El movil

No sabía como plantearle a mi madre que necesitaba una conversación seria y tendida con ella....

Bueno, este es mi primer relato, gracias a una amiga que me ayudo a completarlo.

No sabía como plantearle a mi madre que necesitaba una conversación seria y tendida con ella, tenía que hablarle urgentemente y aclarar una seria duda... porque lo que había visto con mis propios ojos, era algo que todavía no asimilaba, que no me llegaba a creer. Estuve esperando varios días y no encontraba el momento de planteárselo, al final y después de muchas vueltas me decidí, cogí el móvil y la llamé:

  • Hola Mamá... soy yo.

  • Buenos días Lydia, hija, ¿qué tal estás?

  • Bien mamá, tenía unas ganas tremendas de hablar contigo. ¿Puedes hablar?

  • Claro hija, ahora no tengo mucho trabajo.

  • Puedo dejarlo para el viernes cuando nos veamos... pero... es que no podía aguantar...

  • Hija, me preocupas, ¿qué pasa?

  • Me tienes que contar un par de cosillas, mamá.

  • Pero Lydia, dime algo cariño, me estás poniendo nerviosa. ¿Es algo grave?

No encontraba las palabras para preguntárselo, quería ser directa pero me costaba lanzarme. Al final se lo lancé:

  • Mamá, ¿Qué hacía un hombre el domingo en tu cama?

Hubo un silencio largo... de varios segundos, supongo que no había reaccionado a esa pregunta inesperada y menos que lo supiera con tanta seguridad.

  • ¿Mamá? ¿Sigues ahí?

  • Sí, sí, hija... verás... esto no podemos hablarlo así. ¿Nos vemos el viernes y te cuento?

  • Pero mamá, me explicarás, supongo... habrá una explicación...

  • Claro mi amor, pero por favor no le digas nada a tu padre.

Después de colgar con mi madre y que ella me corroborara que la persona que vi el domingo en su cama no era mi padre, me quedé aun peor... me parecía increíble. Llegué a pensar que era fruto de mi imaginación, pero no.

Mi madre es una mujer muy atractiva, a sus cuarenta y tantos se conserva muy joven, siempre ha sido objeto de miradas de los hombres, a veces incluso me he sentido celosa cuando los piropos iban más destinados a ella que a mí, siendo yo mucho más joven. Pero está claro que a pesar de ser una mujer con varios hijos conserva una figura envidiable, y mi padre siempre ha presumido de ella, lógicamente, pero además lo curioso es que son una pareja muy unida, lo que no entendía es que le hubiera puesto los cuernos ni cuanto tiempo llevaba haciéndolo, suponía que no mucho porque vivimos en un edificio de tres plantas y nos vemos a diario, sabía que no había movimientos de hombres, al menos no que yo hubiera detectado antes.

Llegó el viernes y estuve disimulando toda la semana tanto con mi marido como con papá, al que no mencioné nada,  a pesar de que me notó rara y me preguntó en varias ocasiones qué me sucedía. Al fin pudimos quedarnos mi madre y yo a solas, como siempre los hacemos los viernes, quedamos nosotras y charlamos del trabajo y de nuestras cosas.

  • Mamá, entonces... por lo que me dijiste... ¿Es cierto que te acostaste con un tío?

  • ¿Te apetece un café?

  • Mamá... por favor... no me esquives.

  • Hija no sé como empezar, me da muchísima vergüenza... pero ¿Me has visto?

  • Claro. Entré en casa con mi llave y fui a tu habitación y cuando vi que un tío desnudo estaba sobre tí... pensé que era papá, pero luego me di cuenta que no, que era mucho más joven.

Mi madre estaba de espaldas preparando el café, no se atrevía a contarme nada y yo intenté no ponerla más nerviosa. Me levanté y le dí un abrazo por la espalda.

  • Ven siéntate, cariño. Te contaré todo.

  • Pero ¿Todo va bien con papá, verdad?

  • Sí, hija, si ha sido todo una locura... no sé que me pasó.

  • Cuéntame...

  • ¿Recuerdas que puse en alquiler el piso de arriba?

  • Si, claro que me acuerdo, vino un matrimonio con su hijo adolescente. Pero ¿qué tiene que ver?

  • Espera, que te explico. Pues este matrimonio es muy agradable y después de firmar el contrato, tuvieron que ausentarse porque murió un familiar y me pidieron si podía atender a su hijo mientras estaban fuera por si pudiera necesitar alguna cosa.

  • Si, ¿Y...?

  • Pues nada, que dije que sí, que estaba sola y que le atendería gustosamente, además el chico me parecía muy agradable y educado.

  • Si, parece buen chaval... pero sigo sin entender nada.

  • Pues mira, a eso de las tres de la tarde, llama Marcos a la puerta y le pregunté si necesitaba algo.

  • ¿Marcos?

  • Si, el chico... se llama Marcos.

  • Ah, vale.

  • Me dijo que iba a la tienda a comprarse algo para cenar y si quería me traía alguna cosa que necesitase. Le dije que no, pero ya que estaba solo que se viniera a casa y cenábamos juntos.

  • Tu siempre tan caritativa, mamá.

  • Ya me conoces. Me dijo que no quería molestar, que tal y cual, pero yo le dije que lo hacía encantada.

  • Mamá, sigue... te estás enrollando, ¿qué tiene que ver el chico ese en todo este lío?

  • Mira a las nueve en punto se presentó Marcos vestido como un pincel, con su camisa de rayas, su pantalón vaquero y traía una botella de vino. Él me miraba detenidamente  Ni me había dado tiempo a cambiarme pero el chico no me quitaba ojo, sobre todo al culo y al escote. Me fui a cambiar y además me invitaba a que me pusiera algo cómodo. Pero me gustaba mucho como me miraba.

  • Mamá, por favor, si puede ser casi tu nieto...

  • Oye guapa, que no soy tan mayor...

  • Sí, pero es un chaval.

  • Bueno, no quise ponerme demasiado atrevida, pero el hecho de ser observada así, me empujaba a querer estar algo sexy.

  • Mamá...

  • Pero al final me dije, bueno "no hagas tonterías". Me puse el pantalón del pijama y una bata corta por encima.

  • Menos mal...

  • Sí, pero él seguía mirándome de una manera... el pijama ajustado, el canalillo que dejaba la bata... no sé, qué manera de mirar, hija.

  • ¿Tanto te miraba?

  • No veas con qué descaro...

  • ¿Y tú qué hacías?

  • Le invité a tomar una Coca-cola y me seguía con la mirada todo el tiempo. Me gustaba sentirme tan atractiva.

  • Ya te estoy viendo... ya.

  • No hija, no creas que me insinuaba, para nada. Nos pusimos a ver la tele. Entonces... sonó el teléfono móvil.

  • ¿El tuyo?

  • Sí, era tu padre, que susto me dió llamando casi a las doce.

  • ¿Eran ya las doce?... ¿Desde las nueve con ese chico?

  • Sí, estábamos viendo una peli... algo... porno.

  • ¿Cómo que algo porno?

  • Sí, empezó normal, me estaba gustando pero luego fue tomando más temperatura, hasta que llamó tu padre.

  • ¿No le dijiste que estabas con Marcos?

  • No, me puse a hablar con él de si los vecinos habían firmado el contrato pero no le comenté que cené con su hijo. Luego nos enrollamos con el tema del papeleo... ya sabes como es tu padre, luego me senté en el brazo del sofá con las piernas estiradas y seguimos charlando.

  • ¿Y el chico que hacía mientras?

  • Pues estaba jugando con su móvil y con mi otro teléfono, el que uso en el trabajo. De repente le tiró entre mis piernas y como tenía las manos ocupadas tuve que apretarlas para que el teléfono no se estampara en el suelo.

  • ¿Y por qué hizo eso?

  • Pues le había puesto en modo vibrador y llamó desde el suyo, por lo que mi otro teléfono comenzó a temblar entre mis piernas.

  • Y ¿qué hacías?

  • No hacía nada, estaba hablando con tu padre y en la otra mano tenía el vaso. El móvil no dejaba de vibrar entre mis muslos. Para colmo puso su vaso entre mis dos tobillos quedándome inmovilizada de piernas. Le pregunté por señas qué coño estaba haciendo. Pero él se divertía. Se me acercó al oído libre y me susurró: "Sigue hablando con tu marido"

  • Qué travieso.

  • Y tanto. Mientras tanto tu padre hablaba y hablaba y yo tratando de mantener la conversación, aunque él me notaba rara y me preguntaba qué me pasaba.

  • ¿No le decías lo que pasaba?

  • No, preferí no decirle... ya sabes que no le gusta que venga gente a casa cuando él no está, no quise disgustarle.

  • ¿Y Marcos que más hacía?

  • Pues dejó de llamar a mi otro móvil y cuando pensé que se había cansado, puso el canal de la peli porno de nuevo y volvió otra vez a llamar, pero esta vez asegurándose que el móvil estaba muy cerca de mi entrepierna haciendo que vibrase a base de bien.

  • ¿Y tú?

  • Pues me hacía cosquillas y daba gustito la situación.

  • ¡Mamá!

  • Hija, ¿qué quieres? Pero es que luego ese chico me decía al oído: "¿Te gusta eh zorrita?"

  • ¡Dios!

  • Sí, pero después no contento con eso, me comenzó a repetir al oído: "¿Quieres más?"

  • Le dijiste que no, claro...

  • No hija, solo pude soltar un pequeño gemido cuando su lengua jugueteaba en mi oreja y papá seguía hablándome por el otro lado.

  • ¿Qué pasó después, mamá?

  • Pues tuve un orgasmo medio apagado para que tu padre no me notara nada y eso que no dejaba de preguntar. Luego Marcos se fue a mi habitación y vino con una bata de tu padre. Entonces quise parar todo aquello, pero él repetía que no, que quería seguir jugando. Soltó los botones de mi bata y agarró mi pecho retorciendo mi pezón y mis palabras no eran palabras, eran casi gemidos.

  • Papá se extrañaría...

  • Claro, me preguntaba sin cesar, pero yo respondía que estaba fatigada con mi alergia.  Intentaba colgar con tu padre, pero Marcos se negaba, le gustaba repetirme la frase "¿Te gusta eh zorra?"

  • Pero qué canalla...

  • Volvía a sobarme las tetas y yo hablando por teléfono, incluso una vez cuando respondí que sí me gustaba, al otro lado me decía tu padre "¿que sí qué?". De pronto Marcos me dice susurrando al oído: "Cuélgale que hoy vas a ser mía, puta".

  • Y qué le dijiste.

  • Que sí. Y colgué el teléfono. Marcos me ordenó que me levantara. "Ahora métete la mano en el pijama y dime lo mojada que estás, cerda"

  • ¡Por Dios! ¿Lo hiciste?

  • Sí, lo hice y también cuando me ordenó chuparme los dedos uno a uno. Después me besó y mi lengua se entrecruzó contra la suya.

  • Estás loca, mamá.

  • Después me volvió a preguntar: "¿Te gustó zorrita?" y le contesté: "Si... quiero más."

  • No te conozco.

  • Me desnudó en un momento. Me bajó el pijama y pasó su mano por mi rajita para comprobar que estaba mojada, luego se chupó los dedos y me ordenó que le chupara sus dedos.

  • ¿Desnuda?

  • Sí, luego me pidió que se la chupara, sacándola de debajo de la bata. Le dije que nunca lo había hecho. "Arrímate aquí y chúpamela" me ordenó.

  • Y le dijiste que no, claro.

  • Pues no hija, estaba tan caliente que no pude negarme, me arrodillé y se la chupé, me dio algo de asco al principio, pero luego me fue gustando y de pronto me dijo que se iba a correr, cuando vio que iba a apartarme, me dijo "No, puta, trágatelo" y obedecí, me lo tragué todo.

  • Es tremendo...

  • Si, luego me dijo: "Vamos a tu cama" y allí es cuando nos debiste ver... No paramos de follar, hija mía...

Si mama allí fue donde te vi, al verlo me marche corriendo, para mi casa en aquel momento para mi fui un sueño, era algo que no comprendía.

Ya lo se hija, fui un error, e intentare que no vuelva a pasar, pero ya que sabes parte de la historia voy acabarla que no acabe

Pero mama, aun me extraña de ti que me quieras contar mas.

No hija, tienes razón, no tengo ganas de contarte mas, pero tu querras saber el final.

Si, mama quiera, ya estoy mojadita, cuéntame.

Pero hija, tu….

Si mama

Bueno como estamos solas esta bien, bueno te sigo contando, sentí el golpe de la puerta y me imagine que fueras tu y que me vieras a mi y a tu padre a un en cama.

Si mama, es verdad pensé eso, pero después me acordó que mi padre estaba con mi marido pescando. Y sabia que no podía ser.

Si, tienes razón, me desperté, y mi reacción, fue que en vez de levantarme y olvidarme de todo, me arrime a el lo bese para despertarlo

Pero mama, como se ocurre hacer eso.

Nada eso no fue lo peor,pues

Como que dices que no fue lo peor..

No escucha, nos besamos nuestras lenguas se entrecruzaron de nuevo, y le digo cariño, me voy levantar y hacerte el desayuno

Mama. Tu estas loca.

Si hija, si. Me levante, y como estaba completamente desnuda, me iba a poner la ropa interior y a continuación la bata, y el me dice, ponte solo la bata.

Y no lo harias, te pusiste todo.

No hija, hice lo que me mando, le eche una pequeña risa, y me puse la bata, y me fui para la cocina.

Pero mama, que es mas joven que yo.

Si hija lo se, te sigo contando, me fui a preparar el desayuno, lo estaba preparando tranquilamente, cuando se me acerca por detrás, y me dice, buenos días mi zorrita. Yo le contesto buenos días mi amor.

Pero mama, estas enrollado con el o que.

Hija, espera. Yo estaba en el fregadero, recogiendo las ultimas cosas, y el me dice, que cuanto viene tu marido. Yo le contesto viene el lunes que fue a pescar con el marido de mi hija. El me dice, vale pues este finde me quedare aquí contigo

Y tu le dirias que no, que se tenia que ir.

Yo le iba a decir que no, pero mire para el, y vino hacia a mi, me beso nuevamente, y me contestación fui, si claro, no quiero dormir sola.

Mama, por favor. Estas completamente loca.

Nos sentamos a desayunar, tranquilos y calladitos, cuando el me dice, aquella foto que hay encima del comodin de tu habitacion es tu hija. Yo le contesto que si, y me dice, es tan zorra como tu.

Y tu le has dicho que no soy zorra.

Si hija, le dije que no eras, y además le dije que no te hiciera nada, que yo seria su zorra.

Pero mama, como le has dicho, eso.

Ya ves, nos besamos nuevamente, el se vistió, y se marcho.

(continuara)

Espero vuestras opiniones juanmamotero@hotmail.com