El mototaxista
Cuando el culo termina intercambiando funciones con el cerebro y el chico bueno termina siendo el sumiso de alguien peligroso. Esto es solo el inicio.
EL MOTOTAXISTA
Sábado en la noche, sé que mis padres deben estar durmiendo y seria un día especial conmigo mismo ¿si me entiendes? Hoy no sería la típica paja diaria.
Cerré la puerta con seguro, coloco varias de mis camisas sucias debajo de las rendijas de la puerta para que la luz dentro de mi cuarto no me delate y una sensación de excitación invadió mi cuerpo.
Pongo en la computadora esa porno que tanto me llamó la atención, acerco la crema de mano, opto por dejarme los bóxers además de mi playera para dormir y me coloco los audífonos para no ser descubierto.
En cuestión de segundos la crema ya esta regada en mi verga dura y mi mano la recorren de arriba abajo con presión y movimientos enérgicos, haciendo énfasis en mi frenillo sensible.
Con mí vista fija en la porno un pensamiento recurrente alienta mi paja, uno de los actores porno se parece a mi vecino y es imposible no poder pensar en que necesito que él me meta su verga, fuerte y contundente haciéndome gritar.
Mi primera paja de la noche se ve acelerada por esa fantasía que en un principio me pareció lo más extremo del mundo y los gritos a todo volumen en el video me llevan a la locura.
No se habían reproducido ni 5 minutos de videos y perdí el control, manché mi abdomen y camisa, que arrechera me da ensuciar mi ropa, que arrechera me da desperdiciar esa paja así.
Últimamente me había sentido más caliente que nunca y es que tener dos meses sin nada no está fácil, yo se que tú que me estás leyendo entiendes esto pero por mas tipos que estén en twitter, grindr, manhunt o hasta en la propia vida “real” lo tiempos de sequias existen y a veces una paja no basta para calmar.
Toda mi vida he sabido que me gustan los hombres pero ni yo mismo creía que fuera así, fue a mis 19 años cuando por primera vez, esa venda que me había colocado una crianza machista se quebró por completo aunque con mucha duda y miedo.
Yo había tenido novia y toda esa paja pero luego de probar a un hombre las perspectivas cambiaron por completo. Fue un compañero de clases en la universidad que tenía ese “toque” pero era pana y yo tenía curiosidad.
A los 19 la calentura bestial y solos en casa de mi amigo nos llevo a terminar haciendo el trabajo anal y oral por toda una tarde dejando de lado una asignación bastante importante de ingles pero valió la pena.
El rumbo cambió desde mi primera vez y actualmente, a mis casi 21 años, todavía mis padres no lo saben, lo que ha sido poner en juego excusas, psicologías y mentiras para tapar eso de que soy un hombre a quien le gusta otros hombres y necesito escaparme para hacerlo sin que sepan.
Estoy seguro que si mi padre, o mejor dicho el hombre que puso su esperma, se entera, saldré volando de la casa y todo el barrio se va a enterar. Sus rutinarias llegadas a casa borracho ha hecho de mi vida un infierno.
Mi mamá por el contrario sigue enamorada de él lo que ha hecho que una parte de mi la odie con su muy enmarcada creencia en el catolicismo. No tengo mucho con quien contar pero es lo poco que tengo y de alguna forma retorcida y triste mi vida pasa.
A veces el miedo y la paranoia me invaden pero la excitación puede mas y aunque no tengo la vida sexual más activa a pesar de mi timidez, he tenido en estos últimos años una buena dosis de verga y nalgas para mí solo.
El problema es que la sequia es lo peor que me puede pasar porque empiezo a hacer cosas que normalmente no haría y como escribí anteriormente, las pajas no son suficientes.
El lunes me había levantado algo tarde, ya solamente quedaba mi mamá en la casa quien por costumbre viendo mi retardo grito hasta hacerme levantar.
Yo siempre ando así, no soy mal estudiante pero el sueño me gana de vez en cuando. Tenía clases a las 9 y ya eran las 8, no llegaría temprano nunca.
En 20 minutos salí de la casa como pude, camine un poco más de una cuadra para tener algo de chance de agarrar un taxi pero esta vaina siempre pasa cuando uno va tarde, todos los carros estaban ocupados.
-Panita yo te llevo barato-Grito un chamo que estaba recostado de la pared con el chaleco anaranjado de mototaxista, era el único que estaba en su parada.
-No, gracias-Le conteste haciéndole seña, admito que nunca me había montado en una moto.
No sé cuantas veces vi el reloj, si llegaba tarde no podría presentar el parcial. Paso un bus pero es que estaba seguro de que si me montaba no llegaría a tiempo.
-A esta hora es un peo agarrar taxi, conmigo será un mandao-Se acerco con una leve sonrisa.
-Tranquilo pana es que yo… nunca me he montado en una moto, me da miedo-Lo dije en voz baja aunque riéndome, esto solamente me pasaba a mi.
-Yo te enseño, esto es un mandao-El moreno con pinta de malo y picardia me decía con confianza.
Yo hice como si hubiese aceptado pero en cuestión de segundos me entro la duda y no me moví. Los mototaxistas manejan como locos pero esa pinta de ladronzuelo con una chispa que me intimidaba en lo sexual, transpirando seguridad y masculinidad me tenia amarrado.
-Vente para ganarme el desayuno contigo-Arrancó la moto y en plena acera se puso a mi lado-Móntate que no te va a pasar nada, a ti te dejo la carrera mas barata para que veas.
Yo no soy de aguantar mucha presión de alguien sumado a que iba tarde y el chamo había sido simpático conmigo. Con todo y lo tarde, estresado, arrecho y asustado que iba, no podía decir que el tipo estaba mal tampoco.
Él era el típico mototaxista y no es por menospreciar pero tenía su cara de malandro o como diría mi abuela- mala conducta-pero estaba chévere.
-¿Dónde pongo los pies?-Le dije, cuando ya estaba en su espalda y algo de colonia seducía mi sentido.
-Ahí están-Señaló.
-Chamo no te vuelvas loco, quiero llegar rápido pero vivo-Solo me quedo decirle riéndome.
Arrancó la moto y como todo motorizado, emulaba a misión imposible, en algunos momentos casi que me agarro de él pero no quería. Me intimidaba y no quería pegarme de su espalda, podría pensar mal o no sé que.
Yo no sería el chamo miedoso que llegaba a la universidad en mototaxi, una vez que me relaje el camino me pareció más fácil y no fue tan malo el viaje, lo sé, no es nada de otro mundo pero era algo nuevo.
Cuando llegamos a la universidad, estaba a tiempo todavía y le entregue el dinero bastante aliviado aunque las piernas me temblaban.
-Gracias mi pana, no me tengas miedo esos son mis compas que andan volaos por la pista-Dijo riendo y se fue.
No se rían de mí pero casi que salgo corriendo al aula y cuando llego casi no hay nadie. El profesor había tenido una emergencia de última hora y cancelo el parcial. Yo quería explotar todo.
Los días siguientes si había tomado precauciones e iba temprano a la parada con la novedad que el mototaxista siempre me saludaba y me ofrecía sus servicios, yo aprovechaba para lanzarle una ojeada.
Así nos hicimos “panitas” o amigos, el me gustaba bastante, se ponía unos jeans apretados donde se le veían unas piernas enormes y era muy buena gente, me trataba bien donde me veía y eso me gustaba.
Seré sincero yo le daría hasta culo pero no veía la oportunidad, se veía muy machito y hay cosas que hay que dejarlas quietas.
No sería ni la primera o última vez que me gusta alguien pero queda como ese crush inalcanzable con el que me pajeaba. Y este verano...
Me monte en su moto un par de veces más, nada sucedió, todo quedaría en fantasía aunque me dio su número para que lo llamara en caso de necesitarlo. Mis compañeros se reian cuando llegaba en mototaxi porque dije que nunca lo haría pero todo cambia.
Lo honores en mis pajas eran para él, todas las noches terminaba con mi leche regada en cientos de fantasías con él, un macho hetero y con pinta de malo para mi, te lo ruego señor.
Cada vez que salía de la casa, sentía esa cierta cosquilla y esperaba el momento de saludarlo. No entiendo porqué coño me intimida y me gusta a la vez ese macho.
Siempre me ponía el jean más ajustado y si es posible, sin nada abajo lo que me hacía sentir en plena libertad para sentirme en un nivel de excitación superior.
Quería llamar su atención de lo más natural aunque era solo fantasía y todo quedaba en la normalidad, un saludo y ya. Que frustración pero debía aceptarlo y ya, así era siempre. Odio mi timidez.
Todo cambió un sábado que lo llame bastante tarde, estaba en una licorería con mis amigos luego de haber pasado todo el día en la universidad, estaba bastante cansado y algo alegre. Le envié un mensaje y como era habitual, apareció por mi.
-¿Quieres una Brayan?-Le grite cuando lo vi estacionarse.
-Hoy es viernes de las frías, claro que si-Respondió Brayan y cuando recibió la cerveza la bebió de un solo trago, yo asentí e hice lo mismo.
Los borrachos somos valientes ahora que lo pienso, normalmente no quería montarme pero ahora que estaba algo fuera de mi mismo lo haría, en ese momento me pareció buena idea.
Estaba algo mareado pero me sentía libre hasta que sentí la aceleración de la moto y creí morir, me agarre a él dejando su espalda pegada a mi pecho y me excito algo aunque estaba asustado a la vez, podía tocarlo.
Cuando arranco la moto, al principio iba disfrutando de la brisa nocturna, veía pasar los carros y las luces de la ciudad que recién habían prendido pero ahora estaba perdido en su delgado pero fuerte contextura.
Sin saber el por qué, nos estacionamos y Brayan se quito el uniforme, un chaleco anaranjado, haciéndome parar para guardarlo debajo del asiento.
-Ahora yo te brindo-Sonrió.
Yo quería fiesta pero no podía llegar borracho a la casa pero una cerveza más no caería mal y nos quedamos tomándonos no una sino tres más.
Había mucha gente, el típico viernes a las afueras de la licorería hablando y disfrutando de la música, así fue como me enteré que él no era casado pero había vivido con una chama que vivió cerca de mi barrio, ahora solo vivía con su primo ya que habían terminado.
Yo sabía que mujer no le iba a faltar y menos a esa edad, 28 años, lo que si me sorprendió fue que tuviera un hijo de dos años aunque casi no lo veía ya que estaba con su ex en otro estado del país.
Hablamos del beisbol nacional y hasta de política, lo veía fijamente. Su pelo rapado y esa barba de unos pocos días me llevaban loco además de un olor a macho tenue con algo de colonia.
¡Como tenía que disimular coño!.
No negaré que parecíamos dos compadres sentados en la acera. Me gusto la idea porque si bien es cierto que me excitaba, él era una excelente persona, podría tenerlo de amigo aunque mi tensión sexual era un problema.
Algo bastante borrachos, corrijo, borracho yo y él sano todavía retomamos el camino. Como siempre, aceleraba mucho y mis barreras habían caído, me agarré de su torso en una curva mas fuerte.
-Agárrate más abajo-Gritó y puso mis manos demasiado cerca de su paquete, casi que podía sentirlo.
Nervioso y excitado a la vez, salí de mi trance cuando paro frente a mi casa. Entre en mi papel de actor y ya no había borrachera.
-Nos vemos-Salió a toda velocidad en su moto y sin cobrarme.
Disimulando mi borrachera, salude a mis padres que habitualmente no les importaba desde lejos sin dar un paso en falso, pase por la cocina buscando agua y me dirigí a mi cuarto lo más rápido posible.
Me bañe, comí y bebí agua como un desquiciado quedando en mi cama con la televisión prendida, mentiría si esa noche no cerré mis ojos e imagine que él tenia una gran verga con la que me partiría el culo.
Recuerdo que desperté en la madrugada, con la leche seca en mi cuerpo. Sonreí.
A los días siguientes, la normalidad reinaba. No salí de casa así que no lo vi más. Queria verlo pero en mi mente estaba ese pensamiento donde me culpaba de sobrepasarme al colocar mis manos casi sobre su paquete.
Lo vi el lunes y me saludó de forma normal, no había nada nuevo por lo que me sentía aliviado, algo de peso se había eliminado de mi espalda.
El miércoles como era común estaba retardado y le escribí a Brayan para que viniera a buscarme, quien respondió con un simple –Ok.
Sonó la corneta, agarre mi bolso y me despedí de mi mamá.
Lo salude y comenzamos el viaje, nada fuera de lo común hasta que se desvió.
-¿Qué paso? ¿Esta trancada la vía?-Pregunte.
-Tranquilo carajito, te estoy secuestrando hoy quiero saber de que estas hecho-Rió.
Yo sonreí porque no sabía lo que estaba pasando. Se me olvido la universidad y mi pulso subió, sudaba de los nervios y un bulto fue creciendo debajo de mi jean pero en mi mente habia un torbellino de ideas. No quería aceptar lo que estaba pasando.
Llegamos a una casa bastante humilde, en unos de los barrios mas peligroso de la ciudad, nos bajamos de la moto dejándola en plena calle y entramos.
-¿A qué juegas? Yo se que quieres pipe pero tu no das un paso-Me enfrento con su cara a centímetro de la mía, déjate de mascaras.
-Es que yo… no se… tu tenias jeva… y no parece que…-No podía completar una oración de lo asustado que yo estaba.
-Bien que me tocaste el machete en la moto y luego te hiciste el loco-Susurró-Tu crees que no me doy cuenta que el culo te palpita cada vez que me ves.
-Pero yo…-Seguía trabado.
-Tu nada. Mi primo salió a hacer unas vueltas-dijo desabrochándose el jean rojo-Tenemos poco tiempo pero tranquilo que atravesé la llave en la cerradura, solo mama.
Puso su mano en mi barbilla y luego la corrió a mi hombro, haciendo presión para que me agachara en plena sala de su casa.
Yo quede frente a él, tenia sus pantalones arriba aunque desabrochados. Fui a bajárselos cuando me dio un golpe en la mano para no dejarme tocarlo y enseguida el mismo dejo un trozo de carne oloroso a macho, negro, largo y algo grueso a pocos centímetros de mi cara.
-Mama pues-Ordenó.
Metí su glande en mi boca y deguste sus sabores salados y algo ácidos, su olor inundaba mi nariz de seguro no se había bañado desde anoche pero mi excitación era demasiado grande para pensar en eso.
Decidí tratar de meterme lo que podía en mi boca de primera mano porque era algo largo y empecé a paladear, ganando cada vez terreno.
-Asi es perrita, sabía que esa boquita lo hacía bien-Sonó excitado.
Cuando la tuvo totalmente erecta, empecé a lustrar completamente esa herramienta hasta chocar mi nariz con su pubis.
-Asi perrita, cometelo todito-Dijo ese macho.
El grito de los vecinos, los carros pasar, hacerlo en un lugar tan expuesto le daban mas morbo a la situación.
Yo iba y venia en esa herramienta, mi saliva empezaba a caer en el piso ya que era imposible no sufrir de arcadas pero no decepcionaría a mi macho. Tenia miedo pero yo deseaba esto.
Cada vez fui agarrando mejor ritmo haciéndolo gemir como se debe, el acariciaba mi pelo liso suavemente mientras yo seguía. Lo mejor fue que no desayune y podía actuar a mis anchas.
Lo masturbaba con mi mano mientras lamia sus peludas bolas que se veian llenas de leche y luego iba de nuevo a tragarme cada centímetro.
-De ahora en adelante tu serás mi perrita, tienes que estar disponible para mi porque yo te voy a dar lo que quieres-Decia.
No era labor fácil aguantar todo esa verga en mi garganta y mucho menos cuando sujetándome por detrás de mi cabeza empezó a marcar el ritmo.
Yo estaba congestionado pero me gustaba que me dominara, empujaba una y otra vez llegando a mi garganta y luego la sacaba toda como viendo todo lo que podía tragar lleno de babas.
-Lo bueno de los chamitos como tu es que les gusta guevo, las jevas siempre tienen algo y eso me encabrona-Confesó Brayan.
El seguía con los pantalones en su rodillas mientras yo estaba enchufado a su verga, a su ritmo rápido cas haciéndome vomitar aunque no tenía nada en el estomago.
Se sentó en una silla y yo quede arrodillado frente a él, besaba de nuevo sus bolas y volvía a meterte todo. Era un desastre placentero de babas.
Agarraba mi cabeza y la empujaba totalmente hacia abajo dejándome unos segundos sin aires, primera vez que alguien me trataba así.
-Para ver tu culito-Se levanto.
Yo sentí miedo ya que no estaba preparado y no teníamos mucho tiempo. Dándome dos palmadas en la cara, me indico que me levantara. Yo desabroche mis jeans.
Aprovechando el mueble hizo que me inclinara y de forma brusca me bajo todo, dejándome indefenso en esa posición.
-Menol que culito tienes, eso si ta rosadito y sin pelo-Me decía acariciándome las nalgas-Parece el de una jeva.
-Hoy no chamo, si quieres te sigo mamando pero culo no-Le respondí.
-Tranquilo que no pasa nada-Puso un dedo en todo el centro-Relájate.
-No me hice un lavado, si me hubieses dicho lo hago-Estaba desesperado ya que soy algo cerrado.
Metió un dedo suavemente todavía lleno de mis babas y no pude aguantar un respingo.
-Estas cerraito coño, me voy a dar vida contigo-Metía y sacaba el dedo.
-Kike, ven a acá-Se escucho cercano a la casa.
Brayan se puso pálido y en un segundo ya tenía el pantalón arriba.
-Vístete rápido que llego mi primo-Susurro.
Ambos nos arreglamos y en menos de 20 segundos ya estábamos vestidos bien, no pude notar la sonrisa en la cara de Brayan cuando me vio.
-Ven, lávate aquí en el baño-Me agarro de la mano dirigiéndome-Tienes la cara hecha un culo.
Cuando salí del baño, Brayan había abierto las ventanas y todo estaba en su sitio, salimos de la casa y recibimos a su primo con su novia, presentándome a ellos para arrancar.
Cuando salimos en la moto todavía los latidos estaban acelerados. –¿Qué coño ha sido eso?-Pensé.
-Te dejaré en la universidad, cuando no se puede, no se puede carajito-Dijo riéndose Brayan.
Prometo una segunda parte no tan lejana y más morbosa titulada “El machito del barrio”.
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