó en la puerta absorto, yo estaba con las piernas en los hombros de Mario, que me taladraba sin compasión, mientras el joven me metía la verga en la boca. Me ponían en todas las poses que se les daba la gana, en 4, boca arriba, boca abajo, me dieron durísimo y sin piedad, haciéndome terminar varias veces. Ellos terminaron en los condones que tenían puestos.

Al terminar, me dejaron en la cama, dormida. Salieron a la sala y vieron a Kika sentada en el sillón, se sonrieron.

¿Y a mi no me va a toar un sanguchito? – preguntó calentona.

Los 2 hombres se le acercaron, la levantaron. Mario se sentó en el sofá con la verga parada de fuera, con un condón nuevo.

Cosita rica, ahora te toca a vos. – y lo sentó encima de su falo.

Se lo metió despacio, y una vez todo adentro, Kika empezó a subir y a bajar con su ayuda, que la tenía cogida de las caderas mientras el otro le ponía la verga en la boca. Así lo tuvieron unos quince minutos, gozando los 2 en medio de gritos, gruñidos y jadeos. Cambiaron posiciones varias veces y mi esposo terminó rápido.

Cuando el que lo penetraba iba a acabar, se salió de el, se quitó el condón y se vació sobre sus nalgotas. El otro le tiró la leche en la cara y lo dejaron igual que a mi, totalmente satisfecha. La dejaron tirada a mi lado, instintivamente yo la abracé y me acurruqué a su lado.

Al día siguiente, nos bañamos juntos y salimos, Baldo y Nico nos esperaban en la sala.

¿Se divirtieron? – preguntó nuestro anfitrión, no le respondimos pues la respuesta era obvia.

¿Qué tal se la pasó Kika? – preguntó Nico.

¡Muy, muy, muy bien! – respondió ella.

¿Habrán más aventuras para Kika? – volvió a preguntar Nico.

Kike me volteó a ver, yo le sonreí y dije: "creo que encontré una nueva amiga".

Pero claro, todo eso y la forma en que Baldo y Nico nos pagaron el reto, se los contaré otro día. Mientras tanto, escríbanme a mi correo electrónico. Gracias, besos y abrazos.

Fin.

Garganta de Cuero.

garganta_de_cuero@latinmail.com