El mejor trío de mi vida
Es un trío, mejor léanlo.
Algunas cosas han pasado últimamente, pedí un cambio de lugar en el trabajo, los problemas con mi jefa ya no eran tolerables, obvio no iba a decir eso cuando solicité el cambio, pero ya no podía más.
Lamentablemente no me lo dieron, me dijeron que esperara las votaciones y el cambio de gobierno, de lo contrario podría salir despedida como sucede cada cambio de administración.
La opción era renunciar o esperar tres meses y rogar porque se fuera, sin embargo contrataron personal, tenían que llegar al número de contrataciones que dieron al iniciar el periodo, no podían moverme, pero si llegaron dos chicos nuevos... decir chicos es relativo, todos somos adultos; uno de los nuevos es abogado, al igual que yo y el otro es contador, así que en el departamento contando a mi jefa y a la lame culos de su secretaria, somos 21 personas.
Por esos mismos días se dio banderazo a un programa masivo, el cual se dividió por equipos para agilizar todo, me nombraron “encargada” de uno de ellos y en el equipo incluyeron a los chicos nuevos… mi jefa me los asignó como desventaja ya que al ser nuevos no sabían en qué consistía nuestro trabajo, ni cómo lo hacíamos, lo bueno era que dos de los cinco que éramos empezaron a trabajar sin problemas, así que eso me dio la pauta para trabajar con ellos y enseñarles sobre la marcha (aunque muy apresurado).
Sobra comentar que me encantó trabajar con ellos, los 3 hicimos un “clic” instantáneo, como si siempre hubiéramos trabajado juntos.
El programa terminó, pasaron las votaciones y había que esperar otros dos para la toma de protesta, el candidato que ganó pertenecía al partido del gobierno saliente, ¿qué posibilidad habría de que mi jefa se fuera?, presenté mi renuncia y no la aceptaron, sin embargo me dieron un aumento de sueldo, así que fue bueno de alguna manera.
El cambio de gobierno llegó, lo más sorprendente fue que al mes corrieron a mi ahora ex-jefa, eso me hizo tan feliz que cambié de look, empecé a usar faldas y vestidos en el trabajo (no usaba debido a que ella consideraba que con eso una mujer lo que busca es provocar a un hombre),
llegó un jefe designado de forma provisional
, a él le gustó mi trabajo y de buenas a primeras me nombró coordinadora y me asignó un proyecto, podía escoger quienes colaborarían conmigo y obvio los escogí a ellos y a las dos compañeras que me apoyaron en el programa anterior.
Un día llegué a la oficina con una falda tejida, corte de tubo, color café obscuro y blusa beige con flores, zapatillas obvio, me amarré el cabello y use maquillaje natural; podría jurar que hubo un momento en el que sentí la mirada de los dos en mi trasero… llenas de lujuria y eso en vez de ofenderme, me… me ¿excitó?… no lo podía creer, estaba tan ¡caliente!
Desde ese momento empecé a tener fantasías con ellos, cada que podía provocaba un roce “accidental” con cualquiera de los dos, me encantaba ver sus reacciones y no faltaba uno que otro comentario ocasional sobre lo mucho que les gustaba mi trasero.
La convivencia entre compañeros cambió demasiado a raíz de la salida de esa mujer (mi ex-jefa), salíamos y nos divertíamos como nunca, en una ocasión quedamos para salir a bailar y tomar unos tragos, y como en esos lugares lo bueno empieza en la noche, sugerí que nos fuéramos a nuestras casas o hicieran lo que tuvieran que hacer, nos veríamos más tarde en el café que se encuentra a una cuadra de la oficina, (un plan maestro se forjaba en mi mente), quería llegar a casa y darme un súper baño, pero súper baño, para estar muy fresca y “limpia “.
Usaría ropa, no en exceso provocativa, pero que me hiciera ver bien y que además fuera fácil de quitar, me puse una falda larga, no apretada, una blusa de escote en la espalda que !no dejaba mucho a la imaginación!, de frente me veía muy casual, pero por atrás el efecto era !guao!
Llegamos al café y de ahí nos fuimos al antro, nos repartimos con los que llevaban carro, para mi fortuna el abogado y el contador se pusieron de acuerdo para que sólo uno llevara su auto... convenientemente me fui con ellos, los demás se fueron en otros 3 carros, los tenía para mi sola por un ratito, tenía que aprovechar para trazar el camino… les dije que no estaba acostumbrada a tomar y les conté sobre una borrachera en la que el alcohol me excitó tanto que me quería acostar con todos… por lo que les pedí, que si se daba el caso, me cuidaran para no hacer algo así… o podrían aprovecharse de mi sin consecuencia alguna. (¿Habrán entendido?)
Bailamos mucho, reímos, hacíamos chistes y comentábamos cosas de la oficina, poco a poco los compañeros se iban, después de un tiempo éramos seis, sonó un celular... 5, hasta que estábamos solos los 3, en mi mente practique una y otra vez para lo que seguía, me las ingenié para no tomar en demasía sin ser descubierta… aún teníamos una última botella de vodka en la mesa, el abogado dijo “¿no vamos a dejar perder lo que queda de la botella verdad?”, el contador respondió que no le agradaba la idea de tirar dinero a la basura a menos que yo ya no quisiera; ¡obvio que no iba a decir que no!; respondí -no chicos, pero pues yo ya no tanto o me van a tener que cargar para salir de aquí. Sólo rieron y dijeron que nunca me pasaría nada con ellos, que siempre me iban a cuidar, cuando dije que me iba a casa me dijeron que no me fuera, bailariamos otro ratito y nos íbamos, me darían -ray- para que no me preocupara el irme sola..
Perfecto, todo va de acuerdo al plan… ¿!lo logré!?
Fueron varios tragos… me servían prácticamente uno tras otro, pero sabía disimular y tiraba más de la mitad sobre la maceta atrás de nosotros, mi calentura y plan me necesitaban sobria… el baile subía de temperatura, poco a poco me empecé a “marear” y les pedí que me llevaran a casa.
En el trayecto comenté “chicos me dejaron tomar mucho”, “tengo mucho calor”, abrí mi blusa y me recosté sobre el hombro del abogado simulando que me ganaba el sueño, él iba al volante, ni tardo ni perezoso puso su mano en mi seno, se detuvo y me empujó con el contador, abrí los ojos y les dije que en serio hacía mucho calor, abrí más la blusa y subí un poco mi falda, el contador me tomó de la pierna y me rodeó con su brazo, jalandome hacia él.
De momento me dio “comezón”, subí un poco más la falda para rascarme, el contador aprovechó, para “ayudarme” y la subió aún más, unas cuadras adelante, en una luz roja el abogado deslizó su mano hacia mi seno y dándole unos leves apretones preguntó “¿aquí también tienes comezón?”, respondí “¡oh sí, más, más!”.
Llegamos al edificio, salí del auto, ellos no bajaban (supongo pensaban en sí pasaría algo malo después), no podía perder la oportunidad de estar con ellos… me dejé caer al suelo, fingiendo una caída, ¡bajaron rapidísimo! Me ayudaron a levantarme, preguntaron si estaba bien, reí, dije que había olvidado cómo caminar, le pedí al contador que sacara mis llaves y abriera para poder entrar, mientras las buscaba le dije al abogado que el castigo de los dos por dejarme beber tanto era ayudarme a entrar al departamento y acostarme, porque yo no podría sola… ¡funcionó, de vuelta al juego!
En el elevador no resistí más, besé al contador de la forma más pasional que podía, tomé la mano del abogado la puse en uno de mis glúteos, al momento empezó a sobar y dar de nalgadas, el contador, sin dejar de besarme, bajo el frente de mi blusa y saco mi seno, lo empezó a pellizcar con sus dedos, el elevador se detuvo, paramos por un momento para llegar al departamento.
Entrando al departamento, les pedí que se sintieran como en su casa, iría al baño, los inste a ponerse cómodos y tomar un rápido baño, me di una ducha rápida, me puse una lencería sexy de encaje (sin sostén), volví a vestirme y me puse perfume para oler delicioso… tenía listo un juego de cartas en el que perderíamos prendas y unos dados de sexy castigo, me dirigí a la sala con el juego en el brazo, lo puse sobre la mesita, les pregunté si querían jugar y me serví un vaso con agua helada…
El primero en llegar a mi lado fue el abogado, caminó hacía mi, sujetó mi barbilla y me beso, luego tomó asiento en el sofá… puse la luz en “cálido”, la música no podía faltar… a su regreso el contador me dio un gran beso, hizo mi entrepierna palpitar… y el abogado comentó “¿quieren que me una?”, negué con la cabeza, quería jugar y verlos sin ropa antes de empezar.
Repartí las cartas, dije que el perdedor se quitaba la prenda que eligiera el ganador… no se podía rehusar la prenda, ni cambiarla por otra además tenía que tirar los dados para recibir el castigo… estuvimos de acuerdo y empezamos a jugar… la primera en ganar fui yo, perdió el abogado, podría marcar el ritmo, para que se dieran cuenta de que no existirían límites y que podrían hacer-me- lo que desearan… la prenda que pedí fue la camisa, cuando se la quitó me la dio y sólo la avente, le pedí entonces que lanzara los dados para saber el castigo, los dados mostraron “besar” y “pecho”, así que me acerque a él a gatas para besar su pecho, tenía que dar el castigo marcado por los dados, ¿No?.
En la segunda ronda ganó en contador… perdí… me pidió que me quitara la blusa, él había notado que no tenía sostén, me la quité... con un brazo la ondee al aire y salió volando, lancé los dados… “morder” y “pierna”… él sujetó mi pierna derecha la elevó un poco acariciando, subió la falda con su mano mientras la deslizaba sobre el muslo, suspire, se sentía tan bien, me dio tres mordidas, cada una me hacía sentir descargas eléctricas por todo el cuerpo, el roce de sus dedos erizaba los bellos de mi piel, seguimos con el juego…
Tercera ronda… ganó el abogado, volví a perder… la prenda que eligió fue mi bóxer… me levanté del sillón, subí la falda lentamente, giré para que pudieran ver mis glúteos, volví a girar, ahora me veían de frente quería que vieran mi monte de venus totalmente depilado, les di la espalda y tomé los costados del bóxer, lo baje un poco quería que vieran lo bien que lucía ese encaje en mi trasero, lo fui bajando moviendo la cadera de un lado al otro, lento, al compás de la música, lo más lento posible para que pudieran ver mi vagina y ano…
Ya no resistieron más, se lanzaron a mí como si fuera su presa, el abogado mordía mis labios, mientras el contador me quitó la falda al tiempo que abrió mis piernas deslizaba sus dedos sobre mis labios vaginales, dio una lamida.. metió un dedo, succionaba mi clítoris mientras metía otro dedo, el abogado se concentró en mis senos, los acariciaba y mordía sin dejar de recorrer mi piel del cuello a la cintura.
Entonces el abogado me pidió que me levantara extendió su mano para ayudarme, jaló una silla alta que se encontraba en la isla de la cocina, me dirigió a ella, se paró detrás de mí, veíamos de frente al contador, acarició mi cuello, dirigiendo sus dedos muy suavemente a mi seno, mi respiración fue de cero a mil en un segundo, entonces se para frente a mi, me da un beso que me roba el aliento, sus manos continúan en mis senos, el contador me observa y yo a él; el abogado rodea mi cuerpo con sus brazos y sujeta el respaldo de la silla, comienza a bajar por mi cuello con sus labios, mordiendo, lamiendo, besando, hasta que poco a poco llega a uno de mis senos, lame el pezón, mojado en su saliva le sopla un poco, la sensación en fantástica, lo mismo hace en mi otro seno, mis ojos están centrados en el contador, no deja de vernos…
El contador se une a nosotros, entre los dos me giran y el respaldo de la silla me queda en el costado, toma mi cabello, lo une en una coleta con una mano y con fuerza tira de el, haciendo que me fuera hacia atrás, abre su pantalón y saca su miembro poniendolo en mi boca, !demonios, no sabe cuántas ganas tenía de mamarselo!.
El abogado acaricia mis piernas, no de una manera rápida, más bien dándose su tiempo, se agacha pasa su mano a manera de roce por mi vulva y comienza a lamer, mordió y succiono hasta que me hizo llegar al orgasmo…
Me encuentro desnuda ante ellos, puedo sentir el calor y una gran humedad emerger por mi vulva, el contador le dice al abogado “hace muy buenas mamadas, ¿no quieres probar?”, cambian de lugar, pero me mantienen en la misma posición (¡Demonios!, ¿cuando se quitaron la ropa?), empecé a succionar el glande del abogado, lamiendo poco a poco toda su extensión hasta meterlo todo en mi boca, el contador levantó una de mis piernas y la apoyó en el respaldo de la silla manteniéndola ahí con su mano, con la otra mano agarró su ancho, muy ancho falo, daba golpecitos con el en mi vulva, lo empezó a tallar en mi abertura hasta que entró su glande y sin más empujo toda su extensión en un sólo movimiento que me hizo gritar, esa vibración en mi boca hizo que el abogado cerrara los ojos y echara la cabeza hacia atrás.
El contador empezó un mete y saca cadencioso, sujetaba mi pierna al aire, buscaba entrar más en mi, me jaló sobre la silla, mi cadera quedó al aire, mientras que mi espalda quedó en el asiento, seguía con la cabeza colgada por lo que seguí mamándole el pene al abogado, el contador abrió más mis piernas, me penetró nuevamente, de un golpe, con fuerza, mi vulva se adaptaba a su grosor palpitando y mojándome más.
El abogado me levantó de la silla y me tumbo de panza sobre ella, con las piernas en el piso, me dio dos nalgadas muy fuertes, de esas que dejan la silueta de la mano marcada… el contador se paró frente a mi rostro me abrió la boca con sus dedos y metió su pene hasta el fondo, sin quitar los dedos comenzó a moverse como si me estuviera cogiendo la boca, el abogado me penetró en un movimiento también, ¡diablos, parece que disfrutan las vibraciones de mis gritos sobre sus penes!, el contador sujetó con fuerza mi cabeza… me cogía la boca con frenesí, como era de esperar me dejé hacer.
El pene del abogado no era tan ancho como el del contador, pero era más largo, podía sentirlo más adentro, separó mis piernas y la penetración era aún más profunda, mojó uno de sus pulgares y lo puso sobre mi ano, hacía movimientos circulares sobre el sin meterlo, pensé que esperaba que me negara, así que levanté un poco la cadera cuando su dedo estaba en el centro de mi pequeño ano, supongo que entendió el mensaje ya que quitó el dedo, me echó algo de saliva y metió su pulgar en mi culo, lo sacó escupió más saliva, metió dos dedos, los hacía girar adentro buscaba abrir más mi culo, la sensación de su pene entrando y saliendo, una y otra vez, más la sensación de sus dedos en mi culo y la ancha verga del contador en mi boca me llevaron a un enorme éxtasis, por fin se estaba cumpliendo mi fantasía y vaya que quería más.
El contador tomó mi mano, me levantó y caminamos los tres al sofá, se sentó y me puso a horcajadas sobre él, quería que lo montara y lo hice, su pene me abría más, lo besé, sus labios eran abultados, mordí con fuerza su labio inferior, sentí su sangre en mi boca, se quitó con una mueca de dolor y placer en su rostro, me tomó con fuerza del cuello y me levantó, me arrojo sobre el sofá con la cadera al aire:
-Tendré que castigarte por lo que me hiciste, dijo.
-Castígame, respondí.
El abogado se sentó en el respaldo del sofá y nuevamente tenía su falo en mi boca.
El contador, se inclinó sobre mi cadera y comenzó a lamer mi ano, metía su lengua para dilatarlo mientras con sus dedos penetraba mi vagina, después con los dedos mojados en mis jugos los metió en mi culo, no estaba segura de que pudiera resistir el grosor de su pene ahí, pero lo intentaría, cuando vio que con dos dedos ya no había tanta resistencia en ese músculo metió otro dedo, pocos segundos después tenía dos dedos de cada mano abriendo mi ano, metiendolos y sacandolos y abriendome, escupiendo dentro cada que lo abría.
-Ahora te castigaré, sabrás lo que es tener mi verga en el culo Diana, si te resistes te castigaré el doble.
Puso su pene sobre mi ano, yo no dejaba de mamar el pene del abogado mientras él jugaba con mis senos, los pellizcaba y apretaba a voluntad, comenzó a profanar mi culito, las sensaciones se mezclaban, era un dolor intenso, luchando contra el enorme placer que estaba sintiendo, el contador deslizó su mano por abajo, hasta llegar a mi clítoris, la presión que sentía era enorme, sacó su falo, me escupió más y volvió a meterlo, cuando logró que entrara hasta la mitad, dejó de juguetear con mi clítoris, se llenó la carne que seguía fuera con saliva, con sus dos manos abrió mis glúteos y empujo su falo hasta el fondo.
Mi grito fue contenido por el pene que estaba en mi boca, pero eso dolió como el infierno, el contador se quedó quieto dando tiempo a que me adaptara a tener ese enorme pedazo de carne en el culo, poco a poco se empezó a mover, sin salir de mi.
-Si me sacas, te castigaré, dijo el contador.
En ese punto sabía que me dolería, pero no me importó, me levanté de golpe y le di una cachetada, sus ojos se volvieron más obscuros y se dibujó una enorme sonrisa en sus carnosos labios…
-Quiere jugar rudo, le dijo al abogado.
El abogado me tomó de los brazos y los llevó a mi espalda con fuerza, el contador se sentó en el sofá, me tomó de la cadera, me jaló hacia él, tomó mis brazos sujetándolos de la misma manera que el abogado, me sentó a horcajadas sobre él y comencé a cabalgarlo, entonces el abogado puso mucha saliva en mi ano y sin miramientos penetró mi culo en una embestida fuerte, casi salvaje, los dos se movían dentro de mi, estaba siendo empalada por mis dos aberturas ¡era sublime!.
Me levantaron, el abogado me sujetó fuerte de la mandíbula... me sostenía levemente en el aire, no me dejaba sentar por completo el contador entró en mi culo, me embistió rápido y duro, mi culo se abría y cerraba tan a prisa que no me daban tiempo de pensar en otra cosa más que en sus ricos penes abriéndose paso dentro de mi.
Subí mis piernas al sofá, baje hasta volver a meter el falo del contador en mi culo, me moví guiada por las manos del abogado rodeando mi cuello, el contador se hizo hacia adelante, perdí el equilibrio y mis pies quedaron al aire, el contador estiró sus manos y abrió mis labios vaginales ofreciéndole la entrada al abogado quien no tardó en meter su falo y moverse tan rápido y fuerte como podía, sin dejar de apretar mi cuello.
Me pusieron de pie otra vez, sólo para que el abogado me cargara, metí su pene en mi vagina, detrás de mí se colocó el contador y metió su pene en mi culo, los dos se ayudaban para moverme de arriba a abajo, estaba cerca de mi límite, pero no quería terminar antes que ellos.
-Por favor, ya no podré resistir más, dije.
-Esto se termina cuando nosotros queramos, dijo el abogado, recibirás un doble castigo por decir eso.
No pensé que en verdad me castigarían el “doble”, el contador se volvió a sentar en el sofá, me sentó de frente a él, penetrando mi culo, no podía ver lo que el abogado hacía, fue a la cocina y encontró un pepino, regresó con el en las manos y lo puso a un lado sin yo notarlo, el abogado mojó su falo y se acercó por mi espalda…
-No, los dos al mismo tiempo no, ¡me van a destrozar!, clame…
El contador me calló con una mano, con la otra sujetó mis brazos para inmovilizarme, el abogado sujetó su pene con una mano y con la otra abría el ya lleno espacio de mi culo, puso la punta arriba del pene del contador, comenzó a meterlo, en ese momento mi cuerpo comenzó a temblar de dolor, el placer desapareció por completo, lágrimas rodaron por mis mejillas y el contador las lamió.
-Te advirtió que te castigaría el doble, ahora serás castigada doble, dijo el abogado haciendo énfasis en “doble”.
Con mucho esfuerzo entraron los dos penes en mi culo, sentía que la piel se abría, imaginaba sangre y qué haría después, yo sola me había metido en esto; sin embargo la humedad que sentía no era sangre, era muchisima saliva, el abogado no dejaba de echar saliva para entrar con mayor facilidad.
Por fin mi culo cedió, se amoldo a las dos vergas que me empalaban, cuando mi cavidad dejó de palpitar, pude sentir un leve alivio, lo que ellos aprovecharon para empezar el mete saca de mi culo, el abogado estiró la mano para alcanzar el pepino y con una gran destreza lo metió en mi vagina, necesite más tiempo para poder asimilar lo que estaba pasando, con los movimientos del contador el pepino en mi vagina se movía, estaba siendo penetrada por tres vergas, bueno dos vergas y un pepino.
Conforme seguían moviéndose, el dolor dejó de ser tal, el pepino se sentía delicioso llegaba muy profundo, se movía porque estaba apoyado en el bajo vientre del contador y con cada movimiento de él también el pepino se movía, el contador sacó su miembro de mi culo y lo metió con el pepino, comenzó a jugar con sus penetraciones alternando entre doble penetración vaginal y anal, el dolor dio paso al placer... comencé a mover mi cadera…
-¿Lo ves Diana?, en verdad te gusta la verga, ¡admitelo!, dijo el abogado, si no lo dices dejaremos todo y nos iremos, ¿verdad?, se dirigió al contador.
-Claro, si no le gusta nos ha hecho perder mucho tiempo, lo mejor sería irnos, respondió el contador.
Dejaron de moverse, sentí que se deslizaba hacia afuera el miembro del abogado, tome fuerza para hablar.
-¡No!, quiero más, dije por lo bajo.
-Dice que no quiere más, vámonos, replicó el abogado, sacando su pene de mi culo, muy, muy abierto por tenerlos a los dos al mismo tiempo.
-¡Quiero más!, grite, ¡quiero que me cojan por el culo, por la vagina, por donde quieran, como quieran!
Sentí mi cara ponerse roja, el abogado regresó y en un movimiento fuerte y determinado volvió a penetrar mi culo, hizo una coleta con mi cabello y tiró de el hacia atrás, me besó con mucha pasión, luego llevó mi cabeza a los labios del contador para que me besara igual.
Volví a decir que estaba por llegar, salieron de mi culo sin más, me acostaron en el sofá, el abogado sujeto el pepino, me penetró muy rápido y muy duro con el, su pulgar daba vueltas en círculos sobre mi clítoris, el contador mordía y pellizcaba mis senos, jalaba mis pezones, mordía mis labios de forma despiadada, pero eso en vez de retraer mi orgasmo lo hizo llegar con mucha más intensidad, dejé de respirar, era intenso, demasiado, nunca había tenido un prgasmo así, mi cuerpo temblaba debajo de ellos, cuando me regresó la respiración me pusieron en 4, era turno de ellos para venirse.
Los dos querían terminar en mi culo, primero fue el abogado, metió su falo en mi culo y me cogió con tanta fuerza, golpeaba mis glúteos con fuerza y tiraba de mis pezones, cuando llegó mordió muy fuerte mi espalda hasta que se vacio dentro de mí, cayó sobre mi espalda un momento y retomó el aliento para levantarse, me jalo rodeandome con sus brazos muy fuerte, me beso con la misma pasión y me dio las ¿Gracias?, si efectivamente, me dio las gracias.
Era turno del contador, que mientras esperaba su turno se masturbaba con mi mano, también me puso en cuatro, con sus manos abrió mis “nalgas”, se deleito viendo lo abierto que estaba mi ano, lamió sus dedos y los introdujo, los hacía girar dentro de mi, en verdad estaba complacido de su trabajo, bajo su rostro y me besó el ano, después metió la lengua y la giró dentro, como si estuviera probando cada rincón, volvió a meter sus dedos.
-Estas tan abierta que ahora puedo poner cuatro dedos a cada lado y abrirte más, ¡demonios, esto se ve tan bien!, dijo el contador.
Jalo mi cabello para levantarme, me sentó en el descansa brazo del sofá, abrió y levantó mis piernas hasta que me recostó en el descansa brazo, mi cadera quedó elevada al aire, volvió a meter sus dedos en mi culo, alternando con mi vagina aún mojada, succionaba mi clítoris mientras me metía los dedos en donde quisiera, no sé cómo lo hizo pero cuando me di cuenta su puño estaba dentro de mi culo, no dolía, lo deslizaba más adentro cada vez, pude notar que el abogado al ver todo eso se estaba erectando otra vez.
Se acercó y comenzó a jugar con mis pezones que ya estaban bastante doloridos.
El contador mojó su pene en saliva y lo metió en mi culo, sus movimientos eran fuertes y profundos, me jalaba de las piernas con fuerza, podía escuchar y sentir el golpe de sus músculos contra los míos, poco a poco la velocidad de sus embestidas aumentaron hasta que lo escuche emitir un leve gruñido, eyaculó por fin llenando todo mi culo con su semen.
Pensé que habíamos terminado, pero no fue así, el abogado me levanto en brazos y me puso sobre la isla de la cocina, penetro mi vagina con una fuerza desmedida, me bajó, puso mis brazos en la cubierta para que me sostuviera y volvió a coger mi culo, levantó una de mis piernas al aire para poder meter sus dedos en mi vagina, primero metió dos, después otro y otro, no sé cómo terminó metiendo su mano completa en mi vagina, sin dejar de cogerme el culo.
Esta vez no tardó mucho, estaba a punto de terminar, me puso de rodillas para venirse en mi cara, abrí la boca deseosa de satisfacerlo y lo que entró lo tragué, abrí la boca ya vacía para su deleite.
Como era de esperar el contador venía a mi... por más, me sentó en la silla alta en la que empezamos, con las nalgas al aire, lubricó su pene con mi saliva en esta ocasión, me cogió tan duro el culo que pensé que me iba a destrozar, me jaló más afuera de la silla y me empujo al frente, sostuve las manos en mis piernas para poder mantener el equilibrio, lo que hizo me volvió loca de placer, iba de mi culo a mi vagina en cada penetración, cuando estaba a punto de llegar puso su cara y succionó mi clítoris con fuerza, bebiéndose todo mi orgasmo.
-Me toca a mi bebé, dijo el contador.
Me subió a la cubierta de la cocina, me puso de lado, me sostuve rodeando su costado con las dos piernas, metió su puño en mi culo, gemí un poco… eso lo encendió más, se acomodó y con su pene penetró mi vagina, me dio tan duro, la sensación de ser doblemente penetrada es muy grande, me hizo terminar al tiempo que me llenó de semen.
Cuando por fin terminó, me ayudó a ponerme en pie me dio un gran abrazo hundiendo su cabeza en el espacio de mi cuello, traté de caminar pero casi caí al suelo, el contador alcanzó a sostenerme... hasta el abogado se acercó a mí, todo el cuerpo me temblaba, ellos también estaban agotados, me preocupaba que se fueran y por la gran faena tuvieran algún accidente, los bese con agradecimiento, hasta podría decir que con amor y les pedí que se quedaran a dormir conmigo.