El mulato Duncan se folla a mi mujer (4)
Mi hermana y su novio Duncan vienen a casa a pasar unos días (4ª parte)
A la mañana siguiente cuando me desperté ya eran casi las 12. Me levanté con una resaca brutal, dando tumbos recorrí la casa pero no había nadie. Cogí una botella de agua y casi me la bebí entera de un solo trago. Tenía la boca y la garganta secas, me acordaba a duras penas de lo de la noche anterior y el dolor de cabeza era brutal, apuré el agua y me volví a la cama a seguir durmiendo. Debió pasar una o dos horas cuando noto entre sueños que me tiran del brazo, abro perezosamente los ojos para ver a mi mujer sentada en la cama a mi lado preguntándome si estoy dormido. Yo agito la cabeza y le digo: “no, ya no estoy dormido”. Empezó a darme besitos por toda la cara y fue bajando por el pecho hasta llegar a mi pantaloncito. Me miro con cara traviesa y siguió besándome por encima del pantaloncito del pijama pasando a las piernas, cuando llegó a mis pies comenzó a besarlos hasta que se metió el dedo gordo del pie derecho en la boca. Yo resacoso como estaba la dejaba hacer.
Me miró con lascivia y siguió chupando y lamiendo mis dedos. Comenzó a subir por las piernas volviendo camino atrás hasta llegar a mi entrepierna donde notó un bulto que empezaba a endurecerse, me sonrió y agarrando con ambas manos el pantalón, pegó un fuerte tirón hacia abajo dejándome con la polla al aire. Mi polla estaba un poco morcillona pero ella se lanzó a chuparla y poco a poco sentí como se ponía tiesa dentro de su boca. Estuvo chupando y lamiendo varios minutos hasta que paró, se levantó, se quitó el vestido que llevaba y sin quitarse ni el sujetador ni las bragas se puso a horcajadas encima de mí. Sin decir nada empezó a besarme mientras se restregaba sobre mi paquete, sin dejar de besarme apartó un poco la tela de las bragas y se empezó a meter mi polla. Yo hasta ese momento había estado completamente pasivo dejándola a hacer, pero en ese momento le agarré las tetas por encima del sujetador e incorporándome un poco comencé a chupárselas por encima del sujetador. Ella empezó a subir y bajar con el mete y saca mientras yo le sacaba las tetas del sujetador, lamiéndole los pezones que estaban muy duros. Así seguimos unos segundos, cuando noté que María se ponía rígida y abría la boca dejando los ojos casi en blanco y emitía un jadeo sordo mientras se corría. Yo ante esa imagen no pude más y me corrí dentro de ella. María permaneció quieta durante un instante que parecieron horas, finalmente se relajó y mirándome volvió a besarme. Todavía con la polla dentro se movió un poco más hacía arriba y hacia abajo gimiendo un poco. Yo coloqué las manos detrás de mi cabeza y me relajé con una sonrisa en la boca. Ella se levantó y se tumbó a mi lado y mientras me acariciaba el pecho me preguntó que si me había gustado. Yo asentí con cara de gusto.
Permanecimos callados un par de minutos hasta que ella dijo: “quiero que sepas que he hablado con tú hermana de lo de ayer y está todo aclarado, el alcohol nos hizo hacer locuras.” Yo asentí y no dije nada, me encontraba un poco confuso entre la resaca y el folleteo y la verdad es que se me cerraban los ojos. Ella siguió acariciándome el pecho y la verdad es que la sensación era cojonuda y adormecedora. Y así me quedé dormido.
Cuando desperté estaba sólo y desnudo en la cama. Eran casi las 3 de la tarde. Me levanté y fui a la ducha que tenemos en nuestra habitación. La resaca había casi desaparecido, me vestí y fui hacia la cocina a ver si comía algo, suponía que mi mujer y la parejita ya habrían comido algo. No encontré a nadie en mi camino, pero cuando llego a la cocina oigo ruido en la piscina. Me asomo y veo a Duncan y mi hermana jugando en el agua, pero al girar la cabeza me quedo de piedra al ver a María en top less tomando el sol en una tumbona. Mi hermana me vio y salió corriendo de la piscina hacia la cocina, con una toalla a la cintura entró en la cocina mientras yo intentaba recuperarme de mi asombro. Ella directamente se abrazó a mi diciendo: “Perdona, perdona Antonio. Eres mi hermanito y nunca querría hacerte daño, olvida todo lo que te dije anoche, estaba muy borracha. Ya he hablado con María y lo hemos aclarado todo.” Yo con un botellín de agua en la mano y todavía aturdido le dije: “Vale, vale,…” Me separé de ella y abrí la nevera para coger algo de fruta, mientras los pensamientos se agolpaban en mi cabeza que comenzó a dolerme otra vez. Ella viéndome en estado de aturdimiento me sonrió y se volvió hacia la piscina. Cerré la nevera sin coger nada, llené un vaso de agua y cogí una aspirina. Me senté en una silla de la cocina mientras miraba hacia mi mujer tumbada medio desnuda a la vista de Duncan y mi hermana. Mi mujer se levantó y se acercó hacía la cocina tal y como estaba, impresionante. Iba con el pelo recogido y unas gafas de sol, la única prenda era un tanga y las chanclas, entró en la cocina y me dijo: “¿Ya te has despertado, he hecho pollo frito para comer, no te he despertado porque dormías muy plácidamente y me ha dado pena. Bueno come algo y vente.” Y sin más cogió un refresco de la nevera y se volvió hacia la tumbona”. En ese momento sentí mis tripas tronar de hambre, me incorporé y vi un plato con unos trozos de pollo, lo cogí y empecé a devorarlos ahí mismo.
Me comí los tres o cuatro trozos que había en el plato, el dolor de cabeza se había calmado un poco así que cogí un botellín de agua y me dirigí hacia la tumbona donde estaba mi mujer. Ella había hecho top less alguna vez en casa pero sólo estando nosotros solos, así que estaba muy sorprendido y más en las actuales circunstancias. Me senté a su lado y le dije: “estas muy guapa” Ella entendiendo mi piropo, respondió: “gracias, la verdad es que me apetecía y tú hermana me ha dicho que no me cortara que estaba en casa y que no me preocupara por ellos que están acostumbrados. Así que me he quitado el top y mira, así no tendré problemas con las marcas de sol.” Yo me recosté en la tumbona, decidí no darle importancia y me amodorré un poco. No sé si por el calor de esos días o porque sería, me encontraba muy aplatanado, lo que había pasado la noche anterior ahora me parecía más comprensible y hasta perdonable, desde luego estaba demasiado complaciente con mi hermana. Al rato mi mujer se levantó y cogiéndome de la mano, me dijo: “porque no nos vamos al centro, es temprano y me quiero comprar unos zapatos que vi el otro día.” Yo ante la perspectiva de quedarme toda la tarde tirado en la tumbona asentí, me levanté nos vestimos y nos fuimos a Madrid a pasar la tarde mientras mi hermana y Duncan seguían en la piscina.
Volvimos a eso de las 9, ellos se habían ocupado de la cena que consistiría en un par de pizzas. Nosotros estábamos un poco cansados después de andar por el centro de tienda en tienda, y a ellos no les apetecía salir así que pusimos una película de video, era una película romanticona con un poco de erotismo en algunas escenas. No era nada del otro mundo, pero la verdad es que me excité un poco viendo alguna escena. Mi hermana sentada con Duncan no hacía más que hacer comentarios sobre la actriz, sus tetas, que si no actuaba bien, que si ella hiciera esa escena el actor no se escapaba, etc. Abrimos una botella de cava y al rato le discutíamos las cosas que decía mi hermana que cada vez subían más el nivel. Así estuvimos hasta que acabó la peli a eso de las 12:00. Mi hermana agarró el mando y se puso a zapear mientras los demás mirábamos la tele aburridos, de pronto en el rápido zapeo de los miles de canales, encontró uno de esos canales locales piratas que hacían porno a partir de la medianoche y lo dejó. Salía un mulato parecido a Duncan desnudo mientras una rubia se la chupaba. Luisa se quedó parada mirando como la polla entraba y salía de la boca de la rubia, en eso que Duncan intentó quitarle el mando para cambiar de canal pero ella se apartó divertida. María y yo permanecíamos en silencio, hasta que yo miré a mi hermana y le dije: “Va Luisa, pon otra cosa.” María me agarró la pierna como haciéndome callar, la miré a la cara y vi que tenía la mirada perdida en la escena de la televisión.
Mi hermana rellenó las copas con el cava que quedaba mientras hablaba sin parar de la escena de la televisión, volvió a sentarse al lado de Duncan y comenzó a acariciarle la pierna. Así permanecimos un minuto hasta que el mulato de la televisión se puso de pie y pudimos ver que calzaba un aparato de unos 20 cm y muy grueso. A María, mi mujer, se le escapó un “vaya” que a Luisa no le pasó desapercibido y rápidamente dijo: “Duncan tiene una igual, yo creo que hasta un poco más grande” Yo no pude evitar soltar una carcajada. Mi hermana con cara de indignada me miró y me dijo: “¿qué no te lo crees?, si quieres te lo demuestro.” Duncan permanecía callado mientras mi hermana defendía el tamaño de su aparato. Yo viendo la cara de Duncan dije: “No, no, te creo, tranquila” Pero mi hermana cogió y poniéndose al lado de él le bajó la cremallera de las bermudas que llevaba, Duncan se dejó hacer con una sonrisa en la boca. Luisa mirándome, mientras trasteaba en la entrepierna de su novio, me dijo: “te vas a enterar” le tuvo que soltar el botón del pantalón y bajárselo un poco para poder sacar al aire la herramienta en estado flácido. Yo la miré y le dije: “Vaa Luisa tapa eso que me voy a mosquear”. Ella con la polla de Duncan totalmente flácida agarrada en la mano dijo señalando la tele: “bueno, ahora porque está floja pero cuando se pone tiesa es más grande que esa”. Mi mujer permanecía callada mirando la polla de Duncan, a lo que Luisa dijo: “¿Tú qué opinas María, cual es más grande?” María sin dejar de mirar a Duncan dijo algo que me dejó bloqueado: “bueno, la de la tele está dura y la de Duncan está floja”. Luisa dijo: “eso no es problema” y comenzó a masturbar el pollón de Duncan mientras este se recostaba. En un momento se le puso durísima y mi hermana tenía problemas para abarcarla con una sola mano, así que la agarró con las dos. “¿Qué opinas ahora María?” le preguntó a mi mujer. Ella dijo: “Si, sí,… parece más grande.” Yo estaba paralizado y asombrado y no sabía poner fin a la situación, cuando mi hermana le dijo: “Ven, creo que deberías acercarte para salir de dudas, una polla así no se ve todos los días.”
María sin titubear y sin mirarme se levantó de su sillón y se sentó en el otro sillón a la derecha de Duncan. Mi hermana seguía pajeando lentamente la polla de Duncan mientras María miraba la televisión y a Duncan alternativamente. En eso que Laura dejó el aparato de Duncan sobre su abdomen y cogiendo una mano de María a la llevó a la polla de Duncan, María no dijo nada pero intentó un leve gesto para apartar la mano. Laura la agarró un poco más fuerte y puso la mano de María sobre el tallo de la polla de Duncan y su mano encima de la de mi mujer. María se quedó quieta pero mirando la televisión y no lo que hacía su cuñada, Laura al vernos a todos quietos comenzó a mover su mano sobre la de María obligándola a acariciar la polla de Duncan. Luisa le preguntó: “¿qué opinas, es más grande o no?” María, como saliendo de una ensoñación, dejó de mirar la televisión y respondió: “Si, la verdad es que si que parece más grande” La mano de María acariciaba ya la polla de Duncan de arriba abajo, sin la guía de Laura. Esta me echo una mirada y al verme totalmente quieto mirando la escena me sonrió, tantos días fantaseando con esa polla y al final la estaba tocando. Yo no sabía que me pasaba, por un lado quería levantarme y poner fin a todo eso, pero por otro lado me excitaba la situación y quería ver hasta dónde podía llegar mi mujer.
María seguía moviendo su mano a lo largo de la polla de Duncan pero sin llegar a cogerla, recorría todo el tallo desde su base hasta el glande y volvía a bajar. Laura se incorporó un poco y empezó a besar el pecho a Duncan, esté se repantingó un poco más en el sillón y dejo hacer. Laura siguió besando y lamiendo a Duncan hasta llegar a su boca y comenzar a comerse las lenguas de forma ruidosa delante de nosotros. María echó una mirada hacía mi sitio y me dijo como si fuera lo más normal del mundo: “tiene una textura increíble, voy a probar una cosa” y como si nada la levantó con una mano mientras con la otra la seguía acariciando, en un momento dado la agarró con las dos manos e hizo un movimiento de masturbación hacia abajo, a lo que Duncan soltó un resoplido. Laura se giró y vio a María agarrando la polla con las dos manos poniéndola recta apuntando al techo, se volvió hacía ella y mientras María la agarraba inclinó la cabeza y sacó la lengua hasta tocar el glande, María no sé perdía nada y mientras la saliva de Laura empezaba a humedecer la polla de Duncan, está le tocaba ya los huevos y acariciaba su abdomen. Laura abrió la boca y engulló lo que pudo mientras María se la sujetaba, hizo varios vaivenes y se la sacó de la boca. Miró a María y le dijo: “es una sensación impresionante sentirla en la boca, ¿qué, te animas?” María dudo un poco, miró hacía mi y volvió a mirar la polla de Duncan. Volvió a girarse hacia a mí y dijo: “perdona Antonio, pero lo tengo que hacer” y se giró y sacando la punta de la lengua se la pasó por el glande suavemente, a continuación y abriendo la boca todo lo que pudo comenzó a meterse el glande en la boca.
Duncan me miró y sonrió pero no dijo nada, volvió a besar a Laura en la boca mientras mi mujer se la chupaba. Yo seguía quieto, con la copa en la mano y la polla dura en mi slip. Laura se levantó y se arrodilló entre las piernas de Duncan y comenzó a lamerle los huevos mientras María seguía chupando la polla. Laura fue subiendo y en un momento dado sus lenguas se encontraron, ante la primera timidez de María, Laura comenzó a besarla bruscamente y meterle la lengua en la boca. María agarró la polla con las dos manos como si se la fueran a quitar mientras mi hermana la besaba. Al mismo tiempo Laura se fue hacía la camiseta de mi mujer y se la sacó de golpe por la cabeza dejando a María un poco aturdida y con las tetas bamboleándole dentro del sujetador. Laura volvió a besarla y María recuperándose volvió a agarrar la polla de Duncan. Duncan en este momento comenzó a moverse e incorporándose un poco agarró con su mano derecha el pecho izquierdo de María. Laura mientras la seguía besando echo mano a los cierres de su sujetador y dejó las tetas de María al aire, momento que aprovechó el mulato para incorporase y comenzar a chuparle las tetas a mi mujer, esta ya había soltado la polla de Duncan y se reclinaba mientras mi hermana la besaba y Duncan la comía. Mi mujer se incorporó un poco y me dirigió una mirada pero yo estaba congelado y era incapaz de reaccionar. Laura fue bajando y se puso a la altura de Duncan comiéndole cada uno un pecho. María jadeaba con la boca abierta y la mirada perdida mientras Laura bajaba hasta su cintura y le bajaba el pantaloncito y las bragas al mismo tiempo dejándola desnuda. Acto seguido sumergió su boca en el coño de María y comenzó a chupar y lamer el sexo de mi mujer. Duncan como el mejor actor porno se incorporó y le ofreció su polla a María colocándosela a escasos centímetros, María abrió la boca y Duncan le metió todo lo que pudo hasta que ella lanzo una pequeña tos. Así siguieron un rato hasta que María comenzó a jadear, se estaba corriendo con la mamada que le estaba dando mi hermana. Laura se separó un poco de ella sin dejar de lamerla y María sacándose la polla de la boca lanzó un gemido más prolongado. Duncan se sentó otra vez en el sillón dejando su polla tiesa apuntando al cielo pidiendo guerra. María lo miró y me miró a mí y en un acto de cordura dijo: “ya, ya está bien” y se fue hacía a mi arrojándose a mis piernas y abrazándomelas como buscando perdón y comprensión. Laura miró la escena divertida, se encogió de hombros, se subió al sillón, se bajó los pantaloncitos que llevaba y se colocó a horcajadas sobre la polla de su mulato dándonos la espalda. Comenzó a bajar y a metérsela poco a poco hasta que su culo topo con el cuerpo de Duncan.
María sin dejar de mirar la escena dijo: “joder se la ha metido toda” yo la miré y ella me miró. Mientras mi hermanita se follaba a Duncan, María se dio cuenta de que mi polla se marcaba completamente erecta debajo del pantalón y me dijo sonriendo: “sabía que estabas excitado” se incorporó un poco y me bajó el pantaloncito y los calzoncillos hasta las rodillas metiéndose la polla en la boca sin más preámbulos. Después de lamer la polla de Duncan la mía le debía parecer demasiado pequeña pero ella se aplicó bien, tan bien que comencé a correrme en menos de un minuto, ella sin apenas tiempo intentó tragárselo todo pero algún chorretón le quedó colgando. Mi hermana y Duncan ajenos a la mamada de María se habían girado un poco al oírme gemir y se reían. María se levantó y dijo: “vaya si que estabas caliente, te has corrido con dos lametones.” Yo no dije nada, pero le sonreí agradecido. Ella se sentó a mi lado pero Laura paro la follada con Duncan y se levantó. Se dirigió a María y le dijo: “Ven, que hoy no te puedes quedar si follar.” Ella se dejó coger la mano y mirándome como preguntándome que qué hacer. Yo simplemente asentí.
A un gesto de Laura, Duncan se levantó con ese aparato tieso y le dijo a María que se pusiera a cuatro patas en el sillón que hasta ese momento ocupaba Duncan. María obedeció sin rechistar, su sexo se abrió como una flor y Laura aprovechó para agacharse y empezar a lamerlo otra vez, mi mujer hundió la cabeza en el sillón y apretó los puños. Duncan soltó un gruñido y Laura se apartó dejando el coño de María totalmente húmedo, abierto y brillante. Duncan se agachó un poco y colocó el glande en la entrada del coño de María y sin más empujó lentamente pero seguro hasta que lo fue metiendo todo. María soltó un gemido largo y prolongado medio ahogado al tener la cara contra el sillón. Duncan colocó una pierna en el sillón para mejorar la posición y comenzó un lento mete-saca que fue acelerando poco a poco. Laura se colocó detrás de su novio y comenzó a lamerle el culo y los huevos que se agitaban con el movimiento. La escena desde mi posición era brutal, mi mujer se agitaba delante y detrás sin ningún control, así estuvieron 2 o 3 minutos que me parecieron eternos cuando María levantó la cabeza y poniéndose totalmente rígida comenzó a jadear. Duncan llevaba follando y siendo chupado casi una hora y el cabrón todavía no se había corrido, debían haber estado follando él y mi hermana antes. María empezó a pedir a Duncan que parara, pero este aceleró la follada, María le pidió que no se corriera dentro, él no paró y siguió dándole fuerte a lo que María volvió a jadear diciendo: “qué gusto, ahaahh” Ahí Duncan comenzó a bramar, signo inequívoco de que se estaba corriendo. Poco a poco se fue quedando inmóvil hasta que se echó a un lado de María pero sin sacarle la polla del coño. María completamente en trance empujaba el culo hacía Duncan como queriendo continuar la follada. Laura se reía y mirándome me dijo: “¿Qué, qué te parece mi cuñadita? A que te ha gustado ver lo perra que es y como se la folla Duncan?” Yo ahí me recobré un instante y la verdad es que de pronto me enfadé bastante con mi hermana, me levanté y fui hacía María a la que cogí de un brazo y de un tirón la incorporé. Ella sacada de pronto de su trance follador, se agitó un poco y soltándose bruscamente de mi mano, me dijo: “Déjame, necesito sentirla otra vez” y arrodillándose en las piernas de Duncan se metió la polla de este húmeda de jugos, que comenzaba a estar flácida, otra vez en la boca. En esa postura, vi como el semen de Duncan se le escurría por el coño bajando por las piernas. Laura en el colmo de la perversión se arrojó también entre las piernas de su novio y se disputaba con mi mujer la polla de este. Yo no sabía qué hacer y dije: “María, ya está bien.” Está giró la cabeza y con una cara terrible de vicio me dijo: “Antonio, espérame en la cama que ahora voy.” Duncan soltó una sonora carcajada. Las cosas se me habían ido de las manos completamente.
Completamente indignado y humillado me di la vuelta y me dirigí hacia mi cuarto. Me arrojé a la cama consciente de lo que estaba pasando y de que había sido excluido. Sabía que yo era el culpable por haber dejado que todo eso pasara y permitir a María que se volviera loca esa noche. Después de un buen rato dándole vueltas a la cabeza me levanté y sin hacer ruido salí de la habitación a ver qué pasaba. Al llegar al salón y desde un ángulo oscuro vi que María a cuatro patas estaba siendo sodomizada brutalmente por Duncan, sus tetas se movían violentamente delante y detrás, mientras Laura sentada delante de ella le hacía lamer su coño. María gritaba de placer con la boca completamente abierta y los ojos como platos. En uno de esos movimientos levantó la cabeza, me vio en la oscuridad y sonrió. Yo me aparté y volví a la cama. Me acosté y me di cuenta que tenía la polla dura. Al fondo se podía oír a María gritar de placer, no pude evitarlo y me hice una paja aunque sentía vergüenza por la cornamenta que me estaban poniendo. Seguí oyendo ruido por un rato, no sé cuánto tiempo pasó hasta que no oí ruido, debieron pasar horas pero no me atreví a levantarme.