El morbo del topless (11)

Cuando tu novia hace topless se producen una serie de sensaciones que desatan tus más locas fantasías

La verdad es que aunque lo intenté no dormí nada. Me encontraba nervioso y no paraba de moverme en la cama. Ana sin embargo parecía tan tranquila dormida. A ella no le afectaba nada de lo que estábamos haciendo. Finalmente decidí levantarme y bajarme a la piscina.

Cuando bajé estaba Nuria sola en el agua. Me alegró que estuviese allí. No sé porque pero me tranquilizaba su presencia. Era como que ella contrarrestaba los jueguecitos de su marido con Ana y conmigo. Deje la toalla y me metí al agua con ella

-        ¿No descansas para esta noche? – Le pregunté a modo de saludo

-        No me hace falta. Yo no trasnoche tanto como vosotros

-        Si bueno la verdad es que nos animamos demasiado – le dije agachando la cabeza como avergonzadamente pero intentando mirar sus tetas disimuladamente.

-        Bueno, vosotros sois jóvenes, es lo normal – me decía disculpándome -  Si es que Raúl es un peligro. No tenéis que hacer caso de sus juegos

-        No si la verdad es que Ana también estaba bastante animada. No fue culpa de Raúl – le dije disculpándole

-        David, le conozco desde hace mucho y es un peligro, hazme caso – me dijo a modo de advertencia

-        No, de verdad, no le culpes a él. Si te digo la verdad nosotros también teníamos marihuana

-        Vaya, vaya... así que sois otras dos buenas piezas…

-        No bueno, de vez en cuando… supongo que como tú, no?

-        Jaja, vale, ahí me has pillado. Lo que pasa que me da vergüenza hacerlo con gente. Cuando estoy sola con Raúl no me importa. Pero me da más vergüenza cuando hay gente

-        ¿Y eso porqué? Nosotros somos de confianza

-        Si, de verdad que lo sois, pero en esas situaciones ya sabes que al final todo el mundo pierde la cabeza y dice cosas que no debe

-        Bueno no hay que tenerlas en cuenta – le dije restándole importancia

-        David hay cosas que no se controlan y a veces…

-        A veces qué – pregunté yo sin saber a qué se refería

-        Pues que a veces se hacen y se dicen tonterías que al día siguiente pueden avergonzarte

-        Que va yo no me avergüenzo de nada – le dije con seguridad. Nuria me miró unos segundos en silencio.

-        ¿Seguro? – me preguntó

-        Segurísimo, ¿Por qué lo dices?

-        No, si no es nada, solamente que ayer hubo un momento que dijiste que era guapísima que porque estabas con Ana... – haciendo que volviese a mi cabeza ese momento de la noche anterior

-        Si, jeje, bueno la verdad es que no mentí – me lancé a confesarle – Eres una mujer guapísima. – Y por primera vez  la mire con cara de deseo. Sin cortarme

-        Vaya, es bueno saberlo viniendo de un chico tan guapo – y me dedico la mejor de sus sonrisas. Incluso acomodando su posición en el agua me dio la impresión de que a propósito saco sus enormes tetazas del agua para que se las mirase. Solo unos segundo pero me dio la impresión de que así era.

-        Te juro que te lo dije en serio Nuria. No quiero incomodarte pero ojalá Ana este tan bien como tu cuando tenga tu edad

-        Oye, que no soy tan mayor – me dijo riéndose

-        Perdona, no quería ofenderte – me disculpé

-        Jaja tranquilo, lo sé – se acercó a mí y poniendo su cuerpo en mi brazo me besó suavemente en la mejilla. Pude notar sus enormes tetas apoyadas en mi brazo. Mi polla reaccionó al instante. Dejo las tetas apoyadas en mí unos instantes y me dijo – Bueno me voy a casa. Esta noche nos vemos – y salió lentamente del agua. Cogió su toalla y se fue para casa

Joder, que acababa de pasar. Estaba en la piscina yo solo con la polla dura y Nuria me acababa de dar un beso y lo que era más increíble ¿me había dejado notar sus tetas?. Había veces que esas cosas eran por accidente pero esta vez me daba la impresión de que lo había hecho aposta. Intente calmarme no fuese a ser que viniese alguien. Decidí salirme de la piscina e irme a casa.

Me senté en la terraza a tomar un café. Seguía dándole vueltas a lo que había pasado pero de repente un mensaje en el móvil me devolvió a la realidad

- Bueno David prepararos para la fiesta que esta noche volvemos a intentarlo

- Raúl, no sé si es buena idea

- No lo pienses tanto. No te comas la cabeza

- Qué no me piense tanto el qué?

- Ya sabes el qué

- Mira ayer te enseñé las tetas de Ana. No es suficiente con eso?

- A ver David, se claro, tu quieres que me folle a Ana?

Esa frase me hizo dejar mi excitación a un lado. ¿De verdad estaba dispuesto a dejar que otro tío se follase a mi novia? Los juegos estaban bien pero dejarle que se la follase tal vez era demasiado para mí. Una cosa era exhibirla y calentarle y otra dejarle que se la follase. Además ¿cómo afectaría eso a mi futuro? Raúl iba a ser su jefe. No había duda que eso iba a pasar. No me veía en casa comiéndome la cabeza pensando en que estarían haciendo

- Raúl, no creo que Ana quiera

- No te he preguntado eso. Pregunto que si tu quieres que me folle a tu novia

Me lo pensé unos segundos. Podría acabar con todo eso ahora mismo. Solamente tenía que decirle que no quería que eso pasase y él lo dejaría a un lado.

- Raúl, no te enfades, pero una cosa son los juegos que nos hemos traído y otra que te folles a Ana

- Vaya, ahora te pones así?

- No quiero que te enfades pero de verdad que me parece muy fuerte dejar que te folles a mi novia. Además va a ser tu empleada…

- Ya os he dicho que separo totalmente lo profesional de lo personal.

- No sé es difícil

- Bueno respeto tu decisión y la suya

- Gracias Raúl

- Eso sí, podemos seguir divirtiéndonos un poco

- A qué te refieres?

- A que va a ser hombre, esta noche si se da la ocasión me enseñas otra vez las tetas de tu novia. Eso si te gusta, no?

- Sí, bueno, si surge ya vemos

- Venga tío, te tengo que dejar ahora. Pero esta noche espero que me enseñes otra vez las tetas de tu novia o algo más

- Lo intentaré

Raúl no volvió a escribir. Releí varias veces la conversación. Al final había caído en sus juegos también y le había dicho que intentaría enseñarle las tetas de Ana. Decidí borrar la conversación no fuese que Ana la leyese. A los pocos minutos apreció Ana con un café

-        Qué bien me ha sentado la siesta – me dijo dando un sorbo a su café - ¿Has dormido algo?

-        Que va, no me dormía y he estado en la piscina un rato.

-        Tú y tus comeduras de cabeza – me dijo con pasividad – Relájate, no hemos hecho nada malo.

-        No es por eso. Solo que no tenía sueño.

-        Vale, como tú digas. ¿Qué has estado solito? – me preguntó

-        Sí, he estado relajándome en el agua yo solo - No sé porqué pero me dio miedo decirle que había estado con Nuria.

-        Yo hoy no voy a bajar. Luego me arreglo un poco que si no luego se nos hace tarde

Finalmente pasamos la tarde sin hacer prácticamente nada. Por mi parte estuve viendo la tele mientras Ana intercambiaba mensajes por el móvil. Llegada la hora Ana subió a ducharse y yo me quede viendo la tele un rato. No sé porque pero mientras ella se duchaba algo me hizo levantarme y mirar su móvil que se encontraba cargando encima de la mesa. Sabía su pin. Solo sería un vistazo rápido. Nunca había hecho eso y no sé qué era lo que me impulsaba a hacerlo ahora pero sentía la necesidad de leer sus conversaciones. Nada más poner el pin aparecieron todas sus conversaciones recientes de whatsapp

Nada más mirar la pantalla mis ojos se fueron a “Raúl playa”. Cuando cojones había hablado con él. Joder la conversación era de esa misma tarde. De hacía solo unos minutos. Mire para arriba y escuche el sonido de la ducha y decidí abrirla. Ante mi apareció una conversación corta que no pude evitar leer.

- Qué tal has dormido preciosa? Preparada para esta noche?

- Sólo vamos a cenar para despedir a TU mujer

- Bueno no seas tú también como los vecinos. Siempre podemos pasárnoslo bien. Además hoy es sábado.

- Bueno ya veremos cómo se da

- Con la compañía que voy a tener seguro que bien. Ponte elegante que el sitio lo merece.

- Me estás diciendo que no voy elegante normalmente?

- No, solo era una excusa para decirte que te pusieras guapa. A ser posible de blanco. Ahora es mi color favorito

- Anda cállate ya

- Jaja vale, pero ponte algo blanco

- Ya veré. Te dejo que me voy a ir arreglando

- Adiós preciosa

Y ahí acababa la conversación. El muy cabrón se la andaba trabajando por su cuenta. Oí que se cerraba el grifo. Aun disponía de un par de minutos. Me percaté de que mi polla estaba algo dura ¿de verdad me estaba poniendo cachondo que este tío se quisiera follar a mi novia en mis narices? Mire el móvil y había otra conversación con Lucía. La abrí pero era mucho más larga no disponía de tiempo suficiente para leerla. No quería bajo ningún concepto que Ana me viese leyendo sus conversaciones privadas. Eche un vistazo rápido y más o menos Lucía le contaba las fiestas que se estaba dando con los dos italianos y la insistía en que tenía que probarlo. Ana por su parte le decía que ya le contaría pero que estaban siendo unas vacaciones muy distintas a las de siempre. Lucía por su parte le decía que quería detalles de todo pero Ana le insistía en que se lo contaría en persona que solo le adelantaba que estaba cachonda como nunca. Las dos se reían y prometían verse nada más regresar.

Deje el móvil sobre la mesa y me volví al sillón. Aquello le estaba gustando a Ana hasta más que a mí. Yo que pensaba que llevaba la voz cantante en todo esto y resultaba que Ana era mucho más lanzada que yo. Pensándolo bien siempre lo había sido. Más segura, más simpática, más atrevida… Ana me gritó desde arriba que me fuese preparando que no quería que llegásemos los últimos otra vez. Dejé mis pensamientos y subí. Ana se estaba poniendo crema en el cuerpo y yo me metí al baño.

Cuando salí con la toalla en la cintura me sorprendió Ana. Llevaba unos pantalones negros  un poco anchos por abajo y más ajustados por arriba un poco campana. De una tela suave y fina que marcaban un poco su culo sin ser demasiado ajustados. Además unas sandalias de tacón con unas tiras negras que le daban un aspecto muy sensual. Y en la parte de arriba llevaba un sujetador negro. Aun no se había puesto camiseta. Ana se desenredaba el pelo aún mojado. Me quité la toalla y saqué unos calzoncillos del cajón del armario. Mientras lo hacía Ana se acercó por detrás y me cogió la polla. Ni la meneo 2 veces y ya empezaba a coger tamaño. - Como se alegra de verme – Me dijo con sonrisa de niña mala y sin esperarlo agachó la cabeza y se la metió en la boca. Ana empezó a comerme la polla aún no dura del todo. Sentía como crecía con el calor de su boca. Cada vez más y Ana por su parte chupaba con más ganas. Mi polla no tardo en ponerse dura del todo. Ana cada vez profundizaba más en su mamada. Me agarraba de los huevos y se la metía todo lo que podía en la boca que cuando lo hacía con ganas era mucho. Si seguía con ese ritmo me correría enseguida. Ana debió notarlo se sacó la polla de la boca y poniendo el capullo en su boca y mientras me pajeaba me dijo – Vístete, esta noche te la acabo – y poniendo cara de vicio me soltó y se fue a vestir.

Joder la cabrona me había dejado totalmente cachondo. Le supliqué que terminase y me dijo que no, que tendría que esperar hasta la noche. Permanecía como un pasmarote totalmente desnudo y empalmado con la esperanza de que me hiciese correr pero sabía que no iba a ocurrir. Finalmente cogí mis calzoncillos y me los puse diciéndole que era una zorra. Ella se reía pero me decía que solo tenía que aguantar un poquito. Comencé a vestirme y Ana me advirtió que me pusiese elegante. Le pregunté porque me decía eso y solamente me dijo que suponía que iríamos a algún sitio pijo que mejor ir bien vestido. Entonces la miré y vi que se había puesto una camiseta blanca. Era una camiseta ancha, con los hombros y el cuello al aire. Se veían los tirantes de su sujetador. Incluso si se agachaba sin cuidado y la camiseta caía un poco se le vería el sujetador. Estaba buenísima, sensual, elegante… pero ¿se había vestido así por Raúl?. No dije nada me vestí como mejor pude y me baje a esperarla. A los poco minutos bajó ella. Desprendía sensualidad o incluso sexualidad. Me daban ganas de tirarme a por ella. Ella notó mi cara de deseo. Sin acercarse me dijo estate quieto, coge tus cosas y vámonos. Paso por delante de mí hacía la puerta. Miré su culo. Ella se echó el último vistazo en el espejo de la entrada. Cogí mis cosas y le dije ya estoy listo.

Salimos a los coches. Éramos los primeros aunque en seguida aparecieron Carlos y Eva y al momento Raúl y Nuria. Pude observar que Raúl puso una ligera sonrisa al observar a Ana. Supongo que al igual que yo pensaría que había hecho eso porque él se lo había pedido. Decidimos ir en dos coches. Raúl dijo que prefería no llevar el suyo. Yo dije que a mí no me importaba y Nuria dijo que se venía con nosotros y que Raúl fuese con Carlos y Eva. Pude ver la cara de decepción de Raúl aunque trató de disimularla con alguno de sus comentarios. En un segundo se le había estropeado el plan. Hostias y encima tendría a Nuria en el coche con nosotros. Raúl nos dijo que les siguiésemos y así hicimos.

El camino transcurrió hablando de cosas sin importancia. Ana le fue preguntando a Nuria que iba en la parte trasera por su madre. Yo me limitaba a conducir y a mirar por el retrovisor el generoso escote que lucía Nuria. Creo que en un par de ocasiones me pilló mirándoselo aunque dudaba que por el espejo pudiese distinguir si le miraba a la cara o a las tetas.

Por fin llegamos al restaurante. Estaba en las afueras del pueblo junto a la playa. Vi como Carlos paraba en la puerta y salían los tres del coche. Carlos le entregó las llaves a uno de los aparcacoches del restaurante que se subió y se marchó con el coche. Por mi parte avance con el coche hasta la puerta y aunque no estaba acostumbrado a esos lujos hice lo mismo y entregué las llaves al aparcacoches.

Nada más entrar al restaurante los 6 se acercó a nosotros un tipo de unos 60 años en traje, sonriendo y que tendió la mano a Raúl. Este la cogió y le abrazó. Charlaron unos segundos y en seguida el tipo se dirigió a Nuria – Cómo es posible que cada año estés aún más guapa – y la besó. – Cada día eres más adulador Joaquín – Le dijo Nuria aceptando con agrado los piropos de aquel tipo y también le abrazaba cariñosamente. – Además veo que vienes bien acompañada. ¿Quién es esta preciosidad? – Dijo dirigiéndose a Ana – Raúl se adelantó a decir que era el nuevo fichaje de su empresa y que habíamos coincidido en las vacaciones. – Mira que es buen amigo pero no le querría yo como jefe - Le dijo a Ana guiñándole un ojo. Venga acompañadme. – y nos guió por unas escaleras.

Aparecimos en una terraza privada. En la parte superior del restaurante. Era una terraza amplia, con una amplia mesa para los 6 al fondo. Las vistas eran espectaculares. La luna casi llena sobre el mar. La temperatura perfecta. Veíamos todo el pueblo a nuestros pies. El mar al lado. Si nos asomábamos veíamos la terraza del restaurante abarrotada. Estuvimos unos minutos alabando el sitio y las vistas y felicitando a Raúl por su elección. Aparecieron un par de camareros con vino, cerveza y canapés. Cogimos gustosamente y estuvimos charlando un rato. Como siempre las mujeres por un lado y los hombres por otro. Raúl nos indicó que nos fuésemos sentando. Raúl y Nuria presidian la mesa. Uno a cada lado. Por su parte Carlos y Eva se sentaron en un lado de la mesa y Ana y yo en el otro. Me debatí unos segundos si sentarme al lado de Nuria o al lado de Raúl. Sin embargo fue Ana la que, ante mi indecisión y tal vez porque por su posición le pillaba más cerca, se sentó al lado de Raúl. Una vez que estuvimos todos sentados Raúl nos indicó que había pedido unos entrantes por su cuenta. Que  decidiésemos solamente el plato principal. Por su parte Joaquín apareció con una botella de vino, se situó al lado de Raúl y le sirvió un poco en la copa. Raúl con un movimiento estiloso movió el vino, lo olió y lo probó mientras todos le mirábamos. Bajó su copa y le dijo a Joaquín

-        Sabes que no tengo ni idea de vinos. Dáselo a Nuri que ella es la experta. – le soltó ante la risas de todos

-        Pero te gusta mucho hacer esto que yo lo sé – le dijo Joaquín riéndose y yéndose hacia Nuria y sirviendo en su copa.

Nuria hablo con él y le felicitó por la elección. Nos sirvieron a todos mientras empezaban a traer la comida. Era todo mariscos con una apariencia espectacular. Pusieron 3 bandejas en la mesa con un amplio surtido de todo. Para mí el marisco era un manjar. Espere a que alguien empezase y me lancé a comer.  Estaba espectacular. Encima con el vino que había elegido Nuria estaba aún más bueno o eso nos pareció a Ana y a mí porque lo comentamos. La charla cada vez fue más animada. Como siempre con Raúl como voz cantante pero cuando Nuria escapaba un rato de la conversación de Eva también charlaba animadamente conmigo. –Te gustan las vistas – me preguntó un poco con doble intención porque mis ojos habían estad desde que nos sentamos pasando fugazmente por sus tetas y en alguna ocasión creo que ella se dio cuenta. – Si, inmejorables – dije con la mejor de mis sonrisas. Las botellas de vino fueron cayendo con rapidez. Tanto Raúl como Nuria nos mantenían siempre las copas llenas a todos. Cuando terminamos la cena Nuria dijo que si podía elegir ella los postres. Todos estuvimos de acuerdo. Pidió 3 platos de una tarta y dijo que los compartiríamos porque eran bastante grandes. A todos nos pareció lo mejor ya que habíamos comido demasiado yo dije que además no quería postre porque no me iban demasiado los dulces.  Los camareros sirvieron uno delante de Carlos y Eva, otro delante de Ana y de mi  y por último el otro se lo sirvieron a Nuria.

Por como estábamos situados era imposible que Nuria y Raúl compartiesen el postre. Ana dijo que si yo no quería ella lo compartiría con Raúl. Nuria dio su aprobación y me dijo – no me dejes que me coma esto yo sola – al principio me negué pero cada uno estaba solamente atento a su postre. Raúl y Ana jugueteaban a quitarse la comida de la cuchara el uno al otro. Carlos y Eva hacían fotos con el móvil supongo que para sus redes sociales y Nuria entre cucharada y cucharada me insistía en que yo comiese. Finalmente con su cucharilla en la mano me pidió – pruébalo, por favor, hazlo por mí. – no pude negarme a esa mirada abrí la boca y deje que me diese la tarta con su propia cucharilla. Era una tontería pero me excitó pensar que esa cucharilla había estado hacía unos segundos en su boca. La tarta era espectacular. Pese a no ser muy goloso me pareció que era el mejor postre que había probado nunca y así se lo dije. Eso animo a Nuria a darme unas cuantas cucharadas más mientras yo miraba con disimulo su escote. En un momento dado me di la vuelta y vi a Ana mirándome. No era una mirada de reproche pero si que ella se había percatado de todo. Creo incluso que mi mirada al encontrarse con la suya admitió mi culpabilidad. Por suerte ella no dijo nada y siguió hablando con Carlos y Eva.

Acabados los postres nos sirvieron un chupito de licor. Era bastante fuerte pero estaba dulce y rico. Cuando lo terminé me levanté y me fui al baño. Mientas meaba veía mi polla morcillona. Entre la mamada de Ana que me había dejado a punto y las vistas de las tetas de Nuria bastante calmada estaba pensé. Cuando termine lavé mis manos y salí para fuera.  En ese momento entraba Ana al hall de los baños. Se dirigió decidida hacia el baño de mujeres pero al pasar por mi lado  se detuvo y me echó mano al paquete. Apretándolo fuertemente me besó. Un beso apasionado. Con mucha lengua mientras apretaba con fuerza mi polla q cada vez se ponía más dura. De repente me soltó y abrió la puerta del baño de mujeres miró dentro  y me cogió la mano y tiro de mi hacia dentro. Me metió en uno de las cabinas y echo el pestillo. Se sentó en el váter mientras me desabrochaba el pantalón. Mi polla saltó como un resorte hacia su cara en cuanto levantó la goma de los calzoncillos. La cogió con la mano y empezó a pajearme. Levantó la mirada y sin dejar la paja me dijo

-        ¿Estás seguro que quieres que caliente a Raúl?.

-        Sí, hazlo – dije pensando solamente en el placer q me producía oírla decir eso mientras me pajeaba

-        No quiero que te enfades luego por lo que pase ni que te comas la cabeza – me advirtió

-        Te prometo que no me enfadaré

Ana fue a decir algo pero en ese momento oímos la puerta del baño.

-        Ana cariño, ¿estás ahí? – Era la voz de Nuria. Ana soltó mi polla y me hizo gesto para que me abrochase.

-        Sí, ¿qué pasa? – dijo tímidamente

-        Nada, que estábamos hablando de ir a tomar unas copas – le contaba Nuria mientras se encerraba en el urinario de al lado. Oímos como subía la tapa y se sentaba y como empezaba a salir su chorrito. Ana tiro de la cisterna y aprovechó para abrir la puerta. Me hizo gestos para que saliese mientras ella le decía que por nosotros no había problema y que fuésemos a tomar algo

Salí de allí y me acomodé la polla para que no se me notara. Cuando lo conseguí salí de nuevo a la terraza. Raúl estaba guardando su tarjeta. Acababa de pagar. Insistí en que me dejara abonar parte pero lo rechazó. Carlos y Eva también me indicaron que a ellos no les había dejado tampoco. Decía que luego le invitásemos a unas copas y todo solucionado

Aparecieron Ana y Nuria que venían del baño. Raúl se puso de pie y nos indicó que nos fuésemos. Miré a Ana que fugazmente me miro y se fue a coger su bolso. Nos trajeron los coches y Raúl nos indico donde teníamos que ir. Era un sitio con terraza y pista de baile. La gente era algo más mayor que nosotros (aunque más jóvenes que ellos). Estarían la mayoría en torno a los 40. Fui a pedir una ronda de copas que pagué yo. Era lo menos después de lo que se debía haber gastado Raúl en la cena.  Poco a poco nos fuimos dispersando. Yo vigilaba estrechamente a Ana que no se separaba de Raúl. La veía mirarme de reojo de vez en cuando pero en seguida pasaba de mí que seguía de lejos las conversaciones de los demás. Ana se reía de lo que quisiera estar contándole Raúl. Le agarraba del brazo y pegaba su cuerpo al suyo justo lo que había hecho Nuria en la piscina. No hacía ni media hora que le había dicho a Ana que quería ese juego pero me estaba arrepintiendo. Los celos me podían. Estaba excitado pero en el fondo me molestaba ver a Ana hacer eso

-        Déjales – me dijo dulcemente al oído Nuria – Ven te invito a una copa – y cogió mi mano y me llevó hacía la barra.

-        No, si no pasa nada – intenté disimular yo

-        Raúl parece mucho pero no pasará nada. Le gusta ser el centro de atención y que todas las mujeres le miren –me explicó con la dulzura que me hablaba siempre

-        No si de verdad que no me enfado – le dije ya algo más calmado

-        Además, piensa que así me tienes toda para ti ya que te parezco tan guapa – me dijo guiñándome un ojo y sin darme tiempo a responder me cogió de la mano y me dijo que fuésemos a bailar.

Por el camino les dijo a Carlos y Eva que se vinieran con nosotros. Me encontré en la pista bailando una música que para nada iba conmigo. Además era un pésimo bailarín. Por suerte Nuria necesitaba poca colaboración por mi parte. Se movía muy bien y para mí era un espectáculo tener a esa autentica MILF bailando conmigo. Vi como muchos nos miraban con cierta envidia. Una mujer así gustaba a cualquier edad. Cada vez me fui soltando más. Estuvimos como una hora bailando y quise pedir otras copas pero Carlos y Eva nos dijeron que ellos se iban a ir ya. Nuria me miró y me dijo que ella se iba a ir con ellos. Al día siguiente tenía que viajar y no quería trasnochar demasiado. Salimos a la terraza a buscar a Raúl y Ana. Le dijeron que se iban pero Nuria le dijo a Raúl que se quedase con nosotros y que luego se viniese con nosotros. Raúl claro que no tuvo ningún problema. Nuria se despidió de mi con un tierno beso y me dijo – Espero que después de vacaciones nos veamos algún día con más calma tu y yo. - Se dio la vuelta y se marchó detrás de Carlos y Eva.

Cuando por fin desaparecieron por la puerta me giré. Ana y Raúl seguían con su claro tonteo. Les pregunté qué hacíamos y entonces Ana dijo que fuésemos a la parte de dentro a bailar. Yo les dije que no tenía muchas ganas. Me dijo que les esperase ahí si quería y se fueron los dos para dentro. Les dejé que se marcharan y yo fui a pedirme otra copa. Me fumé un cigarro tranquilamente en la terraza mientras me bebía la copa y pensaba en Nuria. Joder, esa tía me quería follar. Estoy seguro de ello. Cuando volviésemos tenía que llamarla un día. Mi polla iba respondiendo a mis pensamientos. Decidí calmarme e ir a ver qué hacían. Antes me pedí otra copa más.

Cuando entre con mi copa me acerqué a la pista y allí les vi. Estaban bailando pero Ana se movía de una forma demasiado sensual. Raúl se arrimaba a ella todo lo que podía. Había un tonteo descarado por parte de los dos. En un momento dado vi algo que no me esperaba. Raúl hizo que Ana girase sobre si misma al ritmo de la música y cuando volvió a su posición junto a él llevó sus manos a su culo. Ana le miró pero no dijo nada. Siguieron bailando con las manos de Raúl en el culo de Ana que seguía moviéndose al ritmo de la música.  Vi que Ana miraba alrededor de la pista hasta que me divisó. Nuestras miradas se cruzaron. Las manos de Raúl aún reposaban en su culo. Las veía moverse palpando todo lo que podía del culo de Ana que se lo permitía. Raúl le dijo algo al oído a Ana, ella rió y le dio una pequeña bofetada en el brazo. El exageró el dolor y retiró una de las manos del culo para llevarla a la supuesta parte dolorida. Después vi como esa misma mano se acercaba peligrosamente al pecho de Ana. ¿Le iba a tocar las tetas?. El corazón me latía a mil por hora. Sin embargo Raúl con uno de sus dedos cogió el borde de la camiseta de Ana y lo abrió un poquito y adelantó su cabeza echando un vistazo al sujetador de Ana. Ana me miró mientras dejaba que Raúl observase a su antojo. Ese cabrón se había salido otra vez con la suya. Por suerte para mi había demasiada gente y a Ana no le gustan nada los espectáculos. Se tapó con la mano y le dijo a Raúl que fuesen hacía donde yo estaba.

Les vi llegar hacía mi. Apuré los últimos tragos de mi copa e hice como que no sabía dónde estaban ni que había pasado.

-        Chicos voy al baño – dijo Ana – Pedidme una copa anda

-        Por qué no nos vamos ya a casa – dije yo cansado y visiblemente borracho ya que me costó pronunciar aquellas palabras.

-        Venga David, la última y nos vamos – insistió Raúl – vamos a pedir mientras Ana va al baño.

Ana se marchó dejándonos a los dos solos camino de la barra. Pedí las 3 copas. En ese momento Raúl me dijo

-        Joder tío, no sé si lo habrás visto pero me estoy poniendo las botas con tu chica – me dijo entusiasmado

-        No, no os he visto ¿qué ha pasado? – le pregunté haciéndome el loco

-        Joder tío le he estado sobando todo el culo a mi antojo – me explicaba haciendo gestos con las manos de cómo la había cogido – incluso la he dicho que si se pensaba poner el bikini blanco. Me ha pegado pero me ha dicho que como sabía que no lo llevaba y le he dicho que quería comprobarlo y me ha dejado mirar por debajo de su camiseta. Menudas tetas tiene embutidas en ese sujetador negro – Las palabras de Raúl describiendo como había sobado a mi novia me jodían pero me ponían cachondísimo.

-        Raúl para este juego – le supliqué – por lo que cuentas ya la has sobado bastante. Dejémoslo ya

-        Ni loco tío. Se nota que esta cachonda. No puedo dejarlo ahora.

-        Raúl por favor para con esto – le supliqué

-        Mira David, te voy a decir una cosa – me empezó con un tono condescendiente – Ana está cachonda, a ti te jode verla conmigo y es normal, pero desde luego que me la voy a intentar follar esta noche porque se nota que tiene ganas. No quieres admitirlo pero tú también quieres que me la folle si no jamás me habrías enseñado sus tetas ni en foto ni en la piscina. Sabes que es verdad lo que digo simplemente asúmelo y ayúdame a conseguirlo. Lo disfrutaréis los dos.

Ana apareció y cogió su copa. Vio mi cara entre borracho, enfadado e incrédulo. Me preguntó si me pasaba algo y Raúl se adelanto a decir que había bebido demasiado. Era verdad y le seguí la corriente. Ana empezó a decir que la verdad es que era tarde ya que nos acabábamos la copa y nos íbamos. Raúl la dijo que un último baile y sin cortarse un pelo ante mi presencia la puso de nuevo una de sus manos en su culo. Ana me miró al instante. No dije ni hice nada. Solo la miré. Esperó unos segundo para ver si yo ponía fin a aquello pero yo seguía parado mirando cómo le sobaban el culo a mi novia. Al ver mi pasividad Ana le dijo que no quería bailar más. Y dirigiéndose a mí me dijo

-        Tu amigo es un pulpo, vas a tener cuidadito con el – me dijo dándome pie a participar en el juego

-        Porqué, ¿qué pasa?  - le pregunté haciéndome el tonto

-        Sabes que me está tocando el culo y no dices nada

-        A ver Ana… - noté mi polla luchando por crecer embutida en el pantalón. Aunque me jodía no podía evitar que aquello me excitara muchísimo – es que tienes un culo de la hostia

-        ¿Ves Ana? Lo que yo te decía, tienes un culo que debería ser pecado no tocarlo – le dijo haciendo más descarados sus movimientos

-        Jaja, tu no desaprovechas la ocasión – le decía Ana dejándole hacer

Mi polla cada vez estaba más dura. Intentaba colocármela con la mano en el bolsillo pero aun así era difícil. Vi como Ana disfrutaba de la sobada de culo que le estaba dando Raúl. Bebí otro trago observándoles. Creo que lo mejor era como me había dicho Raúl asumir lo que parecía inevitable que pasara. El alcohol y mi polla me decían que era lo mejor que podía hacer. Entonces sin darle más vueltas les dije

-        ¿Qué os parece si nos vamos a casa a la piscina?

-        ¿Ahora? – exclamó Ana no muy convencida – ¿Para que vamos a ir ahora? No me apetece mucho meterme al agua la verdad

-        A mí me parece una buenísima idea – decía Raúl

-        Ya os he dicho que no me apetece meterme al agua – insistía Ana – seguro que podemos hacer otra cosa mejor. Raúl ya se lo está pasando muy bien sobándome el culo – dijo retadora

-        Bueno… - comencé a decir dubitativo – estaba pensando… que te podías poner el bikini blanco

-        Síiii – dijo Raúl emocionado con la idea – apoyo la moción

-        ¿Eso quieres? –dijo Ana dirigiéndose a mi -¿quieres que me vea con el bikini blanco otra vez? – su tono era directo. Yo agachaba la mirada. – Contéstame a una cosa, ¿solo quieres que me vea con el bikini blanco?

-        No – reconocí ante ella – quiero quitártelo y que te vea las tetas - y levanté la mirada hacia ella

-        ¿Y tú le has preguntado a Raúl si quiere verlas? – esto hizo sentirse a Raúl totalmente superior y a mí un completo idiota. Pero seguí con el juego que parecía causarle tanto morbo a Ana

-        Raúl, te gustaría que en la piscina le quitase el sujetador para que le vieses las tetas a mi novia – pregunté sintiéndome humillado pero con la polla totalmente tiesa.

-        David, sabes que para mí es un placer ver las tetas de tu novia. – Dijo muy seguro de su superioridad. - Pero no sé si me voy a poder conformar solo con eso. ¿Crees que a tu novia le gustaría que se las tocase?

Ambos se quedaron callados, mirándome, esperando una respuesta por mi parte, esperando que les diese el consentimiento a todo aquel juego que tanto deseaban ellos y en parte yo también. Sin embargo intentaría luchar algo más por no ser yo el que pida que lo hagan. Tenía que ser Ana quien dijese que ella quería eso

-        Ana mi amor, Raúl dice que si te ve las tetas va a querer tocártelas – le dije a Ana agachando la cabeza nuevamente. Me costaba mantener la dignidad diciéndole esas cosas.

-        David, mírame – me ordenó – Dile a Raúl que estás encantado de que me toque las tetas. Y que le dejaré hacerlo.

-        Raúl para ella será un placer que le toques las tetas.

-        Escucha David – me interrumpió Ana – quiero que le digas a Raúl qué más quieres que pase en la piscina.

Joder, cada vez se me hacía más difícil luchar contra los dos. Ambos estaban en el mismo lado y querían que yo se lo pidiese, que les diese vía libre. A esas alturas de la noche, entre la borrachera y lo cachondo que estaba continué con el juego.

-        Raúl, me gustaría que cuando estemos en la piscina  disfrutases de la visión que te voy a ofrecer de las tetas de Ana. Que las mires todo lo que quieras y por supuesto se las puedes sobar delante de mí – Lo había reconocido ante ambos. Ya no había vuelta a atrás por lo que continué – después si quieres que Ana se suba a la escalera y así la ves el coño. Sabes que se le transparenta el bikini y me encantaría que le volvieses a ver el coño a mi novia. Luego si queréis podemos entrar en casa y le quito la braguita del bikini para que le veas bien el coño – Raúl seguía con la mano en el culo de Ana y veía como los dos estaban cachondos con mis palabras – ¿Tu quieres enseñarle el coño Ana? – le pregunté a ella que dudo apenas un segundo

-        Si, se lo quiero enseñar – confesó segura – se lo quiero enseñar y que me lo toque – admitió.

-        Raúl, ¿le tocarás bien el coño a mi novia?

-        Será un placer hacerla correr en mis dedos. Pero David, dile la verdad a tu novia lo que pasará - ambos me miraron y yo me quedé unos segundos callado pero no tenía sentido alargar más esto

-        Ana, cuando vayamos a casa y le enseñes el coño Raúl te va a follar – le dije sin darle más vueltas - ¿Queréis que nos vayamos?

Ana dejo su copa en la mesa y me dijo – Venga, vámonos – y nos dirigimos los 3 hacía la puerta. Yo iba en cabeza ellos dos detrás. No sé si Raúl habría soltado el culo de Ana. Prefería no saberlo. Ya me había humillado bastante y ahora encima iba a llevarles a follar. Lo malo es q al andar mi borrachera se hizo más evidente. Me costaba mantener el rumbo recto. Intentaba aparentar normalidad pero me costaba. Ana me preguntó si me encontraba bien. Dije que sí pero era evidente que no podía conducir en ese estado. Entre los dos decidieron que me montase atrás y que conduciría Raúl. Tuve que aceptar. En cuanto se montaron ellos dije venga vamos a casa a que te folles a mi novia. Ni si quiera me miraron. Arrancó el coche y prácticamente al minuto me quedé dormido.

Me despertaron intentando sacarme del coche. Le ayudé como pude a salir y anduve agarrado a Raúl hasta dentro de casa. Me tiró en el sillón del salón como un pelele.

-        Voy al baño un segundo dijo Ana - y vi como subía las escaleras

-        David, quédate aquí mientras yo subo a follarme a tu novia – me dijo Raúl remarcando otra vez que se la iba a follar y vi como se dirigía escaleras arriba.

Intenté incorporarme pero todo me daba vueltas. Mi cuerpo cayó sin fuerzas en el sillón. Cerré los ojos un segundo y me quedé dormido.