El muchacho del minimercado
La tarde de Fin de Año pasé por un minimercado en Atlántida, el encargado me buscó conversación y luego me invitó a que fuese a acompañarlo después de medianoche. Cuando llegué estaba prendido de una botella de whisky, su lengua tenía el sabor acre de esa bebida, ni me preguntó si quería hacer algo con él, simplemente me atacó enseguida...
EL MUCHACHO DEL MINIMERCADO
El último día del año 2004 será inolvidable porque además de haber tenido un buen rato de esparcimiento sexual con el cuidacoches de Atlántida, a la tarde de ese día me reencontré con el Policía Bisexual para terminar conociendo a un muchacho empleado de un minimercado.
Esa tarde había ido con mi tío a la playa, al cruzar la rambla me reconoció Ignasz el policií pero eso lo dejo para otro relato para seguir el orden cronológico.
Al volver de la playa pasamos frente a un minimercado, dónde un muchacho muy amablemente nos saludó como si nos conociera y se puso a charlar con nosotros.
El minimercado estaba cerrado porque eran más de las 8 de la noche del día de Fin de Año, aunque con el cambio de horario que hbía en Uruguay aun era de día.
El minimercado estaba cerrado pero ese muchacho de unos 27 años, por la abertura del portón de rejas vendía algun producto a los tardíos clientes y por allí se puso a conversar con nosotros, más bien dicho con mi tío que para hablar es mandado a hacer.
Mi tío le contó que hacía un par de años había venido con su señora a ver un depto, que se vendía en el ex-Hotel Atlántida pero que no lo compró por lo elevado de los gastos comunes.
Aunque parezca mentira, el muchacho resultó ser hijo de la señora que vendía ese depto!! La cual estaba muy mal con cáncer terminal y lo había vendido para pagar los gastos de su enfermedad.
Yo estaba apurado porque quería ir a tomar algo de líquido helado para luego bañarme porque tantas horas al sol me habían deshidratado, por eso apuré la ida de ese lugar, porque si hubiese sido por mi tío hubiésemos esperado el 2005 conversando con el muchacho frente al portón de ese lugar.
Cuando nos despedimos el muchacho muy bajito me dijo:
-Sí querés venir a hacerme compañía... vení esta noche porque pasaré solo acá, estoy de guardia y tengo que cuidar este local toda la noche.
Mientras me bañaba no podía dejar de pensar en Ignasz y al mismo tiempo en este muchacho, "qué querrá? Por qué me invitó a hacerle compañía si ni me conoce...
Luego de cenar y festejar la noche de Fin de Año mi tío se fue a dormir en cambio yo me quedé en el living solo con mis pensamientos.
Los cohetes y toda la pirotecnia habían cesado, miré el reloj y ya eran cerca de las 2.30 de la mdrugada del 2005!!!
Salí rumbo al minimercado donde el muchacho estaba solo con una botella de whisky de la cual faltaba bastante.
Al verme me dijo:
-Creí que no habías entendido mi invitación, porque no dijiste nada si volverías...
Me abrió el portó de rejas, pasé entre unos cajones de frutas y verduras hasta que entré al minimercado que recién en ese momento vine a descubrir que no era un minimercado sino una verdulería en la cual además vendían vinos, otras bebidas, refrescos y en un rincón del lado derecho había una especie de kiosco de madera con una ventanilla donde habían golosinas, condones, cigarrillos y otras pequeñas cosas por el estilo.
El estaba sentado entre los cajones bebiendo whisky y mirando para la calle a la poca gente que transitaba por allí.
-Mirá, estaba solo... pensando en mi madre.. agarré esta botella y me puse a tomar, querés un poco?
Se alegró mucho con mi visita e inmediatamente me extendió la botella para que echase un trago de whisky, ya que no tenía vasos lo obedecí empinándome la botella hasta que éste pasó a mi boca y luego fue descendiendo por mi esófago una generosa cantidad del líquido espirituoso.
Luego de tomar unos tragos me hizo entrar al local y allí fue donde descubrí que no era un minimercado.
Ni sé su nombre porque ni nos presentamos, una vez dentro me hizo pasar al fondo, detrás de un tabique de madera había un cómodo sillón que él usaba para descansar.
No he dicho hasta ahora como era el muchacho: Muy tostado por el sol, de cabello negro lacio, ojos oscuros, más bajo que yo pero con buen cuerpo de a poco fui descubriéndolo, unas nalgas muy prominentes y muy blancas en toda su extensión ya que la parte esa siempre estaba cubierta por su su malla de baño, la tela había impedido que se quemase como el resto de su cuerpo.
Una vez allí tras el tabique: atacó, ni me preguntó si quería hacer algo o si me gustaría hacer algo simplemente me puso un brazo sobre el hombro acercó su cara a la mía y me besó posando sus labios muy rápidamente sobre los mios impidiendo de esa manera un posible rechazo de mi parte.
Su lengua estaba impregnada por el whisky, aunque yo también había tomado unos tragos de la botella que me había ofrecido, pude sentir igualmente su aliento y el sabor tenía su boca que era muy acre como la bebida que había estado tomado.
Como los dos estábamos de short no fue difícil meter la mano por su pernera para ir en busca de su verga, la cual una vez que me apoderé de ella no la solté en mucho rato pajeándolo lentamente al mismo tiempo que saboreaba su lengua la cual cada vez me gustaba más y más.
Nos sentamos en el sillón que había allí en esa improvisada trastienda, me acomodé entre sus piernas y a chupar se ha dicho.
Su verga estaba "bobona" a lo mejor a consecuencia del whisky, aunque no era muy grande ni muy gorda era apetecible porque tenía un color muy claro, por supuesto a verga nueva, aunqe tenía unos 27 años y supongo que la mitad de su vida la había usado de todas las formas conocidas o desconocidas aun no había envejecido para nada, uno la veía y te venían ganas de lamerla como un helado palito.
El se contorsionó un poco gimiendo muy suavemente hasta que me hizo señas de que me pusiese sobre él porque él también quería chupármela.
A pesar de la cantidad de bebida que había en su interior, la chupaba muy bien haciéndome emitir unos muy placenteros gemidos acompañados por las contracciones que mi pija daba con cada lamida y sus succiones me excitaban cada vez más.
-No aguanto máááaassss, date vuelta que te la quiero meteerrrrr...!!!
Exclamó esas palabras con una agitación tremenda por lo que me apuré a compalcerlo porque yo también estaba al borde del orgasmo y qería sentirlo lo más fuerte posible.
Se levantó mientras yo me ponía en cuatro patas sobre el sillón, fue hacia el rincón donde estaban las golosinas y demás artículos para la venta, tomó una caja de condones, sacó uno, se lo puso sobre su verga y al ataque.
No sé si le habrá gustado verme el culo en su total magnitud, en esa pose en cuatro patas, porque se acercó y en vez de metérmela se puso a lamerlo a toda velocidad expulsando con cada lamida grandes cantidades de saliva las cuales no solamente me mojaron el orificio anal sino que cayeron hacia mis bolas majándolas muy abundantemente.
Su verga encapsulada en el condón parecía más pequeña de lo que en realidad me había parecido al tenerla dentro de mi boca, él la fue pasando por mis nalgas mientras que con sus dedos metía saliva para dentro de mi recto, mi esfínter estaba muy dilatado por el trabajo fenomenal que le había hecho con su lengua y con ese torrente de saliva que no sé como sus glándulas salivales había producido tanta cantidad.
Apoyó el glande e inmediatamente presionó para que entrase esa cabecita la cual me había gustado chupar tanto un rato antes, pero ahora que estaba por entrar en mi ser, me parecía un poco insignificante.
Entró muy rápidamente y comenzó el vaivén de mete y saca, al mismo tiempo que mi mano movía mi prepucio hacia adelante y hacía atrás, él no se quedaba atrás con cada metida me pegaba con sus bolas en las mias y luego al sacarla me daba un enorme placer con la sensación de vacío que se producía en mi interior donde unos instantes antes había estado alojada su verga estimulando y frotando mis paredes rectales.
Luego de unos minutos se agitó mucho, parecía que su verga iba a explotar dentro del condón y como consecuencia dentro de mi recto, un segundo o dos duró esa sensación y la explosión se produjo con interminables contracciones produciendo una abundante eyaculación.
Mi verga estaba al mismo nivel de excitación pero no pudo expulsar nada, algo se lo impidió, no sé que fue pero no me iba a poner a investigarlo en es momento de sumo placer que yo quería aprovechar al máximo.
Cuando el se calmó y salió de arriba mio pude darme la vuelta, me puse de pie tomé un condón me lo puse en mi verga que estaba muy dura pero seca, me senté en el sillón y le hice señas de que viniese.
El tenía miedo de que lo lastimase porque no le babía puesto nada en su ojete para lubricarlo, pero no me iba a andar con esas en ese momento lo único que me importaba era gozar por delante ya que por detrás ya lo había logrado.
Se sentó sobre mi mirándome a la cara, las piernas sobre las mias fue descendientdo el culo hasta que llegó a mi verga, allí con unas cuantas bajadas y subidas le fue entrando muy lentamente hasta que entre quejidos de dolor se la fue tragando entre besos e intercambios de saliva alcohólica se fue moviendo a toda velocidad sobre mi verga hasta que me hizo lograr el ansiado orgasmo que había estado buscando en la madrugada del primer día del año.
Ni me acordé de que al otro día tenía cita con Ignasz lo único que quería era gozar ahi en ese momento el otro día sería eso otro día.
Mi amigo quedó muy cansado o a lo mejor lo estaba de antes, a lo mejor había estado cuidando a su madre, no se la razón pero se durmió con mi verga dentro porque después de mi eyaculación le quedó allí dentro mientras él se aflojó tanto qué se durmió.
Yo también me dormí, pero cuando me desperté él seguía sobre mi pero mi verga estaba totalmente muerta y muy sucia con el condón pegado con toda la leche derretida dentro.
Lo hice a un lado me levanté, me saqué el condón, me lavé un poco luego miré el reloj, eran casi las cinco de la mañana.!!!
Me vestí rápidamente y me fui dejándolo dormido.
Cuando llegué a mi casa me dormí inmediatamente casi hasta el mediodía, me desperté muy cansado y preocupado a al vez porque en un par de horas tenía cita con Ignasz.
Ignoro que le habrá sucedido al muchacho de la verdulería porque a pesar de que pasé infinidad de veces por allí, buscándolo para pasar otro rato agradable nunca más lo vi.
A lo mejor la madre se agravó y por eso no pudo venir más a trabajar, o simplemente trabajó la noche de Fin de Año porque ese no era su trabajo habitual.
En su lugar pusieron a un muchacho de Montevideo, de unos veinte años con un pelo muy largo atado en una colita, no era muy simpático por eso no me atrevií a preguntarle por el otro, que ni supe su nombre.
OMAR
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