El mundo de Bumbo (7 de 11)
Bumbo es un negro que provoca una epidemia de sumisión
Loli se quedó con las ganas de que Bumbo le sodomizase como a Nina, pero lo había pasado muy bien. Cuando las niñas llegaron a la esquina que les separaba, para volver cada una a sus casas, Nina volvió a darle un beso de tornillo a su amiguita, mientras la magreaba a conciencia. Loli sentía el coño palpitar, necesitaba más, pero Nina se alejó sonriéndole, pensando que su amiga parecía tener las tetas más grandes que antes, pero descartando esa supuesta fantasía de su cabeza.
Loli entró en su casa. Cuando saludó a su mamá, ésta también notó el aumento de volumen de las tetas de su hija, pero no le dijo nada. Tenía noticias frescas.
-¡Hola, mi niña! ¿Lo has pasado bien con Nina?
-Sí, genial, mami, ha sido estupendo.
-Me ha llamado su madre y estamos invitadas a cenar el viernes.
-¡Qué bien, mami, será genial!
Loli se quedó mirando a los ojos a su madre, que se sintió nerviosa y excitada. Aquella bebé había dado paso a una mujercita que exhalaba voluptuosidad, y la mamá se sentía subyugada sin remedio.
-Mami, ¿me lo estoy imaginando o tus pezones se han puesto duros por mirarte así?
-Ay, mi Loli, perdona, no sé qué me pasa, es que estás tan guapa... Vamos a comer...
-No, no, quieta ahí, no te muevas. Quiero que me digas qué te pasa exactamente, mami.
-Me da mucha vergüenza, cariño, pero creo que me pones cachonda. Lo siento, mi vida.
-No pasa nada, mami, a mí también me excitas mucho. Mira cómo tengo el coño de mojado sólo de verte con ese camisoncito que no te disimula nada las tetas enormes.
Loli se levantó el vestido y acercó su entrepierna a la cara de su madre, que se sorprendió pero no se movió de su silla, siguiendo las órdenes de aquella muñequita que tenía por hija.
-Esta mañana he aprendido muchas cosas, mamá. Cómemelo, ahora.
La madre empezó a lamer el coño de su hijita sin poder evitar cumplir las directrices que recibía. Loli relató su experiencia con Nina en la casa de Bumbo, mientras frotaba su coño contra la cara de su mamá, que escuchaba todo aquello pasmada e híper excitada.
-Me encanta cómo me lo comes, mami. Mete más la lengua.
Loli empezó a correrse, dejando a su madre con la cara completamente empapada.
-Loli, hijita, todo esto es muy raro, no eres más que una niña, pero me tienes totalmente loca de vicio. Además te han crecido las tetas, parece que van a romper el vestido...
-Es verdad, mami, qué bien. Así le gustaré más a Bumbo. Ya las tengo casi como las tuyas. Quítate el camisón, que te las vea bien. Y la braguita también.
Una vez desnuda, la joven sintió que debía arrodillarse ante su hija. Se agarró las tetazas y sacó la lengua. Loli, al ver así a su mamá, le escupió en la cara. Los líquidos de su coñito se mezclaron con su saliva y resbalaban hasta las tetas enormes de aquella madre preciosa. Loli le arreó un par de bofetones, y la mamá se corrió instantáneamente.
-Gracias, tesoro. Me encanta. Pégame cuando quieras, es fabuloso.
A la llegada de Nina a su casa, la comida ya estaba preparada. Su madre le abrió la puerta.
-Hola, mi ama. Su padre y yo le estábamos esperando.
-Hola, mami. Ya veo que llevas unas cuantas marcas de golpes en tu cuerpo de cerda. Papi te ha estado dando tu merecido.
-Sí, mi ama. Ha sido una mañana estupenda.
El padre se acercó a su hijita con la polla fuera del pantalón, erecta al oír que había llegado la niña. Nina se arrodilló a comérsela.
-Bienvenida, mi tesoro. Vamos a la mesa. La cerda tiene todo listo.
La madre se acomodó bajo la mesa, ofreciendo su culo a su marido. Era una postura incómoda para ella, lo que hacía que la cerda se sintiera más útil siendo enculada así, mientras la niña daba de comer a su padre y le contaba su experiencia matinal. El padre alternaba los bocados de comida que le daba su hija con mordiscos a sus tetazas, mientras seguía con la polla alojada en el culo de la cerda.
-Así que has llevado a Loli a casa del negro, mi nena. Seguro que le ha encantado; por lo que sé, tu amiguita es aún más joven que tú, ¿no?
-Sí, papi. Uy, me haces daño en los pezones, sigue, sigue, más fuerte, porfi. El caso es que Loli era virgen y lo ha disfrutado todo un montón. Buf, papi, me voy a correr. Cerda, muérdeme el coño.
El padre empujó la mesa para facilitar la maniobra de la cerda, sin dejar de bombearle el culo. Nina se corrió mientras sentía que su padre casi le arrancaba los pezones y su madre el clítoris. Luego el padre vació sus huevos en el culo de la cerda, pisándole la cabeza mientras besaba con pasión a su hijita tetuda. La esposa cayó a plomo en el suelo, y Nina se sentó sobre ella para limpiar la verga de su querido papi con la boca.
-Qué bien me limpias, preciosa. Abre bien, que voy a mear.
La niña tragó toda la orina de papá y sintió que ella también tenía ganas de hacer pis. Apuntó a la boca de la cerda y se quedó relajada.
-Nina, hemos invitado a tu amiga y a su madre a cenar el viernes.
-¡Eres genial, papi! ¡Será maravilloso!