El mejor regalo

Nada más entrar en su casa empezó a hablarme de un regalo que tenia para mí, traido de sus “viajes de negocios a países exóticos”. Así que después de la cena me condujo por un lago pasillo hasta una gran sala iluminada con una luz rojiza. - Aquí está, toda tuya. Adelante, pruébala, no veas como la mama esta zorrita.

Hacía mucho que no veía a mi viejo amigo. Por aquellos entonces yo era, para que nos entendamos, ladrón, que no caco. Uno tenía clase. Ladrón de guante blanco, hacedor y recolector de dinero. Como Robin Hood, pero sin pobres entre los que repartir. Y bueno, mi amigo era mi amigo, ya saben.

Nada más entrar en su casa empezó a hablarme de un regalo que tenia para mí, traido de sus "viajes de negocios a países exóticos". Así que después de la cena me condujo por un lago pasillo hasta una gran sala iluminada con una luz rojiza.

Aquí está, toda tuya. Adelante, pruébala, no veas como la mama esta zorrita.

La chica en cuestión estaba en medio de una plataforma circular negra. Calzaba unas botas de cuero negro con un tacón vertiginoso y lucía los demás complementos a juego con esas preciosidades. Guantes negros hasta los codos y un minúsculo bikini de cuero eran todas las prendas que cubrían su cuerpo. Deliciosa. La erección me vino al instante. Unos grilletes sujetaban sus tobillos y muñecas atándola a cuatro postes que formaban un cuadrado alrededor de la plataforma.

No me lo pensé, en segundos me desaté el cinturón, desabroché mis pantalones y saqué mi verga que saludaba a la joven en todo su esplendor. Qué ganas le tenía, se la iba a meter hasta el fondo de su preciosa garganta. Empecé a meneármela mientras le gritaba.

Zorra, ¿has visto lo que tengo para ti? Mira que cacho polla vas a tragar ¿te gusta?

Al momento la chica se lanzó hacia mí gruñendo como una bestia. Enseñaba los dientes y no paraba de maldecir. De no haber sido por las cadenas creo que habría saltado sobre mí y no de la forma que yo esperaba. Sorprendido miré a mi amigo.

Tranquilo –dijo riéndose- como todo buen caballo hay que domarlo. Déjame hacer.

Se acercó a la chica por detrás y cogiéndola del cuello la lanzó al suelo. Desabrochó las correas que sujetaban la parte inferior de su bikini y empezó a sobarle el culo. Al principio la chica ofreció resistencia, pero desistió en el momento que la lengua de mi amigo rozó su ano. En ese momento la gatita arqueó su espalda en un gesto de puro placer y empezó a gemir. Mi amigo empezó por comerle el culo para luego bajar hasta su perfectamente depilado coño. Movía la lengua de un agujero a otro deteniéndose por instantes en la zona del clítoris para seguir explorando con la lengua sus profundidades.

Yo ya no podía aguantar más, así que me puse a cascármela delante de la chica que para entonces ya tenia una cara de puta lujuriosa que me ponía la polla a punto de estallar. La putita abría los ojos de forma desmesurada y se relamía y mordisqueaba los labios. Mi amigo seguía trabajándole los bajos, centrándose ahora de nuevo en la entrada hacia su culito. De repente separó la cabeza y empezó a trabajar con sus dedos que entraron suavemente en el culo de esa zorra. Primero uno y luego dos. Para entonces la chica ya había perdido toda su fiereza y se retorcía y relamía como una gatita cachonda.

Ahora –dijo mi amigo- ponle la polla en la boca a este bombón.

Me acerqué precavido hasta dejar la verga al alcance de la chica que de momento se lanzó sobre ella y empezó a mamarmela de forma espectacular. Ahhhggg, si nena, chupa, chupa. Comenzó lamiéndome los huevos de forma suave, succionando y soltando de repente para luego juguetear con ellos con su lengua. Luego empezó a darme pequeños lametones en la base. Ahora su lengua me recorría el tronco de la verga arriba y abajo, mientras me miraba con sus ojos de fiera. Jugaba a atrapar mi glande con sus labios para luego, cuando menos lo esperaba metérsela entera, de golpe, en la boca. Arriba, abajo, el ritmo era cada vez más trepidante.

Cuando conseguí ser un poco más consciente de la realidad vi que mi amigo se había quitado la ropa y se la estaba follando mientras le pegaba cachetadas en el culo. Cuando se dio cuenta de que le miraba dijo:

Arre zorra, -y dirigiéndose a mi- ¡eh! ¿quieres probar un poco de esto?.

Claro que quería. Le saqué la polla de la boca y fui a dar buena cuenta de ese culito que tanto me ponía mientras mi amigo ocupaba mi lugar con la verga en la boca de la chica. Me dispuse a follarle el culo intentado ser lo mas suave posible, pero al meterle un dedo vi el buen trabajo que había echo mi amigo, así que le metí la polla del tirón, hasta dentro. La zorra gritaba y gemía mientras me la follaba, yo ya no podía aguantar mucho más, estaba a punto de correrme.

En ese momento mi amigo sacó la boca del fondo de la garganta de la chica, la agarró de la barbilla y le dijo:

Toma, ¡bebe! leche recién ordeñada.

Apuntó la polla a la lengua de la chica que salía dispuesta a recogerlo todo. El semen salió disparado directo a la boca. Aquella zorra estaba disfrutando de lo lindo. Recogió el semen con la lengua y lentamente, sin dejar de mirar a mi amigo, se lo restregó por los labios, saboreándolo. Luego lo escupió en la polla aún erecta y se dispuso a recogerlo a lametones, cortos primero, para luego engullir la verga y lamer hasta dejarla limpia.

Reventé. Saqué mi polla de su culo y la coloqué justo encima. De dos sacudidas el semen manchó aquel culito que tanto me ponía. Yo jadeaba de placer mientras le restregaba en semen por todo el culo. La muy zorra se giró al sentir mi corrida y me sonrió picadamente. Recogió parte del semen que la manchaba y me ayudó a extendérselo de forma que acabó chorreando ano abajo. Cuando acabó se lamió la mano mirándome juguetonamente.

Sin duda aquella chica era el mejor regalo que me habían hecho nunca.