El mirón (II)
Un psicólogo que va a dar una charla sobre sexo a un instituto se encuentra con un grupo en el que las chicas toman la iniciativa y le acorralan haciéndole una mamada y masturbándose ante él.
Como ya he adelantado en alguna ocasión, soy psicólogo de una ciudad grande del sur de Chile, me especializo en problemas sexuales de jóvenes y adolescentes, al principio todo fue bien, pero con el tiempo no pude dejar de calentarme con las historias de las chicas y chicos que venían a mi consulta, incluso comencé a practicar algunas costumbres absolutamente prohibidas pero enormemente excitantes y que me han llevado a cuestionarme personalmente, pero esa es otra volada. Seguiré con una historia personal.
A veces pienso que he tenido suerte, otras solamente que las personas se reprimen tanto que no saben que el placer esta ahí sentado al lado de ellas, esperando a que se les dé el momento indicado para comenzar a vivirlo.
Fue por aquellos años donde mi hija aun era una mocosa y no la angelical escolar que es ahora. Mi esposa aún estaba conmigo y lo mejor de todo es que el trabajo iba muy bien, por lo general siempre algo bueno pasaba.
Me tocó ir a dar unas charlas de sexo a colegio de clase alta en la capital, eran simples foros con chicos adolescentes. Así tenía 3 a 6 chicos entre hombres y mujeres sentados en redondo, por lo general ruborizándose a cada momento por aquellos temas de los cuales no estaban acostumbrados a hablar con un mayor. Ese día de primavera por alguna extraña razón estaba lloviendo con relámpagos y truenos, era raro porque había bastante calor que obligaba a las chicas a estar con uniforme de verano.
Pero bueno vamos al grano, estaba sentado como cualquier mañana en la sala mientras llovía, yo cerraba el círculo que formaban 3 mujeres y 1 hombre. Todos eran diferentes como en cualquier colegio. Primero estaba Carolina, la chica simpática bastante estudiosa, con un rostro de ángel, una adolescente de unas piernas blancas preciosas cruzadas con una personalidad increíble bajo su jumper, se miraba su anillo, su cabello era corto y negro, tenía una linda sonrisa, su jumper dibujaba unos pechos no muy desarrollados, pero sí unas caderas bastante gruesas para su edad, lo que presumía que tenía un trasero bellísimo. Dios me encantaban sus piernas, las chicas de hoy en día ya no usan jumper, parecen minifaldas, esa faldita provocaba una comezón bastante molesta en mis testículos que a esa altura ya habían probado esa clase de piel. Sus muslos eran increíbles, tersos, largos, ya soñaba con pasar mi mano por ahí, sería un sueño tener esas largas piernas enredadas en mis caderas mientras yo bombeo. También estaba Natalia, ella sin duda era la mujer osada del grupo, la chica que ya tiene alguna experiencia, todo en ella invita al sexo, dotada de un cabello teñido rojo más atrevido y crespo, con un rostro algo más maquillado, unos labios rojos, gruesos y grandes, que me hacían soñar con una de esas mamadas que vuelven loco por el roce de la carne en mi pinga, de más estatura su cuerpo desarrollado sin duda había llamado la atención de algún tío mayor que la había desvirgado a su corta edad. Sus pechos grandes muy marcados en la tela azul de jumper, su blusa desabrochada en el cuello dejaba ver su piel extremadamente blanca adornada por unos colgantes, su corbata estaba algo caída. El jumper se estiraba completamente bajo su cintura provocando arrugas por sus caderas y la estrechez del genero, con fluidos movimientos de ir y venir sus pasos a través de las sillas hacían que mi pene palpitara sin levantarse. Mierda esta chicuela tenía el aire de puta. Su trasero redondo descansando en la silla me hacía pensar en como estaría mi poste ahí entre sus nalgas perdiéndose. Por lo general sus palabras iban siempre a tratar de demostrar a los demás que ella lo sabía todo sobre el sexo, con voz decidida ella no tenía problemas en sonreír si había que hablar de mamadas o pajas, su sonrisa marcaba una boca grande dibujada por esos labios de modelo. Sus piernas más gruesas que la de su compañera se formaban de forma divina bajo su jumper. Esta chica no sólo se mantenía sentada, a veces se sentaba sobre uno de sus pies arreglándoselas para que no se le vieran las bragas, pero sí asegurándose que todos no perdiéramos detalle de esos carnosos muslos. La tercera chica era Maca, morena con el cabello tomado, tenía un cuerpo de los dioses, perfecta como esas mulatas caribeñas, para su edad tenía medidas perfectas a pesar que aun era sólo una chica. Eso se notaba a distancia, con una cintura preciosa y unos senos muy parados y redondos, tenía un trasero lindisimo duro y firme, que dejaba su corto jumper suspendido en el aire cuando se paraba después de haber estado mucho rato sentada. Era bastante madura que las demás, tenía novio de esos serios a pesar de su edad. Y me parecía que tenía una posición social bastante más alta, tal vez producto de ser hija de alguien importante en la ciudad. Sus piernas al igual que su cuerpo eran perfectas, con un tono moreno dorado, me parecía que brillaban cuando la luz le daba desde arriba. Sus manos estaban muy cuidadas, hasta soñaba con que entre sus dedos sostuviera mi tronco en su máxima expresión haciéndole una intensa paja. El chico que completaba el grupo era Jorge. Era el típico chico inmaduro que comienza la educación secundaria. Bastante delgado y algo bajo, se dedicaba a escuchar mientras los demás hablaban su cabello engominado se mantenía intacto todas las sesiones. Aunque parecía bastante distraído pensando en estupideces, lo sorprendí muchas veces cuarteándole las piernas a las chicas del grupo, que para suerte de él debía ser las más lindas de su nivel. - - Sin duda la importancia del condón es importante en estos días, donde las enfermedades...- - Daba mi charla mirando fijamente a las nenas mientras imaginaba que todas me lo mamaban a la vez con sus cuerpos desnudos rozándose unas con otras, respirando el olor a sexo increíble de tres pendejas sin mucha experiencia. - - ¡¡¡Debe ser re-fome!!!. - La voz de la colorina me interrumpió de improviso, sus compañeros rieron como tontos, mientras yo le sonreí pícaramente observándola a los ojos. - - ¿A que te refieres con fome?.- Traté de que le diera plancha y no pudiera explicarme sus razones. Pero claro la Natalia no tenia pelos en la lengua, se levantó un poco de sus asiento como despertando, inflando sus pechos, lo que me provocó un choque de corriente en mi estomago hasta mi pene.
Su cuerpo se reacomodó completamente, vi como su cintura se movió y sus piernas se cruzaron de nuevo provocando que sus muslos se mostraran hermosos. Mientras sus manos trataron de bajar el jumper que casi me dejaba ver sus bragas.
- Veras debe ser como masturbarse con un consolador.- Sus labios gruesos se abrieron lentamente para decirme esto, a mí me parecía todo en cámara lenta. Veía como su lengua jugaba con sus paladar para formar las palabras. Mientras sus dedos se posaban sobre sus muslos rozándolos con suavidad. Mierda mi pene comenzó a elevarse de tal manera que me fue imposible ocultarlo, por lo que opté por poner mi carpeta sobre mi pantalón. -
- Por qué no nos explicas más de aquello.- Le dije, entre la risa cómplice de sus compañeras y la mirada atónita del chico, que creo que también estaba bastante caliente, la chica se rió de un manera extraña mirando a sus compañeras y después mirándome a mí. Mierda pude oler que se habían puesto de acuerdo en algo, jamás pensé que en tanto. - - Verás es ridículo pensar en que un pedazo de plástico vibrante, podría cumplir la tarea de un pene de carne verdadero, palpitante, mojado, caliente...- Cuando comenzó a hablar de esa manera, no aguanté más, quité mi máscara de doctor y comencé a mirarla atentamente, mientras mi erección me dolía de una manera increíble debajo del pantalón. No era que tenía los labios fuera de lo normal, sino que el labio superior de su boca era bastante grueso, y fruncido hacía arriba.
- Así que piensas así. Dime una cosa Natalia, ¿has tenido sexo alguna vez?.- La miré directamente a los ojos y pude notar que su respiración se agitaba un poco, sin perder la sonrisa picara en los labios, sus pechos se inflaron en un suspiro bellísimo, en ese instante pude notar que los demás no perdían asunto del duelo. - - Claro que sí doctor, sé cual es la diferencia de ser penetrada por algo vivo y delicioso que busca y busca en mi interior, que se pierde en mi carne, es maravilloso.- Sus ojos se cerraron un momento y pude notar que sus compañeros estaban bastante atentos a todo.
Las chicas suspiraban atentamente escuchando y el chico simplemente estaba echado sobre sus piernas para que no se le notase la erección que debía tener. Yo estaba muy excitado, la pendeja escolar media puta, me tenía al borde de un orgasmo con su presencia y sus calientes palabras. - - Claro que jamás he tenido un pene tan largo como el suyo doctor.- sus palabras las acompañó con un leve roce de su mano con su grueso muslo, mientras se inclinaba un poco y sus pezones se marcaban en su jumper que casi explotaba por aquellos hermosos senos. - - ¿De qué hablas niña?.- Mi experiencia hasta ese momento con chicas era bastante, pero ¡¡¡EN MI CONSULTA!!!. Esto sin lugar a dudas era muy diferente, estabamos en una sala en medio de un colegio, y en cualquier momento podía entrar cualquier persona. - - De su pene doctor, hemos visto su tamaño, más de 20 cm. Según las chicas. - Su lengua se poso en sus labios.- sinceramente yo creo que deben ser mas de 23.- Su mano se tocó el pecho, mientras sus compañeras con una risa cómplice me miraban esperando que yo respondiera algo. - - Te estás metiendo en problemas Natalia.- Mi voz fue bastante cortada, hace rato que mi respiración estaba cortada y que mi corazón latía a mil. Mi pene estaba a punto de explotar debajo de mi cremallera. - Ella se levantó de pronto en medio de la sala y comenzó a caminar hacía mí, con un viene y va exquisito. Una pierna adelante, otra atrás, una adelante, otra atrás, adelante, atrás, adelante, atrás, quedó detenida delante de mí y yo como un idiota no me pude mover sin perder la vista de semejante mujer. Sus pechos parecían imponentes delante de mi rostro y sus ojos me miraban fieramente, se mordió un labio mientras sus manos subían por su vientre y por el costado de sus pechos. Esta chica era una putita no había lugar a dudas, sus compañeras miraban con una sonrisa en los labios, mientras el chico no sabía que hacer, sin duda él no había sido informado del plan que tenían estas pendejas. Natalia se arrodilló ante mí y quitó las carpetas de mis piernas, mis manos no se lo impidieron sólo la deje hacer.
Natalia te tengo que castigar.- Le dije con bastante poco convencimiento hasta de mí mismo. - - Si Ud. dice algo doctor, yo gritaré y diré que me estaba violando, vamos sólo queremos ver cuanto mide.- Una sonrisa de excitación se lució entre sus labios, mientras sus manos abrieron mi pantalón hábilmente, y mi pene quedó ahí parado entre mis piernas, 23 cm. Exactos de carne. Con una cabeza brillante por los líquidos pre-seminales. - A sus compañeras se les desfiguró la sonrisa tonta que tenían en la cara. Simplemente quedaron mirando fijamente mi pene que no disminuía ningún centímetro. Natalia me agarró el pene con su mano y me lo acarició con su palma cerrada en un subir y un bajar, cuando tocó mi cabeza dio unos movimientos circulares que me hicieron gemir.
¿Le gusta doctor?.- Su mirada se clavó desde abajo a mis ojos. Sus ojos estaban calientes, hervían, su boca estaba mojada, quería llevárselo a la boca, y yo también lo deseaba, lo había deseado toda la tarde. - - Dame la regla Carolina... que voy a medir esta tranca.- Sin dejar de mirarme continuó con sus caricias que me hacían saltar de mi puesto, sin decir nada ni replicar nada, sólo espontáneos gemidos.
Vi como Carolina se quitaba la mano de su entrepierna lo que hizo que mi pene saltara en la mano de Natalia. Dios la chica de piernas largas y delgadas, con esa sonrisa tan angelical estaba caliente y se estaba dando una mano ella misma a mi salud, por mi pene. Casi me corro de pensarlo. Ella se levantó y agarró de su bolso una larga regla de plástico de unos 30 cm. Fue hasta donde Carolina estaba arrodillada y se la pasó. - - ¡No!, mídelo tu misma.- La voz de Natalia fue fuerte mirándome a los ojos. Sin duda ella tenía mi tronco en sus manos, había sentido la descarga de corriente al calentarme por Carolina. Y ahora quería ver como se paraba aún más. - Carola arrodilló sus piernas al lado de las de Natalia y tomó mi pene con su mano delgada y hermosa, mierda cómo me calenté con el contacto, hace un momento esos dedos estaba hurgando entre sus bragas y ahora me tocaban la piel. Sentí también el contacto con la regla que estaba y desde arriba pude ver que mi cabeza jugosa llegaba a los 24 cm.
-Bien lo sabía- Dijo Natalia sacando la regla de mi pene sobando con más energía a lo largo de mi glande.
Ahora veamos cuanto liquido puede tirar este pedazo de tronco. -Su mirada de clavó en mis ojos y sin ningún preámbulo besó el capullo de mi pene suavemente. Dios mi cara se desfiguró completamente. No podía dejar de sudar viendo como esos tremendos labios carnosos de la chica se metían mi glande y daban sonoros chupetones mientras con su palma me pajeaba. Perdí de vista a Carola que se había puesto a un costado refregándose frenéticamente su vagina viendo como Natalia comenzaba lentamente a tragarse mi tranca.
- SIIIIIIIIIiiiiii Mmmmmmmmmmm.- Dale puta.
Mi cuerpo quería saltar de esa posición agarrarla de golpe y penetrarla por cada orificio de su cuerpo de puta que tenía, pero la mamada era fuera de serie. Era increíble sentir como sus labios recorrían la delgada piel de mi pene, como su lengua mojada y rugosa rozaba las venas y la movía provocándome golpes de corriente. De pronto vi algo que me calentó de sobre manera, la chica más linda y cuica del grupo, sentada exactamente frente a mí en su silla, Maca, estaba con el jumper arremangado a la cintura, mierda sus piernas eran preciosas, sus caderas eran morenas, estaba perfectamente bronceada, sus bellos púbicos estaban perfectamente rasurados en un triángulo, los labios estaban levemente abiertos arrugados, mientras su mano recorría sus estomago planísimo y su obligo oscurecido. Su otra mano apretaba su redondo seno, tocando con sus dedos el pezón erecto completamente. Dios era el cuadro más excitante que había visto en mi perra vida, era una diosa, morena, cabellos castaños, cuerpo perfecto, aun conservaba los zapatos y las calcetas escolares, y su blusa blanca y abierta contrastaba con el color de su morena piel. Su rostro me miraba con ojos de lujuria mientras su mano hacía círculos en su ingle sin tocar sus labios que no aguantaban más de excitación. Fue en ese instante cuando sentí que Natalia me hacía una mamada profunda y desenfrenada, su cabeza subía y bajaba a una velocidad maravillosa, mientras mi glande golpeaba su garganta. Sentía como se atoraba sin disminuir la frecuencia de las embestidas.
- ¡¡¡SIII .VAMOSS ASSII . MACA TE VOY A MATAR ...AHHHH!!!- grité fuerte descargando mucho líquido en la boca de Natalia. Ella tragaba y tosía mientras acariciaba mis huevos, lo que me provocaba aún más placer. Malditas chicas cómo me tenían caliente...
La historia continúa, aun faltaba mucho para que yo quedara satisfecho...
Amano amanojk@hotmail.com