El mundo de Bumbo (6 de 11)
Bumbo es un negro que provoca una epidemia de sumisión
Felicia abrió la puerta a las dos criaturas.
-Hola, Felicia, ésta es Loli. Tiene un año menos que yo, pero ha traído el dinero.
-Vaya, qué monada de niña, pasad, pasad.
Nina llevó de la mano a Loli hasta el salón. La casa estaba en calma y no se veía a nadie más. Felicia guardó el dinero de Loli, mientras la nueva clienta la miraba entusiasmada.
-Perdone, señorita. Mi amiga Nina me ha traído aquí y aún no sé en qué consiste todo esto. Pero si me lo permite, le diré que es usted guapísima y muy elegante, me recuerda a mi mamá, con esas tetas tan grandes.
-Ay, gracias, niñita. Seguro que las tuyas se ponen así muy pronto, ya llevan camino. Y si no, mira las de Nina, son espectaculares.
-Sí, señorita, cada día me crecen un poquito más. Yo creo que tiene razón y en poco tiempo seré como Nina.
-Respecto a tu pregunta, en esta casa tenemos a dos jóvenes esclavas lesbianas, Tina y Tana, que alquilamos para que las niñas juguéis con ellas. Me parece raro que Nina no te lo haya contado...
-No, no lo he hecho, era una sorpresa para Loli. Tampoco sabe nada de Bumbo...
Mientras charlaban, Felicia mantenía su cuerpo escultural muy cerca de las dos niñas, acariciándoles suavemente las tetas. Loli disfrutaba mucho de ese trato tan cercano.
-¿Quién es ese Bumbo, señorita?
-Es el hijo adoptivo de las dos lesbianas. Yo soy la novia de Bumbo, y las tres somos sus esclavas. Por otro lado, las dos madres son también mis esclavas.
-Vaya lío, señorita. Pero me gusta todo esto, es tan nuevo para mí...
La dulce e inocente Loli estaba escuchando cosas que nunca había oído, mientras seguía recibiendo las caricias, junto a su amiga Nina, de esa dama perfecta. Loli pensó que cuando volviese a casa, su mamá disfrutaría mucho del relato de sus aventuras.
-Yo también soy ahora esclava de mi amo Bumbo, Loli.
-¿Tú? ¡Qué divertido! Debe de ser una persona genial, ese Bumbo.
En ese momento, el negro entró en la habitación, con cara somnolienta. Llevaba puesto un bóxer ajustado, que le marcaba su gran polla. Felicia se arrojó a sus pies, seguida de Nina.
-Buenos días, mi amo. Nina ha vuelto, acompañada como le ordenó.
Bumbo apartó a sus perras y se acercó hasta Loli, que permanecía en el sofá embobada por el paquete del negro, que le levantó el mentón con su mano poderosa.
-¿Cómo te llamas, pequeña?
-Loli, señor, encantada.
-Vaya, veo que aún no te han crecido las tetas del todo, pero estás bastante buena. Quítate ese vestidito.
-Gracias, señor. Sí, señor.
Loli se desnudó ante Bumbo, que le manoseó las tetas y el coño. Luego se quitó el bóxer, del que emergió erecta su gran polla negra. La niña novata no había visto algo así en toda su vida.
-Es muy grande, señor. ¿Puedo tocarla?
Bumbo agarró a Loli de la muñeca y le puso su manita sobre su miembro. Loli lo acarició instintivamente, sopesando los huevos con su otra manita. Nina miraba satisfecha la escena desde el suelo. Loli no pensaba en nada, sólo actuaba por impulso. Abrió su boquita y empezó a lamer el capullo de Bumbo.
El negro estaba tranquilo y dejaba que la niña descubriese poco a poco el placer de servirle. Volvió su cara hacia Nina y Felicia, mientras Loli seguía absorta en su tarea, usando sus labios para abrazar aquella verga maravillosa.
-Vosotras dos, preparad a Tina y Tana para Loli.
Mientras tanto, en casa de Nina, las cosas iban viento en popa. El padre leía en su sillón mientras acariciaba el pelo de su perra.
-Mi amo, perdone si le molesto, pero tengo muchas ganas de decirle que estoy muy orgullosa de nuestra hija.
-Yo también, mi cerda. Es un encanto y sólo ha traído felicidad a nuestra familia. Además, parece que ha encontrado a un chico que le gusta, el negro ése que nos contó. Creo que hoy tenía que llevarle a alguna otra niña...
-Nina está muy mayor ya, mi amo. Sólo de acordarme de esas tetas que se le han puesto me mojo un montón. Y cómo sabe dominarme, es genial. Además, le está tratando a usted como todo padre querría que lo hiciese su hijita.
-No sé si todo padre, pero yo estoy encantado de sus atenciones. Y de las tuyas también, mi perra. Me da curiosidad a qué amiguita suya habrá llevado a la casa del negro.
-Aquí cerca vive una muy guapa, se llama Loli. Es hija de madre soltera, también preciosa.
-¿Tienes alguna foto, mi cerda?
-Mire, éstas son. La madre y la hija.
El padre de Nina vio a las dos preciosidades y se empalmó de inmediato. Su esposa le agarró el miembro y se lo acarició.
-Amo, ¿está así por la madre o por la hija?
-Por las dos, mi perra, por las dos.
No hizo falta ninguna orden. El hombre devolvió el teléfono a su esclava, que buscó el número de la madre.
-Hola, soy la madre de Nina, amiga de tu hija Loli.
-Oh, sí, te recuerdo, del último festival escolar. Estuvimos hablando un rato y me encantó. Precisamente hoy he visto que Loli había quedado con tu hijita...
-Sí, te llamaba por eso. Me gusta que nuestras hijas se lleven bien. Tenéis que venir un día las dos a cenar.
-Por supuesto, cuando quieras, será un placer. ¿El viernes está bien?
-Fenomenal, besos.
-Más besos para ti y muchas gracias.
El hombre volvió a coger el teléfono de la perra y acabó corriéndose en su garganta mientras aumentaba la foto de Loli y su mamá.
Entretanto, las dos niñas estaban ya en la habitación de las madres de Bumbo, esperando que Felicia se las llevase.
-¿Te ha gustado chuparle la polla a mi amo, Loli?
-Ha sido muy raro, no sabía que se hacían esas cosas, pero me ha encantado, Nina. Sobre todo cuando me la ha metido entera de golpe. No creía que algo tan grande me pudiera caber en la boca. Bumbo es muy fuerte y muy simpático, yo también quiero ser su esclava, como tú...
-Seguro que te deja, Loli. Pero ahora, mira, ya están aquí Tina y Tana. Has pagado para poder hacerles lo que quieras. Tú obsérvame y haz lo mismo que yo.
Nina agarró de las tetas a Tina, mientras Loli la imitaba con Tana. El juego continuó con las dos niñas torturando acompasadas a las perras, que se dejaban abofetear y morder por puro amor a su hijito Bumbo. Tana consiguió que Loli se corriera por primera vez en su vida, comiéndole el coño con profesionalidad. Nina besó a su amiga en la boca, como antes en la calle, mientras Loli experimentaba ese orgasmo inaugural.
-¡Qué pasada, Nina! Estas dos chicas son súper resistentes, merecen lo que he pagado y mucho más, y acabo de sentir un placer inmenso...
-Eso es porque te has corrido, querida amiguita.
-Me encanta, Nina. Quiero correrme más, todo el tiempo.
-En esta casa son especialistas en eso, no te preocupes.
Nina tenía razón. Felicia apareció gateando poco después, con cara de recién follada. En su cuello, un collar de perra cuya correa estaba sujetada por Bumbo. El negro se dirigió a las niñas.
-Creo que ya habéis disfrutado de mis madres. Ahora me toca a mí usaros a vosotras.
-Claro, mi amo. Soy toda suya, y mi amiguita Loli también.
Nina se postró a los pies de Bumbo, indicando a Loli que hiciera lo mismo. Loli se colocó al lado de su amiga, sin saber muy bien qué iba a pasar. Entre Felicia y Nina, colocaron a Loli recostada entre los pechos de las mamás, que hacían de almohada, y le abrieron las piernecitas. La visión de aquellas cinco diosas con el coño virgen de Loli presidiendo la escena animó a Bumbo, que le ensartó la polla sin más dilación. Bumbo bombeaba en el interior de Loli, agarrándola del cuello, hasta que sus gritos iniciales de sorpresa dieron paso a los de placer total. Estaba teniendo su segundo orgasmo, un río de placer interminable que se prolongaba más allá de toda duración razonable.
Bumbo sacó su polla y Loli aún estuvo corriéndose unos segundos, mientras veía cómo Bumbo se la clavaba a Nina en el culo con fuertes embestidas. Luego Loli acertó a darse la vuelta, levantar su grupa y hablar, mientras abría su ano con sus manitas.
-Amo, por favor, yo también quiero eso.
Bumbo siguió enculando a Nina, y con un gesto indicó a Felicia lo que debía hacer. Ésta apuntó su puño al culo de Loli, comprobando que la nueva clienta era de lo más flexible: se lo introdujo sin demasiado esfuerzo. Loli, ante esa brutal inserción, sólo pudo morder lo que tenía más a mano: los pezones de Tina y Tana, que coronaban sus enormes tetas de madres abnegadas y putas para todo. Bumbo se corrió en el culo de Nina y sus madres acudieron a limpiarle con la lengua. Loli consiguió voltearse, mientras el puño continuaba en sus entrañas, y empezó a frotar su coñito con el de Felicia, mientras la besaba insertándole la lengua con pasión. Felicia respondió al beso y volvió a notar cómo Loli se corría, de nuevo en un orgasmo que parecía interminable.
La polla poderosa del negro abandonó por unos momentos su erección y Bumbo sintió ganas de orinar.
-Loli, bonita, ven, voy a mear en tu boca.
Loli, que había terminado de correrse de nuevo y permanecía tumbada en el suelo, ya con el puño de Felicia sacado, miró a Bumbo con cara de interrogación.
-Pero señor, ¿eso no es un poco sucio?
-Claro, mi niña, de eso se trata. A tu amiguita Nina le encanta, ¿no quieres probar?
Loli abrió su boquita con curiosidad e inocencia, y empezó a tragarse la orina de Bumbo. Su adorable aspecto infantil, atragantándose en ocasiones, volvió a provocar la erección del amo de la casa, que tras vaciar su vejiga en el estómago de la niña introdujo su enorme polla de nuevo en su boquita, ante la atenta mirada de las otras cuatro perras. Parecía que Bumbo iba a dislocar la nuca de aquella chiquilla, pero todo fue muy bien y Loli acabó tragando con profesionalidad inusitada.
-¿Qué tal lo he hecho, amo?
-Genial, pequeña. Felicia, viste a las niñas, la sesión ha terminado.