El morbo de mi pintor- cuarta parte

La cuarta parte de mi pintor, han dado un cambio la historia. Disfrútenla. Comenten y puntúen , se les agradecerá. Por cierto, este relato, esta estrechamente dedicado a Marcos, que ha dado seguimiento a todo. Mil besos nene.

Esta noche la cama se encontraba incomoda con mi cuerpo encima de ella, cambie de lugar a ver si me aceptaba y dejaba dormirme. No podía creer que había pasado tanto tiempo después de que decidí superarlo. Casi una vida.

La puerta suena, trayéndome a la realidad.

-Pasa- Era Ana, quien mas iba a ser, solo vivíamos ella y yo.

-Julieta…podrías terminar de contarme lo que pasó entre ustedes dos- decía con una voz de niña buena, la muy desgraciada sabía que si me trataba con cariño yo me iba a doblegar a ella.

-Dale, acuéstate conmigo, a ver si podemos terminar. Ya te dije que era muy largo el cuento y si te duermes antes del final no contare más capicci?

-Capicci!

-Al otro día me desperté en la cama desnuda, la verdad es que tenía todos los músculos agarrotados, estaba como cansada. Tal vez era todo el ejercicio sexual que hice con Marcos.

Comencé a recordar la trabajosa jornada de la madrugada…cuando llegamos del bar tenia un par de tragos subidos al cerebro, y creo que no funcionaba bien para ninguna actividad. Fui al baño a cepillarme, quite el vestido que me regalo, las sandalias, todo, para luego quedarme en bragas, apague la luz del baño, me lo encontré tirado en el colchón con una enorme sonrisa.

Yo de por si no podía caminar derecha y solté una carcajada.

-Si, estas borrachita mi niña linda, a ver si te acuesta conmigo.

Solo me tire al lado de él, me abrazo, para volverme a despertar a mitad de la noche, excitada, con las bragas empapadas: había tenido un sueño húmedo. No me recordé en ese momento que soñé y ahora que lo pienso no llega a mi mente, pero sé que baje mis dedos cortos muy lentamente por cuerpo hasta llegar a la única ropita que tenía. Entre mis manos para poder sentir  mi clítoris excitado que ya estaba hecho sopa. Eso requería una buena masturbada, pero la verdad lo que mi vagina gritaba como necesitada era la verga de Marcos.

Me daba tremenda pena despertarlo para cubrir mis necesidades pero mi naturaleza era algo egoísta. Lo miro y me doy cuenta que la posición en que esta durmiendo es de lado, así que tenia que ponerlo boca arriba para poder hacer algo. Quite la sabana chupe mi dedo y lo metí lentamente a su oído, no sabia si iba a funcionar pero se volteo hacia mi.

Había ganado la batalla, ahora la otra parte, necesitaba un miembro erecto, a esa hora lo tenia muy bajito, la única solución era hacerle una pequeña felación, trate de bajar a su pene con la mayor calma posible para no despertar a mi pintor. Estaba con el calzón puesto, lentamente entre mis dedos entre la tela y su piel.

La temperatura de su piel era exquisita, ni muy fría ni muy caliente. No se si tenia manos de pluma ya que el no sintió lo mas mínimo. De alguna manera hice que el pene quedara a mi vista, y créemelo desde esa vista se veía apetecible, que por cierto no estaba del todo bajito, así que aproveche y lo escupí un poco, lo lamí un poco para esparcir la saliva, con dos dedos lo levante y así tener la mejor entrada a sus testículos. Delicia depilada, encantadoramente suave. Comencé a chupar deliberadamente con la majestuosa destreza. Quien carajos me dijo en ese momento que eso iba a funcionar, solo sé que tenia una extraña necesidad de Marcos.

Deje sus preciadas bolsas acumuladoras de espermas, y me metí de un solo su miembro feliz de tenerme sedienta de él. Estaba funcionando, con la mayor algarabía masajeaba sus bolas mientras succionaba su pene. El juego se tardo unos dos minutos más hasta que por fin tuve mi suculento plato.

Me baje de la cama, pero estaba medio boba, tenia que subirme con la mayor delicadeza para que no regresara de su dulce sueño mi amado. Fui caminando con mis rodillas a pasitos de bebe para luego flexionarme entrando esa gran y erecta estaca en mi pequeña ya húmeda vaginita.

En ese momento me sentí como una niña con un dulce en la boca. Me llenaba completamente, me excitaba, el calor de su polla me lleno completamente, hizo que me moviera pero no quería despertarlo. Estar arriba de el me hacia sentir como una gran ninfómana. Me moví, sentía como entraba mas y mas, mi clítoris quedo expuesto y rozaba con su piel; seguí moviéndome y mi botoncito se excitaba mas, mientras cerraba mis paredes vaginales al redor de mi Marquitos.

No me di cuenta de cuando mis movimientos se volvieron tan rápidos y bruscos, ya no soportaba, seguía moviéndome como si estuviera arriba de un toro mecánico.

-Muñeca, que haces?- la voz de Marcos me trajo a la realidad. Me encontré estimulándome con la sabana y la tenia toda mojada. Se burlo de mi- te estas acordando de la noche, estabas mas excitada, te veías tan rica, tenias una carita de necesitada.

Yo que no decía ni una palabra, de seguro se veía la necesidad en los ojos en ese momento, me pare en la cama, quedándome en rodillas frente a él. Mis jugos vaginales comenzaban a correr por mi pierna. Tome su mano derecha y la dirigí a mi vagina, a lo que el comenzó a tocar mi clítoris y yo a besar su cuello.

-Que caliente estas, pero me costara matar tu excitación- se alejó de mí chupando sus dedos.

Yo suspire disgustada, casi me pongo a llorar, creo que estoy en el nivel A de la ninfomanía. Se acercó a mi tomo mis manos.

-No te pongas así, lo que pasa es que estamos tarde para irnos.

-Cómo que para irnos?

-Bueno corazón, iremos a la casa de mis padres hoy, nos que daremos unos días, ellos quieren conocerte, esa era la llamada de ayer, mi madre estaba reprochando el por qué no te había llevado a casa.

-Comprendo- me tire a la cama- ya tenemos que irnos?

-Si, pero no te preocupes empaque toda tus cosas, solo falta que te bañes y desayunes algo, es que el camino es un poco largo.

-Podías despertarme para ayudarte a recoger- me pare de la cama, me dio una palmada en las nalgas y me dirigí al baño, cuando entre agarre la puerta comencé a cerrarla y cuando quedaba una hendija me voltee y le saque la lengua, lo que recibí fue una gran carcajada y el sonido de un beso.

Hice todo lo más rápido posible, me cepille los dientes, tome la ducha, busque en la maleta alguna que otra ropa cómoda: unos pantalones cortos y una camiseta holgada. Empaque todas las cosas que faltaban, me calce unas sandalias negras para salir a desayunar. El tiempo transcurrió un poco rápido y luego me percate de que estábamos en la carreta con cuarenta y cinco minutos corriendo en el auto.

-Mi madre se llama Magdalena le puedes decir Magda, mi padre Juan, mi hermano Esteban y mi hermana Teresa, pero dile Tere. Mi perro Carlos.

-Carlos?! No podían llamarlo Sparky, Pancho, Zeus, o que se yo, pero Carlos- lo mire con cara de poco amigos, soltó una risa sonora.

-Bueno jajajajajaa son cosas que pasan, simplemente lo llame Carlos.

La conversación término ahí, tampoco iba a ser aguafiestas por un nombre. Puso la radio y comenzó a cantar cosas que solo él sabia, algunas las había escuchado otras ni idea que existían.

Después de tres horas en carretera, nos adentramos en un camino no asfaltado con grandes almendros verdes, ligeramente hermosos, que conducían a una casa medio campestre al final del camino. Al llegar me miro y soltó tan bajito un te amo, creo que en mi cara se dibujaba el miedo por la aceptación de su familia.

Mire mis pies a ver que tan decentes estaban, mis manos para al final darle la aprobación que no importaba el amarillo que dejaba el esmalte rojo se veían bien. Respire profundo y abrí la puerta. Marcos estaba sacando las maletas y vi como su Golden retriever salía al encuentro de él, para mas tarde dirigir la vista por el camino que Carlos dibujó y encontrarme con Magda.

Era una hermosa mujer, se veían los años en las arrugas, tez blanca, pelo corto algo canoso, sin dejar de tener un corte a la moda. Ella estaba mejor vestida que yo, unos vaqueros ajustados altos que les iban bien con su figura con una camisa algo floreada.

-Julieta!-grito corriendo hacia mi Magda- eres hermosa, pensé que Marquitos no quería presentarte porque había la posibilidad de que fueras fea- no pude soportar la risa, no se porque me reía lo malo del chiste o la ingenuidad del tono en que lo decía.

-Gracias señora Magdalena. –Le sonreí enseñando todos los dientes menos las muelas.

-Dime Magda cariño.

Ayude a sacar las maletas del carro, pero lógicamente era un caballeroso, nos adentramos en la casa y el dejo las maletas a un lado de la puerta. Era tan acogedora que pensaba que estaba en mi propia morada. Después de que Marcos me diera un extraño tour acompañados de besos, manoseos y masturbadas, su madre nos llamo para tomarnos unas sangría  y hablar con ella. Nos sentamos en una terraza a beber y esperar al resto de la familia; Juan que aun trabajaba, Estaban que regresaba de viaje y llegaba a la hora d el cena y Tere que aun no sabíamos si venia.

Hablamos de mi, que hacia, como vivía, mis padres, etc; para después caer en como nos conocimos y de si teníamos sexo muy frecuentemente. Al entrar en ese tema me quede pasmada, no podía creer que ellos tenían ese tipo de confianza.

-Si madre, tenemos sexo a cada rato, a toda hora, gozamos de una vida sexual muy plena y mas que July esta aquí de vacaciones- seguía en trauma, Marcos poso su mirada en mi- Mi vida tranquila tenemos esa confianza aquí. Madre la asustaste, jajajajajajajajajaja.

-Tranquila July, quiero que me den nietos.

Trague en seco. Hijos, esa palabra aun no sonaba en mi vida y mucho menos después de esa noticia.

-Amor- me trajo otra vez a la realidad Marcos- estas bien?

-Si! Cielo estoy bien.

Una hora más tarde llego Juan y Esteban, dos tipos que eran idénticos, tal palo, tal astilla, hasta en la forma de caminar, muy chistosos y agradable personas. Magda se metió en la cocina a preparar la cena, y supimos que Tere iba a llegar a pasarse unos días con nosotros, así que la esperamos.

Llego, la cena se sirvió, comimos y conocí a todos: abiertos, divertidos, risueños, acogedores…sentía que tenía una familia, era tan hermoso y agradable. La hora de la cena termino y nosotros tuvimos que recoger la mesa, el invitado recogía…una extraña tradición de familia. Claro a mi no me importaba, yo simplemente estaba con mi pintor y yo.

Al terminar, me fui a secar las manos y él se paro detrás de mi, beso mi cuello, usando la lengua rozándola con mi piel, se me erizaban los pelos. Comencé a suspirar, bésame le dije, voltee mi cara y ataco mi boca, mientras desabrochaba mis pantalones cortos, metió su mano, llego a mi clítoris y estaba mojada. Otro suspiro, comenzó a tocarme, era rico, sentía el morbo de que nos vieran, cada vez me excitaba mas con la idea de que su madre entrara a la cocina para luego encontrarse con tremenda película sexual.

O tal vez había alguien en la puerta mirando la rica escena y tocándose. Se escucho un aclarado de garganta. Se me paro el corazón, me puse fría, era Teresa.

-Joder Marcos, eres un vicioso, deja a la pobre Julieta un rato tranquila, mas tarde te la comerás en la habitación, además los llaman en el patio, se imaginaban que estarían en esto.

-Estas celosa Teresita linda jajajajajajajajajajajaja, tan bella! Me encanta cuando te pones celosa- fue a darle un abrazo, ella se apartó.

-Por favor lávate las manos, sin ofender Julieta- me miro y yo hice gesto de que no me importaba, trabaja de componerme tras el susto, Marcos se llevo los dedos a la boca- ay! Que rico, maldito asqueroso- se fue y él se comenzó a reír. Se escuchaban los gritos de Tere por la sala diciendo que estábamos masturbándonos, y estoy segura de que si hubiera tenido tez blanca en ese momento fuera roja.

Él se lavo las manos, me agarró por la cintura, para irnos a sentar con su familia en el patio trasero. Nos sentamos en la grama. Me brindaron una cerveza, tal vez querían emborracharme. El tiempo paso mientras contábamos chistes, historias locas, travesuras, como nos iba en la vida. Solté un bostezo.

-Estas cansada amor- susurro Marcos al mi oído, era tarde y lo estaba, me limite al movimiento de asentimiento- Señores y señoritas nosotros nos retiramos, la joven aquí sentada esta muy cansada, descansen.

-Por favor no nos despierte con su banda sonora de gemidos, suspiros y gritos jajajajaja- soltó Esteban, comentario que no ayudaba a mi fama de ninfómana.

-Hijo, ya todo esta en la cabaña.

-Gracias madre, buenas noches.

-Descansen- solo pude decir con la tremenda vergüenza que tenia. Al alejarnos por un camino que antes no había visto ellos se arqueaban de la risa, se burlaban de mi ingenuidad.

Llegamos a una pequeña cabaña hecha de madera a unos metros de la casa, antes de abrir la puerta me hizo cerrar los ojos y me guio adentro. Los abrí, sí el hogar era acogedor, este lugar era como si estuviera en mi apartamento. Sabia que esa noche me tocaba una sesión de puro sexo, pero quería hacerla romántica. Así que puse música desde mi iPod. El acomodaba no sé que en la sala,  yo me encontraba cantando y bailando Vuelo de Ricardo Arjona en la habitación.

Me quite la ropa busque una lencería que tenia bien guardada en un bolsillo de la maleta, de esos que están por debajo que casi no se toca, era para una ocasión especial. Me vestí con un camisón negro transparente con encajes muy finos, unos pantis rojos acompañados de un sostén que hacia juego, todo eso metida en el baño para que él no me viera.

Así que salí a la sala y de paso cambie la canción a una que tenia preparada. Él estaba en la pequeña cocina que había, me pare a dos metros de él mirándolo fijamente, en algún momento tenia que verme y la música ayudaba a llamar su atención.

-Mmm que delicia de mujer- iba a mi encuentro hasta que lo pare. Negué con la cabeza.

-Aquí me toca mandar yo cariño- me acerque a él y seguí caminando hacia atrás haciendo que lo hiciera- siéntate- indique con la cabeza una silla de plástico que había.

Por suerte puse repetir la canción para tener tiempo de encender el momento, apague una de las luces que estaban encendidas, me aleje dos o tres metros y comencé a bailar. Movía mi cuerpo con la sensualidad que creía que tenía, alzaba el culo, me pegue de la pared más cercana y comencé a sobarme con ella. Después de ver la cara de vicioso que tenía y una erección normal me acerque deliberadamente a él, con lentitud, lo bese, metí mi lengua y jugué con la de él.

-Atrápame si puedes- me fui corriendo para la salida de la cabaña, había un pequeño jardín muy bonito y como me prendía el morbo de que nos vieran quería hacer algo loco. Al salir por la puerta me quite las bragas y las tire en un lugar visible para que las viera. Mas luego solté mi camisón y lo deje tirado. Solo me quede en sostén y la noche estaba un poco fría para ser verano. Me voltee a ver si estaba tras de mi, y ciertamente estaba en bóxer.

Corrí a donde el para que me acunara en sus brazos y me quito el sostén. No besamos y él se tiro en la grama. Le quite la única ropa que tenia, me acerque a su boca y seguí besándolo solo para calentar el momento y bajar por su pecho con mi lengua. Primero sus tetillas, haciendo un sendero con saliva, llegue a su ombligo para hacerle un poco de cosquillas. Mientras lo besaba juguetee con sus bolas y solo la situación me ponía mas y mas. Escupí su miembro y esparcí con la lengua mi líquido. Me lo metí a la boca, soltó un gemido sonoro. Lo chupaba, arriba abajo, me lo tragaba entero. Era delicioso, mas bien, era excelente verle la cara de placer.

La grama oscura picaba, en un tanto incomoda estar en ella de rodillas, seguía chupándolo como una paleta. La verdad no quería que se corriera, así que aminore mi movimiento, cada vez mas lento pero tocando alguna que otro lugar. Solo se escuchaba sus gemidos y el chapoteo de la lengua.

-¡Ponte en cuatro!- muy obediente lo hice, mi vagina esta muy excitada, me sentía como una perra, a pesar de la cálida brisa que hacia esa madrugada, el ejercicio, el morbo y lívido nos hacia sudar como dos animales entregados a nuestro instinto carnal.

Apretó mis nalgas para luego estirarlas, se sentía rico la forma en como mi ano se extendía un poco, eso me hacia mojar mas.

-Oye linda, hoy tus ganas de mi están muy elevadas. Que tal si lo dejamos aquí por ahora.

Me quede atónita, la calentura se me bajo gracias a la desilusión -¿Por qué carajos? Estoy aquí de rodillas con esta alfombra natural molestándome las rodillas y haz decidido parar. Ya me calentaste ahora tienes que bajarme la calentura.

-Oh, pero claro que te la bajare- me tomo de la cintura, alzándome como si nada, entramos a la cabaña, se dirigió al baño, nos metimos a la ducha y abrió la ducha fría a toda presión.

-¡Puto!- estaba fría el agua- ¿Por qué lo haces?

-Porque deseaba hacerte una pequeña maldad- trate de fulminarlo con la mirada, me voltee para tratar de quitarme la grama que tenia en el cuerpo, toco mi trasero.

-¡No me toques! Más te vale que salgas de la ducha, ahora mismo.

-Pero linda, no te enojes- seguía tocándome, pero esta vez toco mi cuello con sus labios, el sabia que me iba a doblegar si lo hacia.

-¡Despégate de mi!

-Mmm, ¿qué te pegue a la pared dijiste?- me pego con tremenda fuerza hacia los azulejos de la ducha. Abrió mis piernas, como esas personas que son policías y comienzan a registrarte- Señorita creo que usted trae sustancias prohibidas en su cuerpo, tengo que revisarla.

-Pero señor policía, eso no es verdad y justo, por favor no lo haga que me da mucha vergüenza, se lo pido, se lo ruego, no lo haga- mientras hablaba iba tocando mi cuerpo, sobándolo y probándolo con la lengua.

-Señorita, no tengo piedad y más con una chica como usted, que tiene tremendo culo respingón, así que tengo que revisarla. ¿Qué prefiere el dedo?- metió su dedo en mi vagina- O ¿la lengua?- se bajo y lamio mis líquidos. Comencé a retorcerme de placer. Como rápido me hizo cambiar de opinión el cabron, pero me encantaba.

-Lo que usted quiera, policía.

-Mmm, lo que yo quiera, eso me gusta, las chicas que son sumisas –me tomo de las caderas, hizo que enrollar mis piernas a su alrededor mientras lo besaba, me tiro en la cama, para embestirme con fuerza mi parte preciada. Después de un buen rato de gritos llenos de dolor y placer, Me puso en cuatro, me montón como un perrito y ya no me acorde de cuantos orgasmos recorrieron mi cuerpo esa noche.

Cuando terminamos no podía moverme, mis manos y piernas estaban temblando por el ejercicio, me acuno en sus brazos, acariciando mí pelo rizado y húmedo.

-Marcos, mañana tengo que contarte algo importante.

  • Esta bien, me lo cuentas mañana, duérmete ninfa.

Dormí hasta tarde, no tanto, solo hasta las diez de la mañana. Vi a Marcos acostado a mi lado como un niño pequeño. Me pare de la cama con el máximo cuidado, estaba llenada de sudor, busque mi neceser, algo de ropa y salí de la habitación para bañarme en el baño de al lado y no despertarlo.

Tome una refrescante ducha, cepille mis dientes, me vestí, busque un lápiz y papel para dejarle una pequeña nota: Amor fui a desayunar con tu familia, Te amo. PD… Me desgastaste y tengo hambre, espero que tu madre haya hecho mucho, no te despierto para que de más para mí. Guajajajajajajaja.

La deje en la cama, con sumo cuidado de que no se despertara. Salí de la cabaña para dirigirme a la casa, entre por la puerta trasera, fui a la cocina, para encontrarme con Magda y una chica hermosa de pelo rubio y ojos verdes.

-¡Buen día! ¿Cómo están?

-Excelente y por lo visto tu también. July ¿no te despertaron unos ruidos extraños cerca de la cabaña?- se rio con picardía, mientras yo me ponía mas fría que un tempano- Tranquila, no pasa nada. Por cierto, ella es Antonela, una ex novia de Marcos, se entero que estaban aquí y paso a saludar –No soy una celosa hasta las células, así que amablemente la salude, ella sabia quien yo era, así que no tenía que presentarme.

Hablamos de cosas comunes y corrientes, o sea, de mi, comí lo suficiente como para llenar mi estomago, lo que desayune creo que valía por dos. Paso una hora tal vez y llego Marcos, diciendo antes de verme.

-Te comiste mi desayuno también, glotona.

Antonela corrió a esperarlo y cuando él se paro en la comisura de la puerta, ella se tiro encima de el.

-¡Marcos! –Lo abrazo, mientras yo levantaba una ceja y analizaba la situación.

-Antonela, ¿Qué haces aquí? –la despego de su cuerpo, el me miro regalando esa chispa de disculpas, yo solo mire mi plato y seguí comiendo.

-Marcos, ven a desayunar, de seguro tienes hambre- comente con voz de reproche.

-¿Y que paso después? Cuéntame

-Tengo sueño nena, vamos a dormir, anda vete a tu habitación.