El mercadillo
Estaba muy cansada, tumbada en el suelo, jadeante. No se cuanto tiempo habia pasado. Pero me quede alli. Cerré los ojos. Los oí marcharse entre exclamaciones triunfantes aunque recordaba sus palabras de que alguno luego repetiría. Sentía el aire abrazar mi cuerpo. Al cabo de un pequeño instante sentí de nuevo una lengua recorriendo mis pies. Abri los ojos y vi mi ropa al rededor y acercarse al pastor alemán hacia mi vientre...
Me había quedado sin planes para aquella mañana en la que me había costado horrores ponerme en pie para empezar el nuevo día. Al levantar la persiana brillaba el sol, que después de bastantes dias de mal tiempo aquello invitaba a no quedarse en casa. Quizás la cama era un buen sitio para seguir, aunque me decidí por ir a dar una vuelta por el tradicional mercadillo dominguero en busca de alguna cosa que animara el día. Tampoco tenía mucho más que hacer. Me duché, desayuné y vestí casi en tiempo record. Ya que me habia propuesto salir, decidí que el sueño no debía detenerme. Decidí ponerme cómoda y sali con una minifalda gris y un jersey de lana muy finito con un escote que mas que enseñar dejaba libre a la imaginación. El rastro a esas horas era un hervidero de gente por lo que el calor se hacia casi sofocante. Me adentré sin saber muy bien que andaba buscando. Mirando, como todo el mundo, cualquier ganga interesante.
Al entrar tuve que cruzar entre un grupo de chicos de raza gitana cuyos padres vendian las prendas en los puestos esparcidos por toda la zona. Estaban jugando con una pelota. Habia de distintas edades aunque ninguno de ellos era mayor de 13 o 14 años. Tampoco les presté en un primer momento excesiva atención, aunque si oí algun comentario cuando pasaba entre ellos. Seguí mi camino sintiendo a mi espalda que el grupo reanudaba sus juegos y sus risas sin más. Al cabo de un rato vi un puesto de bikinis. Necesitaba uno para el verano que comenzaba y estaban bastante bien de precio. Estaba eligiendo entre varios modelos cuando uno de los chicos del grupo se acercó al puesto. Era el hijo de los vendedores y permaneció con ellos mientras yo terminaba de elegir.
- "Puedes probarte el que quieras dentro de la furgoneta" me dijo la vendedora. Accedí a probarme varios modelos porque no me decidía por ninguno a simple vista y quería verlos sobre mi piel. El chico había desaparecido del puesto.
Dentro de la furgoneta no habia mucho espacio. La parte de atrás aparte de funcionar como almacén había sido acondicionada tambien como una especie de probador en el cual habia un espejo grande y una cortina. Después de quitarme el jersey, y a través del espejo pude ver que por los portones de detrás habían varios ojos mirándome. Debí cerrar la cortina pero no lo creí necesario. Entre los ojos pude reconocer caras del grupo de chicos del principio, aunque tampoco los había observado con demasiado detenimiento...observando mejor pude ver que sólamente eran dos, uno en cada ventana.
Es de estas sensaciones extrañas la que recorrió mi cuerpo, y lejos de sorprenderme, ocultarme o simplemente marcharme me puse de espaldas a ellos pero de tal forma que yo pudiera seguir viéndoles mientras ellos se pensaban que no. Desabroché mi sujetador y lo dejé sobre el respaldo del asiento del conductor. Me puse la parte de arriba del bikini y lo mismo hice con dos o tres partes mas. Recreandome en la sensacion de ser observada, aunque perdiendo de vista por momentos el espejo. Cuando volví a mirar una de las cabezas había desaparecido. Decidí dar un paso más y me baje la falda y quite mis bragas que dejé también junto con mi sujetador. Me puse el bikini y comencé a mirarme en el espejo acercándome poco a poco a la puerta. Quise asustar al chico pero el susto me lo lleve yo.
Apenas me habia acercado el chico salio corriendo escondiendose su polla en el pantalón. Me hizo mucha gracia haberle cortado la masturbación, aunque tambien debo reconocer que me hubiera gustado que hubiera terminado de hacerlo. De inmediato se escuchó cerrar la puerta del conductor. Me asuste un poco pero cuando me volvi a girar lo único que vi es que tanto mi bolso como mi ropa interior habían desaparecido del sitio donde las deje. En un primer momento no lo entendí demasiado. Ahora tenia un problema: estaba sin ropa interior, y lo que es peor: sin cartera con la que poder al menos comprarme algo. No se me ocurrio nada en ese momento. Llamé a la vendedora para entregarle los 3 bikinis que habia cogido y me excuse diciendo que no me quedaba ninguno bien. No sabía lo que hacer, aunque quizás lo más propio hubiera sido buscar algun policia. Me daba verguenza decir que me habían robado la ropa interior también: asi que decidí buscar al gurpo de chicos e identificar las caras que me habían estado mirando.
Al cabo de un rato alguien se acercó a mi. Se pego a mi espalda y me acaricio mi culo. Mi cuerpo dió un respingo pero no pude separarme de él.
- "He visto tus jueguecitos con esos muchachos. Me han dicho que te diga dónde puedes encontrarlos pero antes tienes que hacer varias cosas". Asentí con la cabeza presa de una sensacion extraña. Debo reconocer que andaba excitaba pensando que caminaba casi desnuda entre la gente y si se notaba alguna cosa cuando me miraba alguien, aunque todo aquello no pasaba de una fantasía con la que simplemente llegue a mojarme un poco. Mientras me hablaba su dedo había conseguido dar varias caricias en mi ano, pese a que apretaba las nalgas para que no pudiera tocarme. Me hacia cosquillas por la parte superior de los muslos.
Me cogió de la mano violentamente y me llevó hacia otro furgón mientras saludaba a algunos conocidos mostrandome como un objeto ante ellos. Solo le sonreían. Entramos en el interior. Yo pase primero y él me ayudo a subir poniendo las palmas de su mano en mi culo, abriendomelo y haciendo que mi ascenso se ralentizara pudiendo observarme perfectamente. No hizo ningun comentario salvo una especie de gemido que denotaba que le gustaba lo que estaba viendo. Me puse a pensar en lo que podia pasar y me quede en blanco sin poder imaginar ninguna cosa. Decidi esperar. El interior era parecido al de donde me probe los bikinis aunque con un espejo un poco mas pequeño y con un taburete, y mucho mas espacio al tratarse de un vehículo mucho mas grande y una luz ténue provocada por los cristales tintados.
Dentro del furgón se bajo los pantalones e hizo que me arrodillara. Con su mano comenzó a masturbarse. Ya tenia el miembro erecto aunque no era de gran tamaño. No se porqué, quizas lo hice con el pensamiento de acabar cuanto antes o algo así: yo misma me sorprendí y me quité el jersey sumisa ante lo que pretendía hacerme. No veía por donde escapar y tampoco veía muy bien como salir de aquello asi que decidí no malgastar nada y dejar pasar el tiempo. Restregaba su polla por mi cara intentando hacerme abrir los labios. Su olor me produjo nauseas, aunque no tarde en entreabrir mi boca dejando escapar mi lengua. No me dejó hacer nada más. Me levantó cogiendome del pelo y amasó mis pechos mientras su lengua recorria mi cuello en uno y otro lado. Mis manos permanecian sobre mi cuerpo, mientras que las suyas habían decidido de nuevo hacer una incursión entre mi falda. Volvió otra vez a acariciarme las nalgas, esta vez con mas fuerza. Separándomelas y recorriendo con sus dedos mi ano. Recorrió mi coño empapando de mis flujos la yema de sus dedos...se regodeó de mi excitación. Yo creo que tambien se sorprendió de que aquello me estuviera excitando, pero yo no lo podia evitar. No era por el placer, aunque sus manos estaban trabajandome bien. El calor, sentirme desnuda...no se...todo se juntaba. Poco a poco comenze a desear lo que iba a pasar.
Incliné mi cuerpo hacia delante dejándome guiar por sus manos que esparcían mi flujo por mi ano. Uno de sus dedos empezó a presionar para entrar. Le costó un intante. Sentí placer al penetrarme, aunque a medida que entraba me dolía un poco. Primero un dedo, luego el otro y mi respiración agitada invitando a que siguiese sintiendo que el dolor remitía. Mi cara quedo apoyada en su pecho . Sus olores ya no me provocaban nauseas y extrañamente se habían convertido en olores excitantes. Con mi mano abarqué su pene. Estaba palpitante e intenté masturbarlo. De nuevo no tuve tiempo, porque cogiéndome de las caderas me dió la vuelta: parecía que estaba esperando mis gestos de asentimiento para cambiar de posturas. Me hizo apoyar sobre la pared del furgón haciéndome doblar el cuerpo un poco más. Lo sentí agacharse y escupirme. Su saliva se escurrió desde mi culo por la parte interior de mis muslos. Gemí con aquella sensación. Mi aliento empañó el espejo.
- "Ahora si te voy a dejar sentirme" aquellas palabras resonaron en mí mientras con la punta de su verga presionaba sobre mi ano. Entró sin dificultad. Mi cuerpo se movía con suavidad mientras sentía como poco a poco entraba su polla. Comenzó a moverse mas rápido mientras sus manos apretaban mi cadera para acelerar el ritmo. Sentía mi pecho moverse. Sentía mi ano abrirse para apoderarse de aquel miembro. Sentía mis gemidos ahogados por los suyos, sin pensar que era un desconocido. Quería correrme sintiendo su orgasmo, pero tampoco tuve tiempo porque nada estimulaba mi vagina. Sentí que sus movimientos se hacían exageradamente rápidos y sentí su leche casi quemandome por dentro. Un instante después sentí alivio mientras sentía su semen resbalarme por mi ano que se cerraba lentamente. Yo seguía jadeando excitada, pero el se apartó de mi. Antes de poder girarme lo sentí salir de la furgoneta. No supe que tenía que hacer.
Volvió a no darme tiempo a demasiado porque el hombre entró por la parte de delante y se puso al volante. No me dijo nada mas que el trayecto iba a ser corto y que recuperaria lo que andaba buscando, pero que mientras me podria entretener con Juan de Dios. De inmediato otro hombre de raza gitana entró por la parte de atrás. Era mucho mas corpulento que el anterior y tras él entró un pastor alemán. Me intimidó mucho la presencia del animal, aunque el perro se sentó a la entrada mientras el hombre se acercó a mi y me rodeo con sus brazos sin mediar palabra. Sus manos amasaron mis pechos con fuerza para bajar despues hacia mi culo. Pensé en su poca originalidad a la hora de acariciarme otra vez en el ano, aunque estaba caliente y deseaba esas caricias. Desabrochó mi falda mientras me apretaba contra él.
Pude sentir su miembro acariciando mi piel a traves de su pantalón. Era un poco más gruesa que la anterior. Me hizo arrodillar y con un gesto me hizo desnudarle. Lo hice mientras miraba como su polla aparecia ante mis ojos La bese. De nuevo me embargó su olor pero mi lengua la acarició sin titubear. Bajé la piel con mis labios abarcándola toda. Mi nariz tocaba su vientre. Cerre los labios y me fui separando de él mientras sus dedos se enredaban en mi pelo. Volví a llevar mi nariz a topar con su cuerpo. Agarré con mis manos sus nalgas apretándolo contra mí mientras mi lengua rodeaba su glande dentro de mi boca. Volvi a separarme. Lo sentía gemir.
De pronto nos pusimos en movimiento y yo perdí el equilibrio ligeramente, lo que aprovechó Juan para arrodillarse frente a mí. Cogí su polla con mis manos: estaba húmeda por mi saliva. Me senté y acomodé mi espalda en el suelo mientras él separaba mis piernas. Me quitó también los zapatos mientras su lengua recorría mis rodillas. Fué subiendo con sus manos por el interior de mis muslos mientras mi cuerpo se estremecía. Situó su boca delante de la mía mientras el movimiento del furgón hacía que su verga se restregase contra mi piel. Me susurró que era una zorra mientras lamía mi oreja y se dejó caer sobre mi. Su polla entró sin dificultad guiada por mi deseo. Entró con la facilidad con la que corta un cuchillo caliente la mantequilla. Mis piernas rodearon las suyas intentando contenerlo en mi interior. Comenzó a penetrarme con fuerza derritiendome por dentro y haciendome jadear. Mi cuerpo se arqueaba. Sentí húmedos mis pies. Un cosquilleo. Una lengua lamiendo mis dedos y la planta de mi pies. Un escalofrío. Pude ver que el animal me estaba chupando. Juan también se dió cuenta y aceleró sus embestidas. Era exquisita la sensación de la lengua del perro mientras el hombre tensaba todo su cuerpo mientras su lengua recorría ferozmente mi cuello y su respiracion se entrecortaba. Sentí como llegaba su orgasmo y su semen me invadía mientras su movimiento iba perdiendo fuerza.
Todavía no habia conseguido terminar yo aunque era lo que más deseaba. Parecía un juego macabro del cual estaba empezandome a sentir un poco frustrada, aun sabiendo que aquello no había concluido todavía. El hombre agarró al perro por el cuello y lo colocó entre mis piernas. Hizo un amago de volver a seguir lamiendo mis pies, aunque me olisqueó primero. No se a que podía oler despues de las dos corridas, del olor a sexo y deseo que yo tenía y del sudor: pero pareció gustarle. Su húmedo hocico recorrió mis muslos y se detuvo en mi clítoris. Volví a estremecerme. Juan puso mis manos sobre la cabeza del animal que continuaba olisqueando mi entrepierna. Volví a sentir su lengua recorriendo mis labios. Arqueé mi cuerpo mientras lo acariciaba con mis manos. Otro lenguetazo me recorrió y me hizo gemir con más fuerza.. Estaba ya al borde del orgasmo cuando la furgoneta se detuvo aunque aun dándole tiempo al animal a descargar de nuevo la lengua sobre mi provocandome un estallido que continuo con algun lametazo más que terminaba recorriendo mi clítoris. Mi cuerpo tembló y me sentí exhausta.
El portón se abrió y alguien me tiró un bolso entre risas. La claridad me cegó un instante, aunque observé varias sombras incorporarme para sacarme de allí. Mis pies acariciaron hierba provocándome de nuevo un cosquilleo especial. Estaba en una especie de patio con un pequeño jardín. Me hicieron tumbar sobre el cesped mientras sentía la brisa acariciar mi cuerpo. Mis ojos se centraron en un grupo de unas siete personas mientras el furgón desaparecia tras ellos y el perro ladraba al fondo. Todos eran muy jóvenes y reconocí a varios del grupo del principio. Sentí presión en una muñeca. Me ataron a algo. Luego con la otra hicieron lo mismo. Tenía los brazos separados del cuerpo, pero ¿para qué? me pregunté. No iba a oponer resistencia, no quería hacerlo. Extrañamente deseaba aquello. Sólo quería sentir. Alguien me susurró que les había calentado y que ahora tenía que bajarles el calentón. Me sorprendió a mi misma sentirme tan caliente nada más haber empezado aquel juego. De nuevo me deje hacer. Comportándome como una zorra me calenté más. Me vendaron los ojos y no pude ver nada más.
Sentí manos recorriendo mi cuerpo. Manos pellizcando mi piel. Agarrando mis pechos, separando mis piernas aun sin tocar mi coño que volvía a humedecerse. Dedos entrando en mi boca y acariciando mi lengua. De pronto todo paro y sentí agua caer sobre mi vientre. Resbalando entre mis piernas. De nuevo las manos acariciando mi cuerpo. Olor a jabón al pasar por mi pecho. Una mano acaricio bruscamente mi vagina mientras me la lavaba. Recorriendo mi cuerpo. Al cabo de un rato senti de nuevo el agua y las manos aclarando mi cuerpo.
- "Ya la tenemos lista chicos" oí que gritaban mientras alguno se reía. Las manos volvían a acariciarme. Alguien me agarró de las caderas y tiró hacia arriba colocándome un cojín en la parte baja de mi espalda. Una mano recorrió mi clítoris. Sus dedos se detuvieron en mi entrada y penetraron con fuerza. Comencé a gemir mientras sentía como iba aunmentando los dedos que me poseían. Otra mano comenzó a acariciarme de nuevo el clítoris. Sentí como el dueño de otra mano quería tambien meter sus dedos en mi, alternándose con el primero. Mis pechos eran succionados por dos bocas y dos lenguas que me lamían a conciencia, mientras que también sentía otra lengua recorrer mi vientre. Mi respiración se agitó más y mi cuerpo comenzo a convulsionarse. Advirtiendo que iba a correrme las caricias se hicieron más fuertes, incluso alguna dolorosa que contrastaba con el enorme placer que sentía. Me corrí entre los vítores triunfantes de los chicos. Sin darme respiro sentí el peso de uno de ellos sobre mí y su polla penetrarme. Le había dicho a sus compañeros que ya no aguantaba más y que las demas posturas las disfrutaran ellos. Sentí toda la extensión de su carne entrar en mi violentamente. Debía tener un tamaño considerable y el roce con mis labios vaginales me hizo volver a retorcerme de placer. De pronto aminoró la marcha, incluso la volvio a sacar entera para clavarmela de nuevo de un empujón, mientras volvía a acelerar el ritmo. Alguno de sus compañeros volvió a acariciarme los pechos mientras una mano penetraba en mi boca. Comencé a chupar sus dedos como si de una polla se tratase. Y volví a comenzar a gemir. Se corrióen mi interior al poco tiempo de haber comenzado mientras sentía sus jadeos en mi oido y me susurraba que después repetiría. Me quitaron la venda y me despojaron de mis cadenas. El que se acababa de correr era el más joven de todos y sí, tenia una polla de buenas dimensiones aunque como el resto ya se habia desnudado pude observar que no era la mayor.
Me pude incorporar de rodillas, aunque comenzaba a estar un poco escocida. Una polla acarició mi mejilla, mientras una lengua recorría mi espalda hacia abajo. Otro chico se arrodillo frente a mi y me lamió los pechos mientras otro comenzó a pajearse acariciando mi otra mejilla. Giré la cara hacia la primera polla y la rodeé con mis labios. Era un chico alto con un miembro que apenas me cabía en la boca. Lo agarré con la mano y me dediqué solamente a lamer la punta. Comencé a masturbarle rápido mientras sentía unas manos explorar de nuevo mi ano. Me dolia ya un poco, pero le facilité la acción inclinandome un poco. Mi mano recorría toda la verga del chico que apretaba mi cabeza contra él no dejándome sacar su glande de mi boca. Mi lengua se movía más rápido aunque torpemente cuando intentaba respirar. Se corrió y los chorros de esperma invadieron mi garganta. Tuve que tragar mientras las manos del joven comenzaban a mover mi cabeza en un vaiven donde mis labios se encargaban de limpiar todo su semen. Los dedos en mi ano ya penetraban con facilidad, aunque antes de cambiar de posición el que se estaba masturbando también reclamó su parte de mi boca para correrse. Apenas acerqué mis labios, descargó su chorro de esperma. Abrí mi boca para recoger las demás descargas mientras con mi lengua recorría solo la punta. El que me penetraba por el culo me hizo agachar. Apoye las palmas de mi mano en el suelo mientras el que me había lamido los pezones se sentaba delante de mi. Sus dedos dejaron paso a su miembro que comenzó a penetrarme.
Volvió a dolerme aunque de nuevo volvió el placer. La polla del que estaba enfrente rebotaba en mi pecho, que se movía al ritmo de las envestidas de su compañero. Con su mano comenzó a masturbarse y con su otra mano llevó mi cabeza a buscar su polla. Saqué la lengua de nuevo y sus movimientos hacían que se rozara con ella. Se corrió el de mi ano después de haber desacelerado el ritmo y oi sus lamentos por haberlo echo tan pronto, lo que pagó penetrándome con furia mientras terminaba de descargar, como intentando introducir su semen lo mas dentro de mi. Sus compañeros se rieron mientras el que tenía delante arqueó el cuerpo y pego su polla casi contra mi boca dificultando el movimiento de su mano aunque no el de mi lengua que termino por conseguir su orgasmo. Volví a tragarme el esperma mientras terminaba de limpiarle los restos acariciandole con mi piel. Ellos sólo jadeaban y se apartaban dejando paso a sus compañeros.
Uno de ellos se tumbó frente a mi y me dijo que me colocara sobre él. Tenía mis bragitas sobre su polla. Fui andando a cuatro patas. Retiré mis braguitas y saque mi lengua para pasarla por sus huevos, su pene (este era el de mayor tamaño) y subiendo por su ombligo, su pecho, su cuello, hasta separarme en su boca. Su pene rozó mi clítoris y me incorporé. Con mis manos lo puse recto y me deje caer. Gimió de placer como yo al sentir como me penetraba, como su masa de carne abría mi agujero. No penetre hasta el fondo. Volví a incorporarme y repetí. Sus manos se apoyaron en mis caderas mientras su polla entraba un poco más profundo. Otra vez volví a salir y ahora si la acogí dentro de mi. Comence a refrotarme sintiendolo todo para mi, le mire a los ojos y se los vi cerrados.
El último que quedaba se puso entre nosotros dejando su polla de nuevo ante mi boca. Esta era muy pequeña y destilaba muchos jugos cada vez que plegaba su piel: denotaba que estaba muy excitado y a punto de terminar. La besé de nuevo, mientras mis caderas aumentaban el ritmo de las penetraciones. No aguantó dos lametazos y se corrió fuera de mi boca manchando mis mejillas, mi cuello y mi pecho, mientras los demás se reían de su poco aguante. El que estaba debajo de mi hizo por incorporarse empujándome hacia el suelo. Se puso encima mio y comenzó a penetrarme violentamente. Su orgasmo estaba próximo y el mio también con lo que sus embestidas se multiplicaron y también mis espasmos. Coincidió mi orgasmo con su leche bañandome entera en la entrepierna. Con su calor en mi piel.
Estaba muy cansada, tumbada en el suelo, jadeante. No se cuanto tiempo habia pasado. Pero me quede alli. Cerré los ojos. Los oí marcharse entre exclamaciones triunfantes aunque recordaba sus palabras de que alguno luego repetiría. Sentía el aire abrazar mi cuerpo. Al cabo de un pequeño instante sentí de nuevo una lengua recorriendo mis pies. Abri los ojos y vi mi ropa al rededor y acercarse al pastor alemán hacia mi vientre...