El móvil
De como Ana consiguió su móvil.
El tema se estaba poniendo desesperado. Lo necesitaba. Es que todas mis amigas lo tenían ya. Solo yo quedaba en el grupo sin móvil pero mis padres no me lo querían comprar porque decían que aún era pequeña. A mis 12 años yo no me sentía pequeña en absoluto. Por un lado era pequeña para tener un móvil pero por otro ya era mayor para quedarme embarazada. Como que mama no paraba de recordarme que tenía que tener cuidado con los chicos. Mi papa me dice que todos buscaban lo mismo pero una vez que le pregunté que qué era eso que todos querían sólo supo decirme bajito y refunfuñando "llevarte a la cama, que va a ser". Mi mama le dijo que no fuera grosero y se calló
Es que mi papa es muy cortado para este tipo de cosas. Siempre me está diciendo que si con esos pantalones voy enseñando las bragas, que si se me ve el ombligo Pero luego bien que se recrea con los ombligos de mis amigas y con sus bragas. Recuerdo que una vez vino mi amiga Isa a casa para hacer un trabajo. Teníamos que tomar notas de un video y teníamos que ir pasándolo y parándolo a cada momento. Para eso nos sentamos en el suelo delante del televisor. ¡Pues papa estuvo toda la tarde sentado en el sofá mirándole de reojo las bragas a Isa! Por suerte ella no se dio cuenta porque estaba de espaldas.
Pues como os decía yo quería un móvil y si mis papas no querían comprármelo sólo quedaba una solución, el tío Alberto. Alberto es el hermano de mi papa. Está soltero y es muy enrollado. Siempre me regala discos de música guays. Es un profe de insti y sabe lo que nos gusta a los jóvenes de hoy. Claro que de regalarme un disco a regalarme un móvil hay mucha distancia. A mi tío sí le gusta la ropa que llevo y todo el rato me está diciendo que qué guapa estoy y que qué mayor me he hecho y que tendré todos los novios que quiera. Mama le dice que se calle, que no llame al mal tiempo que ya vendrá sólo.
Creo que mis papas no quieren que crezca. Lo que ellos no saben es que ya he tenido algunos rollos con chicos y hasta un novio. Tampoco es que hayamos hecho muchas cosas. Con los rollos sólo nos besamos. Eso sí, con lengua. Ellos siempre intentan más pero con las amigas nos hemos puesto de acuerdo y sólo les dejamos que nos toquen las piernas hasta un poco por encima de la rodilla pero sin pasarse. Con las amigas estamos de acuerdo y nos contamos hasta donde dejamos porque si una se deja más entonces las demás acabamos en desventaja.
Al novio le dejé un poco más. Le dejé que me tocara el pecho por encima de la ropa. La verdad es que aún los tengo muy pequeños así que creo que se quedó desilusionado. Él quería que yo le tocara abajo pero no quise. Se le había puesto un bulto muy grande y me dio corte. Era el día en que se acababan las vacaciones así que no nos hemos visto más. Después me ha hecho mucha rabia ser tan cortada y no haber aprovechado. Pero bueno, no es eso lo que os quería contar.
Mi tío viene casi todos los domingos a comer a casa y luego se queda por la tarde jugando a las cartas con mis padres o, ahora que ya hace calor, tirado en el jardín tomando el sol. Yo algunas veces lo espío desde mi cuarto porque aunque ya es mayor se le ve muy fuerte y deportivo. Es que hace mucho deporte. Es mucho más peludo que los chicos de mi edad pero yo lo encuentro muy guapo.
Cuando vino a casa el fin de semana siguiente le saqué el tema del móvil al tío y aunque me dio la razón me dijo que un móvil era muy caro para que me lo regalara. Yo no dije nada pero me quedé desilusionada total.
Después de comer el tío salió al jardín a tomar el sol. Yo lo vi desde mi cuarto. Estaba un poco picada con él pero por otro lado estaba tan bueno como siempre. Llevaba un bañador nuevo muy ajustado. Mirándole tomar el sol pensé que quizás con tiempo podría convencerle y decidí bajarme a hacerle compañía. El estaba en una tumbona y yo me senté en una silla enfrente de él. Estuvimos charlando un rato de música, del cole, de su instituto Hacía calor y el sol aún daba de valiente. Él que me ve toda acalorada y me pregunta si no quiero ponerme más fresca y tomar el sol como él. Le dije que sí y me subí corriendo al cuarto a buscar el bikini.
Desde que me empezó a salir el pecho empecé a llevar las dos piezas porque me da vergüenza que se me vean los pechos esmirriados que tengo. Están como a medio crecer, pequeñitos pero con los pezones muy grandes como ocupando todo el espacio. Mama me dice que me creceran como a ella pero no me lo acabo de creer. Ella tiene unos pechos muy grandes pero yo no se si realmente me pareceré a ella o a la hermana de mi padre que es casi plana. Creo que al final van a tener un tamaño intermedio porque para que acaben como los de mama tendrían que ser ya mucho más grandes.
Era la primera vez que tomaba el sol ese año y la verdad es que estaba blanca como la nata. Doble vergüenza me daba. Cuando el tío me vio como me estiraba en la toalla delante de él me dijo "Te vas a quemar toda. ¿No tienes crema protectora?"
Por supuesto que tengo pero no había pensado en bajarla. El sacó la que llevaba y me dijo "¿Venga, quieres que te la ponga yo?". Fue como si una corriente eléctrica me pasara por el cuerpo pero solo acerté a decir que si con la cabeza. Se acercó a mí y se arrodilló a mi lado. Lo primero que noté fue la frialdad de la crema en mi espalda. El tío empezó a aplicarla en la espalda con un masaje suave. Tiene unas manos muy grandes y cuidadas y me las pasaba por la espalda. Yo estaba que no me atrevía ni a moverme. De la espalda pasó a los costados y yo notaba sus grandes manos muy cerca de mis senos. Cierto que se paraba donde empezaba el bikini pero yo lo notaba igual porque estiraba la piel y hacia que se me movieran contra la tela del bikini. Después siguió por las caderas y me hizo un poco de cosquillas. "¡Tío que me haces cosquillas!" le dije y el se reía. "Bueno ya paro". En lugar de ello empezó a embadurnarme las piernas. Primero las pantorrillas y luego fue subiendo poco a poco hasta casi llegar a mi entrepierna. Yo no me atrevía a moverme. El me separó las piernas y aplicó crema en la parte interior.
En ningún momento llegó a rozar mis partes íntimas pero tal como hacía el masaje conseguía que se me movieran las nalgas e incluso noté como se me abría la rajita dentro del bañador. Yo estaba super incomoda y roja como un tomate. En realidad no podía decirle nada al tío porque todo parecía de lo más natural pero me sentía toda toqueteada. Entonces me dijo que me girara. Me giré y le dije que ya bastaba pero me dijo que se me iba a quemar la barriga y me lanzó un chorrito de crema en la barriga. Yo no sabía que hacer y acabé estirándome y cerrando los ojos. Me daba vergüenza. El estaba arrodillado a mi lado, al extender la crema por la barriga los dedos le entraron una o dos veces por la braguita pero muy poco. Ladee la cabeza y entreabrí los ojos. El bulto del tío estaba justo delante mi cara. Se le notaba la cosa completamente tiesa a través del bañador. Entonces para acabar de descolocarme me puso crema en los hombros y al aplicarla fue bajando por el escote hasta que casi me estaba masajeando los senos. Yo no sabía reaccionar. Mi tío me estaba poniendo a 100 y yo sólo acertaba dejarlo hacer. Notaba que la rajita se me había quedado como hinchada y abierta y me sentía toda sudorosa no se si del calor o de qué .
Entonces acabó como de pronto y se fue a sentar en su tumbona. "Ya está me dijo" y en ese momento oí a mi madre entrar en el jardín y llamar a mi tío. "¿Alberto quieres jugar una partida?" El contestó que sí que ahora iba. "Vaya, tan bien como estábamos voy a tener que dejarte sola". "No pasa nada" conteste y la verdad es que estaba hecha un lío. ¿Pues no había estado mi tío sobándome con la excusa de la cremita para el sol? Y cómo se le había puesto el bulto. ¡Parecía a punto de explotar!
Me quedé al sol pensando en mi tío. La confusión se me convirtió en un calorcillo en la rajita que seguía notando como abierta y muy húmeda. Me levanté y corrí a mi habitación. Al quitarme el bikini comprobé que la braguita estaba completamente mojada. Parecía que me hubiera meado. ¿Había visto mi tío toda esa humedad? ¿Lo habría relacionado? Pensé que lo que era seguro es que al tío yo le gustaba. Entonces se me ocurrió que si le gustaba a mi tío eso bien podía utilizarlo para hacer que me comprara un móvil. No sabía como pero tenía que probarlo. Y además mi tío me gustaba un montón. Comparado con él los chicos de mi edad eran tan crios!
Al día siguiente tenía decidido que tenía que intentar algo. Por esa época los lunes por la tarde tenía clase de inglés al acabar el cole. La academia está cerca del piso de mi tío y al acabar decidí acercarme por su casa. Muy bien no sabía qué hacer para conseguir el móvil pero algo tenía que intentar.
Llamé a la puerta hecha un manojo de nervios. No estaba. Ya estaba a punto de girarme y salir corriendo cuando me abrió la puerta. Entré directamente diciéndole "Hola"."Hola" me contestó él. "¿De donde sales tu? me dijo mirándome con curiosidad y una sonrisa en los labios. "De clase de inglés. He venido a que me dejes algún disco". Era un poco extraño porque yo nunca había ido a su casa a pedirle música. Normalmente él la traía el los domingos.
Me hizo pasar a la sala de estar, me hizo sentar y me dijo que si quería tomar algo. "¿Una coca-cola tienes?" "Por supuesto" contestó y se fue a la cocina a buscarla. Yo me sentía tonta sentada en el sofá esperando la coca-cola y sin saber cómo seguir.
"Nunca te había visto en uniforme" me dijo al entrar de nuevo. "Te sienta muy bien" y se sentó a mi lado. Con la coca-cola en la mano yo no sabía qué decir ni que hacer ni nada. "Ahora de verdad, ¿a qué has venido?" me preguntó mirándome a los ojos. Entonces le solté que quería un móvil, que todas mis amigas lo tenían, que no había derecho El sólo me miraba y sonreía. Estuve un rato hablando sin parar como una locomotora hasta que al final me di cuenta de que él no decía nada y se había quedado mirándome con una sonrisa en la boca. Le pregunte que porqué me miraba así. Entonces el se acercó un poco más y arreglándome un mechón de pelo que me caía en la cara me dijo: "creo que no es sólo un móvil lo que tu quieres". Yo me quede muy quieta y sin poder apartar mis ojos de los suyos. El fue acercando su cabeza hasta que estaba a centímetros solo de la mía "¿verdad?" me dijo en un susurro. Lo dijo de una manera que me estremeció toda. Entonces me besó en la boca. Yo tonta me mantuve clavada sin hacer nada. El beso fue muy suave, ligero. Luego siguió besándome la cara, "¿verdad?", repetía lentamente mientras me acariciaba el pelo con una mano y me daba besos en las mejillas, en las orejas, en los labios Al final logré mover levemente afirmativamente la cabeza.
Su otra mano se posó en mis rodillas. La falda del uniforme queda un poco por debajo de la rodilla. Las monjas son muy estrictas en eso. Pero él enseguida encontró la piel bajo la falda. Yo había cerrado instintivamente las piernas pero el tío me las hizo abrir poco a poco con sólo acariciarme las rodillas. Yo tenía una flojera total por todo el cuerpo. El me repetía constantemente lo bonita que era, la piel tan dulce que tenía Mientras su mano iba subiendo poco a poco entre mis piernas. No me di cuenta de cómo lo hizo pero el peto del uniforme cayó sobre mi falda. Me lo había desabrochado sin que yo me diera cuenta mientras yo estaba concentrada en lo que hacia su mano entre mis piernas. Debajo del peto llevaba la camisa blanca del uniforme pero al caer de pronto fue como si me diera cuenta de lo que estaba pasando y me entró el miedo. "Tío para por favor" le dije apretando las piernas y agarrándole la mano para que no la subiera más. Mi voz no es que sonara muy convencida. De hecho estaba otra vez roja como un tomate. Él me agarró la barbilla y me miró a los ojos. "Vamos Lidia. Si es a lo que has venido " A esto yo aún me puse más roja. Entonces el se puso de pie. "Además mira como has puesto a tu tío". Con esto me señaló la entrepierna de sus pantalones Tenía un bulto muy grande en el pantalón. Entonces se bajó la cremallera poco a poco sin apartar sus ojos de los míos y se la sacó allí, delante de mío. Era inmensa, toda roja. Del pantalón salían unos pelitos rizados. La punta se veía como brillante.
"Tócala, anda" me dijo sentándose de nuevo a mi lado. Me cogió la mano y la llevó a su cosa. Estaba caliente y suave. Puso mi mano alrededor de ella y la movió suavemente arriba y abajo. La piel seguía los movimientos de mi mano pero yo notaba el miembro duro debajo de esa piel. El tío volvió a poner la mano entre mis piernas pero esta vez yo ya no era capaz de decir nada. Abrió la mano separándome las piernas suavemente. Yo estaba hipnotizada mirándole la cosa en mi mano. Se agrandaba por momentos, le salían venitas y se ponía cada vez más dura. Noté que me tocaba la entrepierna de las bragas. Yo estaba derretida pero cerré las piernas instintivamente lo que fue peor porque con ello acabé apretando su mano contra mi cosa. Volvió a abrir la mano poco a poco y suavemente volví a abrir las piernas ante sus caricias hasta quedar completamente a su merced. Olía el sudor de mi tío y eso me turbaba profundamente. Notaba sus dedos explorándome sitios que nadie me había tocado antes. La sensación que subía de mi raja era cada vez más intensa. Sin darme cuenta jadeaba. De pronto noté su otra mano, que me había pasado alrededor de los hombros, entrando por la blusa y buscando mis pezones. Fue como si me hubieran dado una corriente eléctrica en medio de las piernas. Fue salvaje. Fue el primer orgasmo de mi vida porque os aseguro que lo que había sentido hasta aquel momento al hacerme dedos o era nada comparado con aquello. Con todo yo tenía miedo que mi tío quisiera más, que quisiera meterme aquella cosa inmensa y me hiciera daño. Debió notar algo porque me dijo que no tuviera miedo, que no tenia intención de hacerme nada más. Yo asentí con la cabeza sin decir nada. Era incapaz de decir nada. Mi mano seguía alrededor de su pene. Ahora notaba pequeños espasmos. La rodeó con la suya y empezó a movérmela con más fuerza. En la punta, rosada y distinta al resto, tenía una rajita que se abría cuando él me empujaba la mano hacia la base del pene arrastrando la piel. De pronto salió un chorro blanco de aquella raja que me dio en la cara. Él no dejó mi mano sino que siguió haciendo que se la frotara con la suya. Gruesos goterones de un líquido blancuzco seguían saliendo y se desparramaban por mi mano y bajaban por mi brazo hasta el codo. Él tenia sus ojos muy fijos en mi cara y yo estaba cada vez más nerviosa.
"Creo que vas a tener móvil" sobrina me dijo con una voz gutural que no le había oído nunca.