El morbo del topless (8)
Cuando tu novia hace topless se producen una serie de sensaciones que desatan tus más locas fantasías
Aparqué el coche y salimos ambos. Ana se colocó bien el vestido y entramos para casa. Bajé los hielos a la piscina mientras Ana pasaba al baño. Estaban esperando ansiosos que los llevásemos. Subo a cambiarme y bajamos – les indiqué alejándome.
Cuando subí Ana me pregunto si se cambiaba o bajaba así. Le indiqué que estaban todos en bañador. – Vale, pero yo no me pienso bañar – me dijo. Le dije que hicieses lo que quisiera y vi que subía a cambiarse. Por mi parte la seguí. Empezamos a desnudarnos los dos en la habitación. Yo me desnudé rápidamente y me puse el bañador mientras ella cuidadosamente colgaba el vestido en ropa interior. A continuación se desabrochó el sujetador ajena a mis miradas y se quito las braguitas dejándolas caer al suelo. Me fijé en ellas y tenían una mancha de humedad grandísima. Me excitó muchísimo saber el grado de excitación en el que se encontraba Ana. Sentado en la cama la agarre del brazo la giré hacia mí y eche mano a su rajita. Estaba empapada. El olor a su excitación penetro en mi. Comencé a masturbarla pero me sujetó la mano y me dijo – Venga, vámonos. Que nos están esperan. Ya habrá tiempo luego. – Llevaba razón. Me levanté y le dije que me iba bajando a la piscina. Ana se quedó cambiándose.
Bajé a la piscina y en seguida Nuria me ofreció una copa. Me preparó un ron con coca cola y me lo acercó mientras hablaba con Eva y se unió a la conversación. Por su parte Raúl hablaba con Javier y Bea y me echó una mirada cómplice cuando me quedé hablando con su mujer. A los pocos minutos apareció Ana bajando por la escalera. Estaba espectacular. Llevaba una camiseta blanca suelta de tirantes con bastante transparencia pero que se veía totalmente playera. Su bikini blanco se veía por debajo. Una faldita verde militar bastante corta y suelta y unas sandalias blancas. Todos los ojos se posaron en ella bajando mientras yo me dedicaba a ver las caras de todos. Eva torció un poco el morro en señal de desaprobación. Rosa y Nuria permanecieron indiferentes y Bea bostezó. Se veía que no era muy fiestera. Por su parte todos ellos disimulaban las miradas hacia Ana a excepción de Raúl que claramente la comía con los ojos sin prácticamente cortarse.
Al igual que había pasado conmigo Nuria en seguida se acercó a Ana y le ofreció una copa. Se acercaron las dos a la zona de las bebidas. Raúl por su parte sacó un altavoz y puso algo de música. Música ochentera. Ana y yo nos miramos conteniendo una risa. Parecían los famosos guateques de nuestros padres o abuelos. En seguida se formaron dos grupos de hombres y mujeres. Por suerte según fuimos acabando bebidas y al acercarnos a rellenarlas nos fuimos mezclando.
Al cabo de un rato Nuria me dijo
- Mira esos, dos – me dijo indicándome con la cabeza hacía la posición donde se encontraban Raul y Ana que reía agarrada al brazo de Raúl mientras este le enseñaba algo en su móvil
- Bueno Ana es de risa fácil – le dije disculpándoles
- Tranquilo que si se lo lleva se lo regalo – me decía con indiferencia – Ya me lo devolvería rápido.
Raúl que parecía estar atento a todo nos miró y nos dijo – Seguro que algo está diciendo de mí. Me pitan los oídos. No creas nada de lo que te cuente David – decía de forma divertida. Continué hablando con Nuria. Me estuvo contando cuando compraron aquella casa, cuando empezaron a ir las primeras veces. Incluso en un momento dado me confesó de forma divertida que si esas paredes hablasen contarían muchas locuras que habían hecho. Con ese comentario mi imaginación echo a volar y mis ojos a sus tetas. Sin embargo esta vez, no sé si producto del alcohol, se quedaron demasiado tiempo allí y Nuria se dio cuenta. Avergonzado continúe como pude con la conversación y ella no dijo nada.
Llevábamos ya unas cuantas copas cuando Bea le dijo a Luis que se fueran ya que estaba muy cansada. Luis, como siempre, accedió a los deseos de su mujer y se retiró con ella. Raúl bajó un poco la música. Carlos y Eva también se disculparon diciendo que mañana querían salir temprano a la playa y que también se iban y Javier y Rosa dijeron que ellos también iban a hacer lo mismo. De repente nos habíamos quedado los cuatro solos. Había sido un poco bajón y estábamos todos callados. Como siempre Raúl se hizo con la atención
- Son todos unos mataos. A las 12 en la cama como cenicienta – nos dijo riéndose – Con los años cada vez están peor.
- Anda, no digas tonterías – le regañó Nuria – A ti lo que te pasa es que enseguida te animas
- Me animo a todo - le dijo haciéndola cosquillas como si la metiese mano
- Estate quieto - le volvió a regañar Nuria riéndose e intentando apartarse
- Ya sé lo que vamos a hacer – dijo Raúl mientras se le iluminaba la cara y se iba para casa
- No, Raúl, por favor ni se te ocurra – le decía Nuria sin intentar gritar mientras Raúl le hacía gestos de tranquilidad y que bajase la voz y seguía su camino
Ana y yo nos miramos sin saber muy bien qué pasaba mientras Nuria hacía gestos y nos decía que era imposible con él. Raúl apareció con una bolsa y se fue a la parte de la piscina que tenía unos banquitos y una mesa. Le seguimos. Y nos sentamos en la bolsa.
- Esto es un secreto – nos dijo a Ana y a mí mientras sacó de la bolsa una pipa para fumar hierba.
- De verdad que no puedes estarte tranquilo – le riño de nuevo Nuria -
- Por nosotros no te preocupes Nuria – la tranquilizó Ana – David y yo tenemos en casa también – le confesó
- Pues lo que le faltaba a Raúl, gente que le siga el juego – nos decía dándolo por imposible mientras Raúl preparaba todo.
Raúl encendió la pipa y le dio unas caladas pasándosela a Nuría. Ella por su parte cogió la pipa y de una manera muy sensual medio tumbada en el banco también fumó y me la pasó a mí y después yo a Ana.
- Esta hierba es jamaicana. Me la trae un amigo y la verdad es que es bastante buena. No deja apenas resaca – Nos explicaba
Todos permanecíamos atentos a sus explicaciones. La verdad es que con solo un par de caladas y unido a todo el alcohol ingerido a mí personalmente me había subido bastante.
- Si, es bastante buena – le dije mientras se me trababa la lengua yque provocó las risas de todos.
- Ya vemos ya- se reían
- Tu tranquilo que mañana no tendrás resaca – me aseguraba convencido Raúl – Asi te puedes ir a una de esas calitas que tanto os gusta – Sabes Nuri –dijo dirigiéndose a su mujer – Hoy han estado en nuestra calita especial
- Raúl cállate ya - le dijo Nuria – ni se te ocurra contarlo
- Pero si son de confianza. No pasa nada – le discutía
- ¿Qué pasa con esa calita? – preguntó Ana sin saber de qué iba todo eso
- No pasa nada. Es una calita a la que vamos y en la que a Nuri le gusta hacer topless – le explicó
- De verdad que siempre lo cuentas todo. No sabes callarte
- Hombre la verdad es que es un buen sitio para hacerlo – contó Ana – Yo también lo he hecho. Este es el primer verano que lo hago y la verdad es que el sitio está muy bien porque no hay mucha gente
- Sí, sobre todo los negritos que van todos a venderte cosas cuando te pones en topless – dije yo
- Esos son los peores – dijo Nuria riéndose – Acostúmbrate Ana aquí es ponerse en topless y todos los negritos van a ti. Fíjate que siguen viniéndome a mí y soy una vieja
- Pero que dices de vieja – saltó Ana – Yo te veo estupenda. ¿A que sí David?
Me quedé cortado ya que no me esperaba aquello. Sin embargo, envalentonado por el alcohol le dije que por supuesto. Que desde luego seguía siendo una mujer guapísima. Quizás hasta exageré en la forma de decirlo porque Raúl le dijo a modo de broma – Nuri, ten cuidado con este que es peor que los negritos de la playa. – pero como yo estaba animado seguí con el rollo diciendo que porque estaba ya con Ana que si no tendrían que tener mucho cuidado conmigo. Ana por su parte empezó a decir
- mira que te pones gallito cuando bebes. Luego no eres nadie – les explicaba dejándome un poco humillado mientras todos se reían.
- Pobrecito, si es una ricura – decía Nuria poniendo cara de ternura – No como este descontrolado –dirigiéndose a Raúl.
- Oye, pues intercambio de parejas – gritaba Raúl celebrándolo – Aquí se lleva mucho eso – Nos explicaba. Por mi parte mire en ese instante a Ana que ni se inmutaba ante el comentario de Raúl
- Qué más quisieras tu – le cortaba Nuria – Como que una belleza como Ana se va a ir contigo
- Pero si no es por mi cariño, lo digo por ti, para que te lleves una ricura de chico como David – decía mientras me guiñaba un ojo y hacía que me quedase cortado
- Desde luego que me lo quedaba encantada, pero ya está con Ana y yo contigo. Esa mala suerte he tenido – dijo mientras nos reíamos – Bueno ya está bien por hoy. Yo me voy a la cama que ya es tarde – Dijo levantándose y marchándose sin darnos tiempo a intentar convencerla.
- Nos acabamos la copa y vamos – dijo Raúl despidiéndola mientras ella nos decía adiós con la mano sin girarse
Nos quedamos unos segundos callados en los que básicamente los tres bebimos lo poco que quedaba en nuestras copas. Como siempre Raúl rompió el silencio
- Vamos a bañarnos y luego a la cama – Soltó de repente quitándose la camiseta
- Qué dices. Yo no me baño – añadió Ana de forma inmediata
- Venga, anímate a estas horas está el agua buenísima – intentaba convencerla Raúl
- Qué no, que no me baño yo a estas horas – Dijo cerrando cualquier oportunidad
Raúl hizo un gesto de conformismo y se metió a la piscina. Ana me miro viendo a ver qué hacía yo
- Venga Ana un bañito y nos vamos a acabar lo que tenemos pendiente- la intentaba convencer
- David, sabes que con este bañador no puedo. Se transparenta todo – me explicaba sería aunque su voz se trababa producto del alcohol y de la marihuana
- Bueno cariño, no pasa nada. Además el otro día me dijiste que lo harías – le decía yo en bajito e intentando no excitarme al decírselo.
- Estás loco. ¿En serio quieres que haga eso?
- Bueno no te quiero obligar pero a mí ya sabes que no me importaría – le reconocía
- Anda ve tu a bañarte y ahora voy yo después de ir al baño – dijo tras unos segundos de silencio
Me quede alucinado y seguí sus órdenes. Y me fui al agua con Raúl mientras veía como ella subía a casa. Se va a cambiar de bikini pensé cuando desapareció tras los arbustos de nuestro jardín.
- ¿Se va a dormir? – me preguntó Raúl
- No va al baño. Dice que ahora viene a bañarse
- ¿De verdad? –pregunto incrédulo – me tiene loco tu novia desde que le he visto las tetas. No puedo dejar de imaginármelas
- Sí, bueno… jeje… no sé si se atreverá o se cambiará de bikini pero… bueno el blanco que lleva se transparenta absolutamente todo – le dije a Raúl
- Joooder, en serio – decía emocionado
- Sí, pero no te hagas ilusiones porque me da a mí que se va a cambiar- trataba de calmarle
En ese momento apareció Ana bajando de nuevo las escaleras del jardín que daban a la piscina. Venia radiante con su bikini blanco en la oscuridad de la escaleras. Se acerco hasta la piscina y se puso en el primer peldaño de las escaleras de entrada. Estaba impresionante iluminada por los focos de la piscina. Su piel morena, sin marcas y ese bikini resplandeciente
- Anda está muy calentita – dijo al meter los pies
- Venga tírate anda – La animó Raúl
Ana me miró. Veía en sus ojos como pedía mi consentimiento. Ambos sabíamos perfectamente que en el momento que se mojase todo su cuerpo quedaría expuesto a los ojos de Raúl. Simplemente hice un gesto con la cabeza para que entrase al agua. Ella comenzó a bajarlas escaleras hasta que el agua cubrió su cuerpo y nado un poco hacia nosotros sin meter la cabeza.
- La verdad es que está buenísima –dijo al llegar a donde estábamos nosotros.
- Sí que lo está, si – dijo Raúl dándole un doble sentido que tal vez solo entendiese yo
Ana se agarró al bordillo manteniendo su cuerpo totalmente cubierto por el agua.
- ¿Bueno os ha gustado el sitio de la cena? – Preguntó Raúl
- Sí, me ha encantado la cena, la compañía y todo –decía Ana un poco incomoda de posición por no querer meter la cabeza en el agua
- La verdad es que era la leche. Tenemos que repetir otro día –confirmaba yo
- Vamos a las escaleras – nos dijo Raúl – que ahí estás incomoda que no haces pie – dijo echándose a nadar hacía la zona de entrada menos profunda
Ana me miró pero no dijo nada y fue tras él y yo les seguí. Raúl se puso en la zona menos profunda donde el agua llegaba por la cintura. Sin embargo Ana se quedó un poco alejada donde el agua llegaba a tapar su pecho. Por mi parte me quedé en frente de Raúl.
- La verdad es que estos son unos sosos. Siempre se acuestan pronto. De jóvenes tenían más marcha pero se están echando a perder
- La verdad es que son más parados. No tienen nada que ver contigo y con Nuria –le decía yo.
- Si se enteran de que hemos estado fumando hierba se escandalizan – me decía en bajito Raúl mientras yo me reía
- Hablad más alto que no os oigo – nos pedía Ana más alejada
- Anda vente aquí – le dijo Raúl tendiéndole la mano – Siéntate ahí que estaremos más cómodos – señalando la escalera
- Da igual – decía Ana – acercaros vosotros.
No sé cómo pero en ese momento me armé de valor y dije algo que sabía que me podía traer consecuencias
- Es que a Ana le da vergüenza porque ese bikini se transparenta un poco – Al momento de decir eso Ana me fulminó con la mirada
- Jaja bueno no nos vamos a asustar por eso ahora – decía Raúl aliviando la tensión de la mirada de Ana – Si no quieres no pasa nada. Nos acercamos nosotros
- No – le cortó Ana – Si a David no le importa a mi menos – Dijo con mirada retadora hacia mí – Ya me las han visto muchos en la playa – y echo a nadar a las escaleras.
Cuando paso por entre medias de Raúl y yo él y yo nos miramos. En su boca se dibujo una sonrisita de haberlo conseguido. Por mi parte estaba hecho un flan. No sabía si había sido buena idea y si Ana se habría enfadado de verdad. Ana llego a las escaleras. Subió el primer peldaño. El agua llegaba a su cintura. Se quedó unos segundos de espaladas a nosotros y por fin se giró. Nuestras miradas se dirigieron inmediatamente a sus tetas. Se veían perfectamente sus pezones a través de la tela. Las areolas, sus pezones totalmente de punta
- Se transparenta todo- dijo riéndose Ana
- La verdad es que sí – confeso Raúl – No queda nada a la imaginación – dijo haciendo reír a Ana
- La verdad es que en la playa no lo usé pq me quite la parte de arriba pero sí que no tapa absolutamente nada
- Vaya, vaya, así que te quitaste la parte de arriba… que suerte quien estuviese por allí – le lanzó Raúl
- Bueno en realidad fue David quien me la quitó
- Anda David ya podías haberlo hecho aquí – dijo guiñándole un ojo a Ana para que no se enfadase
- Aquí se cortaría – me retó Ana – Ya te dije antes que se pone muy gallito
- Yo no me corto para nada – me defendía – Si quieres te lo quito ahora
- Haz lo que quieras. Si a Raúl no le incomoda me da igual. Para lo que me tapa…
- Por mi no hay ningún problema – aclaraba Raúl
En ese momento la pelota estaba en mi tejado. Podía acobardarme y no hacer nada o directamente ir y quitarle el bikini para que mi novia le enseñase las tetas a un tío. Me daba morbo la idea pero también me incomodaba ser yo quien tenía que quitárselo. Era como si yo le estuviese ofreciendo sus tetas a otro tío y no sé porque me ponía nervioso aunque deseaba hacerlo. Me acordé que un rato antes ya se las había enseñado en foto. Me armé de valor y me dirigí hacia Ana. Me puse por su espalda agarré los cordones de la espalda y del cuello y tirando suavemente le dije – para lo que te tapa sí que es mejor que te lo quites – y me quedé con su bikini en la mano
Ana estaba de pie en las escaleras. Con el agua por su cintura. Con sus tetas perfectas al aire. Miraba a Raúl y él miraba a sus tetas con cara de deseo. Yo estaba como un pasmarote sujetando su bikini en mi mano. Me eche a un lado en el agua para poder ver la cara de Ana que giró la cabeza al verme
- ¿Ya estás contento? – me preguntó con superioridad – Ya me ha visto las tetas
- Espectaculares – dijo Raúl – deja al chico que presuma – decía disfrutando de las vistas
- Ah, ¿eso quieres? ¿presumir de novia?... entonces querrás que haga esto - y subió de espaldas dos peldaños más quedando el agua por sus rodillas
Ahí estaba con sus dos tetas al aire y ahora con una braguita que transparentaba absolutamente su coño a la vista de Raúl. Se veía perfectamente su rajita depilada. Sus labios oscuros. Raúl la miraba embobado. Ella le dejaba observar a placer. Finalmente se dio la vuelta y salió de la piscina. Cogió su toalla y me dijo
- Me voy a la cama – y se giró yéndose hacia a casa - ¿Vas a venir o prefieres que lo haga él? - y sin esperar respuesta subió las escaleras de casa