El mozo del establo

Hola me llamo Javi, tengo 19 años. Esta historia comienza con un pequeño viaje a un pueblo en plena Serranía de Cuenca. Dando un paseo por el pueblo me fijé en el establo y decidí acercarme para ver a los caballos. Di un primer vistazo parecía que no había nadie pero pronto ...

El mozo del establo

Hola me llamo Javi, tengo 19 años y éste es el primer relato de esta temática que escribo y he decidirlo mandarlo aquí, ¿porqué no? Espero que lo disfrutéis: Esta historia comienza con un pequeño viaje a un pueblo en plena Serranía de Cuenca cuyo nombre aquí importa poco. Dando un paseo por el pueblo me fijé en el establo y decidí acercarme para ver a los caballos. De un primer vistazo parecía no había nadie pero pronto escuché a alguien silbar y siguiendo el sonido me encontré a un muchacho de unos 18 años cepillando a un pequeño potro. El joven vestía unos vaqueros desgastados y algo ajustados y la ausencia de la camiseta me permitía observar unos brazos algo marcados por los músculos y un pecho fuerte, su pelo era negro y su tez bastante morena, seguramente debido a trabajos en el campo. Me quedé observándolo durante unos minutos, de hecho el chaval era bastante atractivo y ciertamente daba cierto morbo y sin quererlo el deseo se apoderó de mí provocándome una ligera erección. Se percató de mi presencia y, dándose la vuelta, me mostró una cálida sonrisa al mismo tiempo que unos preciosos ojos de color miel. - Hola-me dijo-¿puedo ayudarte? - Eh... sólo estaba dando una vuelta por el pueblo y me apetecía ver a los caballos. - ¿Te gustan los animales? - Pues sí, je. Por cierto, ¿No conocerás algún mirador cerca del pueblo con buenas vistas? - Claro, ahora no tengo mucho que hacer, ¿te importa que te acompañe? Iremos en caballo. Por cierto, me llamo Alex -Yo Javi No sabía que decir, era un completo desconocido aunque por otro lado disfrutaba de su compañía ya que además de guapo era de un carácter cálido y amable y eso me inspiró confianza. -Espera que me limpie un poco, no quiero ir por ahí oliendo a estiércol Mientras el conducía al caballo yo iba detrás, agarrado a él para no caerme y pese a la ducha que se dio pude percibir su aroma, olía a campo y a aire fresco. El pelo le ondeaba al viento y en ocasiones me permitían verle la nuca, tan morena como su piel; en un momento dado, también por el hecho de que seguía sin camiseta, no pude evitar una segunda erección que él debió notar y, aunque no dije nada, me moría de vergüenza Por fin llegamos y me ayudó a bajar del caballo. El sitio era precioso y con unas vistas fabulosas, también había una pequeña choza. - Aquí es donde vengo a veces a reflexionar ¿sabes? Siempre se agradece un poco de soledad, sobretodo con las habladurías que se cuentan en el pueblo. - ¿Qué tipo de habladurías? - Las que se cuecen en todos los pueblos de este tipo, ya sabrás de que hablo. Bueno dejémoslo, ¿quieres que te enseñe la cabaña? - Bien, ¿por qué no? Entramos los dos a la cabaña dejándome, con muy buenos modales, entrar a mi primero y no mucho después sentí un cálido aliento susurrándome al oído: -He visto como me mirabas y también me di cuenta de cierta cosa detrás mía cuando íbamos en el caballo. Con estas palabras me puse muy nervioso, incluso tuve algo de miedo. -Tranquilo, te he traído aquí para poder estar a solas los dos yo también me he fijado mucho en ti. ¿Sabes? Me excitó mucho sentirte junto a mí antes, en el caballo. Dicho esto acercó sus labios a mi cuello y empezó a mordisquearlo y a lamerlo de forma muy sensual al mismo tiempo que sus brazos se fundían conmigo en un caluroso y excitante abrazo. Me di la vuelta y junté mis labios con los suyos al mismo tiempo que él empezaba a quitarme mi camiseta. Me echó sobre la cama, él encima de mí y su lengua fue bajando desde mi boca hasta mi cuello, donde volvió a mordisquearme, mientras le pasaba mis dedos por su cabello siguió bajando hasta empezar a lamerme uno de los pezones, con lo cual yo estaba totalmente excitado y él al notarlo me desabrochó el vaquero y me lo fue quitando junto a los calzoncillos, dejando mi pene de 16cm al descubierto, totalmente empalmado. Alex me lo agarró con la mano y comenzó a pasar la lengua pon el glande empalmándome aún más y de repente se lo metió en la boca mientras le pasaba la lengua lo que me hizo gemir varias veces de placer. Tras varios minutos le dije que le quería hacer lo mismo con lo cual se puso de pie, y yo, sentado en la cama, le desabroché sus pantalones y bajándolos junto a los calzoncillos tuve pronto su pene muy cerca de mi cara aunque aún no estaba muy empalmado. - No me empalmo con mucha facilidad, hace falta mucha paciencia pero te aseguro que merece la pena- me susurró Alex. Dicho esto no me lo pensé dos veces y me metí su pene en la boca y pasándole una y otra vez la lengua pude notar su crecimiento dentro de ella, le lamí la punta del glande y luego el tronco, notando con mi lengua y cada vez mas cómo se empalmaba por completo quedando un aparato de 19 cm e incluso pude saborear unas cuantas gotas de líquido pre -seminal que, por cierto, estaba bastante dulce. Cuando ya llevaba unos minutos me separó y me dijo: -¿Quieres que lleguemos a más? Es tu decisión - (Esto no me puede estar pasando)-pensé- sí - dije con un tímido susurro Sacó un pequeño tubo de vaselina y un preservativo que se puso con suma facilidad de un cajón de la mesita de noche, me puso boca arriba y mis piernas sobre sus hombros, me untó la crema en el ano y fue poco a poco rozándolo con su glande con lo que gemí de excitación. Al poco fui notando como me iba penetrando, poco a poco pero con firmeza hasta que estuvo completamente dentro de mí aunque me reprimí los gemidos quizá por vergüenza. -Puedes gritar y gemir todo lo alto que quieras aquí no nos oye nadie –me susurró al oído mientras se mantenía dentro de mí. Alex me fue penetrando cada vez más rápido y con mis gemidos de placer parecía excitarse cada vez más, notaba como iba entrando dentro de mí, como me iba rozando en mi ano y de repente no pude más y eyaculé como nuca antes lo había hecho, mis trallazos de semen le sorprendieron y fueron a parar por todo tu pecho y parte de su cara. -Ahh, así que el nene tiene ganas de manchurrearme ¿no? ¡Pues te vas a enterar!- me dijo a gritos pero con un tono bastante juguetón Dicho esto se quitó el condón, se puso de rodillas sobre mí y comenzó a masturbarse pero le quité la mano y acercándome me volví a meter su pene en la boca y a saborearlo y al poco tiempo se contrajo para poder expulsar chorros de esperma que me sorprendió su dulce sabor y con mi lengua terminé de limpiar su pene de los restos de semen; al hacer esto se tumbó encima mía aún con mi esperma chorreándole por su cuerpo y nos fundimos en un dulce beso que deseé que durara horas. Mi curiosidad tuvo que romper ese silencio y pregunté: -¿Cómo es que tu semen sabe tan dulce? Fácil –me respondió con una sonrisa- mis frutas preferidas son el kivi y la fresa y la canela también me encanta. Pasamos juntos el resto de la tarde y de la noche, y al día siguiente, mientras el autobús del pueblo se alejaba conmigo dentro, Alex me guiñó un ojo desde la distancia.