El mejor de los veranos
Sexo entre un joven y el amigo de su padre.
Supongo que en mi cabeza siempre había fantaseado con que me ocurriera una historia como la que os paso a relatar, pero nunca creí que fuera capaz de llegar al final, he de reconocer que no soy un chico atrevido.
Como cada año, he pasado medio mes de Julio y medio de Agosto en una playa del levante español con mis padres, aunque ningún verano fue tan divertido como éste. Los primeros días estuvieron marcados por la monotonía, playa y más playa en compañía de mi familia. Días enteros remojándome y mirando (siempre intentando evitar que alguien se diera cuenta) a todo madurito que pasara por mi lado. Pero lo mejor lo iba a tener en bandeja en unos días. Recuerdo que fue a los tres días del comienzo de nuestras vacaciones cuando mi padre recibió una llamada de un amigo que este año pasaría las vacaciones junto a su esposa en la misma localidad que nosotros. Quedaron para comer juntos ese mismo día así que de la playa nos fuimos directamente al restaurante. Cuando lo ví supe que iba a ser el protagonista de muchas de mis fantasías. Es un tipo cincuentón, de pelo canoso y carne prieta, con unas manos carnosas y unas piernas fuertes, eso era lo que podía percibir a simple vista. Estaba deseando que terminara esa maldita comida y nos fuéramos a la playa para poder verlo más al desnudo. Pedro es un tipo bastante agradable, desde el primer día me ha tratado genial y esto lo hacía mas deseable.
Cuando llegamos a la playa me puse a su lado y comenzamos a charlar, a mí se me caía la baba con solo mirarlo pero trataba de disimular al máximo. Tras un rato de charla llegó el momento más deseado. Mamá se fue a dar una vuelta con la mujer de Pedro y los tres hombres nos dispusimos a darnos un baño. Pedro se quitó el polo que llevaba, dejando ver un torso maravilloso, con algún que otro michelín que a mí me ponían a mil. Pero aún había más, cuando se quitó las bermudas tuve que lanzarme al agua para ocultar mi tremenda erección. Llevaba un bañador negro tipo boxer de licra, le quedaba algo grande, así que además de marcar sus curvas por completo le marcaba un paquete de escándalo. Os podéis ir haciendo una idea de cómo comencé a pasarlo. Tanto es así que cuando salimos del agua tuve que decir que me iba a casa porque necesitaba masturbarme.
Desde ese día mi ilusión era que llegara la hora de ir a la playa para poder verlo. Al cabo de unos días me di cuenta que ciertos movimientos y miradas de Pedro que me desconcertaban pero creí que todo era producto de mi deseo e imaginación hasta que un día pasó lo siguiente, Las mujeres se habían ido a hacer la compra y nos habíamos quedado como casi siempre los tres solos. Mi padre enseguida se quedó durmiendo y nosotros estábamos charlando. La conversación se desvió a temas de relaciones y eso, Pedro me preguntó si tenía novia y yo lo dije que lo acaba de dejar con una chica. Hasta aquí todo bien pero aunque yo no quería mirar notaba que el se pasaba la mano por su bulto de vez en cuando y esto me ponía muy muy nervioso. Al rato de estar hablando sonrió y me dijo mira .apuntando a su paquete. Pedro estaba totalmente empalmado . me hablaba con la misma naturalidad que yo intenté llevarlo, aunque estoy seguro que debió notárseme en la cara porque me dijo que no me avergonzara, que estábamos entre hombres. En este momento mi padre se despertó y todo quedó así aunque yo andaba al borde del infarto. Creo que el resto del día estuve empalmado.
Al día siguiente me llamaron para hacer una entrevista de trabajo, era una beca en prácticas que me interesaba mucho así que debía ir a la ciudad en unos días. En principio mi madre me dijo que me acompañaría pero la mujer de Pedro le dijo que su marido debía ir un par de días a la ciudad a solucionar unos temas del trabajo, así que entre ellas acordaron que me fuera con él. Yo, como no, acepté encantado. Salimos al día siguiente, cuando llegamos a Madrid me me dijo que no me fuera a casa, que era absurdo que me quedara solo. Empecé a tener miedo pero al final acepté. Me dijo que ese día lo pasaría en casa así que cuando terminé la entrevista me fui para allá. El pasó toda la tarde enganchado al teléfono y yo viendo la tele algo aburrido. A eso de las nueve desconectó el móvil y nos preparamos la cena. La velada fue maravillosa. Después de cenar el se fue a ponerse el pijama y yo hice lo mismo. Cuando llegué de nuevo al salón me senté en el sofá, desde donde podía verlo lavando los platos. Llevaba un pijama tipo boxer, solo eso porque en cada uno de sus movimiento también se balanceaba su bulto de un lado para otro. Yo me adopté una postura estratégica para ocultar mi erección.
Cuando se me pasó le dije que me iba a la cama y el me acompañó para poner sábanas limpias. Desde ese momento todo pasó muy rápido. Al intentar coger una sábana de un mueble que estaba junto a mi tuve a ese maravilloso hombre a mi lado, sentí su paquete rozar mi trasero de forma involuntaria y todo mi cuerpo se paralizó. Supongo que él se dio cuenta porque se pegó más aún a mi y comenzó a besarme. Yo no podía creerlo. Nos caímos a la cama quedando yo sobre él. Se dispuso a quitarme la camiseta y yo hice lo mismo. Fui desviando mis besos hasta llegar a su pecho, jugueteando con sus pezones mientras él trataba de contener sus jadeos. En cada movimiento notaba su polla rígida bajo mi culo. Seguí hasta llegar con mi boca hasta está, Pedro hizo el intento de quitarse el pijama pero se lo impedí. Su polla parecía querer romper la tela mientras la chupaba, cada gota de saliva sobre la tela hacía más erótica la estampa, él no podía dejar de cogerme la cabeza para evitar que parara.
Después de mamarla un rato me volví a sentar sobre él y a moverme mientras chupaba mis pezones. Le dí un pequeño mordisco en el cuello y mientras lo notaba tembloroso fui sintiendo la tela de mi pijama mojada. En ese momento se bajó de la cama dejándome a mí en ella, se puso de rodillas en el suelo, me desnudó en un segundo y sentí su lengua carnosa a lo largo de mi polla. Me succionó como jamás antes lo habían echo hasta que comencé a correrme, lo que no hizo que parara. Lo agarré del pelo para que dejara de chuparme porque creía que iba a morir de tanto placer en ese mismo momento. El se dirigió hasta mi boca y nos besamos. Me dijo que creía que era mejor que no hicieramos la cama, que nos fueramos a la suya y así lo hice. Pasamos toda la noche juntos e hicimos un pacto de silencio.