El mundo de Bumbo (2 de 11)

Bumbo es un negro que provoca una epidemia de sumisión

La maravilla de internet, esa red de caza donde caen los pececillos con tanta facilidad, hizo que Bumbo tuviese varias niñas curiosas para elegir, ya desde el primer día. Una de ellas le atrajo especialmente. Se trataba de Nina. Vivía cerca, era muy jovencita, muy guapa y muy tetuda.

Cuando llegó a la cita aquel sábado, Nina se sorprendió al comprobar que quien le abría la puerta era un negro brillante y musculoso.

-Pasa, bonita, soy Bumbo.

-Hola, pero yo venía...

-Lo sé, preciosa, vienes a ver a Tina y Tana. Felicia las está preparando para ti.

-¿Felicia? ¿Quién es Felicia?

-Es con quien has contactado. Ella se encarga de la página web. Pero siéntate, ponte cómoda. ¿Traes el dinero?

-Sí... Aquí tiene.

-Muy bien, Nina.

Aquella pequeña no sabía bien cómo comportarse. Nunca había hecho nada parecido, pero la situación, entre el peligro y la novedad, le atraía mucho. Además, costaba poco dinero, y en un momento podría acostarse con las dos bellas mujeres contratadas por ella. Y el joven negro que le acompañaba parecía muy amable... y olía muy bien. Nina estaba abstraída en sus pensamientos, cuando Bumbo la sacó de su ensimismamiento, levantándole la barbilla con su mano poderosa.

-Cuéntame, Nina, ¿qué te ha traído aquí?

La boca de aquel negro estaba a escasos centímetros de la suya, y Nina sintió un estremecimiento en su coño al oler el aliento perfumado de Bumbo.

-Yo... Ya sabe, señor. Descubrí el anuncio... Mi vida es un poco aburrida, y estoy harta de los críos del barrio que quieren tocarme las tetas, de mis compañeras de clase, que envidian mi cuerpo...

-Es normal, eres un bombón. A ver, abre la boca y saca la lengua.

Nina obedeció al instante. La capacidad de Bumbo para apoderarse de las tetudas era inagotable. El joven escupió en la boca de la putilla, que recibió sorprendida la saliva de ese negro escultural. Justo en ese momento apareció Felicia, y la niña tragó el escupitajo rápidamente.

-Amo, las putas ya están listas para ser usadas.

-Muy bien, Felicia. Esta es Nina. Ya me ha dado el dinero.

-Ven conmigo, pequeña.

Nina acompañó a la joven novia de Bumbo mientras seguía hechizada por el trato que le había dado aquel negrazo, y encantada del comportamiento cariñoso de Felicia, que le pareció la niña más amable y sensual que había conocido nunca. Entró en la habitación y vio a las dos preciosas putas que había contratado, arrodilladas en el suelo a la espera de ser usadas por ella. Nina empezó agarrándoles de los pezones y estirándoselos, mientras las besaba a tres lenguas. Felicia las dejó jugando y volvió ante Bumbo.

-Amo, la niña ya está con las cerdas.

-Muy bien, Felicia. En un rato entro. Esto va a ser coser y cantar.

La niña estaba encantada con sus dos putas de alquiler. El precio que había pagado era muy razonable, y Tina y Tana se dejaban humillar de mil maneras. Una jovencita como Nina, de una familia normal, se estaba comportando como una verdadera experta en encontrar placer sometiendo a las dos mamis anuladas. Bumbo entró por fin en la habitación, sin que la niña se percatase, al estar sumida en sus juegos de perversión.

Nina bombeaba con sus puñitos los coños de las putas mientras les escupía en la cara, arrodillada con el culo en pompa. Bumbo se acercó y le desvirgó analmente de un golpe. La niña gritó mientras sacaba sus brazos de las entrañas de las dos madres, y Bumbo aprovechó para agarrar sus muñecas y seguir bombeando en su ano. Tina y Tana se incorporaron para besar a su hijito, colocadas una a cada lado, mientras Nina seguía gritando de placer.

Bumbo se corrió con furia dentro de la niña y se retiró. Felicia se arrodilló a los pies de su amo para limpiarle la polla con la lengua. Al rato apareció Nina.

-Señor, me ha sorprendido eso que ha hecho. Yo había pagado por disfrutar de las dos chicas contratadas...

-En esta casa mando yo y hago lo que se me antoja, niñata.

Bumbo agarró a Nina del cuello y la sentó a horcajadas en la nuca de Felicia, situándola frente a él. Del culo de Nina aún resbalaba el semen del joven negro, y Felicia lograba lamer algún resto que llegaba cerca de su boca. Las tetas enormes de la niña estaban pidiendo ser marcadas, mientras su portadora aún balbuceaba alguna queja sin sentido. El negro le mordía con fuerza esos melonazos increíbles.

-Pero señor, me ha desvirgado usted el culito, soy muy pequeña para eso, y me está haciendo daño en las tetas, ufff...

Bumbo apartó a Felicia de una hostia y atornilló con su polla el coñito sin estrenar de Nina, haciéndola cabalgar agarrada de sus perfectas ubres gigantes. El negro adolescente había usado a sus madres y a su novia a su antojo durante los últimos tiempos, pero disponer de una muñequita como Nina estaba a otro nivel. Esa criatura era una funda perfecta para su tronco insaciable, que desaparecía en el interior de la niña desafiando las leyes de la física.

Nina se había desvanecido mientras recibía la leche de Bumbo, tras experimentar un orgasmo descomunal. Despertó vestida, en el regazo de Felicia, que le estaba acariciando la cabecita. Frente a ella vio a Tina y a Tana lamiendo el ano y los huevos de Bumbo, que descansaba recostado en el sofá. La escena le excitó y deseó estar con ellas, pero al ver el reloj de pared se sobresaltó un poco.

-Señor, es muy tarde y mis papás me esperan para comer.

-Muy bien, pequeña. Felicia, acompaña a Nina a la puerta.

-Sí, mi amo.

Antes de salir, la zorrita se dirigió a Bumbo:

-Perdone, señor, ¿puedo volver esta tarde?

-Sí, claro, mientras traigas el dinero...

-Lo traeré, señor. Yo... Su polla...

-Lo sé, necesitas que te use más veces. No hay problema.