El mirón del baño (II parte)

La mujer a la que se refiere el primer relato, lo ha leido y ha relatado el porque aquella situación.

EL MIRÓN DEL BAÑO (II PARTE)

Lo que nunca hubiera pensado que ocurriera ha pasado, la señora a la que se refería el relato del mirón, (publicado el 23-08-2011) lo ha leído y se ha sentido identificada con la mujer del relato del mirón, por detalles explicados por él y me ha enviado otro relato en el que explica los motivos por los que se dejó observar por ese muchacho…Tras ponerse en contacto conmigo me envió el siguiente relato que solo retoque un poco para ser algo mas ameno.

Hola creo que soy la mujer a la que se refiere el relato llamado “El mirón del baño”, ya que concuerdan todos los datos que da ese hombre, y creo que soy yo, me ha hecho recordar aquella época, que fue la única de mi vida en la que se me paso por cabeza tener una aventura extramatrimonial, poner cuernos a mi esposo, en resumidas cuentas, a causa de este muchacho, pero vayamos por partes, aunque adelantare que solo fue “un pago”, por los ratos que él me hacía pasar viendo como lo hacía con su novia en su casa.

El chico cuando llegó hubo una pequeña revolución en la finca de la empresa donde estábamos viviendo ya que estaba como un tren, y se que a mas de una se le saltaban las alarmas, a modo de entrepierna mojada, nada mas verle, yo tenía un hijo de casi su edad, pero he de decir que estaba para mojar pan, si bien el joven tenía su novia, muy guapa también, que era muy envidiada, en el fondo mas sana envidia que otra cosa, a causa de él, pero lo que nunca supo ninguna de ellas, era que yo le observaba casi a diario en sus secretillos.

Él se dejaba siempre la ventana del baño abierta para ducharse, mas por despiste que otra cosa, los chicos suelen ser así, ocurrió un día que fui al baño pero antes de encender la luz, estaba ya oscuro, vi que entraba por la ventana luz del otro baño, por lo que opte por no encenderla, sin ninguna otra intención, y al sentarme le vi, estaba dándole a la mano que daba encanto, me dio hasta vergüenza, y cerré la ventana pero también me moje toda casi sin darme cuenta y también me dio algo de morbo, por lo que volví poco a poco a abrirla y seguía dale que te pego, tenía un pollón enorme, ya casi tenía la cara desencajada a punto de correrse y la mano la subía y bajada con autentica maestría hasta que se corrió tirando gran cantidad de leche.

Y se quedó mirando su verga mientras volvía a su posición fláccida aunque se le quedó bien gorda después de que la gravedad actuara sobre ella, y se fue a la ducha seguidamente, y este espectáculo, para mí lo era, se repetía varias veces a la semana, solo que en mi casa como éramos mas gente pues yo cerraba la ventana y nadie se daba cuenta de eso. Yo desde esa primera vez me masturbaba mas a menudo, que aquí lo digo y nunca lo reconocería ante nadie, lo hacía y prácticamente todas las mujeres lo hacemos, jóvenes maduras y viejas ya que es un desahogo psicológico estupendo para muchas cosas y prácticamente ninguna lo va reconocer jamás, aunque también he de decir que nunca a la “salud” de ese joven, hasta ese día.

Pero ese día me dejó el cuerpo agridulce por haber visto eso y el morbo que me dio por un lado y por otro me daba algo de vergüenza haberlo visto y haber disfrutado además al verlo, por la noche espere a que se acostaran todos, me quede viendo la tele con excusa de terminar de ver una película, y ya sola me puse en el sillón orejero bajo la mesa con la falda y la estufa, ya que era invierno y por si salía alguien no me pillara dándole al dedito, algo que no ocurrió, no se me iba de la cabeza aquel joven subiendo y bajando la mano por su polla, y con ese pensamiento me quite el pantalón del pijama y me quede en bragas  bajo la bata de casa comenzando a tocarme por encima de ellas pero conforme iba calentándome metí las manos debajo y comencé a acariciar mi clítoris para quitármelas de golpe, poner la piernas en ambos brazos del sillón y así bien abierta hacérmelo mejor, si bien lo hice despacito disfrutando a cada momento, casi más por tener cuidado no saliera alguno de mis hijos, me hubiera muerto de la vergüenza, o mi marido que a ese le hubiera puesto cualquier excusa, así que poco a poco me vino una corrida totalmente explosiva, por lo que me mordí el labio para no gritar, cosa que hacía cuando follaba con mi marido.

Me quedé un buen ratito pensando en aquel jovencito y su polla, y cuando me disponía a acostarme comencé a sentirme mal pues me sentía algo sucia al haberme masturbado pensando en un chico que podría ser mi hijo, teniendo a pocos metros a mi esposo y a mis hijos, pero eso si, bien desahogada, aunque habría llamado a mi esposo para echar un polvo pero estaba el pobre tan a gusto que le deje.

Por la mañana, que se van todos a la misma hora, y me quede solita si que volví ha hacerlo pero esta vez tranquilamente en el mismo sillón bien abierta y echada en él y esta vez si que me acariciaba mi chocho bien acariciado, que lo tenía y tengo bien peludo, también me corrí varias veces esta vez sin morderme el labio, aunque no grite mucho y me quede bien arregladita para hacer mis cosas bien contenta.

Algún tiempo después, en un día festivo, me quede nuevamente sola y me dispuse en mi sofá a ver una película, no imagine que sería porno y en directo, el joven y su novia con la contraventana de su piso abierta se pusieron en el suyo a echar un buen polvo, yo también tenía la mía abierta pero la cerré un poco y apague la luz de mi sala de estar y allí vi como ella le tocaba descaradamente y después se bajaba al pilón para chapársela, ese día no pude ver como lo hacía pero si mas adelante, después cuando lo tuvo bien empalmado se subió a horcajadas sobre él comenzó a cabalgarle como una buena amazona montaría un pura sangre.

Ni que decir tiene el calentón que llevaba en mi cuerpo, que desahogué en el mismo sofá, uf que paja la de aquel día, madre mía.

Con el tiempo me entraron ganas de meterme algo dentro, de sentir algo mas que mi propio dedito hurgando en el interior de mi vagina, ya habían pasado unos días desde que iba mirar cuando se pajeaba o tirarse a su novia, y cortarme el rollo, hasta que encontré algo que me podía valer, a mi esposo le regalaron unas Navidades un puro de esos gigantes que estaba metido en un envoltorio duro de plástico transparente de un calibre mas grande que la mayoría de pollas y la tenía de adorno en su oficina, siempre le había dicho que podía tirarlo porque él no fumaba y era un engorro el limpiarla, si bien a partir de entonces no volví a decírselo, ya que con la misma rapidez que  me vino a cabeza que uso dar a aquel objeto y me moje toda mi entrepierna solo de imaginarlo.

El asunto es que me quité la ropa de cintura para abajo, un chándal y las bragas en tres segundos, y sin pensarlo, ni siquiera me senté, agarré el puro y su funda y me entró dentro todo, que placer por Dios, era la primera vez que allí entraba algo que no era mi esposo o la mano de mi ginecólogo, pero también la incomodidad de meterse eso estando de pié, así que me fui a mi querido sillón orejero y me puse con la piernas mas abiertas que nunca y empecé a meterme aquello poco a poco, acordándome del día que mi esposo me desvirgó, hasta llegar al fondo pero como también casi todo, me le metía un poco menos y podía meterlo y sacarlo con la mano mas fácilmente, hasta que tuve una corrida impresionante mucho mejor que con mis deditos, para quedarme finalmente bien desahogada, también empezó a darme frío, me vestí si bien ya no sentía tanta vergüenza de pajearme de esa forma y como dije, hasta que años después me pude comprar un consolador en condiciones no volví a decir a mi esposo nada del puro.

Yo seguía esperando cada noche a que el chico fuera al servicio, eso si, siempre procuraba tener bien cerrada la ventanilla para no descubrir el pastel. Pero un día que él no había llegado aún, y me dispuse a ducharme pero vi que llegaba, así dejé la contraventana abierta, y me dije, voy a devolverle lo que él me  hace, y me dispuse a asearme, bien tranquila, ya me imaginaba como iba a empezar a pajearse a mi salud, lo que hizo que me pusiera mas cachonda aún, pero solo ahora he sabido que no me veía mi chochito, y hubo de llegar el calor para que lo disfrutara.

Aunque me daba morbo ser observada en esos menesteres también mucha vergüenza, así que cerraba los ojos y me dejaba llevar, me tocaba mis grandes pechos, los apretaba y con los dedos agarraba mis pezones negros y los retorcía como el que sintoniza una radio, cuando me sentí bien mojada me quite las bragas y le dí a los deditos, creyendo que él me miraba como lo hacía, mas adelante cuando dejaba ya toda la ventana abierta si que me miraba mejor, ya que yo le veía a él desde el reflejo, pero me fui a hacerlo a la bañera ya que uno de mis hijos fue a entrar y me podía haber pillado perfectamente, pero le avise antes de entrar y quedó ahí la cosa.

Cuando me dí cuenta que me estaba grabando con una cámara, estuve sin dejarme ver unos días pero también me dí cuenta que me hacía falta aquello, el morbo era mayor que la vergüenza, así que nuevamente le deje mirarme y grabarme, hoy en día con Internet no le hubiera dejado, ya que podía subirlo, pero ahora se que fue un caballero y solo él ha disfrutado de mi imagen masturbándome, yo no caí en eso así que no lo hice nada, aunque tenía una cámara de fotos instantánea, nunca la usé.

Pero el muy lelo a veces dejaba la cámara en el baño y podía verla cualquiera que entrara a mi baño y mirara por la ventana, aunque igualmente la dejaba en su comedor tras usarla, los hombres son todos así de trastos.

Casi todos los domingos tocaba sesión de sexo en directo, después de comer, ni que decir tiene que ninguno de mis chicos se atrevía a quitarme esa parte del sofá, pero tras un tiempo sin ver que lo hacían y tampoco ver a su novia, que era muy simpática a la vez que guapa, le pregunte y me dijo que habían reñido, eso no lo dijo en su relato, como tampoco que se lió con un vecina mas joven que yo, de unos 30 años, que se pasaba muchas semanas sola con un hijo pequeño, ya que su esposo era comercial y solía estar entre semana fuera de casa.

Una tarde que me senté en mi sofá preferido vi movimiento en su salón y creí que había echo las paces con su novia pero aquella era morena y me resultó familiar, entonces él se levantó y se puso de pié para que le chuparan su verga cuando me dí cuenta que era la vecina, la muy puta, no se esta tirando al niño, me dije.

Ella creo que vio algo de movimiento en mi ventana, se levantó y cerró la del joven, poco después volví a ver a su novia y le dije que me alegré de verla por allí, aunque él seguía estando con las dos.

Y fue cuando se me ocurrió lo de masturbarme en el sofá ante su cámara, a modo de decirle que allí había otra mujer con ganas de su rabo. Y efectivamente aproveche que mis chicos se iban al fútbol y me dije, de hoy no pasa, y eso hice.

De los pormenores de las dos masturbaciones de ese día no diré nada, ya se encargó el de hacerlo en su relato, solo decir que lo pase de maravilla y me excité como nunca, fue increíble las dos veces que me masturbe, con el dedo y con mi funda de puro preferida, siendo además que en el sofá me podía abrir mas de piernas que en la bañera y así ofrecerle mejor al joven lo que podría sacar de mí con solo proponerlo… ya que también pensé lo que nunca hice y fue en tener sexo con otro hombre que no es mi marido.

Pero yo para él era una vieja y estando con su novia y el otro pendón de la vecina, a mi no me iba a decir nada por mucho que se pajeara a mi salud, así que me dije, me voy directa a por él.

Era un lunes y el marido de la vecina no se había ido aún de viaje, por lo que sin pensarlo mucho me preparé para el chico, mi marido tenía un curso y llegaría tarde y mis hijos sus cosas, pero el menor estaba en casa ya que había quedado con un amigo para preparar un examen y esperé en mi habitación a que se marchara, me quite las bragas y me asee, no había dejado de estar mojada desde que me di cuenta que era ese día o no era, aunque me volví a masturbar pensando en como ese joven vigoroso me poseía, también le vi llegar a él y como fue a ducharse, aunque ese día no se pajeó, claro como tenía dos tías de bandera no le hacía falta darle a la zambomba, y me dije así lo tendré enterito para mí.

Nada mas salir mi hijo y escuchar como bajaba las escaleras salí de mi casa mas nerviosa que un flan pero decidida a tirarme al joven, pero cuando estaba a punto de tocar a la puerta escuché un fuerte ruido y a mi hijo gritar, baje corriendo las escaleras y efectivamente era mi hijo que se había caído y hecho daño en un pie, salieron todos los vecinos, alguien llamó a una ambulancia y nos fuimos al hospital, gracias a Dios fue solo un esguince, muy fuerte pero esguince que en un par de meses estaba olvidado y en ese momento me di cuenta que iba sin bragas, incomodísima, con chándal y una sudadera puesta, también vino mi marido y mi otro hijo y me sentí aún mas culpable si cabe, hasta que nos fuimos a casa.

Y como me había dicho o era ese día o no era y efectivamente no fue.

Teníamos un ático comprado en el centro de la ciudad, en ese tiempo eran baratos y mi esposo tenía muy bien sueldo, no nos habíamos mudado por comodidad pero esa noche me dije, nos vamos mañana mismo, y si no fue al día siguiente si en pocos días, ya que solo había que llevar la ropa y poco mas pues estaba amueblado.

No volví a mostrarme al joven, ni a mirarle por el ventada, me sentía totalmente avergonzada por lo que iba ha hacer, que casi fue mas el traslado por ese motivo que por el pie de mi hijo aunque me vino de maravilla esa excusa.

Poco después me dijo mi esposo que el joven había sido trasladado a otro lugar, si bien en la misma ciudad, así que no le vi mas hasta hace un par de años que en un centro comercial iba con su esposa, la que era novia y un par de jóvenes, chico y chica, supongo que sus hijos, él estaba algo gordo y también estropeado, su esposa mas hermosa y guapa que de joven y eso que ya era muy guapa. No les dije nada.

Ya en mi nuevo hogar, cuando mi hijo comenzó a salir volví a afición favorita, con el puro, o mejor la funda que tanto ratos de auto placer  me había dado e incluso como no había pisos mas altos que el mío salía a tomar el sol desnuda, y en invierno lo podía tomar por las mañanas en días soleados, pues al ser un ático entraba todo el sol en el comedor y lo tomaba allí.

También empecé casi una nueva vida sexual con mi esposo, pues las habitaciones de los chicos estaban al otro lado del piso y no había problema de que nos escucharan, mejorando en todos los aspectos nuestra relación.

Pero un día en un periódico había el anuncio de un sex shop como las mañanas eran mías al día siguiente, también sin pensarlo mucho de fui allí, estaba al otro lado de la ciudad, y entré creyendo que iba a estar sola, pero que va, había mucha gente, casi todo mujeres maduras como yo, viendo películas y revistas, que nuevo calentón, y me marche a por los consoladores y compré uno del tamaño parecido a la funda de puro o quizá algo mas grande, marche a un centro comercial y  fui al servicio y allí me lo probé, encajaba de maravilla en mi ya experimentada entrepierna a base de masturba que te masturba, pero deje la caja allí y lo llevaba suelto en el bolso, por lo que no compre nada, me fui a casa y allí si que disfrute de él toda esa mañana y después años enteros en un gran sofá que teníamos, me abría de piernas hasta mas no poder para poder meterme eso por mi peluda vulva.

Con el tiempo me compré un vibrador, duplicando el placer que me daba, bueno y así hasta hoy.

Cuando llegó Internet fuimos de los primeros en tenerlo, por lo que aprendí a usarlo y fui descubriendo los chats eróticos, con el tiempo la Webcams y los relatos eróticos, a los que soy gran aficionada, especialmente a los de voyerismo, siendo así como leí el relato del mirón en el baño y me reconocí en él, me puse en contacto con el hombre que lo envío y cuando termíne éste se lo enviaré y de paso, si me gusta cuando lo vea publicado, escribir mas relatos de cosas que me han ocurrido chateando.

Sin más saludos para todos.

Bueno este es el relato de esta mujer, no muy común por cierto, pero es el suyo.

Saludos.