El médico me azota (9)

Continúa la historia de Anaís

He mirado y remirado esta hoja en blanco, sin conseguir aclarar muy bien cómo plantear mis dudas, sé que tengo dudas pero cuáles son exactamente no. Me doy por vencida, considero que lo mejor que puedo hacer por ahora es dejar esa hoja allí en la mesa. Creo que mañana lo pensaré mejor y más si hablo con Julia, ahora a intentar dormir de nuevo, pero este dolor del trasero no me deja mucho y que tengo que dormir boca abajo.

En algún momento de la noche me he quedado dormida, me levanto rápido pero enseguida me paro, me llega las punzadas de dolor, así que voy más despacio y me dirijo al baño. Allí ante el espejo me doy media vuelta, levanto el camisón y contemplo las marcas que me ha dejado el bruto de Miguel, sé que en parte me lo merecía, pero ni muerta se lo voy a reconocer. No me gustan las marcas, es algo que se lo voy a decir pero esa sensación de estar a su merced... mmm.... y como jugaba con la cuchara y sus dedos dentro de mi, mmmm... aunque la verdad en aquel momento había pasado más vergüenza que gusto. Mientras pensaba en eso sin darme casi cuenta voy bajando la mano libre, para ir metiendo poco a poco los dedos dentro de mi; alternando con frotar mi clitoris, llegado un momento necesito quitarme todo el camisón y tener más libertad de movimiento. Una vez libre de cualquier obstáculo  sigo tocándome y con la otra mano voy tocando los pechos, sigo con este labor hasta el final. Estas sensaciones son nuevas, esto de vivirlas es muy diferente a la imaginación, sabía que me iba a doler el castigo pero no creía que doliera tanto ni que iba a durar tanto sus efectos, en el momento que recibí esos azotes no disfrute en absoluto de las sensaciones, de hecho más bien deseaba que acabara todo pronto.

Vuelvo a la realidad, necesito preparar la casa para la venida de Julia, que lo más seguro es que me avasalle a mil preguntas, y ni sé qué ni cómo voy a responder a todas esas incógnitas. Lo mejor para mi es vestirme con la falda larga y con bastante vuelo para no notar esa incomodidad.

No puedo evitar sentir ese nerviosismo por dar ese paso a algo más, porque eso de aceptar ser su sumisa y el mi Amo no es algo baladí y más si es como él quiere, quiere que le dé una entrega casi total de mi vida. Pero también sé que por nadie hasta ahora he sentido algo como esto.

Al final logro poner en orden la casa y de preparar la comida, no me gusta estar cocinando cuando viene gente a casa, y más si es Julia, en eso que me siento en el sofá llama alguien a mi puerta, pregunto por el interfono quién es, me dice que es Julia. Nada más entrar me pregunta:

  • ¿Cómo fue tu castigo con Miguel?¿Hubo final interesante?

  • Poca cosa, y no lo hubo, lo quiere dejar para más adelante

  • jajaja, pues por lo que decía y se oía no parecía algo simple.

  • Joder, no me regodees que lo oíste, eso no fue nada comparado con el resto - digo esto último en un susurro pero ella me oye

  • Venga, no te hagas ahora la remolona, me pongo un poco cómoda y quiero oírlo de pe a pa todo la historia vuestra.

  • Bueno no te prometo nada

  • Nada de bueno, a ti te encanta enterarte con pelos y señales mi vida amorosa, pues yo también.

  • Que sí pero como me seas una capulla, te comes este cojín, no voy a parar de darte con ella.

  • Jajaja, eso mismo te diré cuando te metas con Juan y así.

Así que le cuento un poco de mi historia, sin entrar mucho detalle de los sucesos, ya que cuando escucha nuestro primer encuentro de cómo me pone sobre sus rodillas, me dice que yo mentir no es mi especialidad, como mucho ocultarla.

  • No me puedo creer que después de estar vestida te vuelve a colocar en sus rodillas, jajajaja, eres única para meterte en líos, ¿y en serio que no te mojaste ni nada?

  • Claro que no, y como me sigas interrumpiendo no te cuento

  • Vale venga, quiero oír lo siguiente, me parece raro que no saliera esa parte encantadora de espanta - chicos, venga qué me ocultas, sabes que tengo mis métodos para que confieses.

  • Sabes que mi vena guerra sale pronto, y más si veo que la otra persona es más cabezona que yo, quiero ver los limites de uno

  • Pues cuidado, quien juega con el fuego se quema luego, pero ya sabes que siempre te voy a apoyar, dime lo que me estás ocultando, no me voy a espantar ni nada. Quiero todo detalle, como tú conmigo, jajaja.

  • Vale, pero no te esperes mucha cosa, porque tampoco te creas que nos ha pasado grandes cosas , más bien han sido encuentros cortos pero intensos.

-  Bueno, eso lo juzgaré yo, jajaja

  • Lo que te puedo decir es que la primera vez después de tener su consulta  me prometí a mi misma que no iba a ir su consulta, en poco tiempo me había puesto en su rodilla 2 veces y además me había puesto en una situación comprometida.

  • ¿Cuál es esa situación?

  • Pues verme desnuda

  • Más persona te han visto y no te ha importado. ¿No será que te vio excitada?

  • No continúes por allí - la digo poniéndome un poco roja.

  • Jajaja, nos ha salido la chica timorata, tan valiente para otras cosas y tan tímida para otras. Lo vas a tener que superar si vas a continuar con esto.

  • ¿Por qué?

  • Digo yo que le enseñarás más veces tu cuerpo, como tú verás el suyo.

  • Pues todavía no le he visto nada de él.

  • así que te lleva la delantera y por mucho

  • Y por qué no quieres estar con él, si parece majo y buena persona

  • Porque es mi médico

  • Mejor para ti, que ya conoce todo lo que tiene que saber de tu cuerpo y hasta dónde puede llegar

  • Pero no es ético, y además es mezclar lo profesional con lo personal, quién no me dice que no ha intentado en otras ocasiones con otras pacientes

  • no habrá habido gente que se haya casado con su médico o alumnas con profesores... eso está a la orden del día, o no me digas que eres ahora una chapada a la antigua.

  • Claro que no, pero me asusta que la relación vaya más allá de lo que es la fantasía, y de cómo encajar en mi día a día, es pasar a la acción, ya no sólo de imaginar sino de tener que hacerle caso o tendré consecuencias

  • Eso algún momento iba a pasar querida, pero tranquila que nadie sabe hacerlo a la primera, es cuestión de ir aprendiendo poco a poco, los 2 os equivocaréis y sabréis encontrar la solución

  • ¡¡Qué filosófica te me has puesto!! Y lo dices porque luego no sufres las consecuencias

  • ¿Me vas a decir que esas consecuencias no lo buscabas o luego no te gustaban?

  • No todas ellas me las he buscado ni en el momento que me ha sucedido las consecuencias es que me haya gustado.

  • Evidentemente, ¿pero no se ha pasado de la raya no?

  • No, sólo el de venir a mi casa y andar por sus anchas

  • ¿Te estuvo curioseando tus cosas?

  • No que yo sepa, lo que pudiera ver que estuviera a la vista, pero no lo sé porque me quedé dormida enseguida

  • Antes de que me cuentes qué paso ayer en esta casa, cuéntame qué pasó en el bar con él.

  • Pues estaba un poco de mal humor con él porque el día anterior me puso encima de sus rodillas y luego me besó

  • Por besarte te pusiste así

  • Él me confunde, en un momento me trata como una niña, en otro me dice que me quiere, creo que es bipolar, y a mi los bipolares no me van

  • Ni a nadie, pero vamos, que no es para tanto un beso. Y si te pone sobre sus rodillas será porque has hecho algo mal

  • Yo que va, si soy todo una santa

  • Jajaja, ni te lo crees tú

  • Venga ya, ¿eres la abogada del diablo o qué?

  • No, pero te conozco bien

  • En eso no te discuto

  • ¿Y qué vas a hacer con tu médico?

  • No sé, es un quiero y no quiero

  • Ve a por todas

  • Me da miedo meterme en la boca del lobo

  • La vida es arriesgar, no sólo leer, sino también actuar.

  • Sí, ¿pero cuál es la línea o límite? ¿Y si me considera como un objeto para su placer? ¿Y esto hasta cuándo puede durar?

  • No me sé todas las respuestas pero ya te digo que tú descubrirás cuales son tus limites, y sabrás parar las cosas a tiempo o por lo menos a que no vaya a más. Sino siempre me tendrás a mi como tu caballero de armadura reluciente para salvarte, bueno en mi caso sería caballera.

  • Eso no existe, pero sé que serás mi ángel de la guarda, que me dirás las verdades sin tapujo y eso me es suficiente.

-   Eso mismo harías tú conmigo

  • Jajaja, y bueno qué crees que piensa él sobre mí, que soy un objeto o algo así

  • No tiene pinta de eso, de hecho se preocupa por ti y te quiere poner algo de freno.

  • No necesito que nadie me frene, si no conduzco

  • Ya, pero ya sabes a que tipo de freno me refiero, quieres demostrar que eres indomable y que nadie puede contigo y a la vez que alguien tome un poco de control sobre ti. La verdad sea dicho, eres bastante compleja

  • Mira quién fue a hablar, tu si que eres compleja a no más poder.

  • Pues dime una cosa en la que sea compleja y tú no

  • Pues ahora mismo no se me ocurre pero haces cosas raras, como por ejemplo mezclar la comida con cosas que son muy picantes.

  • Eso es gusto de cada cual, y la tuya es que te caliente ese trasero tuyo

  • Pues no, mi gusto es ser algo rebelde y si eso alguna que otra consecuencia

  • Muy buen eufemismo pero a mi no me engañas

  • Venga, que no me ayudas a tomar la decisión

  • Ya sabes lo que vas a decir, y es que es un sí, o eres muy tonta por dejar este tren, y yo no te considero de ese grupo. Si bien también comprendo tus miedos, yo los tendría, por eso lo mejor es dejar ciertas cosas claras. Dime qué cosas quieres dejar en claro y que de ninguna manera puede hacer nada por cambiarte, porque hay cosas que de ninguna manera se puede dejar pasar.

  • Pues la verdad es que no lo sé  muy bien del todo, pero por ejemplo hay varias cosas que si sé que no quiero de ninguna forma, que, 1) me deje marca visibles, 2) me comparta o me haga hacer tríos o más, 3) chupar, comer o lo que sea que sean denigrantes, 4) ser su sirvienta o esclava, 5) me controle en todo lo que hago, 5) tampoco hacer cosas con animales; y creo que por el momento lo puedo dejar por aquí

  • ¿Ves cómo no es tan difícil hacerlo?

  • Ya, bueno, ahora que yo he contado sobre mí, te toca tu turno de contar sobre tus aventuras con Don Juán

  • Deja de llamarle así al pobre

  • Si sólo os conocéis de 1 semana

  • Bueno y qué

  • Venga a desembuchar

  • Prefiero que lo hablemos comiendo

Así que nos dispusimos a comer juntas en el salón, yo acomodada entre los cojines y escuchando hablando de ella y su nueva conquista. Que no parecía así a simple vista uno de esos aprovechados que va cambiando de pareja a primera de cambio, y sino ya se las vería conmigo. Por el resto de la tarde fue una dinámica más distendida, entre maratones de series y chucherías... Nos despedimos porque al día siguiente tanto ella como yo debíamos volver a nuestros trabajos pero que cada cual debíamos informar a la otra de las novedades.

El lunes lo pasé sin pena ni gloria, únicamente con los nervios a flor de piel por saber lo que sucedería el martes, y esa noche no pude dormir muy bien pensando en el paso que iba a dar al aceptar ser la sumisa y tener un Amo, aunque sé que de primera mano que no le voy a llamar así y no sé si alguna vez le llamaré, creo que si lo hago será porque sé con seguridad de que soy para él algo más que una esclava. Y creo que puedo confiar en él para empezar a experimentar y no sólo leer.

Ya es martes, si ayer estaba nerviosa hoy estoy taquicardica por lo que va a suceder en menos de 8 horas, así que hago mi mejor esfuerzo para sobrellevar todas esto, y me intento repetir a mí misma que hoy es como cualquier otro martes, únicamente diferente es que voy a hablar con Miguel. Por fin son las 6 de la tarde, estoy en la sala de espera sin saber qué hacer con mis manos, no las puedo dejar quieta y con mis dudas de última hora de si lo que hago es buena idea o no, y que igual estoy todavía a tiempo de marcharme y únicamente lo que tengo que hacer es dejar el sobre con el dinero a la enfermera y huir ahora que todavía puedo. Pero eso no es posible porque de repente me llaman, me dirijo a su consulta.

  • Hola buenas tardes, ¿qué tal? - me pregunta

  • Bien, toma aquí tienes el dinero de la compra del sábado

  • Gracias, y sobre lo que te propuse ¿qué te parece?, ¿qué dudas tienes?

  • Pues si lo acepto pero hay cosas que quiero dejar claro, y es que de ninguna manera quiero que, 1) me dejes marcas visibles, 2) me compartas o me hagas hacer tríos o más, 3) chupar, comer o lo que sea que sean denigrantes, 4) ser tu sirvienta o esclava, 5) me controles en todo lo que hago, 5) tampoco hacer cosas con animales; y creo que por el momento lo puedo dejar por aquí - le digo de un tirón, menos mal que había ensayado tanto mentalmente como en voz alta en casa porque sino seguro que me aturrullo a la hora de expresarlo.

  • Me alegra saber, descuida que los puntos 2 al 5 no va a haber ningún problema para hacerlo, pero ten en cuenta que en el punto 1 va a ser muy difícil cumplir porque los castigos en ese culo travieso y en esas tetitas va a ser casi imposible que no les quede ninguna marca, eso si, nunca voy a hacer que sangres ni a que te quede marca alguna definitiva. Si aceptas eso y las reglas del juego creo que podemos empezar.

  • Por mi bien, pero cuáles son esas reglas

  • Pues va a haber unas básicas y que son: 1) Prohibido mentir a tu Amo, 2) Obedecer en lo que se te ordene sin protestar, 3) tratarme de usted llamándome Amo o mi Señor cuando estemos a solas o con mis amigos que sepan de mis gustos o que tengan mis gustos, tranquila que te avisaré, 4) tienes prohibido tocarte o correrte sin permiso, 5) no puedes tener a otra persona mientras estás conmigo al igual que yo que no puedo estar con otra persona, 6) aceptar mis castigos que pueden ser de varios tipos sin rechistar. Por el momento estas son las reglas simples, luego ya veríamos si añadimos alguna más o no, pero con estás en principio vamos bien; si incumples las cuatro primeras recibirás un castigo, dependiendo de la gravedad y de su reiteración y si incumples la quinta directamente rompemos toda la relación entre los dos.

  • Me parece bien, pero no me parece justo el cuatro

  • Tu cuerpo ahora es mío y yo soy quien decide si te mereces o no. Si eres buena será pocas veces que te deje sin correrte.

  • Vale, pues acepto pero tienes que tener paciencia conmigo al principio

  • Claro que tendré paciencia, ahora mi sumisa te quiero desnuda y arrodillada ante mi

  • ¿Ahora? - no creía que fuera tan inmediato eso de hacer lo que me dice - y si...

  • Muy mal, esa no es la forma, únicamente tienes que decir si Amo o mi Señor, y obedecer

  • Vale

  • No, ¿cómo te he dicho que digas?

  • Si mi Señor

  • Así sí, pero a la próxima un castigo

Yo me voy para la parte de biombo para quitar la ropa, pero el me detiene.

  • Quiero que te lo quites aquí delante de mí, no te preocupes que nadie va a entrar y no hay nadie ya fuera, y recuerda tu cuerpo es mío y no puedes negarme verlo

Así que me quito primero mis sandalias, luego el vestido, después el sujetador y por último las bragas que las doblo lo máximo posible para que no se note nada dentro del vestido y me pongo de rodillas con las piernas cerradas y poniendo las manos delante de los pechos, aunque sé que no va a durar mucho esto.

  • Venga, no te hagas la tonta, sabes que tienes que tener las piernas bien abiertas y las manos para atrás, que quiero contemplar ese cuerpo tuyo - me dice paseando alrededor de mí, dirigiendose a mi ropa - sé que esto te gusta, no me engañas guardando tus bragas en el vestido, he visto esa humedad mientras te quitabas el sujetador, y también ahora que me ofreces esta visión de tu coño. Y por lo que veo tu culo ya está mejor.

  • ¿Ya me puedo vestir?

  • No, sólo cuando lo diga yo, quiero que juguemos un poco ahora y aquí