El mejor regalo de cumpleaños, una fantasía

Mi mejor amiga siempre tuvo la fantasía de utilizar un vibrador con control remoto, siendo otro el que lo manejara en algún lugar publico, decidí regalársela para su cumpleaños.

Hola, la historia que os voy a contar sucedió cuando nos reunimos para celebrar el cumpleaños de una amiga.

A dicha amiga la conozco hace muchos años y quitando de algún beso y tonteo inocente nunca ha ocurrido nada serio entre nosotros, tenemos una buena relación, hablamos de todo, entre ello nos gusta contarnos fantasías que soñamos con realizar. Ella tenía la fantasía de disfrutar de un vibrador con control remoto y utilizarlo en algún sitio público como por ejemplo un restaurante siendo otra persona la que controle el mando.

Así que siendo su cumpleaños decidí que mi regalo seria ese, le regalaría su fantasía.

Fui a un sex-shop, busque alguno que me gustara y encontré uno que podría funcionar muy bien.

El sábado habíamos quedado para celebrar la cena, yo quede con que la recogería a ella y eso hice, llegue un poco antes de la hora que habíamos quedado para poder darle mi regalo, ella me pidió ya que todavía no estaba lista. Tuve que hacer acopio de toda mi fuerza de voluntad para no lanzarme a por ella, estaba preciosa solo con una toalla tapando su sensual cuerpo acompañado de su pelo todo mojado, no hay visión más erótica de una mujer, nos dimos dos besos y ella entro al baño a acabar de arreglarse. Cuando salió estaba increíble, se había comprado un vestido adrede para esa noche y le quedaba fantástico.

Le di mi regalo para que por favor lo abriera el primero, ella me dijo que prefería abrirlo delante de todos pero yo insistí, era algo que debía llevar puesto esta noche, ella puso cara duda pero a la vez curiosa, lo abrió y sus ojos se abrieron como platos, se rió y me dio un cariñoso golpe en el brazo. Le pedí que por favor se lo pusiera, ella me dijo que si estaba loco, iban a estar todos nuestros amigos y le daría vergüenza, después de insistir mucho al final hacerla imaginar la experiencia tan morbosa que viviría conseguí que lo probara, entro al baño a colocárselo.

Tardo un poquito en salir, pero cuando salió estaba entre ruborizada y feliz, intuyo que había jugado un poquito, me dijo que era muy cómodo y le gustaba tenerlo dentro, solo que faltaba una cosa, ¿Dónde estaba el mando?, lo saque de mi bolsillo, se lo enseñe y le dije que esta noche yo era el dueño de ese mando, ella me dijo que estaba loco, jamás saldría con eso y yo teniendo el mando y menos a una cena con nuestros amigos, se lo aria pasar fatal o bien, según se mire. Entonces en ese instante lo encendí, lo puse a intensidad media, ella dio un grito y casi se cae al suelo de la impresión, la pillo desprevenida, me pidió que por favor parara, yo le dije que no la pensaba hacer, nos quedamos en silenció un largo minuto, entonces le pregunté si quería que parara y ella me dijo que ni se me ocurriera. Ya la tenía convencida.

Ella quería poder acabar, pero cuando note que estaba apunto apague el juguete. Después de algún insulto amistoso por su parte y risas por la mía, se acabó de arreglar y salimos.

Llegamos un poco tarde, ya estaban todos, pero como ella era la invitada de honor la tuvieron que esperar. Yo me senté y ella fue saludando a todo el mundo, dando las gracias porque hubieran venido y ahí fue donde empezó el juego.

Cada vez que ella se acercaba a dar dos besos a alguien, yo lo conectaba, la primera vez se giró con cara de pocos amigos hacia a mí, pero después de varios tuvo que resignarse, le podía ver la cara entre vergüenza y excitación, una risilla iluminando su rostro, le costaba un poco andar, alguno que otro le pregunto si se encontraba bien, ella solo decía que estaba un poco mareada.

Yo desde mi butaca de honor lo presenciaba todo, no sabía que estaba más si excitado o divertido, me había imaginado que me gustaría esta experiencia, pero no hasta aquel punto.

Comenzamos a cenar, yo lo iba apagando y encendiendo cuando ella menos se lo esperaba, solía ser cuando entablaba conversación con alguien, para poder ver su dulce carita como sufría tanto para poder soltar las palabras, incluso juraría que cuando le pidiendo al camarero la cena tuvo un orgasmo.

Estaba excitadísimo, trate de no beber mucho porque si me tenía que levantar para ir al servició no sé cómo iba a disimular el bulto que estaba a punto de estallarme en los pantalones.

Llego el momento del postre, con ello el momento de los regalos y la tarta, ella se tuvo que levantar para abrir los regalos y prepararse para soplar las velas, ahí es donde decidí que me iba a divertir de verdad, había guardado la máxima intensidad del vibrador y no se me ocurrió mejor momento que ahora, cuando ella era el centro de atención.

Lo puse a máxima intensidad, ella casi se cayó de la impresión, por suerte pudo apoyarse en la mesa, la gente le preguntó si estaba bien, ella dijo que si, se habría mareado por levantarse rápido, se giró hacia a mí y me miro con furia, pero la furia que puede tener una mujer en la cara después de haber recibido uno o varios orgasmos y cerca de recibir alguno mas. Comenzó a abrir los regalos y dar las gracias a la gente, varias veces tuvo que apoyarse en la mesa, si no seguramente se hubiera caído, yo creía que iba acabar haciéndose sangre en el labio de lo fuerte que se lo mordía. Después del respetivo apagamiento de velas la gente comenzó a levantarse, salir a fumar, pedirse alguna copa, hasta ese momento había contabilizado tres orgasmos seguros, intuyo que alguno más.

Necesitaba ir al baño, así que me levante y fui para haya, cuando estaba entrando alguien me empujo por detrás y cerró la puerta, me gire para ver quién era, ahí delante tenia a mi amiga.

Se plantó a escasos cm de mi cara, me dijo que había sido la peor noche de su vida pero que sin embargo había sido la noche más placentera de ella y que necesitaba follar ahora mismo.

Nos comenzamos a besar como locos, le saque los pechos de su vestido, ella tenía todavía el vibrador a máxima potencia dentro, ella no paraba de gemir. Le lamia los pezones y se los mordía, se estaba volviendo loca. Me empujo, me desabrocho los pantalones como pudo y me sentó en el W.C., comenzó a darme una frenética mamada, a veces creía que me la iba arrancar, se la sacaba de la boca y mirándome recorría con su preciosa lengua mi pene de la base a la punta para engullirla cual niño un caramelo.

La levante, la coloque de espaldas, le baje los leggins que llevaba bajo su vestido y le retire el vibrador que chapoteaba en ese mar que era su vagina. Bebí todo lo que pude de ella, ella me apretaba la cabeza, era como si mi lengua calmara el fuego que tenía dentro, yo lamia todo el interior de su cueva, le sacaba y le metía mi lengua todo lo que podía, creí que se me iba a romper, pero todo valía para poder calmar el fuego de su interior.

Me pidió que la follara, no aguantaba más, no me hice de rogar y así de espaldas como la tenia se la metí. Comenzamos a movernos como animales, ella me pedía más y más, yo le daba todo lo fuerte que podía, no sé cuánto estuvimos así pero yo no pude aguantar más y me corrí dentro de ella, llenándola, pero continuaba estando excitado y no podía parar, seguí follandomela mientras me corría hasta que no aguante más, pero consigue hacerla disfrutar una última vez más, fue demasiado para los dos y caímos rendidos en el suelo del baño. No sé cuánto estuvimos ahí sentados abrazados, nos levantamos, nos arreglamos y salimos, cuando llegamos a la mesa una amiga nos preguntó que donde estábamos la gente nos estaba buscando, ella con una sonrisa picarona le dijo, nada se empeñó en darme mi regalo ahora.