El morbo del topless (12)

Cuando tu novia hace topless se producen una serie de sensaciones que desatan tus más locas fantasías

El sol me daba de lleno en la cara. Abrí los ojos como pude. Un pinchazo atravesó mi cabeza de lado a lado. Estaba tirado en el sillón del salón. El sol entraba sin ningún tipo de piedad e inundaba el salón con su luz y calor. Mi boca estaba totalmente seca y pastosa. Me incorporé como pude. La cabeza aún me daba vueltas. Mire a mi alrededor y me encontré en el suelo los restos de una vomitona. ¿Qué había pasado?

Me levanté como pude. Mire mi móvil. Eran ya las 14 de la tarde. Por eso había tanta luz. Empecé a recordar la cena, las copas… joder, la conversación con Raúl y con Ana, me había comportado como un autentico gilipollas que le ofreció directamente a un tío que se follase a su novia. Los recuerdos no estaban del todo claros pero el corazón me daba un vuelco cada vez que iba recordando cosas de la conversación en la pista de baile. Recordé también la vuelta a casa y como me habían dejado en el sillón mientras ellos subían arriba. – Me voy a follar a tu novia – era lo último que recordaba y como Raúl subía escaleras arriba. No podía ser que hubiese pasado. Subí corriendo las escaleras y entré a la habitación. No podía creer lo que me encontré allí.

Ana no estaba. La cama estaba perfectamente hecha. ¿Qué había pasado? Mi cabeza sólo pensaba en que se había ido con Raúl. Como me podía haber pasado eso. Seguro que ahora estaba con él. De repente oí abrir la puerta de casa y bajé corriendo como alma que lleva el diablo. Según llegué abajo me encontré con Ana dejando las bolsas de la compra.

-        ¿Dónde estabas? – pregunté aliviado al saber que no estaba con Raúl

-        Vaya, ya era hora de que te levantases. Veo que no has limpiado todo eso – dijo señalando al sillón donde estaba en el suelto toda la vomitona – yo no lo pienso hacer

-        Sí, ahora lo limpio – dije sin darle importancia – pero dónde estabas

-        Pues he ido a comprar o es que no lo ves – dijo en un tono algo borde

-        ¿Qué paso anoche? – pregunté directamente. Necesitaba saberlo ya

-        Pues lo que pasó fue que te pillaste un pedo monumental y no te tenías de pie – dijo mientras se giraba y colocaba la compra

-        Eso ya lo sé – respondí algo enfado – me refiero a qué pasó con Raúl

Ana paró de repente. Dejo lo que estaba haciendo y se giró hacia mí con un rictus serio como nunca le había visto.

-        ¿Te refieres a cuando me estuvo sobando el culo delante de ti en la discoteca? ¿o te refieres a cuando le dijiste que querías que fuésemos a la piscina para quitarme el sujetador y enseñarle las tetas? ¿o tal vez cuando nos estuviste calentando y diciendo que querías que follásemos? No sé a qué te refieres exactamente David – me dijo más sería que nunca en la vida y haciendo que el mundo se me cayese encima.

-        Ana… lo siento… de verdad – le juraba totalmente arrepentido – se me fue de las manos

-        ¡David joder!, que le dijiste a Raúl que viniésemos a casa a follar – me dijo en cierto modo avergonzada. - Te pasaste toda la noche haciendo que le pusiera caliente. Cuando nos quedamos a solas nos calentaste a los dos y vas y luego no te aguantas ni en pie

-        Ana lo siento, se me fue de las manos. De verdad

-        ¿Qué quieres saber si me lo folle cuando te quedaste tirado en el sillón?

-        Sí Ana, necesito saberlo, necesito saber si te follaste a Raúl- le dije mientras ella me miraba de arriba abajo sin decir una sola palabra

Ana permaneció en silencio unos segundos finalmente avanzó hasta mi se puso en frente de mi y sin esperarlo me agarro la polla por encima del calzoncillo. Me la cogió fuerte y mirándome a los ojos me pregunto

-        ¿Tú qué crees que pasó? – dejándome aún con la duda

-        Supongo que te lo follarías – le respondí tras pensarlo unos segundos. Fue decir esas palabras y mi polla comenzó a ponerse dura de nuevo en su mano

-        David, me habías puesto  muy cachonda – dijo mientras metía la mano por mi calzoncillo y me empezaba a pajear – No te imaginas como estaba ya en la discoteca

-        Me lo imagino – la confesaba yo dejándome ir y disfrutando de la paja - ¿Te gustó follártelo? – al menos quería saberlo todo

-        Se notaba la experiencia – me decía y la paja cada vez iba a mas – pero era sobre todo el morbo que tu nos habías dado el consentimiento antes

-        Sí, soy gilipollas – Ana aceleraba cada vez más la paja - ¿te lo vas a volver a follar? – estaba a punto de correrme. Si me decía que sí soltaría todo allí mismo

-        ¿Tú quieres que lo haga? – me decía controlando perfectamente la velocidad para que no me corriese. Parecía estar esperando que yo hablase y le dijese que si para hacerme correr

-        Más rápido - le suplicaba . Necesitaba correrme

-        ¿Pues dime si quieres que me lo vuelva a follar? – y aceleró el movimiento

-        Síii, quiero que te lo folles otra vez - confesé justo en el momento en que ella soltó mi polla. Me quede como un idiota con la polla apuntando al techo

-        Muy bien, este es tu castigo por lo que nos hiciste ayer – me dijo sin que yo comprendiese nada

-        ¿Pero qué haces?, termina por favor - le rogué

-        Mira David, ayer con un calentón como nunca, le tuve que convencer a Raúl para que se fuese a su casa. Te juro que estaba empapada y me costó mucho decir que no, pero lo hice. – me explicó. – Raúl se fue incluso un poco enfadado así que ahora tú te vas a quedar con la paja a medias y vas a limpiar todo eso, recoger la compra y hacer la comida y ya veremos cuando acabo eso si es que lo hago. No sueñes desde luego con que será hoy. Y ahora me voy a la piscina a refrescarme – y se marchó escaleras arriba

Menuda cabrona. Se había vengado pero bien. Ahí estaba yo con la polla tiesa sin saber qué hacer. Me la guardé enfadado y de mala gana y me fui a por la fregona. Mientras limpiaba todo el estropicio que había ocasionado Ana bajó y riéndose me dijo que le preparase la comida. La dije que era una zorra y se marcho riéndose como si nada. Al menos llevaba el bikini negro. Termine de limpiar y recogía la compra. Puse un poco de pasta a cocer y subí a cambiarme de ropa. Me senté en calzoncillos en la cama y saque una camiseta del cajón. Iba a ponérmela cuando vi las braguitas que se acababa de quitar Ana enrolladas y encima de su mesilla. Las cogí con cuidado como si estuviese haciendo algo malo. Las observé y vi que eran las de la noche anterior. Las desenrollé con cuidado y en seguida apareció una mancha enorme en la parte del coño. No me había mentido estaba cachonda como nunca. Sin pararme a pensarlo saqué mi polla y empecé a pajearme mientras miraba la enorme mancha de flujo de sus bragas. Joder, nunca las había visto así. Miré hacia la puerta como asegurándome que no venia nadie y cogí las braguitas de Ana y lleve esa enorme mancha a mi nariz. Uuuuffff casi me corro al hacerlo. Era un olor a coño excitado mezclado con algo de sudor de haber ido a la compra con este calor. Volví a agarrar mi polla y continué masturbándome mientras volvía a aspirar los olores más íntimos de Ana. Era un olor conocido para mí y era el coño excitado de Ana. En esos momentos estaba salido perdido y solo necesitaba correrme. Sin pensarlo cogí aquellas braguitas y las llevé a mi boca. Un sabor agrio y salado se apoderó de mi lengua. Fue demasiado para mí y mi polla empezó a escupir leche como no recordaba haberlo hecho nunca. Llego hasta mi cuello y por todo el pecho. Finalmente fui relajando los movimientos de mi mano hasta que paré y me miré al espejo del armario. Sentado en la cama con la polla roja lleno de corrida por todas partes y con las bragas sucias de mi novia en la boca. Me sentí patético. Saqué las braguitas de la boca, las doblé como pude para que Ana no se enterase y las deje de nuevo en la mesilla.

Me limpié rápidamente y baje a apartar la pasta que estaba cociendo. Luego subí y me di una ducha rápida donde pensé en lo patético que estaba siendo. No sé si sería verdad que no había pasado nada anoche entre Raúl y ella pero en cierto modo confiaba en su palabra. Bajé algo más relajado y termine de preparar la pasta justo cuanto Ana entraba de la piscina. Me saludó de nuevo y subió a cambiarse mientras yo terminaba de poner la mesa. Cuando bajó nos sentamos a comer.

-        ¿Quién había abajo? – le pregunté intentando iniciar una conversación

-        No estaba Raúl si es lo que te interesa – me contesto sin querer entrar en detalles

-        Bueno era por hablar de algo

-        David, lo he estado pensando tranquilamente en la piscina y he llegado a la conclusión que es mejor que lo dejemos aquí. El juego ha estado bien, nos hemos calentado mucho pero es mejor que no sigamos con esto – Me explico de manera comprensiva – Piensa que se trata del que va a ser mi jefe y no podemos estar puteándole así. Ayer se fue con un empalme que no era normal.

-        Ya, lo siento Ana – Le volví a repetir

-        No pasa nada. Además, no es conmigo con quien te tienes que disculpar en cualquier caso.

-        Lo haré cuando le  vea – acepté

-        No te estoy pidiendo que te disculpes David, te estoy aclarando que mejor dejar ya el juego. Mira nos vamos el jueves por la mañana. Podemos pasar estos 3 días tranquilos y ya está. Hemos tenido muchos calentones y hemos hecho cosas que nunca habíamos hablado. Lo dejamos aquí y así tranquilos todos.

-        Pero yo no he dicho eso – no sé porque pero trate de hacerla cambiar de opinión

-        David, ¿por qué te emborrachaste ayer del modo en que lo hiciste? – me preguntó

-        Bueno se me fue un poco la mano con las copas

-        No te engañes David, aunque estaba con Raúl estuve observándote toda la noche. Se notaba que te jodía la situación

-        No me …  - traté de explicarme pero no me dejó continuar

-        Sí David, sí te jodía. Sé que también te excita pero te jode y es normal. Y por mi parte he de reconocer que me he calentado mucho estos días pero tampoco quiero hacer nada de lo que luego puede que nos arrepintamos. Por eso te pido que lo comprendas y que no forcemos más estas situaciones. Vamos a disfrutar de estos tres días de playa y si cuando follemos nos apetece fantasear con algo lo haremos, pero solo fantasear. ¿Qué opinas tú?

Después de escuchar las palabras de Ana supe que entendía perfectamente mi situación. Había descrito exactamente como me sentía. Me excitaba pensar que la follaban pero me jodían que me quitaran lo que en cierto modo yo consideraba mi posesión más maravillosa. Creo que tenía razón y que lo mejor era que parasemos con el juego y disfrutase de unos días de descanso y tranquilidad.

-        Creo que tienes razón – le dije – Estoy de acuerdo en lo que has planteado. Disfrutemos de estos tres días nosotros dos solo que nos lo hemos ganado.

Ana me sonrió y me dio un piquito en los labios. Terminamos de comer y como siempre Ana se fue a descansar. Yo me quedé en el sillón viendo un rato la tele y después bajé a la piscina. Cuando estaba bajando me acordé que ya no estaría Nuria para alegrarme las tardes. En su lugar me encontré a Raúl. En cierto modo deseaba hacerlo. Quería hablar con él. Dejé mis cosas y me metí al agua ya que estaba el solo

-        Raúl, quería disculparme por lo de ayer – comencé diciéndole

-        Menudo cabrón estás hecho. Cómo me la jugaste – Me dijo con cierto tono de reproche – No te pasas toda la noche calentándonos y vas en el último momento y armas la que armas.

-        Lo siento de verdad, no era mi intención – volví a disculparme -  se me fue de las manos

-        Joder tío que me pasé toda la noche con la mano en su culo ¿Te imaginas como estaba no?

-        Si Raúl, ya te he dicho que lo siento, pero es que no me tenía en pie. Me quedé tirado en el sillón hasta esta mañana.

-        Mira el listo, si al menos te hubieses quedado tirado en el sillón me la habría follado, pero no, tuviste que joder encima eso.

-        ¿A qué te refieres?- le pregunté sin saber que me estaba contando

-        David, ayer cuando te dejé tirado en el sillón subí para follarme a Ana, ¿no te acuerdas?

-        Si recuerdo vagamente oírtelo decir

-        Cuando subí Ana salía del baño. No esperé a nada. Me tire a por ella y la besé. – me explicó. Al oír esas palabras un nudo se formó en mi estomago pero mi polla de nuevo reaccionó por su cuenta y noté como empezaba a tomar volumen. – Empezamos a besarnos y mis manos se fueron al mismo sitio donde se habían pasado toda la noche

-        A su culo – dije yo metiéndome en su pellejo

-        Si, a su culo. Estuve morreándome con ella unos minutos y le dije que fuésemos a la habitación. Ella me decía que no que otro día pero yo seguía con el sobeteo y al final la convencí y me dijo que fuésemos a follar que lo necesitaba – Yo estaba alucinando puesto que no sabía absolutamente nada de eso – Y justo cuando entramos a la habitación te levantas y te caes al suelo armando la de dios. No sé ni que tiraste. Ana se asustó y bajo corriendo. Yo la acompañe y te encontramos en el suelo tirado y vomitando. – Me imaginé el patético espectáculo que debía haber dado y me avergonzó – Tuvimos que esperar a que terminases de vomitar y subirte de nuevo al sillón porque estabas inconsciente prácticamente. Después de eso intente convencer a Ana de volver arriba pero fue imposible. Termine largándome medio mosqueado

-        Joder Raúl, de verdad que lo siento. No sé que más decirte.- Intenté volver a disculparme

-        Venga déjalo ya – me dijo ya más comprensivo – Esta noche nos juntamos un rato y terminamos lo que dejamos a medias

En ese momento me acorde de lo que había hablado con Ana. Joder ahora se lo tenía que decir a Raúl. No era plan de que se hiciese ilusiones y volverle a joder.

-        Verás Raúl, he estado hablando con Ana y dice que no quiere que volvamos a llegar a esa situación – le dije con cierto miedo

-        Jaja, ¿y tú te lo has creído David? – me dijo dejándome completamente descolocado

-        Lo decía en serio – le expliqué – quiere que pasemos unos días tranquilos y que nos dejemos de jueguecitos. – le dije observando su sonrisa socarrona

-        David, te puedo asegurar que Ana está deseando que la folle y que eso va a pasar – dijo con total seguridad – Ahora te dejo que tengo que hacer unas llamadas. Ya nos veremos – Y salió de la piscina

Me quedé pensando en lo que me había contado Raúl. ¿Llevaría razón?. Si no llego a vomitar ¿se habría follado a Ana? Según había dicho estaban ya dentro del dormitorio. Ana no me había llegado a contar eso ¿Por qué motivo? Después de todo no tendría nada que reprocharle a ella tampoco. ¿Sería verdad eso que decía Raúl de que Ana estaba deseando que la follase?. Me salí del agua y me fui para casa.

Después de aquello la verdad es que Ana cumplió lo que me había planteado y empezamos a disfrutar de las vacaciones ella y yo solos. Volví a salir a correr por las mañanas, bajábamos más a la playa, comíamos fuera, cenábamos fuera, salíamos a tomar una copa sin meter a nadie por medio… la verdad es estábamos bastante a gusto. Por las noches era verdad que cuando teníamos sexo no era lo mismo. Todo era más descafeinado. Parecía que teníamos menos pasión o morbo que noches anteriores. Yo me excitaba recordando los tíos que le habían mirado las tetas en la playa. Sin embargo, siendo conscientes de lo que habíamos decidido, ambos anhelábamos algo más de morbo. Se notaba cuando estábamos follando que ambos lo queríamos. La noche de aquel martes no aguanté más y volví a la carga con mis fantasías

-        Has visto al viejo ese que estaba en la playa hoy – le dije mientras me follaba cabalgándome.

-        Siiii – y noté como en el momento que se lo recordé sus movimientos eran más fuertes – no me ha quitado ojo en toda la mañana. ¿Por qué te gusta que me vean las tetas? – Ella sabía que con esas frases hacía conmigo lo que quería y ella también se excitaba

-        Sabes que tienes unas tetas perfectas y me gusta que las vean todos – le decía yo intentando hacer más profundas mis penetraciones

-        ¿Seguro que a todos? – me decía con cara de niña mala

-        Sí, a todos – le dije haciéndola q se tumbará boca arriba sin sacársela

-        Umm…. Sabes que eso no puede ser – se la notaba a ella bastante cachonda

-        Vale, a Raúl no… uffff.. pero a todos los demás si – estaba a punto de correrme

-        Pues ya solo nos queda mañana aquí. Me parece que se van a quedar con las ganas de verme las tetas  - mientras se sujetaba las tetazas con cada empujón que la daba

Verla en esa posición totalmente espatarrada, sujetándose las tetas e imaginármela enseñando las tetas a los de la piscina fue cuanto necesite para correrme. Saque la polla del coño de Ana  y con un par de sacudidas me corrí sobre ella. No fue un polvo épico pero sí que nos sirvió a ambos para soltarnos un poco con las fantasías de nuevo.

Al día siguiente cuando me levanté volví a salir a correr y prepare el desayuno para cuando se levantase Ana. Ella lo hizo de buen humor. Nada más ver lo que le había preparado me dio un beso y se sentó a desayunar. Después nos fuimos a una última cala que queríamos conocer y allí pasamos la mañana. Como siempre hice el ritual de quitarle el bikini observando quién no la quitaba ojo. Ana incluso bromeaba diciéndome venga enseña mis tetas a toda la playa. Cuando llegó la hora de comer nos fuimos a un pequeño chiringuito que había a la entrada. Estábamos comiendo cuando me llego un mensaje de Raúl

- Esta noche hacemos la tradicional partida de póker de hombres. Si te interesa hay que poner 200€. ¿Te atreves?

Le enseñé el mensaje a Ana que me dijo que si quería fuese. Yo no tenía mucha idea de jugar al póker así que le dije que pasaría pero insistió en fuese a modo de despedida y que se habían portado muy bien con nosotros y que no era cuestión de quedar mal ahora. Llevaba razón así que me animé y le dije a Raúl que contasen conmigo.

Pasamos la tarde tranquilos en casa descansando. Como siempre nos tomamos un café e incluso un par de cervezas mientras charlábamos de lo bien que lo habíamos pasado en las vacaciones y que teníamos que volver al año que viene. Estábamos bastante a gusto pero se acercaba la hora y me tenía que ir a la partida. En ese momento no me apetecía nada pero me había comprometido y me fui a la ducha. Estando dentro de la ducha Ana entro al baño a hacer pis. Le pregunté que iba a hacer mientras y me dijo que hablaría un rato con Lucía y que se abriría una botellita de vino  para esperarme. Salí de la ducha mientras ella terminaba. Me enrolle la toalla a la cintura mientras ella se limpiaba. Me puse a peinarme un poco frente al espejo y vi como ella se acerba  por detrás y metía la mano por la toalla alcanzando mi polla que enseguida reaccionó al calor de su mano.

-        No tardes mucho que tenemos que despedir bien las vacaciones – me dijo comenzando a pajearme. Me dejé hacer por ella aunque en seguida me giré hacia ella y metí mi mano por debajo de su vestido y aparté sus braguitas a un lado. Estaba mojada

-        Ummm… cómo estás…  - y la besé mientras ella me dejaba hurgar en su coñito

-        Estoy bastante cachonda hoy – reconoció. La giré y la puse frente al espejo y desde detrás se la metí. De golpe, sin esperar su aprobación. Ella recibió la embestida sin rechistar y empecé a follarla

-        Ummmm como me pones… - le decía mientras observaba su boca semiabierta en el espejo

-        Para, que te tienes que ir me dijo – intentando que la soltase. Era tarde así que se la saqué y le dije que luego terminábamos.

Ella salió del baño y me limpie la polla con la toalla. Finalmente me relaje y me fui a vestir. Algo informal. Unos pantalones cortos y una camiseta. Bajé y Ana se encontraba hablando por su móvil en el jardín mientras se tomaba una cerveza. Cogí la cartera y le di un besito a Ana que me despidió diciendo que les desplumase.

Llegué a casa de Raúl. Ya estaban todos. Me decía que pensaban que me había rajado. En seguida me ofrecieron una cerveza y nos sentamos a jugar. Me explicaron un poco “sus normas” y enseguida cambiamos todos los 200€ por fichas. Si alguien se lo llevaba todo serían 1000€. No estaba nada mal. Por suerte las apuestas eran pequeñas. A pesar de no tener mucha idea gané unas cuantas manos. No me iba mal. La verdad es que fue bastante divertido. Todo el mundo contaba historias nos vacilábamos unos a otros bebíamos cerveza sin parar… cuando me quise dar cuenta eran las 23.30 de la noche. Lo supe cuando me llegó un mensaje de Ana diciendo que si nos faltaba mucho. Le dije que no que ya estaba terminando y era verdad. Aunque la cosa había empezado bien me quedaba ya poco dinero. Cuando me vieron con el móvil en seguida empezaron a reírse diciéndome que si ya me tenía que ir a casa a fichar. Les dije que no que era que Ana estaría un poco aburrida y Raúl aprovechó la ocasión para decir que bajase allí. Le insistí en que era mejor que no pero el mismo cogió su móvil y la escribió invitándola a bajar. Ana no contestó.

A los 10 minutos Ana entró por la puerta abierta del jardín. Yo estaba de espaldas y no la vi venir. Cuando me giré me la encontré allí de pie en la puerta. Vestía un pantalón bastante corto y ajustado negro. En la parte de arriba solamente llevaba la parte de arriba del bikini blanco. Miré a Raúl de reojo que aunque disimulaba sabía perfectamente que era “su bikini”. Ana se disculpó diciendo que no quería molestar pero que estaba muy aburrida. Todos dijeron que no importaba que siempre era un placer tenerla allí y qué además a ver si así me traía un poco de suerte porque estaban a punto de dejarme sin nada. En seguida le trajeron una cerveza que Ana agradeció aunque por los colores que tenía sabía que ya había bebido bastante. Incluso su mirada un tanto perdida me hacía suponer que había fumado algo. Continuamos la partida y gané dos manos seguidas. Era verdad que Ana me había traído suerte. Me había recuperado hasta tener casi 50€. Ana jugaba conmigo. Eran ya las 0:30 y a partir de ese momento todo cambió

En la siguiente mano repartía Raúl. Me entró de mano un trío de reyes. Era una gran mano. Intenté que no se me notase nada. La suerte me sonrió y conseguí hacerme con un full de reyes y cuatros. Era una mano buenísima. Las apuestas comenzaron y Carlos se retiró ya que no llevaba nada pero los demás siguieron. Las apuestas fueron subiendo y llegaron a un valor que no se había dado en toda la partida. No tenía dinero suficiente como les hice saber. Entonces me dijeron que me retirase. Sin embargo Ana, conocedora de mi jugada, insistió en que queríamos seguir, que ella se haría cargo de la deuda. Ellos se miraron unos segundos y dijeron que estaba bien que si perdía y yo no podía pagar que pagaría ella. Fuimos descubriendo nuestras cartas.  Dobles parejas, trío y mi full ganador o eso creía yo. Cuando vi a Raúl echar sus cartas sobre la mesa y tener un póker de doses no me lo podía creer. Raúl lo celebró por todo lo alto. No solo el sino todos. Yo me eché las manos a la cara y noté que Ana me ponía la mano en la cabeza para consolarme.

-        Solo es dinero cariño

-        Si David, solo ha sido un poco de dinero – me decían los otros con tono de cachondeo

-        Pues sí – dije levantando la cabeza y apartando las manos de mi cara – más se perdió en la guerra – como si no me importase haber perdido 200€

-        Bueno, bueno… ¿y cómo piensas pagar lo que debes Ana? – dijo Raúl maliciosamente

-        Ahora voy a por la cartera y os pago – aseguró ella

-        No estabas en la partida así que no queremos tu dinero – dijo Raúl ante la mirada extrañada de los demás de la mesa

-        Y qué es lo que quieres – le siguió Ana la corriente pero yo ya me temía por donde iban los tiros

-        Antes de que vinieses hablábamos de que era una pena que os fueseis ya mañana. Todos echaremos de menos las preciosas vistas que nos ofrecías Ana – explicaba serenamente Raúl – Para que veas que somos buenos solamente haremos que te tires a la piscina. Con eso quedará saldada la deuda

El muy cabrón otra vez iba a salirse con la suya. Desde el primer momento que la vio con el bikini blanco pensó en lo que iba a pasar

-        No, mejor subo a casa a por dinero y os pago – Dije decididamente

-        David, da igual – intervino Ana – Mejor nos damos un baño de despedida todos.

-        Venga a la piscina todos – dijo Raúl levantándose y dando por finalizado el tema

Salieron todos en manada hacia la piscina llevándose a Ana la primera. Ni siquiera llevaban bañador. Yo les observaba desde el jardín de la casa de Raúl

-        En serio chicos porque no nos tomamos mejor una cerveza antes de meternos- insistió Ana

-        Venga vale, David trae unas cervezas – me gritó Raúl desde la piscina

Llevé cervezas para todos y mientras bebíamos comenzaron con que Ana se tenía que meter al agua. Ella decía que no le apetecía mucho mojarse ahora el pelo, que si la perdonaban y les ponía caritas de niña buena. Todos decían que no, que se tenía que meter sin embargo Raúl intervino

-        A ver, al que le debe el dinero es a mí – dijo calmando a los demás – Ya que llevas bikini con que te mojes un poco el pecho consideraré saldada la deuda. ¿Qué te parece?

-        Está bien acepto –dijo Ana sin ni siquiera dudarlo ni mirarme.

Raúl si me miró riéndose y se fue a la ducha. Puso su mano en el grifo y la dijo – Cuando quieras – Ana en ese momento si me miro pero se acerco lentamente a la ducha. Le dijo a Raúl que no abriese muy fuerte que no quería empaparse toda la ropa. Raúl fue bueno y abrió despacito el grifo. Los demás veíamos de espaldas. Ana dejaba caer el chorro sin ni siquiera meterse. Finalmente con dos pequeños movimientos de su cuerpo introdujo lentamente su pecho. Primero uno y luego el otro. En ambos quedó unos segundos dejando que el agua mojase sus pechos.

-        Bien, ha cumplido – dijo Raúl mientras cerraba el grifo.

Los demás tampoco hacían mucho caso a semejante tontería. Pero yo sabía lo que pasaba al mojar ese bikini. Estaba esperando a que Ana se diese la vuelta. Tras unos segundos lo hizo. Lentamente, como si no pasara nada, pero mirándome, siendo tan consciente como yo de lo que estaba haciendo. Sus dos tetas se marcaban perfectamente debajo de aquel bikini. Poco a poco los demás fueron dándose cuenta e intentando disimular sus miradas.

-        Eres malo – le dijo Ana a Raúl como si allí no pasase nada y como si no supiese perfectamente que se le transparentaba todo

-        Una apuesta es una apuesta – le decía Raúl intentando parecer divertido

Los demás miraban tranquilamente. Ninguno sabía de los juegos que nos habíamos traído con Raúl y con ellos además no había tanta confianza.

-        Bueno, bueno, estás espectacular – decía Raúl cogiendo de una mano a Ana como si de una modelo se tratase.

-        ¡Ay qué vergüenza! Este bikini se transparenta todo – dijo Ana como si no supiese de antemano que así era.

Dejando a un lado su actuación para disimular lo que ella misma había forzado lucía ese bikini como nadie podría hacerlo. Su exótico aspecto aún más exagerado con el moreno de las vacaciones y el contraste con la fina tela de ese bikini blanco hacían que estuviese espectacular y que todas las miradas se centrasen en ella. Incluso su actitud en esos momentos era de superioridad, no hacía mí, si no hacía todos. Sabía que en ese instante cualquiera de los allí presentes haría cualquier cosa que ella le ordenase. Me daba la impresión de que aunque siempre había sabido de ese poder nunca hasta ahora se había decidido a explotarlo a su antojo y ahora que lo había hecho le gustaba.

-        ¿Por qué no pasamos dentro de la casa a tomar una última cerveza de despedida? – preguntó Ana

-        Venga, mejor vamos dentro no sea que se asome alguna y os meta para casa – les dijo Raúl a los demás riéndose.

Entraron todos como borregos detrás de Ana. No decían nada, solamente observaban atónitos y yo creo que dando gracias a la suerte que habían tenido de poder vivir aquello. Raúl por su parte sacó en seguida las cervezas y nos ofreció a todos.

-        Oye Raúl, no tendrás una camiseta o algo que puedas dejarme para quitarme el bikini mojado este – le preguntó Ana

-        Si claro, ahora mismo te traigo una – y despareció hacia las habitaciones

Al momento apareció Raúl con una camiseta que se la ofreció a Ana que se lo agradeció. Sin embargo, y ante mi sorpresa, en lugar de ponérsela y quitarse el bikini, recogió su pelo con una mano y ofreciéndome su espalda me dijo

-        ¿Me ayudas cariño?

Me quedé cortado en ese momento. Estaba excitado pero también avergonzado por estar delante de todos. Como siempre llegado el momento de mi fantasía me ponía nervioso. Pero esta vez no dude mucho. Total mañana nos íbamos y a excepción de Raúl quizás no volviésemos a ver jamás a aquellos tíos.

-        Claro mi amor – Le respondí mientras cogía los cordones del bikini y tiraba de ellos liberando sus preciosas tetas

Ana quedó expuesta a la vista de todos que no quitaban ojos. Sus tetas sin marca alguna del moreno se mostraban esplendidas, firmes, duras, con sus pezones apuntando hacia ellos que ni siquiera pestañeaban. Por mi parte la observé pensando que había conseguido hacer realidad la fantasía con la que llevaba pensando todas las vacaciones. Ana se mostraba impasible. Llevaba todo el verano exhibiendo sus tetas y ahora esto no le daba vergüenza. Incluso se rio de la situación de todos embobados mirándola y les movió un poco las tetas provocando las risas. ,

-        ¿Raúl me pasas la camiseta? – dijo Ana tras unos segundos en los que todos la miraban

-        ¿La camiseta?, ¿qué camiseta? – decía Raúl entre risas escondiéndola en su espalda

-        Bueno, da igual – decía impasible Ana – si me he tirado así todas las vacaciones –Cogió su cerveza y delante de todos dijo – pues por el placer de haberos conocido a todos y haberlo pasado tan bien - y levantó la cerveza mientras todos la seguían y brindaban como  ella decía

No la importaba estar así delante de todos. Estuvimos ya bebiéndonos la cerveza y charlando entre todos. Yo veía como para todos era dificilísimo no mirar a las tetas de Ana. Incluso Carlos le llegó a decir que lo sentía pero que se le iban los ojos a las tetas. Aunque no la tenía dura del todo si que me encontraba bastante excitado. De vez en cuando me colocaba el paquete con la mano en el bolsillo para que no se me notase. Ana por su parte estaba encantada hablaba animadamente con todos. Finalmente se acabó la cerveza y empezaron las despedidas. Abrazos con todos y besos. Me ponía ver a Ana abrazándose en tetas con todos y dándoles dos besos. Finalizadas las despedidas Ana cogió su bikini del sillón y colocándoselo les dijo que había sido un placer y se marchó. Los demás dijeron que también se iban. Me ofrecí a a echarle una mano a Raúl a recoger pero este la rechazo y me dijo que me fuese con Ana

Entré en casa por el jardín y Ana me esperaba en el salón Nos quedamos mirándonos unos segundos. Avancé hacia ella. No me había fijado pero sus colores eran aún más llamativos. Estaba acalorada, sofocada, cachonda. No hacíamos nada. Solo nos mirábamos. Me agarró la polla. Estaba dura

-        ¿Ya está contenta? Todos me han visto las tetas y se pone así de dura

-        Mmm… si… ufff… me has puesto cachondísimo con las tetas al aire delante de todos

-        Ya te he visto colocándotela un par de veces – y me apretaba la polla haciéndomela poner aún más dura.

-        A ti parecía gustarte, yo tampoco te he quitado ojo a ti

-        ¿Estás seguro que no me has quitado ojo? – me dijo con sonrisita maliciosa

-        ¿A qué te refieres? –

-        David, en cada momento en que no mirabais… bueno… Raúl… me tocaba las tetas disimuladamente con su brazo. No te enfades pero no lo he podido evitar

-        No pasa nada – le dije restándole importancia – al menos le debías eso y la besé. Fue un beso sucio por parte de ambos. Con mucho deseo. Con mucho morbo. La sobaba el culo mientras lo hacía y apretaba mi polla contra ella - ¿Te ha gustado que te las tocase?

-        David, no sigas por ahí por favor – me suplicaba mientras la miraba con mas deseo que nunca

-        Contéstame – le ordené

-        Sí David, me ha gustado ya lo sabes – y me ofreció su lengua. Se la chupé con ganas. Estaba salido perdido. Metí mi mano por su pantalón y sus braguitas se notaban empapadas.

-        ¿Quieres que te las vuelva a tocar?

-        David… por favor…  - mi dedo penetraba en su coño. No podía aguantarse

-        Solo hay que llamarle y vendrá

Entonces ocurrió lo que yo sabía que iba a pasar. Ana soltó mi polla y llevo la mano al bolsillo trasero de mi pantalón. Saco mi móvil y separando su boca de la mía me miró y me lo ofreció mientras mi dedo estaba dentro de ella. Aprisionado por la fuerza que ejercían sus pantalones ajustados y sus braguitas en mi mano.