El mercado se vuelve loco con el nuevo vibrador

El producto llega a España y buscamos la mejor manera de distribuirlo. La gente empieza a volverse loca con los vibradores.

Continuación de "Diseñando una nueva generación de vibradores" http://todorelatos.com/relato/130260/  En este caso creo que es bastante necesario leerselo para seguir este.


Volamos de vuelta a Madrid una vez nos cercioramos que las cajas con los vibradores en el contenedor que lo llevaría el puerto de Valencia.  Por supuesto cogimos un vibrador de cada para cada una de las chicas.

Después de un largo vuelo con escalas en Singapur y Doha llegamos a Madrid a primera hora.  Eran las seis de la mañana y estábamos agotados.  Cuando se abrieron las puertas de la sala de recogida de equipajes vimos que las descerebradas de mis socias nos estaban esperando.  Estaban literalmente borrachas, según nos dijeron entre gritos habían salido a tomarse un café y se les había ido de las manos.

Yo pretendía irme a casa a dormir, pero las chicas querían probar sus regalos y todos nos dirigimos a casa de Eliana.

Ni habíamos posado las maletas en el suelo cuando Cristina, Guadalupe y Esther se empezaron a poner unas copas mientras iban dejando sus ropas tiradas por el suelo quedando completamente en pelotas.  Eliana las imitó.  Yo era el único que permanecía vestido en aquella casa.

Las chicas empezaron a abrir sus juguetes y después de ponerles las pilas todas se sentaron en los distintos sofás, abrieron sus piernas y sin pensárselo dos veces se lo fueron metiendo en sus chorreantes coños.

-       vais a flipar chicas, ya veréis – dijo Eliana.

-       Joder, que gusto, ya va creciendo – dijo Guadalupe.

-       Si coño, qué pasada – dijo Esther.

-       A mí me baila – dijo Cristina, y todas rieron.

-

-       Ya verás zorrón como en un rato te olvidas de las bromitas – dijo Eliana ya tocándose las tetas victima del placer.

Era realmente excitante tener a cuatro mujeres de bandera desnudas y masturbándose delante mía.

Una a una empezaron a correrse entre gritos, todas menos Cristina que ni corta ni perezosa abrió el modelo doggy y poniéndole las pilas se lo introdujo en su ano.

Las chicas fueron acabando, pero Cristina no.  Cristina tenía el modelo clásico en el coño, por su cara con el máximo tamaño.  En su culo la punta del doggy ya había crecido y la estaba matando de placer.

Todas miraban con los ojos como platos como su amiga entraba en un éxtasis absoluto.

Me fui de aquella casa a eso de las once la mañana.  Por primera vez me cogia un taxi para llegar a la mía.  Me hubiera ido antes pero las chicas no me dejaron, estaba emocionadas con el producto y no pararon de abrazarse a mi y darme la enhorabuena.

Los juguetes aún tardarían un mes en llegar.  Tenía tiempo en ver como lo distribuiríamos.

Tuvimos varias reuniones de trabajo, pero sinceramente las chicas tenían aire en la cabeza y sus propuestas eran de lo más absurdo.  La verdad es que no tenía ni idea cómo hacer hasta que un día tomando una cerveza un amigo experto en marketing me dio la clave.

-       tu lo que necesitas es dar el bombazo, hacerlo viral, que no haya nadie que no sepa de ti sin que pongas un duro.

-       ¿y como se hace eso?

-       Haz una campaña de crowdfunding

-       ¿Para qué?, el dinero lo ponen las chicas.

-       A ver, a cuanto os sale cada polla de esas en fabrica.

-       25 euros más o menos puesto en puerto.

-       Bien, ofrece como recompensa única un cacharro a 50 euros.  ¿cuántos están viniendo?

-       1000.

-       Ok, pues pide 50.000 euros como capital que buscas.  Si lo logras no sólo colocas todos los que tienes empiezas ganando 25000 euros.

-       No es mala idea

-       Desde luego que no.

Ni lo consulté con mis socias, para cuando se lo dije ya estaba todo el papeleó hecho y sólo faltaba hacer el video para subir la campaña.

-       me parece una muy buena idea.  Podemos hacer una demostración en el video sin que se nos vea la cara.  Solo el bicho entrando y saliendo y el sonido real de nuestros gemidos.

-       No permiten videos guarros.  Hay que hacer un video normal explicando los dueños de la idea como funciona.

-       ¿qué se nos vea la cara?

-       Exactamente – dije – pero sin guarradas

-       Ufff yo paso que la gente sepa que he invertido en este tipo de cosas – dijo Guadalupe

-       Conmigo no cuentes – dijo Esther.

-       Lo siento yo también paso – dijo Eliana – mi padre me mata.

-       Pues yo no tengo ningún problema – dijo Cristina – de hecho, estaré encantada.

E hicimos el video.

Aquello fue la locura.  La campaña iba a durar 45 días.  En cinco días los 1.000 vibradores estaban vendidos, en diez días llevábamos 3.546 pedidos.  Y entonces salimos en el diario el País.  Aquel día se vendimos 6.736 vibradores.  Llevábamos once días y ya llevábamos 11.282 aparatos.  Eso era un beneficio de 282.050 euros. La cosa se fue de las manos, el salir en el país nos hizo salir en prácticamente toda la prensa nacional, de ahí empezamos a salir en la prense europea y en poco tiempo estábamos en la prensa de medio planeta.  Recibimos pedidos de prácticamente todos los países del mundo, incluido un del Vaticano.  Una locura.  Cuando acabó la campaña, teníamos comprometidos 364.347 vibradores.  Ósea más de 18 millones de euros facturados en 45 días, 9 millones de beneficio.

Salvo Cristina, el resto de las chicas estaban horrorizadas.  No se podían creer que la broma de invertir un poco de pasta en la empresa del friki del amigo de Eliana pudiese llegar a donde había llegado.  Más de una estaba preocupada sobre que pensaría su familia por tener participación en aquel aparato del diablo del que todo el mundo hablaba.  Ayudó que en una entrevista yo comentase que desde el primer prototipo mis socias habías servido de conejillos de indias.  No les hizo ninguna gracia, pero a las ventas si.

Me deshice de ellas ofreciéndoles 500.000 euros a cada una por su participación.  En realidad de todas no.  Cristina no quiso vender y se quedó en la empresa con su participación de un 6,25%.  Las chicas estaban encantadas, no habían ganado, por ellas mismas un duro en su vida, y la primera vez que lo hacían se metían en el bolsillo medio millón de euros.

Fue un día en un programa de televisión en la que fui entrevistado por un periodista veterana y su hija entrada en kilos.  A madre e hija se les iban los ojos cuando veían el bicho hincharse.  En principio la entrevista era sobre las ventas por internet, pero acabó como el lógico hablando exclusivamente de los vibradores y otros juguetes sexuales.

Salí a tomar una copa con un amigo esa noche, la verdad es increíble la tranquilidad que da estar forrado, nunca había vivido con esa tranquilidad.  Bebimos los dos como tigres, en un momento dado conocimos a una gente que se iba a Fortuny y ya puestos, no iba a ser por el precio de las copas.  Allí nos fuimos con ellos.

Me picaba la polla y tenía ganas de follar.  Mi apariencia aun no se correspondía con mi cuenta bancaria, por lo que no es me que revoloteasen las tías alrededor.  Cuando ya me había hecho a la idea que me la iba a machacar en casa, alguien me tocó el hombro.

-       ¿Andrés?, ¿te acuerdas de mi?  - me di la vuelta y era la hija de la periodista.  La verdad es que la tía era una foca de manual, la típica foca que no es consciente de lo gorda que esta y se embute en un vestido de licra como si nada.

-       Hola, si, claro.  ¿Cómo no me voy a acordar después de hablar contigo media hora esta tarde?

-       Claro.

Hablamos de banalidades hasta que me lo soltó.

-       tío, he intentado comprar uno de tus aparatos, pero nada.  Por lo visto hasta dentro de 3 o 4 meses lo tenéis todo vendidos.  He estado toda la tarde al teléfono e imposible.

-       Si, todo esta en producción.  ¿tanto interés tienes?

-       Pues si, me gustaría probarlo, la verdad.

-       No me digas que tu haces esas cosas – le dije con malicia.

-       No seas malo Andrés, sabes que todas las chicas las usamos.

-       No, si lo sé, pero no lo contáis

-       Bueno yo no te lo estoy contando – no se si serian las copas o si las falta de sexo, pero me estaba imaginando a la gocha gritando con uno de mis maravillas en su coño.

-       ¿Y tu novio que opina que uses estas cosas?

-       ¿Y como sabes que tengo novio?

-       Por las revistas, ¿no?

-       Ah claro.

-       No te preocupes. Tengo un par de ellos en el coche -  a ella se le iluminó la cara.

-       Si hace falta te lo pago.

-       ¿cómo me lo vas a pagar?

-       A tocateja.

-       No seas boba.  Hacemos una cosa, me invitas a una copa y es tuyo.

-       Vale, coge la cazadora que nos vamos.

-       ¿a dónde?

-       ¿a dónde va a ser?, a mi casa.

-       ¿A tu casa?

-       Que remedio.  Aquí están cerrando.

La tía puso cara rara cuando vio el seat panda de decimo cuarta mano en el que la metí.

-       tu no gastas mucho.  ¿no?

-       Ja j aja, no me interesan mucho los coches como ves.

El piso era un dúplex tremendo.  No le quise dar el paquete hasta tener una copa en la mano.  La periodista me dijo que le pusiese un gin tonic y lo que yo quiera.

-       me voy a poner cómoda.

Puse las copas y al darme la vuelta vi a la periodista totalmente desnuda.  Tenía bastante barriga, un culo como una plaza de toros y dos grandes tetas que le caían.  Dos pezones negros coronaban aquel desastre de mujer.

-       espero que no te importe que me haya puesto cómoda.

-       Estas en tu casa – le dije sonriendo.

-       Vamos a abrir esa caja a ver como es.

La chica abrió el envoltorio y saco el modelo classic quedándose mirándolo.

-       pues no le veo diferencia, ya se lo dije a mi madre cuando te fuiste.

-       Pues métetelo y me cuentas.

-       Tu eres un salidillo, tu lo quieres es verme masturbándome.

-       No, mírame como un profesional – la verdad es que me moría por ver a esa cerda retorcerse de placer.  La chica sonrió, se sentó en el sofá y abriéndose de piernas empezó a meterse el cacharro en el coño – tienes que encenderlo, el programa uno para el primer día te va a venir de fabula – le comenté.

La periodista encendió el aparato y le cambió la cara.

-       métetelo y sácatelo poco a poco.

La mujer empezó a metérselo y a sacárselo.  Al principio poco a poco y poco después empezó a acelerar la velocidad.

Evidentemente el vibrador se iba hinchando poco a poco haciendo presión en las paredes vaginales de la mujer, ella empezó a gritar de placer.

-       dios que placer, joder con el bicho, joder que gusto.

-       Tranquila, esto no ha hecho más que empezar.

-       Joder que gusto.

La chica no paraba de gemir y de tocarse las tetas.  La tía estaba encendida.  Daba gusto verla, siempre se ha dicho que las gordas son super agradecidas en la cama, pero esta no tenía ninguna pinta, esta tenía pinta de exigente.  De las pocas gordas que por su situación económica y por ser famosa podía elegir a quien se llevaba a la cama.

Ella levantaba sus piernas dejando a la vista un dilatado ano, le costaba sacar el vibrador que a esas alturas ya debía de estar en su máximo esplendor.  Fue un acto instintivo, lo juro.  Saqué mi polla de mi pantalón y acercándome a ella se la metí en la boca.  La chica en ningún caso retiró la cara ni se negó, simplemente abrió la boca y se la metió hasta el fondo.

No la chupaba nada mal, había que reconocerlo.  La mamaba con maestría, con ganas, profundo, ni siquiera paraba cuando se corría.  Era como si tuviese ganas de lefa.  Mi ensalivada polla estaba a reventar.

La chica dejó de lamerme para ponerse a cuatro patas.  No se había sacado el bicho de su coño.  Se la volví a meter en la boca y ella volvió a mamar como si lo fuesen a prohibir.  Joder que gusto.

La periodista se corría y se corría.  No paraba.  Yo estaba fuera de mi.  Ni teniendo tan poco sexo como tenía, era yo mucho de follarme tías como aquella, pero me ponía a cien tener mi polla dentro de la boca de esta cursi que tantas veces había visto en la tele dando lecciones de moralidad.

Las tetas le colgaban y se balanceaban a cada chupada que me daba, yo se las apretaba y retorciéndole los pezones. Ella no dejaba de mamar mi rabo.

Se la saqué de la boca.  Ella me miró como un cordero degollado.

-       no pares – le ordené.  Y ella no paró.

Me puse detrás de ella.  Chupé mi dedo índice y se lo metí en el recto.  El vibrador ocupaba toda su caridad, me costaba meterlo.

-       aggg que gusto por dios, ¿qué locura es esta? – decía entre lamentos y gemidos.

Yo seguía jugueteando con mi dedo en su culo.  Ella no paraba de gritar, su culo poco a poco se fue dilatando.  Ya tenía dos dedos dentro.

Le di al interruptor del vibrador y este se deshinchó.

-       ¿pero que haces Andrés? – gimió ella.

Yo no dije nada.  Simplemente apunté mi polla a su culo y se la metí hasta el fondo.

-       aggg justo lo que necesitaba, sentir carne en mi culete.  Desnúdate por dios, que me jode follar con tíos vestidos.

Acabé desnudo sin sacar la polla de aquella plaza de toros que era su culo.  Se la metía hasta el fondo y se la sacaba entera, se la volvía a meter y la volvía a sacar.  Ella se derretía.

Hice que se metiese de nuevo el vibrador y lo conectase para que empezase a crecer.  Notaba perfectamente como mi propia obra crecía en su coño aprisionando mi polla.  El placer era intensísimo.

La periodista no pudo más y se saco el bicho una vez se hubo corrido tres veces más.

Se sacó la polla de su culo, me hizo tumbar en el sofá y subiéndose encima mía se la volvió a meter hasta el fondo en su ano.

La hijísima se tocaba las tetas mientras su blandas mollas bailaban y botaban al compas de sus movimientos mientras miraba al techo viéndose empalada.

-       aggg me matas de placer cabrón.

-       ¿no te folla así tu novio?

-       Ese picha floja no me da ni la mitad de placer que tu.

-       ¿Te folla mucho?

-       Menos de lo que quisiese.

-       ¿Y te da por el culo?

-       Siempre que le dejo.

-       ¿Y no te da vergüenza ponerle los cuernos?

-       Cállate y jódeme como me merezco, follame duro.

Me corrí con un sonido gutural.  Le llené los intestinos de lefa.

Ella se puso cariñosa pero yo ya me la había follado.  Le dejé el vibrador encima del sofá y me despedí con un cariñoso beso en sus labios.

La dejé allí desnuda, destrozada y satisfecha.

Cada vez que la veo en la tele desde entonces, la verdad es que me descojono.

Cuando cuatro meses después los vibradores llegaron a España tuvimos que contratar a más de 100 personas para poder enviarlos a los distintos clientes.  Aquello fue la locura, se vendían, incluso usados, en Ebay a la espera de otra remesa de más de medio millón que en dos meses serían distribuidos en sexshop y nuestra pagina web.   Teníamos casi la totalidad de ellos comprometidos con distribuidores de aparatos cochinos.

Tanto la prensa especializada, como la generalista no dejaba de hablar del efecto hinchado, todo el mundo quería tener uno, incluso periodistas de reconocido prestigio confesaron tener uno y haberlo disfrutado tal y como la gente decía.  Os declararon producto del año del orgullo gay, fuimos designados empresarios del año por parte de la cámara de comercio y fuimos protagonistas de mil y una entrevistas de prensa.  Todo ayudaba a vender.

Hacía un año desde la campaña de crowdfunding, la verdad es que tanto Cristina como yo habíamos garantizado nuestro futuro.  Vendimos cantidades increíbles de juguetes, incluso ampliamos nuestra oferta.  Esther, Guadalupe y Eliana nos demandaron.  Por lo visto en el momento que sus padres se enteraron que habían sido socias fundadoras de una empresa que facturaba más de 100 millones de euros pusieron el asunto en manos de abogados con el argumento que habían sido timadas por nosotros.  Ni tuvieron nada que hacer.

Cada día leo más de veinte cartas de las miles que nos llegan cada semana. Nuestros clientes nos cuentas sus experiencias con ellas.  Nos cuentas desde parejas que tenían el sexo muerto y que gracias nuestros productos habían retomado su vida sexual.  Nos escribían chica jóvenes, gays mayores, personas de cierta edad, mujeres casadas, parejas de novios.   Cada uno nos contaba con más o menos detalle como los usaban y disfrutaban, algunos incluso mandaban selfies utilizándolos.  Un tercio de mi se sentía orgulloso, otro tercio flipaba con el éxito y como la gente se habría y un ultimo tercio se llegaba incluso a escandalizar.

Mi vida ha cambiado.  Soy asquerosamente rico, de vez en cuando por puro morbo me vuelvo a follar a la periodista, parece mentira, pero me pone mucho ver a esa foca derretirse de placer.  Me encanta ver como mi polla y o el vibrador entran en su seboso coño.  Me encanta lo puta que es, me encanta su doble moral.

A pesar de que Cristina prueba en mi presencia cada uno de los prototipos y se corre como una loca en mi presencia, no me la he logrado tirar.  La tía nunca me ha dado pie a ello, pero estoy seguro que algún día la haré mía.  Mi ansias de algún día poder follármela es lo que hace que nuestra empresa innové y cada poco tiempo trabajemos en un prototipo nuevo.

NOTA:  CUALQUIER PARECIDO DE LOS PROTAGONISTAS CON PERSONAJES REALES, ES PURA CASUALIDAD.