El mejor amigo de mi hermana

Hola, esto me sucedió cuando tenía 17. Era el cumpleaños de mi hermana, a las 8:30 y sonó el timbre, era Enrique, el mejor amigo de mi hermana, un joven de 19 años, jugaba mucho al fútbol e iba al gimnasio. Muy apuesto y tenía mucho tirón para las chicas, ...

El mejor amigo de mi hermana

Hola, esto me sucedió hace 2 años, cuando tenía 17. En ese tiempo era un chico delgado, ojos claros, cabello castaño, no muy alto y el cuerpo atlético ya que estaba en el equipo de natación de un club. Era el cumpleaños de mi hermana, todos en la familia estaban muy contentos ya que mi hermana iba a cumplir 19 años, e iba a hacer una súper fiesta en mi casa. Todo estaba listo, sólo esperábamos que dieran las 9:00 para que llegaran los amigos. Eran las 8:30 y sonó el timbre, era Enrique, el mejor amigo de mi hermana, un joven de 19 años, ojos claros, rubios, delgado y con un cuerpo muy bien formado, ya que jugaba mucho fútbol e iba al gimnasio. En ese tiempo me llamaba la atención, lo admiraba, era muy apuesto y tenía mucho tirón para las chicas, nos llevábamos muy bien, él me quería mucho, decía que yo era su hermanito que nunca tuvo. La fiesta comenzó y fue un éxito, todos los amigos y amigas de mi hermana estaban muy a gusto, decían que era la mejor fiesta del año, todos cantaban, bailaban y se tiraban a la piscina. Yo ya estaba muy cansado y me fui a ver tele a mi cuarto, y llega Enrique y me dice: - Ehí!! Carlitos, préstame tu traje de baño, antes de que me tiren a la piscina con ropa. Le dije que lo buscara en mi cajonera, y en eso me doy la vuelta a ver si lo encontraba, y estaba desnudo, se puso el traje, me sonrió y salió del cuarto, no me podía quitar esa imagen de mi cabeza, no entendía por qué si nunca me habían atraído los hombres, pero en fin, la fiesta continuó y yo ya estaba casi durmiendo cuando llegó mi hermana y me dijo: - Carlos!! no les vayas a decir nada a los papas, pero Enrique está muy borracho, ayúdame con él. Yo le dije que sí, lo llevó a mi cuarto y me dijo: - Llévalo a tu baño y dile que se bañe. Mi hermana se fue abajo con sus amigos. Le dije a Enrique que se levantara, y que se apoyara en mí, que lo iba a llevar al baño para que se bañara, se levantó y estábamos en el baño cuando me dice: - Carlitos, ayúdame, no me vayas a dejar sólo. Y en eso se acerca al water y empezó a vomitar, y me dijo: - Ayúdame a desvestirme, por favor. Me acerqué a él y abrí el agua de la ducha, le comencé quitar el traje de baño que la verdad me costó mucho trabajo ya que estaba mojado y él no cooperaba, estaba muy débil, lo ayudé a ponerse de pie y lo senté bajo la ducha, me salí del baño, claro que ya no tenía sueño y me puse a ver tele, y como a los 5 minutos oigo a Enrique que me decía: - Carlitos!!, hermanito!!, ¿me traes un toalla? Apenas podía hablar el pobre, le llevé la toalla, lo ayudé a ponerse de pie, le envolví la toalla en la cintura y lo llevé hasta mi cama, en eso llega mi hermana y traía un vaso de leche, me lo dio y se lo di a Enrique, se lo tomó y al ratito se durmió, yo me quedé observando su cuerpo desnudo envuelto en una ligera capa de tela, cerré mi cuarto con seguro y me acerqué a él y le dije en el oído: - Enrique, despierta, ¿estás bien? Y al ver que no reaccionaba, tomé un extremo de la toalla y lo desenvolví un poco y pude apreciar una verga relajada, quise tocarla pero no pude, sólo lo observé un rato y le volví a tapar y me acosté en un sillón que tengo en mi cuarto, para que él durmiera a gusto. La fiesta terminó como a las dos horas, y cuando todos se iban se armó una pelea que nos despertó a mí y a Enrique, me salí del cuarto y bajé con mi hermana y le dije que Enrique ya estaba dormido y yo también, que los sacara porque hacían mucho ruido, el caso es que todo se calmó, mi hermana se fue con sus amigas a su cuarto a dormir y me dio dos pastillas para que se la diera a Enrique para el dolor de cabeza, llegué a mi cuarto y le dije que se las tomara y me dijo que no, que ya se sentía mejor, en eso se para, se quita la toalla y me dice: - Préstame un calzoncillo, no voy a dormir desnudo. Yo no lo podía creer, Enrique tenía una erección de unos 19cm, me le quedé mirando y como que se dio cuenta y se tapó, y me dijo: - Perdón, no me había dado cuenta.

  • No te preocupes, a todos nos pasa. Le di el calzoncillo y me dijo:
  • Oye, ¿puedo dormir en tu cama?

  • Claro que sí, yo duermo en el sillón.

  • No, nada de eso, el sillón es muy incómodo, tu cama es grande y cabemos los dos. Entonces nos acostamos y él comenzó a hablar de fútbol, y de sus rutinas en el gimnasio, y me dijo:

  • Oye, ¿me dejas ver tu abdomen? - le dije que sí, y me dijo:
  • Oye!, tú también te ejercitas, ¿verdad? Sigue así y cuado tengas mi edad vas a estar hasta más bueno que yo! Yo sólo me reí y me dijo:
  • ¿Y por qué no invitaste a tu novia, hermanito? Le dije que no tenía novia, que no tenía tanta suerte como él. Él sólo se rió y me dijo:
  • Es que no soy como todos piensan... te voy a confesar, soy virgen. Al principio no le creí y me dijo:
  • No, de veras, en serio!

  • Ok, te creo.

  • Gracias. Yo sé que en ti puedo confiar, tú sí eres un buen amigo, y lo demostraste por cómo te portaste conmigo cuando estaba borracho.

  • No es nada, tranquilo hombre.

  • Pero quiero compensártelo... En eso siento que su mano recorre mi pierna, y se acerca a mi oído y me dice:

  • No estaba dormido cuando me quitaste la toalla... Yo no sabía qué decir, y me dice:
  • No te preocupes, tú también me gustas. Y siento cómo llega hasta mi paquete y me lo empieza a sobar.
  • Te gusta ¿verdad? - me decía. Se bajó hacia mi verga y me dice:
  • Qué bonita la tienes, ¿cuánto te mide, 18cm? Yo no podía hablar y me la comenzó a mamar, nunca había sentido algo así, y en eso que se levanta de la cama y se va al baño, yo no sabía lo que pasaba, volvió con un bote de crema y me acuesta en la cama, se me acerca al oído y me dice:
  • Te voy a compensar lo de hoy... Me unta crema en la verga, se pone él en su culo y lentamente se va sentando sobre mi verga, yo estaba en el éxtasis, mientras se movía en mí, con la otra mano se la meneaba, era delicioso, y me dice:
  • Quiero que te corras dentro. Y así lo hice, él siguió meneándosela unos momentos más y se corrió, su leche bañó mi cara y mi pecho, se bajó y me dio un beso. Me ayudó a limpiar con su boca el resto de semen que había en mi cuerpo. Después de eso nos vestimos, él se durmió y no volvimos a hablar del tema.