El mejor polvo de mi vida, y fue con un cubano.

Tras tener dos experiencias homosexuales en mi vida, el mejor polvo fue con un cubano espectacular.

Como he contado en relatos anteriores, perdí mi virginidad anal con mi profesor en una noche salvaje de sexo. A mi siempre me gustaron las mujeres así que después de eso seguí manteniendo relaciones sexuales con ellas, aunque no me gustaron tanto como con mi profesor. Es por eso que decidí repetir, esta vez con un tío de 50 años que me dejó el culo hecho polvo. Después de eso no volví a follar con ningún tio. Mi parte homosexual no salía porque no quería que nadie se enterara de ella, aunque siempre que me masturbaba pensaba en tios, aunque nunca intenté nada con ninguno. Sin embargo, volvería a follarme a un tio, y esta vez fue el mejor polvo de mi vida hasta el momento...

Cogí vacaciones hace un mes y unos amigos y yo decidimos ir a Cuba, paraíso caribeño por excelencia. Estuvimos dos semanas, una en La Habana y otra en un resort de Varadero. El resort era impresionante, tenía 4 piscinas, spa y, sobre todo, gimnasio. Solía ir todos los días, y allí conocía a un animador del hotel, Rolando. Era el típico cachas, aunque en ningún momento me sentí atraído por él, sólo por los bellezones de mujeres mulatas que había. Con Rolando tuvimos todos una buena relación, y todas las noches nos llevaba de fiesta a bares de Varadero. La última noche, Rolando nos llevó a una macrodiscoteca que estaba llena de extranjeros, la mayoría europeos. Llevábamos muchos días de fiesta, así que mis amigos se fueron yendo poco a poco al hotel. Yo me quedé con Rolando tomando chupitos, cogiéndonos una borrachera increíble. Cuando ya íbamos calientes fuimos en busca de alguna chica para llevárnosla al resort. El tenía novia, una bailarina del hotel, pero esa noche actuaban en otra ciudad y el tenía ganas de carne nueva, según dijo. Sin embargo no hubo suerte, y nos volvimos al hotel. Cuando llegamos uno de los bares del hotel, concretamente el que daba a la playa. Nos pedimos un par de mojitos y nos tumbamos en unas hamacas. En un momento dado me preguntó si alguna vez me había bañado en bolas, yo le dije que si, que hacía tiempo, y que había sido una gran sensación. Me propuso meternos en bolas en el mar a modo de despedida de Cuba. Yo le dije que por supuesto. La playa estaba vacía, así que nos empezamos a despelotar.

Fue entonces cuando se volvió a despertar en mí ese deseo sexual hacia los hombres que había tenido en otras ocasiones. Yo me estaba quitando los zapatos y calcetines cuando él ya se había desprendido del polo y de sus pantalones. Me fijé en su cuerpo y era espectacular. Unos abdominales perfectos, unos brazos fuertes y un buen culo. Me fijé en su paquete y ya intuía que su pene iba a ser enorme. Yo me quité la camiseta y los pantalones mientras él se quitaba los gayumbos. Efectivamente su polla era espectacular y no estaba empalmada, por lo que erecto ese pene podía medir 22 centímetros. Yo me empalmé al ver semejante instrumento. Antes de que yo me quitara los calzoncillos, el salió corriendo al agua. Me quedé en bolas, estaba cachondo, así que también salí corriendo hacia el agua y me metí para que no viera que estaba empalmado. Sin embargo, se debió dar cuenta, porque lo primero que dijo fue "chico, estás muy bien dotado para ser europeo". Típico cliché, pensé, pero sin embargo le dije, "tu sí que tienes un buen rabo, cabrón", "pero yo soy cubano, brother". El agua estaba buenísima, y el estar ahí era estar en la gloria, el mar era para los dos. La empalmada no se me bajaba, así que intentaba que no me viera para que no sintiera que la empalmada me la estaba provocando él. Sin embargo, en un momento en el que él saltó un poco para meter la cabeza en el agua, vi que él también estaba empalmado. No pensé que fuera por mí, porque nunca me dio la impresión de que fuera gay, así que no le di mucha importancia y seguí concentrándome en que no me viera empalmado. Para ello muchas veces le daba la espalda y miraba al horizonte disimulando hasta que se me pasara la empalmada. Sin embargo, en un momento vino buceando, me agarró por la cintura, salió del agua y me dijo "chico, tu tienes un culazo". Ahí me di la vuelta y se abalanzó sobre mí. Nos caímos dentro del agua y ahí nos comimos la boca. Salimos y le pregunté que por qué me había besado. El me respondió "y por qué no iba a hacerlo. Estás bueno, me has puesto cachondo y me apetece echar un polvo contigo". Yo le pregunté si era gay y el me dijo "yo no soy nada, a mí me gusta el sexo, te vi desnudo, me excité y vi que tu también lo habías hecho, por eso te besé, y ahora quiero follarte". Entonces le dije que tenía razón así que fui y le comí la boca. El me agarró fuerte de las nalgas y me cogió en brazos. Notaba su gran polla empalmada justo debajo de mi culo, como si yo me apoyara sobre aquel enorme instrumento. Estaba deseando que me enchufara ese pollón en mi culo.

Dejamos de besarnos y me dijo "vamos al gimnasio, que tengo las llaves y allí estaremos más a gusto, sin que nadie nos vea". Salimos del agua, cogimos la ropa, y completamente desnudos, me llevó por una zona donde no había nadie hasta el gimnasio. Al llegar, me agarró otra vez por las nalgas y me volvió a coger en brazos. Parece que le gustaba llevar la iniciativa, sentir que yo me sometía a él, así que yo me dejé. Nos comíamos la boca como dos posesos, me metía la lengua hasta la campanilla. Me dejó otra vez en el suelo, me agarró de la nuca y me dijo, "cómeme la polla". Me agarró de la cabeza y me llevó hasta su polla. Quería marcarme el ritmo, así que me agarraba fuerte del pelo. Cuando ví su pedazo de pene enfrente de mi boca creí que tenía que disfrutarla, no todos los días se te ponía delante una polla de 22 centímetros de un cubano. Empecé chupando con toda la lengua la base de aquel enorme rabo. Fui subiendo con la lengua hasta el glande, le dí un par de pesos a la punta y la engullí. El gimió un poco, me agarró del pelo y me empujó la cabeza para que su polla me llegara hasta la garganta. Eso hizo que me atragantara, pero él no paró y me iba marcando fuerte el ritmo con el que le comía la polla. La verdad es que, aunque me atragantara un poco, el hecho de que fuera él quien marcara el ritmo fuerte y la iniciativa me ponía cada vez más cachondo. Estuve tragando su verga unos 5 minutos. Se notaba que era cubano porque aguantaba como un animal. De repente de soltó el pelo, apartó la cabeza y me dijo "alguna vez te chupó el culo un cubano". "No" le dije. "Pues vas a ver como besamos el ano los cubanos".

Me agarró de la mano, me llevó hasta el banco de las pesas, se tumbó boca arriba, y nos pusimos en posición de 69. Yo seguí comiendole la polla con ganas, me estaba encantando esa polla y, como me había propuesto al principio. Yo esperaba que Rolando iba a comerme el culo desde el principio, sin embargo, empezó chupandome el rabo. Lo chupaba muy bien y pensé que me corría. Sin embargo, paró a tiempo y empezó con el culo. Empezó paseando lengua por las nalgas, hasta que llegó al mismísimo agujero. Empezó a menear la legua de arriba para abajo. MADRE MÍA QUÉ SENSACIÓN. Dejé de chuparle la polla para gemir, porque aquello era espectacular. Movía la lengua de manera rápida, yo pensaba que el culo iba a dilatar sólo con esos movimientos. Mientras me chupaba el culo comenzó a menearme la polla. Yo seguía chupandole la polla, aunque me costaba concentrarme con esa chupada de culo que me estaba haciendo, y mucho menos después de que, sin dejar de chupar la raja del culo me metió el dedo corazón. Comenzó a menear el dedo dentro de mi culo de arriba para abajo. Dejé de chuparle la polla y comencé a gemir, conteniendome porque lo que me apetecía era gritar de placer. Rolando pasó a meterme el segundo dedo y los movía los dos a la vez mientras, con la otra mano seguía pajeandome. Eso no lo pude aguantar y me corrí sobre su escultural cuerpo. Fue una corrida espectacular, una de las mayores de mi vida. Sin embargo, seguí empalmado. Rolando sacó los dedos, dio dos lenguetazos y un beso a mi ano y me dijo "Ponte aquí encima a cuatro patas que te voy a follar como una puta".

Yo me puse cachondísimo y lo hice. Miré hacia atrás para ver si iba a enchufármela suave o no iba a tener piedad con mi culo. Le vi extendiéndose por su cuerpo el semen que le había dejado, mientras se meneaba la polla. Terminó de extenderla, se chupó un poco un dedo y me metió un poco el dedo antes de clavármela con brutalidad. Yo pegué un grito extremecedor, me había dolido una barbaridad, sin embargo había entrado perfectamente, supongo que el que me metiera dos dedos y esa comida de ano que me había hecho había dilatado mi culo, pero su tremendo rabo iba a hacerme daño si o si. Dejó la polla dentro durante unos segundos antes de comenzar a dar ritmo a la cosa. Empezó a embestirme cada ve más rápido mientras yo gritaba descarnadamente. Me estaba reventando y me estaba encantando. Pronto se calentó la cosa de tal forma que empezó a darme fuertes cachetes en las nalgas. Al principio me sorprendió, porque parecía una puta, pero estaba cachondísimo y eso me ponía aún más cachondo. En el gimnasio se oían mis gritos, sus gemidos, sus huevos chocando contra mi culo y sus cachetes ocasionales. El estaba muy cachondo y empezó a decirme "eso es pequeño, dale tu culo a tu papi", mientras daba sus cachetes. Yo me estaba empezando a cansar de esa postura, así que le propuse cabalgarle. El me dijo, "claro pequeño, cabalga sobre mi rabo". Sin embargo, no cabalgué como otras veces. Me cogió en brazos como lo había hecho anteriormente y me la enchufó en el culo. En vez de ser yo el que cabalgaba era el quien me subía y bajaba sobre su polla con una facilidad pasmosa. Estuvimos así unos pocos minutos y se sentó en el banco de las pesas conmigo encima. Me dijo "marca tu el ritmo pequeño, que empiezo a cansarme". Empecé a subir y a bajar sobre su rabo mientras el me agarraba las nalgas y me daba algún cachete ocasional. Mi culo estaba reventado y él no se corría, no me daba tregua. Le miraba a la cara mientras yo gritaba y le veía con los ojos cerrados disfrutando como un animal. Me besó, volvió a levantarme en brazos sin sacarme la polla del culo y me apoyó contra la pared en esa misma postura. Sus embestidas cada vez eran más fuertes, y mis descarnados gritos eran más cortos y fuertes. Parecía que tenía ganas de correrse, así que intentaba darle ese ritmo para terminar.

Sus gemidos eran también cada vez más fuerte. Mi culo no podía más, me ardía, así que le dije "córrete que me estás destrozando". "Sí pequeño ya estoy a punto". Me soltó me sacó la polla, me tumbó en el suelo, se puso de rodillas y empezó a pajearse para correrse sobre mi pecho. En ese momento lo vi claro, estaba muy cachondo y le dije "papi, correte en mi boca". El me miró contento, y enfocó su polla hacia mi boca. Le cogí la polla y empecé a meneársela con la lengua fuera, como si fuera un actor de porno. Me sentía muy cachondo. El agarró mi polla y empezó a pajearme. Sorprendentemente, me corrí yo antes, y eso que era la segunda vez que me corría, aunque esta vez fue algo menos abundante. De repente noté que su polla empezaba a tener contracciones, y el se cerraba los ojos. Entonces, una gran cantidad de semen se derramó sobre mi boca. Era la primera vez que me tragaba la leche de otro tío. Yo se la limpié entera y el dijo "madre mia pequeño, me has dejado seco". Nos tumbamos en el suelo durante unos minutos. Pensaba que el polvo que me había echado mi profesor era insuperable. Me equivoqué, Rolando me había echado el mejor polvo de mi vida. Había echo conmigo lo que había querido. Estando los dos tumbados en el suelo, Rolando me acariciaba el vientre donde yo me había corrido y fue extendiéndome la leche por el cuerpo. Tras unos minutos, nos levantamos, nos dimos un beso y nos metimos en las duchas del gimnasio. Mientras nos duchábamos hacíamos bromas, porque seguíamos empalmados y me dijo "como se te caiga el jabó te la vuelvo a meter pequeño". En el fondo estaba deseando que me la volviese a meter. Sin embargo, lo único que hicimos, a propuesta de él, fue pajearnos mutuamente a modo de despedida. Después de la ducha nos vestimos y nos fuimos cada uno a nuestra habitación.

Cuando llegué a la habitación eran las 9 de la mañana. Mis amigos ya estaban despiertos. Me preguntaron que qué había hecho, y les conté que había estado con Rolando intentando follar con algunas tías pero que no habíamos tenido suerte. Me eché un rato porque a las 5 nos venía a buscar un taxi para llevarnos al aeropuerto. Antes de irnos al hall vino a despedirnos Rolando. Nos dio la mano a cada uno, nos deseó suerte y cuando llegó a mi me dijo "La pasamos bien anoche eh colega?" Los dos reímos de forma cómplice, nos dimos la mano y le dije "suerte campeón". Y así nos despedimos. Mis amigos nunca se enteraron de mi polvazo de Rolando. EL MEJOR POLVO DE MI VIDA.