El mismo año en el mismo lugar y a la misma hora

Dos desconocidos se conocen por primera vez despues de chatear durante meses.

Se conocieron en una página de contactos, él, claramente, para conocer a alguien cerca de donde vivía para echar un polvo y ella, para encontrar a gente con la que poder hablar. Aquel día, la vida quiso que sus destinos se cruzaran y comenzara lo que jamás hubieran imaginado.

A ella le gustaba de él su desparpajo, su claridad de palabra y la manera que tenia de tratarla. Cuando hablaban, ella era la única mujer deseable del planeta, y eso, en la vida real, no ocurría con demasiada frecuencia.

A él de ella, su físico voluptuoso y su sonrisa picarona. Hacían una buena pareja cibernética, sin tapujos ni secretos, con más confianza que con cualquiera de su vida rutinaria, y es que siempre, acababan en el mismo tema, del cual ella, jamás había hablado con nadie con tanta confianza y exhibición, con él, se dejaba llevar y se escapaba de su soledad.

Cada vez era más frecuentes las visitas en el Messenger, ella, no tenia demasiados contactos en su lista, pero cuando entraba él, no existía nadie más, reacia a poner la cámara, con Ivan no tenía ningún problema porque sabía que para él era la mas guapa del mundo y le gustaba saber que él la estaba mirando desde el otro lado.

Una noche, Iván se conectó y comenzaron a hablar. Ella estaba encantada, cuando él entraba, se transformaba, si estaba triste, desaparecía de un plumazo la tristeza, si estaba aburrida, comenzaba la diversión… Pero esa noche, él le decía que era la última vez que estaba allí pues ya se mudaba a casa de su novia para empezar una vida juntos.

En ese momento Ella tuvo una visión real de las cosas y entendió que ya no se verían más, que no podrían hablar casi todas las noches como hacían, que aquello era el final de su amistad.

El al principio le dijo que bueno, le escribiría algún e mail de vez en cuando, entonces a ella, se le heló el corazón por un segundo porque entendió que lo había perdido para siempre.

Entre ellos no existía nada y sin embargo, había mucho, pero él iba a vivir con una mujer y tanto él como ella, tenían que respetarla.

Aquella noche era la despedida y ella tenía un nudo en la garganta que no la dejaba disfrutar de su última noche como amigos locos que eran.

Sin embargo él, como siempre, le hizo olvidar la realidad y durante horas estuvieron hablando y riendo como siempre, pero eran ya las tres de la madrugada y debían despedirse.

Ella apagó la cam porque no quería que la última vez que la viese fuese triste y él le insistió que nadie iba a perder a nadie, que iban a seguir en contacto, que era una mujer difícil de olvidar y no iba hacerlo.

Pasaron varios días hasta que un e mail de Iván dejó constancia de él. Le contaba básicamente como le iba y lo que la echaba de menos.

Y así empezó una nueva etapa entre ellos, una vida paralela al otro lado de la red, donde su vida real se apartaba para dejar paso a una extraña amistad en la que ellos eran los únicos que realmente importaban. A veces se conectaban fugazmente, pero su relación se basaba básicamente en e mails diarios en los que acababan siempre echándose de menos, y fue este sentimiento tan fuerte el que les dio la oportunidad de dar un paso mas.

Iván tenía que hacer un viaje de negocios a una ciudad diferente a la suya y que no quedaba demasiado lejos de la de ella y le sugirió que se encontraran en ella. Elena no lo pensó dos veces y accedió a ello. Fue entonces cuando se dieron los teléfonos y comenzaron a hablar, nunca habían conocido sus voces que aun mas cautivaron sus sentimientos, ella, jovial y sexy, él, meloso y dulce, era la combinación perfecta.

Al cabo de dos días, quedaron en un bar. Céntrico, bastante conocido de aquella ciudad. Iván llegó temprano, estaba sentado en la barra, tomando una copa, algo nervioso pero guardando las ansias de mirar constantemente el reloj y el pensamiento de que ella se arrepintiese en el último momento. Elena llegó en punto.

La puerta se abrió, él miró hacia ella, y entre una nube de humo, a causa del tabaco de los demás, la vio a ella.

Estaba más fantástica que de costumbre pues jamás la había visto arreglada. Llevaba un vestido negro de punto ajustado, que dejaba poco a la imaginación porque sus generosas curvas se ajustaban a la perfección a esa tela ceñida. El escote era pronunciado, en forma de uve y cruzado, para realzarlo más, de su cuello colgaba un largo collar y nada adornaba sus orejas, pequeñitas y pegadas. Su melena rubia estaba perfectamente lisa y suelta sobre sus hombros y unos maravillosos zapatos, la hacían parecer aun más alta. Era una preciosidad. Álvaro, la contempló mientras se acercaba y no podía creer que tanta belleza fuese para él.

Se acercó a la barra sin mirarle, esperaba al camarero. Jugaba a ser una desconocida, ella también le había visto él y caminó despacio para sosegar su corazón desbocado. El sonreía alegre, le parecía una situación muy divertida, se le acercó y le preguntó si la podía invitar a una copa, entonces fue cuando ella le miró a la cara y él encontró sus dos ojos verdes preciosos y brillantes que una vez le cautivaron. Por unos segundos no pudo articular palabra, pero recobró el aliento y le volvió a preguntar.

Vodka con naranja, dijo ella,

Dicho y hecho, el camarero sirvió lo que ella había pedido y suavizó su garganta seca de la emoción con un trago. El la contemplaba a penas sin hablar pero atinó a decirle que era una preciosidad y que en realidad, no podía creerlo. Ella sonreía, tenia esa sonrisa juguetona que una vez le cautivó, la confianza hizo el resto.

Tuvieron una charla amigable en la misma barra del bar. y el colocó una mano en su cintura, a modo de apoyo, pero muy despacio, la dejó caer un poco y disimuladamente, le acarició el trasero. Ella sintió una descarga, era el, era real e iba a pasar.

Se dejó acariciar un rato sin decir nada, solo mirándole a ala cara, entonces ella, se acercó y le besó y le sugirió que se marcharan.

Le cogió de la mano y lo llevó fuera. Una vez en la puerta, le volvió a besar, él lo hacía bien y a ella le encantaba que lo hiciera así. Llamó a un taxi que pasaba por allí y que paró en seco y se metieron en él. La dirección: el hotel de Iván.

Ya en el taxi él le acariciaba las piernas con mucha suavidad, el tacto de la piel de ella era exquisito y su olor le volvía loco.

Al llegar al hotel y montarse en el ascensor, no pudo esperar más y se abalanzó sobre ella besándola apasionadamente. Ella pudo sentir toda su emoción de cintura para abajo.

A penas atinaba con las llaves, él no podía aguantar más, deseaba poseerla en aquel momento, pero sabía que debía esperar un poco más. Elena no era cualquier mujer y merecía toda su experiencia y todo su deseo.

Respiró hondo y entraron en la habitación.

Enganchados el uno al otro, besándose apasionadamente, llegaron a la cama, pero Álvaro paró en seco, se apartó de ella y la contempló por un instante.

Tomemos una copa.

¿Ahora?- preguntó ella con la cara enrojecida de la emoción.

Si, ahora, no corramos.

Álvaro sacó del minibar dos botellines con refrescos y sirvió dos copas que empezaron a tomar en los pies de la cama.

Mientras bebía, se imaginaba todo lo que estaba dispuesto a hacerle a su diosa, ella remiraba fijamente, no hablaba, solo bebía y le miraba de una manera que a él lo volvía loco. Nunca una mujer así le había mirado convirtiéndolo en el hombre más sexy del mundo.

El apartó su copa y suavemente, hizo lo mismo con la de Elena, necesitaba ese rato de relax para coger fuerza. La cogió por la cintura y comenzó a besarla muy suavemente, bajando por el cuello mientras le acariciaba el pelo, por la forma de respirar de ella, sabía que lo hacía bien.

El vestido de ella era cruzado bajo el pecho con un lazo, disimuladamente tiró de él aflojándolo hasta deshacerlo. Con una mano, bajó un hombro y luego otro dejando sus pechos visiblemente debajo de un espectacular sujetador. Por encima de él los acarició un rato, pero ella se puso de pie frente a él y se terminó de quitar el vestido quedado en ropa interior frente a él. Estaba todo ya expuesto, ya no había marcha atrás, ella, se arrodilló frente a él y seriamente, le desabrochó el cinturón, el, respiraba agitadamente imaginando lo que se le avecinaba.

Tenia una diosa en ropa interior y con unos tacones de vértigo arrodillada a su antojo y liberando a su compañero de fatigas que moría por salir de aquellos pantalones.

Ella lo cogió con las manos y lo observó por unos instantes, luego, lo besó delicadamente bajo la mirada atenta de él. Sus jugosos labios se abrían paso alrededor de su glande hasta abrir la boca y hacerla desaparecer en su garganta. El se reclinó un poco hacia atrás y soltó un "dios mió" que la hizo sonreír, muy despacio, la hacia salir y entrar, dándoles suaves toques con el fondo de la garganta que lo volvían loco de una manera que jamás había experimentado.

Para, para.- Le rogó él- No aguantaré mucho así.

Está bien. Pararé.

Ven aquí, preciosa. Me tienes loco.

Entonces la cogió por la cintura y la volteó sobre la cama, terminó de sacarse la ropa que le quedaba mientras la besaba por todo el cuerpo con ansiedad, a ella le hacia cosquillas, pero de pronto, sintió la presión de su miembro entrando en ella. Sin poder decir nada, él, la estaba follando como nunca lo había hecho. La temperatura de ella en su interior era exquisita y su manera de apretar la vagina le daba un placer que ninguna otra mujer había hecho. Con sus largas piernas, y sin haberse quitado los zapatos, lo rodeaba empujándolo hacia ella para que entrara hasta el fondo. Tampoco a ella nadie le había dado tanto placer y menos, la primera vez así que estaba encantada.

Iván de pronto, se salió de su interior y le dio la vuelta, ella, complaciente, levantó su redondo culo para que no tuviera problemas y él la agarró de las caderas y comenzó a follarla con fuerza en esa postura, entraba y salía de ella con fuerza pero le encantaba, el placer era infinito y ella tuvo un orgasmo, tanto le complació él el sentirla que siguió sin bajar el ritmo porque ya no le importaba su placer, si no ella misma, volvió a girarla porque quería verle los ojos en ese momento y de nuevo, otro orgasmo, aun mas fuerte le sobrevino, se agarró fuertemente a su espalda, casi se la araña, pero no pudo contenerse, el placer era demasiado así que le susurró que la avisara cuando a él le viniera, pues quería darle un regalo por ser tan complaciente. Le dijo en el oído, entre suspiros y jadeos, que quería toda su esencia en su boca, porque sabia que aquellos le daría mucho placer y ella estaba muy, pero que muy cachonda, sin embargo él, le sugirió si por que no lo hacían por atrás, que nunca lo había echo y ese día

era una completa fantasía.

Ella, paró porque no supo que decir, tampoco lo había hecho nunca, sin embargo, aunque le llamaba mucho la atención, le daba mido el dolor

El volvió a preguntarle y ella, accedió. Tendré cuidado, le dijo él.

Así que Iván iba a cumplir otro de sus sueños, tenía la polla que le iba a explotar y tenia miedo de hacerle demasiado daño.

El coñito de ella estaba demasiado mojadito así que la introdujo en el para lubricar su verga bien y empezó la faena.

Tumbó a Elena para que estuviera cómoda y la penetración fuese lo mas recta posible, al principio costó y a ella le dolía, pero una vez dentro, a dejó un rato así para que el esfínter se habituara y no costara trabajo y comenzó a bombear poco a poco hasta coger un ritmo que al él le volvía loco y a ella la excitaba demasiado, pasó una mano por su muslo y comenzó a acariciarla haciéndola gritar de placer y juntos, llegaron al final, un final apoteósico donde su relación también, acababa.

Después de ducharse juntos y cenar como buenos amigos, Iván la acompañó al aeropuerto, besándola apasionadamente y diciéndole:

El año que viene, en el mismo sitio y a la misma hora.