El momento.

Ella hace memoria, y reconoce el momento exacto en el que se convirtió en una hija incestuosa

Lo cierto es que recuerdo perfectamente cuando ocurrió. Con los años, soy consciente del momento exacto en el que me convertí en una mujer deseosa de follar como un animal con su padre.

Me llamo Paula. Y ahora tengo 26 años. Soy el fruto de una noche de botellón y sexo entre dos adolescentes. Mi madre, al nacer yo, me dejó en casa de mi padre y desapareció. Mis abuelos y mi padre, a los pocos meses de ser dejada a su cuidado (por no decir abandonada), se mudaron, en parte por huir de las habladurías y en parte para iniciar una nueva vida. Nunca he vuelto a saber nada de mi madre o su familia. De hecho, he pensado en ellos apenas media docena de veces en ellos, a lo largo de mi vida.

Casi al mismo tiempo, papa entro en la academia de la guardia civil; no por que tuviese verdadera vocación, sino por que decidió dedicarse a mi. Supongo que se enamoró de mí. Me gusta pensar eso.

Pasé mi infancia con mis abuelos paternos, mientras el ascendía a base de esfuerzo y sacrificio.

Fueron pasando los años, y a parte de su trabajo, yo era su centro de atención. Pasaba cuanto tiempo podía conmigo, me procuró lo mejor. Fui una niña no deseada; pero infinitamente querida por mi padre.

Cuando cumplí los 13 años, mi abuela le hizo comprender a mi padre que debía asentarse en una ciudad: pronto comenzaría mi adolescencia, y los cambios de destino de mi padre no me habían dejado arraigarme a un lugar, a unos amigos.

Al llegar a ser capitán, nos asentamos en Soria. Inicié el instituto, conocí un grupo de chicas y chicos con los que comencé a sentirme integrada en la ciudad.

Papa quería seguir pasando tiempo tanto conmigo, como antes; pero yo era una niñata que comenzaba a mirar a los chicos como una mujer, y que se preocupaba más de su físico que de lo abandonado que se sentía la persona que más me amaba.

Una noche, que había quedado para cenar con sus compañeros de trabajo, volvió a casa acompañado.

Me desperté sin querer, pero ella estaba bebida, y tropezaba haciendo mucho ruido.

-SSSHHHH…ten cuidado, despertarás a toda la casa.

-Pero….¿quién vive contigo?

-Mi hija…y mis padres han venido a visitarnos.

-Jijijijij…tendré que follarte como si fuésemos quinceañeros: en silencio…jijijijiji.

Al oír aquello me recorrió un escalofrío extraño.

-Anda, no montes escándalo, y prepárate: hace mucho que no me como un coño, y es algo que me encanta.

-¡Guarro!.Jajajaja. Me lo vas a comer, hasta que me corra tres veces. Si lo consigues, te dejo follarme el culo.

La puerta de la habitación de mi padre se cerró. Al estar al otro lado del pasillo, no escuché nada, pero no me dormí en toda la noche. Justo antes del alba, la  puerta de sui dormitorio, rechinó levemente.

-Te acompaño a la puerta.

-Que caballeroso. Aunque más caballeroso sería que me llevases en brazos; me has roto el culo completamente, so cerdo.

-Lo has disfrutado tu más que yo, confiésalo.

-jejejejejeje. Sí. Y espero repetir pronto. Pero que no haya nadie en casa….será mucho mejor y más satisfactorio, te lo aseguro.

Aquello me enfureció. ¿Quién coño era aquella tipa que quería sacarme de mi casa?; y encima, para quedarse con papa para ella sola. Pedazo de puta.

Al cerrar la puerta de casa, papa regresó a su habitación, y cerro. Me volví a dormir, hasta que mi abuela me llamó a desayunar. Durante el resto de la mañana estuve pendiente de la habitación de papa. Cuando se levantó, gritó los buenos días a todos y se metió en el baño para darse una ducha. Yo aproveché para ir a ver las huellas del sexo que le había dado mi padre a aquella zorrita, y me quedé estupefacta: las sábanas eran un amasijo desordenado en mitad de la cama, en el cual se veían perfectamente las manchas de la abundante corrida del polvo de papa. La muy guarra había empapado hasta el colchón. Además se podían ver agujeros en una de las almohadas; seguramente causadas por los mordiscos de aquella mujer cuando mi padre le abrió el culo.

Yo estaba excitadísima. Era la primera vez que me quemaba el coño así. Metí mis dedos en el interior de mi vagina, y me di cuenta que mis bragas estaban completamente mojadas. Corriendo, y sin darme cuenta, me dirigí al baño, para hacerme un dedo fortísimo. Cuando irrumpí en el, me choqué con mi papa, que salía de la ducha completamente desnudo de la ducha.

Aquel cuerpo, desnudo, húmedo, robusto…despertó algo en mí. Sufrí un orgasmo como excepcional. Apenas pude evitar que mi padre se diese cuenta que me temblaban las piernas.

-¿Estas bien, Paula?. Te noto rara- me dijo mientras se enrolló la toalla.

-No, nada; he dormido mal- dije, mientras pensaba- “No te enrolles la puta toalla; me muero por verte la polla, por meterla en mi interior”.

-¿Qué tal anoche?¿Te divertiste?- pregunté.

-¡Bah!, no estuvo mal. Nada interesante- mintió.

-Venga, papa; eres un hombre muy atractivo. Seguro que ligaste- inquirí.

-¡Niña!, jajajaja; ¿tu crees que alguna mujer se fijaría en mí?, si estoy hecho unos zorros-. Era mentira: objetivamente, mi padre, aunque no musculoso es fuerte, robusto; con pelo corto y barba larga y de color azabache que enmarca una cara regular de ojos verdes pálidos; lo cual le da una imagen de autoridad natural. No es guapo, pero es terriblemente atractivo, magnético…te atrae con su presencia, no con su cuerpo.

-Que mentiroso eres. Cualquier chica estaría feliz de tenerte a su lado.-continué- eres lo que se dice, un madurito interesante.

-jajajajaja. Como eres, Paula. ¿de veras crees que tengo tiempo o ganas de buscarme una mujer?; no mi vida. Tu eres la mujer de mi vida, y no quiero otra, descuida.

Aquello me turbó completamente, pero mantuve la compostura suficiente para preguntar-¿de veras quieres que me crea que no has estado con ninguna mujer, desde que dejaste embarazada a mi madre?.

-Eres ya suficiente mente mayor para hablar a las claras. No Paula; por supuesto que no. He tenido relaciones sexuales con mujeres, claro que si, no soy de madera. Pero mi cupo de relaciones estables está cubierto.

-Pero, no has tenido novia, que yo recuerde. ¿con quién lo hacías?- me interesé.

-Pues con chicas que conocía en algún bar; aunque lo más frecuente es con prostitutas. Yo tengo mi desahogo y no tengo ningún compromiso. Ya te he dicho quien es la mujer de mi existencia, princesa. Pero oye, esta conversación se queda aquí- ordenó- Por supuesto, mi capitán- contesté, cauadrándome y saludando a lo militar, con toda mi coquetería; mientras el salía del baño dándome un beso en los labios, como a menudo hacía; salvo que aquella vez, a mi me encendió por dentro.

Fue en aquél momento en el que mi padre comenzó a ser el hombre de mi vida. Me di cuenta de lo solo que estaba, acostándose con putas, para poder tener algo de sexo.

Me propuse hacerle mío, ser su chica, darle felicidad, estabilidad y sexo.

Las semanas y meses pasaron, y comencé a pasar de nuevo más tiempo con papa. Le sugerí que se apuntará a mi club de tiro con arco, y a mi gimnasio. A petición mía, cocinaba dulces  para mis amigas cuando acudían a casa a tomar café, y participaba de nuestras charlas. Lo cierto, es que, cuando el hablaba mis amigas le miraban embelesadas, lo cual me daba celos, sinceramente.

Cuando llegó el verano de mi 15 cumpleaños, papa y yo teníamos una complicidad casi absoluta.

Llegaron las fiestas patronales; unos días donde todo el mundo está bailando, bebiendo y cantando por las calles. Era la oportunidad ideal para hacer a papa completamente mío. Sabía que si el me rechazaba, no me abandonaría; nos alejaríamos, sí; pero yo llevaba meses soñando con el, con su cuerpo, subyugada por su presencia, dominada por su voz….

Eran las tres de la tarde, y me hallaba en una calle cercana a la plaza de todos con mis amigas. Todas estábamos bastante “alegres” gracias al kalimocho y la cerveza. Las barreras caían, y chico que se descuidaba, chico al que mis amigas atacaban, entre risas, besos y algún que otro toqueteo. En ese momento ví a mi padre con su cuadrilla. Vestía una camiseta de manga corta y un pantalón corto que no mermaban en absoluto la autoridad que emanaba. Inmediatamente me mojé.

Le fui a buscar, y entre los gritos de sus, me lo llevé al centro del circulo que habíamos hecho entre todas. Las charangas tocaban y todo el mundo bailaba, así que, reuniendo valor, me lancé a bailar con el. Le agarré muy fuerte y muy cerca; nos mirábamos a los ojos, y pude ver sin duda el deseo en el. Nuestras cinturas se tocaban, y moviéndonos al son de la música, noté como  su polla se endurecía lenta pero imparáblemente.

Sin darme cuenta, nos dimos un pico, como hacíamos a menudo, pero esta vez, nuestras lenguas se tocaron.

-Ven conmigo- susurré a papa; a la vez que les decía a mis amigas- Vuelvo en un rato, si os movéis de calle, mandarme un mensaje-. Tiraba de papa, entre la multitud. Cada vez que la muchedumbre nos impedía seguir, el pegaba su polla, dura como el acero, a mi culo.

-¿Qué estamos haciendo, Paula?-me preguntó- Vas a tomar lo que es tuyo, y yo voy a tener lo que me pertenece- de dije, mientras me abrazaba por la espalda y nos besábamos como lo hacen dos amantes, entre la invisibilidad de la multitud.

Salimos de la calle, y nos encaminamos a casa. Nada más entrar, me adelanté a su dormitorio, mientras me desnudaba dejando mi ropa por el suelo.

Al llegar a la puerta, papa me miraba desde el extremo del pasillo, con cara de deseo y mirada de lujuria. No atisbé un ápice de amor en aquel hombre: era presa de su deseo por mí, y eso me hizo sentir muy mujer.

Se desnudó  y caminó con decisión cuando le pregunté:-¿Qué?¿no le vas a romper el culito a la zorrita de tu hija?-.

Al llegar a mí, me agarró por la nuca, exclamando-Te deseo Paula, quiero comerte el coño y correrme en tu culo. Te voy a dejar rota, putita.-

-Soy mucho más mujer que esas putas que te tiras. No voy a conformarme con un solo polvo.

-Eso espero-dijo, mientras me empujó a su cama.

Me cogió por los tobillos, levantándolos, mientras abría mis labios e introducía su larga lengua en mi coño.

-¡¡¡AAAAHHHHHHH!!!- grité- sigue, sigue; parece que me estoy meando-

-No, hija mía, te estás corriendo en la boca de papa- dijo con una media sonrisa en su boca. Continuó hasta que llegó mi tercera corrida. En ese momento, sin soltarme los tobillos, metió de un solo golpe, su polla dura como una piedra, en mi empapado coño.

-UUUFFF-suspiró- que rico, mojadito, tierno. Que ganas de correrme en el que tengo-.

-Venga, dame caña, papa. Necesito que me folles bien duro. Me hace falta una lección de modales- exclamé sonriendo y mirándole con lujuria-. Comenzó una follada impetuosa, fuerte, sin delicadeza; que me regaló otros dos orgasmos que no he vuelto a experimentar.-¡Sí, sí; así, lo necesitaba; lo quiero todos los días, papa. Prométeme que me lo darás, aunque solo sea un par de veces a la semana.- supliqué- No te preocupes, cariño: papi te llenará de polla el coño, la boca y el culo, por lo menos tres veces; descuida- me dijo.

En mitad del polvo, me hizo levantar. Se sentó en la esquina de la cama y me ordenó:- Empálate en mi rabo, perrita- cuando me colocaba su polla en la entrada de mi coño me dio una sonora nalgada, preguntando-¿Qué haces?¿Acaso no te dije que te quería joder ese culito de puta?- Así que, dirigí la cabeza de su pollota a ni ano, y noté como mi padre tomaba la virginidad de mi culo.- Ah..me duele, papa…despacio por favor- supliqué-¿despacio?- preguntó con sorna. En ese momento puso ambas manos en mis hombros, y a la vez que elevaba su pelvis, empujó con fuerza para abajo con sus manos, rompiéndome sin piedad- SI!!! ¡Te lo rompí! Meses soñando con el, y ahora es completamente mío. ¡Toma, puta, siénteme!¿te gusta como te lleno de polla?- gritó- Sí, si..me encanta, rómpeme, soy tuya, lléname de leche, so cerdo- le ordené.

Los jadeos y los gritos llenaban la casa. El sonido de sus huevos golpeando mi coño solo hacía aumentar mi excitación.

Pensé que acabaría llenándome el culito con la esencia de su hombría; pero me equivoque- levántate, zorra, túmbate en el suelo y abre tus piernas-ordeno-¿para qué?-quise saber, temiéndome que se corriese en mi cara, lo cual no quería yo esta vez- Calla y ábrete-.

Le obedecí, y como un rayo, se abalanzó sobre mí, clavándome su polla de un solo tajo y comenzando un bombeo fuerte y rítmico.-me corro, me corro en tu coño, putita mía.¿Quién es la putita de papi?, dilo- grito-¡yo, yo soy tu puta, yo necesito tu leche en mis entrañas! ¡Vamos, córrete, lléname de leche, cabrón!-.

Acto seguido, note como estallaba en mi interior; me noté llena, rebosante, completa.

Nos quedamos jadeantes en el suelo, mientras notaba como su semen se escapaba desde mi coño hasta el suelo, formando un charco mezcla de nuestros orgasmos. El olor de la habitación me agradaba.

-Ha sido genial, putita mía-Aquella forma de dirigirse a mi confirmó que yo había conseguido lo que pretendía.

-Pues prepárate, semental. Voy a obligarte a cumplir tu promesa semanal-. Le dije mientras me levantaba y me vestía- Pero ahora me están esperando; y a ti, también. Volvamos a la fiesta, y después, seguimos nosotros con la nuestra, ¿de acuerdo?-.

El comienzo de esta relación quedó sellado con el beso que nos dimos en el que a partir de entonces fue nuestro dormitorio.

Con los años, nuestra relación atenido altibajos y fases. Las experiencias que hemos vivido, son muchas y variadas. Pero son otras historias, dignas de su propia mención