El mejor sexo de mi vida.
Una pareja liberal tienen su primer intercambio con una pareja alemana. Aprendieron juegos sexuales que jamás imaginaron, eso le dio un nuevo giro a sus vidas.
EL MEJOR SEXO DE MI VIDA.
Somos una pareja liberal con más de diez años llevando este nuevo estilo de vida, es decir, él me introdujo en los tríos tanto con hombres como con mujeres, pero nunca habíamos hecho un intercambio. Una vez, una amiga me preguntó: ¿cuál ha sido el mejor sexo de tu vida?, le pregunté a Matías, mi esposo y coincidimos en que fue en un viaje a una de las hermosas playas mexicanas con una pareja alemana, él se llamaba Hans, millonario, de aproximadamente 50 años, con una panza digna de los hombres de su edad y ella, Katrina, tenía 27, parecía Miss Universo, muy alta, rostro de muñeca y un cuerpo de infarto. Matías tenía 51 años y yo, Sara, con 40 años de edad en ese entonces. Lo curioso es que Katrina era la más alta de los cuatro, medía 1.80 metros y parecía una diosa entre nosotros los mortales, tan comunes y corrientes.
Todo empezó para el asueto de Semana Santa del año 2011, viajamos hacia Cancún y nos instalamos en un hotel bellísimo, los primeros días fueron de puro turismo, fuimos a una playa nudista, ahí los conocimos, de lejos porque no intercambiamos palabra, pero la belleza y sensualidad de Katrina era evidente para todos. Nosotros nunca habíamos practicado el nudismo y menos delante de tanta gente, pero como todos los ojos estaban en Katrina, nadie nos volteó a ver. No hay sensación más hermosa que bañarme desnuda en el mar, eso no lo olvidaré nunca. Al terminar la tarde, era hora de partir, todos pudimos observar a la pareja alemana, abordar un yate enorme.
Ese viaje lo habíamos planificado como una segunda luna de miel, pero es increíble que cuando se hace turismo en un lugar tan bello como este, al final del día terminábamos agotados, así que de sexo… solo lo habíamos hecho el día que llegamos, pero ya casi se acercaba el final de nuestro viaje y no habíamos vuelto a coger y a mí las hormonas ya se me empezaban a alborotar, máxime al ver tantas vergas en la playa nudista, pero Matías no parecía tan interesado, así que comimos y bebimos con mucho placer, ¡Adiós a la dieta!
Ese viernes, después de conocer Ixcaret, regresamos cansados de tanto caminar y nadar, así que nos dimos una ducha, nos pusimos nuestros trajes de baño y bajamos al área de las piscinas para cenar. ¡Oh sorpresa! Dentro de la piscina estaban Hans y Katrina, Matías me propuso que nos acercáramos para ver de cerca esa beldad, así que después de cenar nos acercamos a ellos con mucho disimulo, jamás me hubiera imaginado lo que ocurrió, Hans y Katrina nos hablaron en perfecto español, él con poco acento, pero a ella se le oía delicioso nuestro idioma saliendo de sus labios.
HANS: No sabía que ustedes estaban hospedados en el mismo hotel que nosotros.
MATÍAS: ¿Nos conocemos? Nosotros sí los vimos en la playa nudista.
KATRINA: ¿Cómo no ver ese cuerpo moreno de tu esposa?
SARA: Gracias, no me di cuenta que no les éramos indiferentes.
H.- Desde que llegaron, nos parecieron la pareja más exótica.
M.- Yo creo que el contraste de pieles también nos es atractivo a nosotros.
K.- Tú tienes un cuerpo menudito pero muy bien proporcionado, que nalgas, ¡Por Dios!
M.- Que diera yo por tener tú cuerpo. Eras la atracción de todos los que te admirábamos.
Y ahí se vinieron las presentaciones, los tragos, las bromas y la piscina, ya casi llegando a la media noche, se empezaron a apagar las luces del área, estábamos solos y muy borrachos, pero no tanto como para ver cómo Hans le acariciaba el culo a su diosa y ella le jalaba la verga ya fuera de su calzoneta, nosotros estábamos muy calientes pero quietos, entonces Hans me dijo que no fuera tímida, que le mamara la verga a mi marido, cuando iba a contestarle me interrumpió y nos dijo, no tengan pena, ustedes son como nosotros, tengo un buen ojos para estas cosas, ustedes son swingers y a nosotros nos encanta la gente así, Matías le preguntó que cómo se había dado cuenta, él dijo que era una cuestión de actitud, entonces Katrina dijo: es posible que mi marido se haya equivocado con ustedes, si es así, discúlpennos, se acomodaron los trajes de baño y se fueron sin despedirse.
Ya en nuestra habitación comentamos el suceso, pero estábamos tan borrachos y cansados con nos dormimos de inmediato. El sábado sonó nuestro teléfono, contestó Matías y al colgar me dijo que Hans nos invitaba a dar un paseo en su yate, que nos espera en media hora en el lobby del hotel, corrimos como enajenados, un viaje así solo aparece en sueño, a la hora en punto nos encontramos con ellos, nos condujimos al puerto en una limusina, yo no sabía que ese tipo de autos se podían tener en un centro turístico como Cancún, llegamos al puerto y el capitán nos invitó a subir, había mucha gente, en su mayoría, mujeres jóvenes y hermosas, partimos y ya en alta mar, todos se empezaron a quitar la ropa.
Lo extraño es que Hans y Katrina no nos prestaron mayor atención, hablaban en alemán con casi todos los pasajeros. Lo sorprendente es que había parejas que cogían allí delante de nosotros, a donde una volteaba a ver había niñas que mamaban verga, otras eran perforadas por la panocha y el culo, pero lo que más había era parejas de lesbianas dándose placer con la boca. Yo le comenté a Matías que ni en mis más locas fantasías hubiera imaginado este cuadro digno de Sodoma y Gomorra. Hans y Katrina permanecían en short, al igual que nosotros, pero mi esposo estaba muy caliente y me dijo que aprovecháramos, que una oportunidad así no se nos iba a volver a presentar, así que nos empezamos a denudar cuando llegó Katrina y nos dijo que Hans quería ofrecernos una fiesta hoy por la noche, en su suite, nosotros entendimos el mensaje y ya no participamos de esa orgía al aire libre, solo nos metimos mano para acrecentar nuestra calentura.
Ya con el crepúsculo encima volvimos al hotel, Hans nos dijo que fuéramos a descansar y que nos esperaba en su suite a las 9 de la noche, eso nos dio tiempo para hacer una siesta larga, bañarnos a conciencia porque ya sabíamos que esa noche debutaríamos en nuestro primer intercambio de parejas. Matías se tomó la pastilla azul pues no quería decepcionar a nuestros anfitriones, yo no sabía que ponerme, así que decidimos que vestiríamos casual, ojalá ellos no estuvieran de gala ¡Que oso! Cuando salimos un señor del hotel nos condujo en un carrito, de esos que parecen de golf y nos llevaron hasta la suite de Hans, pero no era una suite, era un chalet en medio de tanta naturaleza hermosa.
Nos abrió la puerta una jovencita vestida totalmente de blanco, nos condujo a la sala y nos dijo que esperáramos, la mesa de la sala era más grande que la de mi comedor y estaba llena de platillos exquisitos y bebidas al por mayor, se escuchaba música clásica, pero a ritmo de jazz, a los pocos momentos apareció Hans vestido con un short, afortunadamente, nos dijo que Katrina aún no estaba lista. Nos dijo también que todos los invitados al yate esperaban que nos desnudáramos para disfrutar de nuestros cuerpos latinos, pero le dije a Katrina que ese manjar era solo para nosotros. Matías le confirmó que éramos swingers pero que él era hetero sexual, pero a Sara si le gustan las mujeres; en eso apareció Katrina, como Afrodita bajando del Olimpo, venía con un mini short que destacaban sus piernas largas y broceadas, nos saludó con un beso en la mejilla a cada uno, y al darse vuelta nos mostró esas nalgas maravillosas, duras y prominentes.
Nos invitaron a beber y a picar, en eso Katrina cambió la música y puso algo muy lento y sensual, empezó a mover su cuerpo sinuoso, parecía una bailarina clásica pero erótica, subía la pierna casi a la altura de su cabeza, era un gran espectáculo ver cómo se dibujaba su rajita por debajo de la tela de su short, se descalzó y se movía insinuante muy cerca de nosotros, se sentó en las piernas de Matías y frotaba su delicioso culo en la verga bien parada de mi esposo, luego le dio un beso a Hans, me tomó de la mano y me llevó a bailar con ella, me he de haber visto ridícula, ¡le llegaba a las tetas!
Luego de darme unas cuantas vueltas inocentes, me tomó de los hombros, dejó de bailar, se acercó y me besó en los labios, yo abrí mi boca para disfrutar de esos labios carnosos, nuestras lenguas danzaban dentro de nuestras bocas, luego se quitó la blusa y me ayudó a quitarme la mía, las dos mostramos nuestras tetas al desnudo, ella me sonrió y pego mi cara a sus tetas redondas, yo saqué la lengua y degusté uno de sus pezones rosaditos, lo metí a la boca y sentí como se iba parando en mi lengua, luego lamí su otro pezón, ella tiraba sus enorme cabellera rubia hacia atrás, para que su cabello no interrumpiera la mamada de tetas que le estaba dando.
Luego se hincó frente a mi cuerpo y, aun así, le quedaron mis tetas al alcance de su tentadora boca, me lamió, chupo y mamó mis tetas, mientras me agarraba de las nalgas, luego me quitó el short y yo hice los mismo con ella, terminamos completamente desnudas frente a ellos, ninguna de las dos usábamos ropa interior, ahí me pude percatar del blanco de su piel en parte de sus nalgas y senos, como un dibujo que hiciera el sol en donde estuvo su biquini.
Bajó con su lengua por todo mi cuerpo, me tomó con la mano un tobillo para que elevara mi pierna y se colocó justo para empezar a lamerme la panocha, que cosa más deliciosa, esa diosa germana me estaba chupando la concha a mí, que tengo sangre indiana, era como ver a Scarlett Johansson mamándole la cuca a su sirvienta. Me metió un dedo en la panocha y me chupaba el clítoris, la tomé de la cabeza y movía mi culo para pasarle toda la papaya por su divina cara; Luego me bajó la pierna, me puso en cuatro, me abrió las nalgas y hundió su larga lengua dentro de mi culo mientras me masturbaba con sus delicadas manos, no puede resistirme y me vine en su boca, ella se relamía los labios y me dijo que yo sabía deliciosa.
Luego me pidió que le devolviera el favor, se puso en cuatro y yo entendí lo que quería, le abrí las deliciosas nalgas blancas y hundí mi lengua dentro de su apretado culo, sacaba y metía mi lengua de ese orificio hermoso, mientras le metía dos dedos en su rosadita abertura, luego se acostó sobre la alfombra y me pidió que le mamara la concha, mientras nos acomodábamos pudimos ver a nuestros hombres completamente desnudos, jalándose la verga. Empecé a pasar mi lengua por esa rajita mojada, le sabía exquisito, era como si orinara perfume, su sabor era un manjar, así que puse mi mejor esfuerzo para que esa mamada fuera tan rica que nunca me olvidara, seguramente estaba haciendo bien mi trabajo porque se movía como cuando a un gusano le echan sal, de pronto me agarró con violencia de las greñas, me dio una fuerte bofetada y colocó sus piernas en forma de tijera, mientras frotábamos nuestras panochas me pidió que la golpeara, yo le di tremendo bofetón y ella sonrió de placer, me besó con lujuria y las dos nos venimos como perras en celo.
Matías comentó que nosotros recién habíamos empezado en el juego de la sumisión, pero ver abofetearnos era lo más lujurioso que él había visto, entonces Hans, como para demostrarnos lo que era una verdadera sumisa, le pidió a Katrina que gateara hasta donde él estaba, ella lo hizo y empezó a lamerle los dedos de los pies y fue subiendo hasta llegar a su verga, pero antes de mamársela, ella se colocó frente a él y Hans empezó a darle de bofetadas, una tras otra, cada vez más fuerte y ella suplicaba que le diera más, Hans con una mano la jalaba del cabello, casi parecía que le iba a arrancar el cuero cabelludo, ella le dijo gracias en alemán y luego se dedicó a mamarle la verga, los huevos, pero nos impactó ver cómo Hans subía sus piernas para que ella le chupara el culo, eso, nosotros jamás lo habíamos hecho, pero cuando creíamos haberlo visto todo, ella se chupó un dedo y se lo metió en el culo mientras le mamaba la verga.
Nosotros estábamos en shock, pero muy calientes, nuestro debut estaba yendo mucho más allá de nuestras expectativas, mientras ellos disfrutaban, yo me hinqué a mamarle la verga a Matías, ellos se decían quién sabe qué cosas en alemán, seguramente se estaban hablando sucio, Katrina nos pidió que nos dijéramos cosas en español y Matías empezó diciéndome:
M.-Así… que rico me mamas la verga… así, chúpame los huevos, que rica mamada me estás dando, puta cabrona. Y ellos dejaron de darse placer para vernos, ella se sentó en la verga de Hans, se la tragó completa, pero no se movían, solo nos miraban, yo decía:
S.- Que rica verga tienes, mi amor, me encanta chupártela.
M.- ¿Te gusta que te vean mamando verga?
S.- Me encanta, nunca me había sentido tan morbosa y tan puta.
Y Hans no aguantó más, me tomó de las greñas y me arrastró hasta su sillón, luego me dijo Matías que estuvo a punto de parar porque le dio miedo de que me fuera hacer daño, pero Katrina se tiró en medio de sus piernas y le mamó la verga, tan delicioso, que se abandonó al placer y cerró los ojos, mientras tanto Hans me abofeteaba, pero no tan duro como lo hizo con Katrina y me zampó la verga a la boca, aunque era más corta que la de Matías, era mucho más gruesa, yo podía sentir en mi lengua toda su verga venosa, trataba de metérmela toda y con dificultad, me la tragué completa, luego le chupé sus huevos canosos, Hans elevó las piernas y me pidió que le chupara el culo, como dudaba en hacerlo, me agarró de los pelos y no tuve más remedio que horadar ese culo alemán, después de todo no era tan desagradable como lo imaginé, luego, sin que él me lo pidiera, me chupe mi dedo índice y le hurgué el culo, así estuve por varios minutos, violando ese culo y chupando verga, hasta que hizo conmigo lo mismo que con su mujer, me agarró como una muñeca de trapo y me metió la verga, quedando los dos viendo a nuestras parejas, yo sentía tan rico que empecé a mover el culo, pero Hans, me empujó de los hombros y evitó que siguiera moviéndome, nunca había sentido esa sensación de querer que me cogiera, era exquisitas las ganas que tenía, pero justamente al no hacerlo el momento se volvió más lujurioso.
Seguramente Katrina había practicado el mismo juego con Matías, pero estaba en la etapa en que le pidió que subiera las piernas, Matías estaba indeciso, entonces Katrina le soltó una bofetada que lo dejó anonadado, le metió la lengua en el culo y luego le trabó un dedo, mi pobre marido gemía como putita, jamás imaginé verlo con un dedo dentro de su culo, pero tal parece que lo estaba disfrutando, porque movía el culo de atrás para adelante mientras Katrina se tragaba, literalmente toda la verga. Yo apretaba la verga de Hans con los músculos de mi vagina, que rico coger, pero sin coger, no sé si me explico; Hans me dijo que si seguía haciendo eso se iba a venir y aún nos quedaba mucha noche para disfrutar, así que me levantó de la cintura y me tiró sobre el sofá.
Hans se dirigió atrás de su mujer y le metió la pija en la panocha, ella abrió la boca del placer que habrá sentido y volteó a ver a su marido, yo estaba tan caliente que me senté de espaldas a Matías y cabalgué su verga, Katrina al voltearse, se encontró con mi panocha empapada brincando sobre la verga de mi marido, entonces sacó su lengua y se prendió de mi clítoris, luego le lamía los huevos a Matías, era tan rico sentirme atendida de tal manera que me vine otra vez. Yo me levanté y Katrina estaba por meterse a la boca la verga de Matías, cuando ocurrió otra cosa que nos sorprendió, Hans tomó a Katrina por el cuello y empezó a apretárselo, ella empezó a ponerse roja, le salían lágrimas, la estaba asfixiando, pero ella parecía disfrutarlo porque movía más el culo.
Yo estaba realmente agotada, pero Hans tenía otras intenciones, me puso de perrita enfrente de Katrina y empezó a cogerme al igual que Matías se cogía a Katrina, ella me besaba con mucha pasión, me gustaban más sus besos, no sé si porque era mujer, por lo prohibido o porque realmente sentirme besada por ese monumento de mujer, alababa mi Galatea.
Esta pareja de pervertidos, tenían mucha imaginación, Hans nos pidió a Katrina y a mí que hiciéramos un 69 pero de lado, yo al principio no entendía, era más cómodo una arriba y la otra abajo, entonces Hans le dijo a Matías, ahora viene en verdadero intercambio, cógete a mi mujer por donde quieras y dale duro como a ella le gusta que yo voy a hacer lo mismo con la tuya. Era delicioso sentir la verga gruesa de Hans abriéndome toda la panocha y al mismo tiempo la lengua de Katrina me hacía gemir con su serpenteante lengua, ella debió haber sentido lo mismo, porque movía todo el cuerpo en una danza lujuriosa. Hans le ordenó a Matías que se la cogiera por el culo, él se puso feliz porque el sexo anal no me gusta, Han quiso hacer lo mismo, pero no lo dejé, afortunadamente respetó mi decisión, entonces los dos fuimos a ver cómo Matías le iba a reventar el culo a Katrina, Hans le agarró la verga y la colocó en la entrada del culo de su mujer, Matías me volteó a ver sorprendido, pero no le dio tiempo a protestar porque Katrina hizo para atrás su culo, hundiéndose toda la verga de mi marido, ella gritaba de placer y yo veía asombrada como esa mujer disfrutaba tanto del sexo anal.
Hans estaba enloquecido de la calentura que tenía, así que se metió debajo del cuerpo de su mujer y le hicieron doble penetración, cosa que yo, jamás soportaría, me incliné para ver de cerca como esas dos vergas se introducían en esa panocha hinchada de tanto coger y seguramente el culo le iba a quedar totalmente abierto, pero eso a ella no le importaba, pedía que se la cogieran más duro y más rápido, yo, mientras tanto les daba placer con mi boca, iba de los huevos de Hans hasta los de Matías, Nunca me sentí tan puta en toda mi vida, Hans me pidió que me sentara en su cara, empezó a chuparme el culo y Katrina me mamaba la cuca, que delicia es sentir dos lenguas por mis dos orificios, en eso Katrina empezó a convulsionar y se vino como toda una puta.
Ellos sacaron sus vergas, nos hincaron y se empezaron a pajear, nosotras lamíamos los huevos de la pareja de la otra, luego Katrina tomó las dos cabezas de sus pijas y se metió las dos a la boca, así con la boca llena de vergas, me metió en dedo en la cuca, y Hans sacó su verga y nos disparó tremendos chorros de leche, yo tragaba semen como adicta y a Katrina se le miraban los chisguetes de su marido en la cara, pero ella no había dejado de mamar a mi marido, luego Matías se jaló la verga y nos bañó la cara de leche.
Todo había terminado, según nosotros, porque nos invitaron a darnos un baño, las sorpresas no cesaban, había un baño con dos regaderas a los extremos, nunca en mi vida habían visto eso, cada quien se bañó con su pareja, nosotros simplemente nos enjabonábamos mutuamente, pero ellos se dijeron algo en alemán, ella se hincó y Hans la bañó de meados, ella abría la boca y se los tragaba. Ese intercambio le dio un nuevo giro a nuestra vida, ahora, no me da vergüenza admitir que soy una completa sumisa. En definitiva, ese fue el mejor sexo de mi vida.
Dedicado a Molly Delicius.