El movil (3) (final)

Mientras que mi hija estaba con los móviles, yo fui abrir la puerta, y cuál fue mi sorpresa...

  • Si, mama tienes toda la razón. Hablaremos con él, será lo mejor.

-Así me gusta hija, ya son las cuatro de la tarde, hablaremos con y quiero que….

  • Suena el timbre. ¡Ding dong!

  • Hija, guarda y apaga los móviles rápidamente

  • Mientras que mi hija estaba con los móviles, yo fui abrir la puerta, y cuál fue mi sorpresa, era el sí, pero únicamente, me venía a decir que a las ocho vendría. Se fue rápidamente, y yo avise a mi hija. Se lo he comente.

  • Mi hija entonces saco los móviles del cajón, y me dice mama, estoy pensando una cosa.

  • Que hija, dime. Mientras nos dirigíamos al salón.

  • Me contesta mi hija, has llegado a pensar, que si hiciéramos el trío con Marcos, tú y yo nos estaríamos besando. Uff que repelús solo pensarlo.

  • Hija, no digas eso, no está bien que digas eso, sabiendo que tu, tienes muy buenas amigas, que son lesbianas. ¿Te han besado alguna vez?

  • No, pero sí que lo intentaron muchas, además…, yo creo que eso es probar como todo.

  • Así me gusta hija, bueno vamos a ver un poco la televisión, y nos sentamos un rato. Nos quedamos las dos pensando, yo principalmente en las palabras que había dicho mi hija, y tenía toda la razón del mundo, yo podría estar besando a mi propia hija. Me quede dormida, de lado de mi hija, estaba relajada totalmente, soñando que todo lo que había hablado con mi hija era un sueño.

A eso de las siete me despierto, y veo que mi hija está apoyada sobre mi hombro durmiendo, me quedo mirando para ella fijamente, y recordando lo que me había dicho antes. Yo no sé lo que hacía, pero sus labios me estaban atrayendo, tan sexuales, tan dulces, no me los podía sacar de la cabeza, tenía ganas de besar esos labios, y saber que se sentía a besar a otra mujer. Mis labios ya estaban a escasos centímetros de los de mi hija, cada vez faltaba menos para besarlos, y cada vez menos, estaba sintiendo su aliento en mis labios, y yo estaba dispuesto a todo, ya me faltaba poco, estaba a punto de besarla, y cuando sus labios tocan los míos, noto un excitación por todo mi cuerpo, que no me permite parar. Me separo y vuelvo a besarla, y noto que ella empieza a contestarme suavemente, sigue con los ojos cerrados, y lleva su mano a mi cabeza, estaba empezando abrir la boca para sentir su lengua dentro de mi boca, y….

  • Ding, dong…. Suena el puto timbre. Las dos nos sobresaltamos, nos levantamos rápidamente, pero mirándonos fijamente, y ya no sabía lo que hacíamos, hasta que de repente suena de nuevo el timbre. Fue mi hija abrir, mientras que yo me dirigí al cuarto de baño, estaba completamente nerviosa, no sabía qué hacer, me fui nuevamente sala, y cuál fue mi sorpresa, que acabara de llegar de excursión mi otra hija, que se llama Patricia y venía acompañado de Marcos.

  • Y le pregunto a mi hija Patricia, pero tu avión no llegaba a las diez.

  • Ella me contesta, si mama, pero hubo un avión antes, y me dio tiempo a cogerlo.

  • Ah, muy bien, mejor así, ya no te tenemos que ir a buscar.

  • Donde esta papa, y Carlos.

  • Le contesta mi otra hija, nada fueron a pescar a la casa de campo, ya sabes.

  • Ah, vale, mira os presento a este chico, que venimos hablando todo el camino en el autobús, porque, como no os avise para ir a buscarme.

  • Yo le dije, claro, porque no avisaste.

  • No pasa nada mama, ya esta, se llama Marcos.

  • Y le dice mi otra hija, tranquila hermana, que ya lo conocemos, es nuestro nuevo vecino, lo que no entiendo, es porque se tuvo que marchar.

  • Y dice Marcos es que mi madre, trabaja en el aeropuerto de limpiadora, y tuvo un pequeño accidente, que al final fue un susto, y coincidimos en el mismo autobús. Voy al baño.

  • Mientras que iba al baño, solo se me ocurre decirle a mi hija, te paso algo con él.

  • Pero mama, como se te ocurre decir eso, si acaba de llegar.

  • Mama fue maravilloso, nos dice Patricia.

  • Hija. Que paso

  • Cuéntanos hermanita.

  • Pues nada, iba el autobús completo hasta arriba, y solo quedaba libre el asiento que estaba a mi lado, como un chico muy educado, me dijo si estaba libre, y le dije que sí, yo estaba súper cansada, y puse el móvil en modo vibración.

  • Ya está. El cabrón este

  • Que pasa mama.

  • Nada hija, sigue.

  • Bueno como os iba diciendo, puse el móvil en vibración, y me dispuse a dormir un rato, mi móvil empezó a sonar, y lo tenía entre mis piernas, yo no me daba cuenta de él, estaba soñando que era un consolador.

  • Hermanita, tan jovencita y ya.

  • Pero hija. Le digo yo sobresaltada

  • Que pasa. Ya cumplí los 18.

  • Si hermanita, perdónanos.

  • Bueno sigo, el autobús tuvo que frenar de golpe, y yo me desperté de sopetón, y vi que entre mis piernas y debajo de mi falda, no era el móvil lo que se movía, sino la mano de él, mire para decirle que sacara la mano de ahí, pero no me dio tiempo, porque en ese instante, me había introducido un dedo en mi conejito, y lo único que salió de mi boca, fue un gemido de placer. Iba a gritar, pero el rápidamente tapo mi boca con la suya, rápidamente nuestras lenguas ya estaban en contacto la una con la otra, y estábamos los dos desesperados, por hacerlo allí mismo, pero el autobús se va parando, hasta que freno totalmente. Y escuchamos, por la megafonía de la autobús, que era la última parada. Y de mi boca sale, joder. Entonces nos cogimos de la mano, el cogió mis maletas, y nos venimos para aquí.

  • Hija, seguro que no paso nada más.

  • No mama, no seguro, que no paso nada más. ¿Por qué lo preguntas?

  • No, es que

  • Nada hermanita, que mama piensa, que….

  • No mama, por dios.

  • Gracias hija, voy a preparar la cena. Y mis hijas me contestan, te ayudamos.

  • Patricia me dice, primero me voy a duchar y después os ayudo.

  • Esta bien hija, no te preocupes, entre tu hermana y yo haremos la cena.

  • Vale mama.

  • Mi otra hija me dice, mama siéntate aquí un momento, quiero hablar contigo.

  • Que pasa hija, dime.

  • Mama, me he dado cuenta lo que ha pasado antes, y me ha gustado.

  • Hija lo siento fue un error, no se va repetir, además…. Antes de que terminara la frase, mi hija ya me estaba besando, note como entro su lengua en mi boca, estaba teniendo una sensación que nunca había visto antes, mi conciencia quería pararlo, pero yo no podía, estaba ardiente después de la historia que me conto mi hija la menor, hábilmente mi hija, saco un pecho para fuera, y empezó a chupar de él, estaba en la excitación, no sabía lo que estaba haciendo, lo tenía que parar, pero no sabia como, quería separarla de mi, pero mi otra hija se acerco con el albornoz puesto, iba a decirle algo, pero su boca beso la mía haciéndome callar, yo le conteste sin ningún remordimiento, también se pusieron en contacto nuestras lenguas se separo de mi , y desabrocho el albornoz y acerco su pecho a mi boca, estaba teniendo orgasmo tras orgasmos, no sé que nos pasaba a las mujeres de esta casa, no dejamos de besarnos y acariciarnos, nuestras bocas y nuestras manos no paraban de moverse, estábamos completamente desnudas, mi excitación era tal, que disfrutaba más que cuando hacía el amor con mi marido, caí rendida en el sofá, y mis ojos vieron que Marcos estaba sentado en la butaca completamente desnudo, viendo el espectáculo que le estábamos dando, era impresionante, para mí no era cierto, pero finalmente

  • Siento que me llaman, cariño, despierta, despierta cielo, mi amor.

  • Si Marcos, dime.

  • Que coño de Marcos, si soy tu marido, has tenido un sueño.

  • Como que dices, que he dicho.

  • Anda dejalo, tomate un poco de agua, y descansa, que aun son las tres de la mañana.

Le hice caso a mi marido, y nuevamente me quede dormida, quería saber si podía seguir con mi sueño, pero era imposible, estaba intentando recordarlo, ya empezando a recordar….

Suena la alarma del reloj. Son las nueve de la mañana.

De mi boca sale, joder

Ya era el día siguiente, y me levante de la cama, con mi conejito totalmente humedo, mi marido ya no estaba, ya se fuera a trabajar, y me puse a desayunar, para ponerme a trabajar y me quede pensando, fue un sueño o fue real. Lo único que...

Suena el teléfono.

  • Hola Mamá... soy yo.

  • Buenos días Lydia, hija, ¿qué tal estás?

  • Bien mamá, tenía unas ganas tremendas de hablar contigo. ¿Puedes hablar?

  • Claro hija, ahora no tengo mucho trabajo.

  • Puedo dejarlo para el viernes cuando nos veamos... pero... es que no podía aguantar...

  • Hija, me preocupas, ¿qué pasa?

  • Me tienes que contar un par de cosillas, mama

-

(final)