El mensajero

Esta es la historia de un adolescente de 16 años que es contratado como mensajero y su jefe.

El Mensajero

Su mirada inconforme y enfadada contrastada con sus labios suaves y finos. La cara de facciones bien delineadas y varoniles, aun no mostraba señales de barba, rematando un corte de pelo corto y limpio. La tez morena aceituna remarcaba unos brazos bien formados y firmes, de buen deportista. Fue todo eso lo que llamo mi atención cuando se presento aquel mozalbete a solicitar el empleo de mensajería de la empresa que dirigía. "Gerberth es mi nombre", me informo con voz clara, a la vez que me daba su mano firme y segura, "no se arrepentirá si me contrata". Todo su comportamiento transpiraba virilidad, algo no común para un muchacho tan joven. ¿Es este tu primer trabajo le pregunte?, " No, he sido ayudante de camión repartidor de productos, ayudante de albañil y pintor de brocha gorda. Trabajo desde muy pequeño y estudio en las noches". Y por que trabajas, le pregunte, "por que lo prefiero, no deseo que mis padres me mantengan y eso me da libertad". ¿Tienes problemas con ellos?, "Algunos mas que los normales, por ello prefiero estar lejos, de echo e tratado de separarme, y si me contrata lo primero que haré es irme a vivir solo". ¿Tienes novia? , " Tenia, me dejo por otro". Pues bien creo que eres un muchacho decidido y veo que tienes tus papeles en orden. Por mí puedes comenzar desde ya. A propósito tu primer trabajo será acompañarme al interior del país, tengo que efectuar una visita a una propiedad que estoy evaluando para compra y necesito alguien que me ayude con el equipaje, algo de conversación y por si necesito cambiar neumático. ¿Tienes inconveniente? , "Que va, al contrario, no solo me contrata sino que me da la oportunidad de salir de la ciudad". Pues bien serán dos días, trae traje de baño, pues estamos cerca de un lago, así como ropa ligera, hará calor, te espero temprano. Efectivamente el viaje era una realidad, el muchacho me brindaría compañía, ya que no me agradaba viajar solo, en un país donde todo puede suceder. Él estaba desde temprano esperando afuera de la oficina, entre un momento a indicarle a mi secretaría algunas instrucciones durante mi ausencia y luego nos pusimos en marcha. En el camino paramos a una tienda de conveniencia y le pregunte si se le apetecería una cerveza, él me dijo que sí yo no tenia inconveniente por el bienvenida. Compre algo mas que una cerveza, decidí llevar algo de licor para la noche, pues aprovechando el "relax" podría beber sin pena una vez cubierto lo relacionado con mis negocios. Al llegar alquile una cabaña cercana al lago, aislada y discreta. Para el final del día de tanto conversar, y habiendo tomado algo de licor, había ya ganado su confianza, y lo había alentado a tutearme, y de alguna manera me convertí en su confesor. El muchacho resulto tener una conversación interesante y madura, denotaba tristeza al hablar de la relación con sus padres, quienes constantemente lo regañaban y reprimían. Yo le comencé aconsejar sobre sus relaciones y el rumbo de su vida. Por la edad del muchacho bien podría ser mi hijo, (de echo tengo uno de la misma edad) Me sorprendió él echo que sabia mucho de psicología, a lo que me indico que él estudiaba en la escuela de policía y en ella llevaban cursos para entender a los individuos y sus motivaciones. En ese momento le pregunte entecos le pregunte que pensaba de mí, me halago cuando me dijo que le parecía un tipo fenomenal y que estaba a gusto conmigo, que se sentía identificado con mi forma de ser y pensar. Le dije que habeses me comportaba como un loco y él me respondió que entonces deberíamos intentar hacer locuras. Entonces le dije vamos a nadar, él tenía puesto una pantaloneta larga, sus piernas resultaron musculosas y firmes como sus brazos, delgado de estomago firme, marcaban sutilmente los músculos de su cuerpo sin muestra de grasa. El ya había comentado que le gustaba jugar basquetball, hacer bicicleta y adicionalmente practicaba karate. En el agua comenzamos lo rete a nadar, lo cual no resulto ser su fuerte, por que a pesar de ser yo un hombre maduro y no muy deportista, le gane. Esto me entusiasmo y me provoco para retarle de nuevo en un forcejeo, él fue quien logro atraparme primero, me abrazo por el frente y me elevo, con ello nuestros dos penes comenzaron a rozarse, logre zafarme y luego lo sujete por detrás, con las manos firmes sostenía firme la pantoloneta él luchaba por zafarse pero no podía, sus glúteos rozaban permanentemente mi pene, lo que comenzó a ponerme cachondo, en ese momento el dijo "esto no es justo me estas agarrando de mi traje de baño" si no es justo entonces comencemos por quitárnoslos y veremos quien puede mejor, le respondí Una ves desnudos en el agua iniciamos de nuevo el forcejeo, la actividad fue dura, las manos tocaban nuestros glúteos y penes, los cuales comenzaron a endurecerse, nadie tenia las de ganar, en un momento paramos y el se me quedo viendo a los ojos y sin decir nada me beso en la boca, un beso largo y prolongado, apasionado, allí quedamos por un buen rato, yo le tocaba la cara y él rodeaba con sus brazos mi cuello, continuamos besándonos como dos enamorados que no se hubieren visto por meses, de allí lo tome de la mano y lo conduje a la cabaña. Adentro nos tiramos sobre la cama comenzamos a besarnos el cuello, a chuparnos las orejas, luego tome la iniciativa y comencé a succionar sus tetillas y tocar todo su cuerpo firme. Su pene estaba en todo su esplendor, sin circuncidar, debería medir unos 20 cm por unos 5cm de ancho. Sus huevos no eran grandes, su pelo pubico estaba bien recortado. Comencé a juguetear con mi lengua su glande, el suspiraba de puro placer, luego introduje la totalidad de su pene en mi boca, dándole un masaje con la lengua, el se retorcía de placer, de allí con la lengua comencé a avanzar por debajo de sus huevos, hasta su orificio, como no abría las piernas comencé por morderle las entrepiernas, y de allí a jugar con su hoyito introduciéndole la lengua, al fin cedió y comenzó a gemir de placer. Poco a poco comenzó a dilatarse, luego subí sus piernas a mis hombros y comencé a dirigir mi pene al mismo, su hoyo era virgen, mi pene luchaba duro para abrirse espacio, al final ya dilatado se la introduje toda y comencé a bombear, él movía la cabeza de placer de un lado a otro. Comencé a masturbarlo hasta el momento en que ambos comenzamos a gemir de placer y nos venimos juntos. Ambos estamos rendidos, sin hablar nos dormimos así desnudos y sucios. A la hora de estar dormidos, él comenzó a besarme el cuello y luego bajo a mi pene, y comenzó a chuparlo como todo un experto, luego el bajo a mi hoyo el cual nunca se lo había dado a nadie, a pesar de diversos encuentros y jugueteos con muchos hombres, el bajo su lengua y comenzó a chuparlo, el placer era inmenso, nunca lo había experimentado, de allí comenzó a introducirme su pene el cual me desgarro y me dio un gran dolor el cual comenzó a menguar cuando el inicio a bombearme, a todo ello comencé a masturbarme, nunca había sentido el placer anal, llego el momento en que el bombeo fue mas frecuente y el roce de mi pene no pudo soportar mas, di un grito de placer, cuando acabe y el hizo lo mismo. Nos volvimos a dormir. Al día siguiente, nos levantamos nos besamos como dos recién casados, al fin de al cabo ambos nos habíamos desvirgado esa noche. Tomamos libre ese día como dos novios enamorados la pasamos felices, practicando el sexo en toda forma inimaginable. Luego la realidad, una realidad que a continuado prolongándose. Desde entonces somos amantes, él vive solo y yo con mi familia, nos frecuentamos en el trabajo y cuando podemos nos escapamos, el continua sus estudios y yo mi trabajo. Pese a la diferencia de 27 años somos felices, nos complementamos. Él tiene ocasionalmente sus novias a lo que no me opongo, a final somos bisexuales.