El, mi niño Parte 1

Judith, una sexy y ardiente abogada de 43 años decide ser la mejor madre de todas y cumplir con los caprichos de su hijo y complacerlo como siempre lo hizo desde pequeño…pero la falta de sexo, de un compañero en su vida y el estar cansada de siempre masturbarse y no poder saborear los olores y gusto

EL, MI Niño 1

Tengo varias cosas que contar…pero antes comenzare por presentarme y luego contar mi más importante confesión…mi nombre es Judith tengo 43 años, soy abogada (así que quien como yo para saber de lo que es legal o no), tengo muy buen pasar económico lo cual me deja tener tiempo libre para cuidar de mi cuerpo. Voy al gimnasio todos los días, una vez a la semana voy a la estética para hacer que mi cuerpo se vea aún más joven y delicioso. Me recibí muy jovencita, a los 21 años, así que me fue fácil encontrar trabajo más por el cuerpo ardiente que siempre tuve. Cuando cumplí 22 años ya vivía sola en un pequeño apartamento. Un 23 de diciembre tocaron el timbre, cuando abrí la puerta habían dejado un pequeño moisés con un bebe, me sorprendí al instante e intente buscar al responsable de manera inmediata, era el tipo de bromas que no me gustaba. Pero no encontré a nadie, por lo cual caí en la realidad de que no era ninguna broma, la navidad estaba muy cerca y me pareció muy triste la situación, así que decidí hacerme cargo del bebe como si hubiera sido un regalo de navidad adelantado. Lo crie, lo alimente, lo vestí, lo eduque, etc. Todo lo que haría una madre. Me enfoque tanto en él y en mi carrera que no pude tener una relación de pareja estable en todos estos años, me encantaba estar en pareja y sobre todo tener sexo y como me sentía, pero tenía dos prioridades antes que eso y si nadie lo entendía, no merecía estar a mi lado.

Cuando mi hijo tenía sus 15 años, un día cayo muy enfermo, estaba con fiebre muy elevada, por lo cual decidí darle una ducha fría para bajar un poco su temperatura hasta que el medico llegara, prepare el baño y como aun lo veía como un niño pequeño e indefenso, comencé a desvestirlo para meterlo en la bañera, pero grande fue mi sorpresa cuando vi que ya había dejado de ser mi pequeño, tenía gran cantidad de vello púbico, pero no había sido eso lo que más me sorprendió, sino el tamaño de su pene, aun estando enfermo y sin erección, su tamaño estaba alrededor de unos 10 centímetros, si intentaba ponerlo en mi mano, la cabeza de esa virgen y suculenta verga caía de mi mano mirando al suelo. Me había sonrojado, mi pecho palpitaba fuerte mente por mi corazón acelerado…no sabía qué hacer, intente recobrar la cordura y sumergí a mi hijo en la bañera, esperando que la fiebre bajara un poco. Salió de la bañera y procedió a cambiarse para que el medico lo viera. Los años pasaron pero esa experiencia jamás se había ido de mi cabeza, al punto que más de una vez me había masturbado pensando en eso y en lo enorme de ese suculento pene…pero a su vez me sentía mal porque una madre no podía pensar así sobre su hijo.

Mi hijo estaba cumpliendo sus 21 años y decidí preguntarle que le gustaría que le regalara para su cumpleaños, a lo que él solo dijo que quería cenar en casa conmigo porque había algo de lo que desea hablar y como siempre fui una madre complaciente en todo lo que él me pedía, acepte sin pensarlo.

Llegada la noche de su cumpleaños, había sido un largo día de trabajo y mi niño había preparado toda una cena bastante especial, con copas de vino y champagne, frutillas con chocolates, la verdad que muy gourmet todo. Luego de la cena era hora del postre, entre ambos ya habíamos tomado 2 botellas de vino y una de champagne, nos reíamos de todo lo que hablábamos, era una noche bastante agradable, a lo que decidí preguntarle:

  • ¿Mi niño, dime que es lo que quería hablar conmigo de tu cumpleaños? ¿Acaso me quieres presentar alguna novia?

-….no, en realidad quería pedirte algo muy especial.

_Muy bien, dime, sabes que siempre lo que me pediste lo tuviste, sabes que como madre siempre fui muy complaciente.

-Lo que quiero pedirte es justamente lo contrario a ser madre…