El mejor novio que pude encontrar ll

Despues de una noche con él. Fuimos a su casa y todo volvió a ser tan bueno como una noche antes, incluso mejor.

A la mañana siguiente de esa noche, desperté aun abrazada de él. Él seguía durmiendo por lo que me levante y me fui a bañar casi sin hacer ruido.

Mientras me bañaba me puse a pensar en todo lo que había pasado. En mi noche tan increíble con él. Solo pude sonreír al recordar todo. Termine de bañarme y me vestí con unos jeans azules, una playera blanca y mis tenis.

--- Ya despertaste Danny  – me dijo con voz adormilada.

--- Sí, ya hasta me bañe – me reí mientras me veía en el espejo tratando de acomodar mi cabello.

--- ¿Y que opinas de lo de anoche? – se recargo en la cabecera.

--- Me gusto mucho – sonreí – y ¿a ti? – le pregunté mientras me ponía sombra en los ojos.

--- Me encanto – se rio – creo que me iré a bañar también. No tardare – me sonrió y se levanto aun desnudo.

Me hice la disimulada rizando mis pestañas.

Cuando termine de medio arreglarme me acosté en la cama. Todo era tan perfecto, que daba miedo que no fuera a ser verdad.

Salió después de bañarse, se vistió con lo mismo de una noche antes, ya que para cambiarse tendría que ir a su casa. Y luego salimos del hotel. Yo llevaba mi pequeña maleta con mi ropa y mis cosas. Luego él me la pidió para cargarla.

Nuestro día fue tranquilo. Fuimos a desayunar a un restaurante, paseamos por algunos lugares y obviamente, nuestra confianza ya era mucha. Platicamos de mi familia, de la suya. Y los riesgos que había yo tomado al ir a visitarlo.

Se suponía que esa tarde me iría a mi casa, pero me convencí de quedarme una noche más e irme al siguiente día. Él me dijo que aun tenía dinero para que me pudiera quedar ahí.

Por lo que entonces, tendríamos otra noche perfecta de descontrol.

Fuimos a su casa, él me dijo que no había nadie aun. Fuimos a eso de las seis de la tarde. Hacia calor y su casa estaba fresca. Me ofreció algo de tomar y estuvimos un rato en su recamara.

Ya ahí él toco en su guitarra unas canciones que me había dedicado, me mostro unas cosas en su computadora y algunos juegos que le gustaban.

Todo estuvo tranquilo hasta que nos comenzamos a besar. Y repentinamente yo me sentí excitada al instante, y comencé a mojar mi ropa interior.

Él me metió su mano y acaricio mi clítoris mientras nos besábamos.

--- Estás muy mojada – me hizo gesto de desaprobación y luego sonrió – pero me gusta como te excitas tanto – me beso la frente y luego me empezó a desnudar.

Mis nervios eran menos que los de la noche anterior por lo que yo casi me arranco la ropa y también la de él. Aunque no me dio tiempo de quitarme mis tenis.

Estábamos sentados en su cama cuando ya estábamos desnudos. Su cama era tamaño matrimonial por lo que había espacio para los dos. Él se sentó en su cama recargado a la pared y yo me senté entre sus piernas, por lo que él me abrazaba por detrás mientras tocaba mi clítoris con su dedo y algunas veces metía dos dedos a mi vagina. Mi clítoris comenzó a ponerse muy sensible y me lubrique tanto que comencé a mover mi cadera hasta que tuve un buen orgasmo.

Al terminar me besó y sabía que yo iba a corresponderle ese orgasmo, por lo que me puse de rodillas y empecé a chupar su pene lentamente. Lo metí a mi boca aun sin que estuviera tan erecto, y con forme yo me movía se iba poniendo más duro y grande que casi no entraba ya en mi boca.

Entonces le empecé a dar besos y con mi lengua recorría la punta de su pene,  moviéndola y jugando con mi lengua mientras sobaba con mi mano sus testículos suavemente. Él me acariciaba mi cuerpo y apretaba mis nalgas de vez en cuando.

En esa misma posición que estaba él, me puse encima y me metí su pene rápidamente. Pude notar como no me dolía y entraba muy bien. Coloqué mis manos alrededor de su cuello y me empecé a mover lo mejor que pude, incluso hacia círculos con mi cadera mientras él pasaba su lengua por mis pezones y me veía como yo estaba disfrutando.

Después de un rato así él me detuvo sosteniendo fuertemente mi cadera y me quede con su pene completamente adentro y me beso mordiendo mi labio. Yo solo sonreí y después me levante para volver a mamarle el pene.

--- Espera, hagamos un 69 – me sonrió y beso mi mejilla.

Se acostó y yo puse mi vagina en su cara y mamaba su pene. Empecé a sentir como lamía mi vagina completamente, besaba los labios de mi vagina, sus dedos los movía dentro de mí y con su lengua jugaba con mi clítoris. Me mojaba como nunca, era tan excitante como me estaba chupando toda mi vagina. Lo hacía excelentemente. La excitación fue tanta que mame con más energía su pene. Lo chupaba, me lo metía casi todo a la boca, con mi mano subía y bajaba, chupaba sus testículos, y lo hacía de una manera rápida mientras gemía por el placer que él me estaba dando.

Cuando escuché que estaba gimiendo él un poco más como si no fuera aguantar más de como se lo estaba mamando,  entonces metí su pene en mi boca completamente y masajee sus testículos. Se vino dentro de mi garganta. Pude sentir todo su semen en mi garganta y las pulsaciones de su pene. Fue algo de verdad increíble. Me pase como pude todo su semen y saque su pene de mi garganta. Lo empecé a besar y volteé a verlo. Tenía cara de completo placer.

--- Eres tremenda – se rio y me dio ligeras palmaditas en mis nalgas.

Y entonces me empezó a lamer mi clítoris lo más que pudo, incluso me sorprendió la manera que lo hizo, quería que me viniera por lo que lo hizo con más entusiasmo que antes.

Me enderecé y estaba casi sentada en su cara. Comencé a moverme y empecé a venirme. Pero mientras tenía mi orgasmo me introdujo tres dedos a mi vagina y los metía y sacaba rápidamente. Por lo que me duro un poco más el orgasmo. Quede temblando un poco y luego me quite de encima de él y lo comencé a besar en los labios.

Sus labios sabían a todos mis juguitos. Me había venido en su boca y se había tomado todo también. Nos empezamos a besar con mis fluidos en nuestras bocas y noté que se volvió a excitar ya que su pene de nuevo estaba erecto.

Se levantó y me dejo en la cama.

--- Abre bien las piernas – me ordeno decididamente.

Levante las piernas y las abrí. Él se me acerco y me metió tres dedos a mi ya mojada vagina. Empezó a mover sus dedos adentro y a tocar lo que es mi punto g que hasta ese día yo no había descubierto.

El placer fue sumamente inmenso y me dieron unas ganas de orinar incontenibles.

--- Para, por favor o me orinare – le dije conteniendo el agua que me saldría.

--- No te orinaras, solo relajate y disfrutalo – me sonrió y siguió moviendo sus dedos dentro de mí.

Me relaje y me deje llevar. Y lo que sentí jamás lo había sentido fue un orgasmo extremo, como si hubiese tenido diez orgasmos en uno. Empecé a gritar de placer y vi como salían chorros de agua de mi vagina mojando su brazo de él. Fue tan intenso que tuve que tomar su mano para que parara ya que no aguantaba.

--- Oh Dios mio, que cosa. Que orgasmo tan más fuerte – le dije totalmente agitada e incluso desconcertada.

Me sonrió y saco su mano que escurría de mi vagina y empezó a chupar sus dedos. Me levante como pude y también chupe sus dedos y nos volvimos a besar con mis juguitos.

Note que el piso de su cuarto estaba lleno de agua.

--- Lo siento – le dije con voz tímida.

--- No te preocupes, esto es fantástico – me beso la mejilla y acarició mis senos.

Me beso mi cuello, mis labios, mi pecho. Dejo un rato descansar a mi clítoris.

Me tomo tiernamente en sus brazos y me cargo. Puse mis piernas alrededor de él y me metió su pene hasta el fondo. Él manejaba la penetración y la hacia lenta pero muy profunda. Con sus brazos sostenía mis piernas y yo tenía mis brazos alrededor de su cuello.

Poco a poco comenzó a hacérmelo más rápido mientras yo saltaba encima de él gimiendo. Jamás me imagine hacerlo de esa forma.

Luego me acostó en la cama y me puso en cuatro.

Me recosté en la cama, levante mi cadera y abrí mis nalgas para que viera lo que le esperaba.

Sentí su pene jugando en la entrada de mi vagina y luego pasaba por la entrada de mi ano. Después me metió su pene hasta el fondo y se comenzó a mover frenéticamente. Y de nuevo tocaba mi punto g.

Comencé a frotar mi clítoris el cual se estaba hinchando como siempre. Estaba grandecito por lo que lo frotaba de mejor forma mientras él me penetraba de esa forma hasta que llegue a otro orgasmo increíble mojando toda su cama. No entendía como salía tanta agua de mi vagina. Pero se sentía delicioso.

Él siguió y de pronto sentí que me quería meter un dedo a mi culito. Paso su dedo por mi vagina, lo metió incluso para mojarlo bien y luego me metió su dedo a mi ano.

Al principio gemí por el dolor que me ocasiono, no estaba acostumbrada a sentir algo en mi ano que entrara.

Lo dejo ahí dentro mientras me seguía cogiendo con fuerza hasta llegar al fondo y después de un rato me saco el dedo y lo volvió a meter. Y comenzó a hacerlo más fuertemente y mi ano se iba dilatando por lo que la entrada de su dedo era mejor.

Me volví a frotar mi clítoris él cuál ya llegaba a un tamaño que jamás había sentido. Estaba muy grande y yo excitadísima. Con su pene adentro de mi vagina, con las piernas mojadas por toda el agua que salía de mi abierta y calientita vagina, y con su dedo en mi culo.

Todo eso me excito al grado que él saco su dedo y yo metí el mió y luego metí dos. Los sacaba y metía rápidamente, no me interesaba ya si me dolía o no. Estaba muy excitada. Le volví a mojar su pene de una manera deliciosa hasta que me vine de nuevo, gritando y temblando. Haciendo contracciones con mi vagina con su pene de él hasta el fondo.

Luego él me penetro con más rapidez y me empezó a dar nalgadas.

--- Así, por favor así. Nalgueame, hazme tuya. ¡Soy tu perrita, vamos pegame! – le grite moviendo mi cadera hacia su pene para que me llegara más al fondo.

--- Si perrita, muévete. Clavátelo rico – me dijo quedándose quieto para que yo me penetrara mientras me seguía dando de nalgadas – Tienes unas nalgas enormes y deliciosas – me dijo y me dio una última nalgada tan fuerte que hizo que saltara.

Luego me apretó los senos muy fuertemente y comenzó a penetrarme de una manera bestial. Yo ya no sabía ni en donde tenía la cabeza, era demasiado placer. Mientras más fuerte lo hacía más me gustaba.

Hasta que comenzó a gemir y se vino abundantemente en mi vagina. Llenándola toda de su semen hasta el fondo. No salió sino hasta después de unos minutos y yo trate de mantener el semen adentro.

Me puse de rodillas en su cama, puse mi mano debajo de mi vagina y comencé a tratar de sacar el semen. Salió un poco y otro tanto se quedo adentro. Con lo que salió me lo metí a la boca, jugué con el un momento y luego me lo pase. Él me miro asombrado y luego me dio un beso en la frente.

Le sonreí y me le quede viendo. Su pene ya estaba casi sin erección.

--- Tenemos que limpiar tu piso, y cambiar tu colcha – me reí y lo mire con cara inocente.

--- Ahorita secamos el piso. La cama dejala así, cuando duerma me acordare de ti – me sonrió y se empezó a vestir. Tomo una playera azul fuerte, otros pantalones y sus tenis.

Después fue por unas cosas para secar el piso y yo me quede en su cama mojada. Estaba desnuda y con las piernas abiertas mientras él secaba el piso.

--- Es una vista muy buena la que tengo – me dijo con el trapeador en la mano.

--- ¿Te gustaría tenerme siempre así? – le pregunte mirándolo con deseo y pasando mis dedos por mi vagina.

--- Claro, sería muy bueno tenerte todo el día así. Completamente abierta para mí – me guiño el ojo y siguió secando.

Y no supe porque, pero me empecé a excitar de nuevo. Comencé otra vez a frotar mi clítoris, abrí las piernas lo más que pude y a gemir con fuerza para que él me oyera.

--- Vaya si tu nunca paras – se rio y me miro.

--- Creo que no, pero me has hecho adicta a esto – le dije entre gemidos.

Y gracias a mi excitación me metí hasta cuatro dedos a la vagina, ni yo me lo creía.

--- Te ayudare, dejame chuparte tu vaginita deliciosa y calientita recién cogidita. Aún con mi semen y todos tus flujos. Quiero lamer ese rico y grandecito clítoris que ya tienes tan hinchado. Necesita mi lengua – me dijo mientras se acercaba a mí.

Con cada palabra me mojaba más y frotaba más mi clítoris.

Acercó su cabeza a mi vagina y comenzó a chupar y lamer mi clítoris lo más que pudo. Y en verdad lo tenía muy hinchadito. Estaba rosadito y grandecito. El me lo chupo tan rico que le volví a mojar su boca.

--- Dame todos tu juguitos mi amor – me dijo y puso sus labios en la entrada de mi vagina.

Me comencé a masturbar lo más rico que pude, y me volví a venir. La verdad había perdido la cuenta de mis orgasmos.

Cuando termine él se levanto rápidamente y me beso con sus labios llenos de mis flujos. Le los tome junto con su saliva y luego continuo con lo del piso.

Me quedé acostada en su cama, desnuda y con las piernas abiertas. Me sería muy difícil volver a cerrarlas después de conocer lo rico que era coger con él.

De tan cansada que había quedado me quede dormida abrazando una almohada y ya no supe que hizo él.

Pero aún faltaba lo que haríamos más noche, por lo que aun no terminaban esos ricos momentos de sexo desenfrenado.

Continuara…