El médico me azota 5

Continua la historia de Anaís.

Anaís

Ya es jueves, el día podía haber sido maravilloso pero para mi desgracia le tenía que ir a ver, por una parte lo quería ver, me hacía sentir que podíamos tener algo pero siendo realista eso no podía pasar, además seguramente ya tenga novia. Me preparo para ir al trabajo como de costumbre.

El día ha sido de lo más tranquilo, así que estoy de bastante buen humor, además ayer me fui a la cama para compensar que no había dormido mucho cuando me fui de fiesta.

Al salir del trabajo me dirijo a su consulta, y me digo a mi misma de no ser tonta y ser más inteligente que él, no quiero que la situación se vuelva a repetir. Pero antes de entrar doy delante del edificio vueltas de si entrar o no allí, no es por el miedo a que me vuelva a azotar sino más bien a lo que él me pueda hacer sentir, no sé si es correcto o no pensar en él algo más que mi médico... Pero sé que no puedo estar todo el tiempo aquí fuera y me armo de valor para entrar y demostrar que nadie me apabulla.

  • Buenas tardes señorita, vengo a la consulta del doctor Jiménez, lo tenía a última hora.

  • ¿Usted debe ser Anaís Robles no?

  • Pase a la sala de espera que enseguida la atiende.

Yo así lo hice, mientras le esperaba saqué algo para leer, la lectura para mi era algo mágico, quiero decir que me transportaba a la historia haciendo pasar las aventuras de los personajes y que el tiempo se me pasaba volando sin importar lo que pasaba en mi entorno. En una de las idas y vueltas de la enfermera me avisa que puedo ya entrar en la consulta, guardo el libro y me dirijo hacía ya como si fuera la primera vez que acudía a su consulta con esos nervios, y me reprendo a mi misma por ser tonta y que si una vez he sobrevivido por qué no lo iba a hacer una 2° vez.

  • Buenas tardes, tome aquí tiene mis análisis.

  • Buenas tardes, ¡qué bien!, pero se los puede quedar que yo ya los tengo aquí, ahora con las tecnologías nos permite acceder a los resultados sin necesidad de imprimirlos.

  • Ah, como habrá visto no son por así decirlo malos

  • He de reconocer que no están tan mal como pensaba yo, pero aún así podría estar mejor.

  • Antes de que se me olvide, creo, bueno estoy casi segura que eso es debido a que me fui la noche anterior de fiesta con una amiga que no la había visto en mucho tiempo. - le digo como si de repente me hubiera acordado de ese detalle.

  • Jajaja, esos baremos que están mal se han acentuado por la fiesta pero no ha aparecido por ir de fiesta, así que no cuela esa excusa - me dice con su cara triunfante como si estuviera satisfecho de haber acertado en algo - y no te creas que me he olvidado el comportamiento de ayer.

Le miro con incredulidad, no lo puede estar diciendo en serio, éste está flipado.

  • A ver, tengo 25 años, y no una niña al que la puedas regañar.

  • Pues la actitud de ayer no decía lo mismo

  • Pero eso era ayer así que ya no cuenta - digo con esperanza.

  • Jajaja, si que cuenta, lo que hice ayer fue aplazar las consecuencias.

  • Eso no lo dijiste, así que lo que no se dice no se hace

  • Te has pasado de lista, te dije que hoy continuamos con la conversación de ayer.

  • Conversación no consecuencias, son 2 cosas diferentes. - se que debería contener un poco esta boca mía porque veo que le estoy sacando bastante de sus casillas, le voy a intentar rebajar su mal humor - pero bueno que ayer me tenía un mal día así que lo siento.

  • Sé que no lo sientes pero bueno es un buen principio; vamos a lo que es propiamente la consulta, para empezar tendrás que tomar estas pastillas de vitamina para que esos análisis a la próxima salgan mejor así como debes de tener una dieta más variada para que ayude a tus defensas.

  • Gracias - cojo las recetas y me da corte en decirle que me quite el cinturón. Y dudo en cómo decirlo.

  • De nada, ahora que ya has cumplido tú parte así que te quito el cinturón, qué será un alivio para ti.

  • Serás capullo, que sepas que no yo me desespero por estas cosas y no como otros, que seguramente tú no aguantaría ni 3 días.

Miguel

Los jueves tengo poca cosa que hacer, sé que la podía haber citado antes pero no lo he hecho porque quería que lo sucedido de ayer no se quedara sin ninguna consecuencia. Pero por otra parte me pregunto por qué ella me atrae tanto, he estado con chicas más dóciles que ella y guapas pero que no me han llamado esa atención de ella, además todas ellas no eran pacientes mías, así que no tenía problema con mi propósito de no estar con una paciente mía.

He pasado el día bien, mientras miro un poco por la ventana veo que ella está dando vueltas delante del edificio, como si estuviera dudando de si entrar o no, me decepcionaría si no entra porque entonces ella no sería la chica valiente y orgullosa que aparenta ser, pero al final entra y yo se que tengo una vena un poco cruel hago que espere un buen rato en la sala de espera, no contaba que ella sacara un libro y se abstraiga de lo que la rodea, al final la dejo entrar.

Me ha saludado de manera muy amable, se nota que hoy venía con mejor humor, y me sorprende que intente con esa treta burda de hacer como que de repente se acuerda que su análisis esté un poco descompensada por irse de fiesta, qué infeliz, pero aquí me confirma lo que sabía yo, así que no puedo evitar sonreír al imaginarme que le voy a poder marcar ese culo por mentirosa entre otras cosas. Y allí empiezo a recordarle que lo de ayer no estaba olvidado, entonces empieza con esa actitud de querer a toda costa llevar la razón, pero me digo a mi mismo que mejor dejarlo para un poco más adelante eso. Le digo lo que tiene que hacer, y cuando me da las gracias se nota que quiere decir algo más pero le da vergüenza decirlo, por lo que supongo que es el cinturón.

  • De nada, ahora que ya has cumplido tú parte así que te quito el cinturón, qué será un alivio para ti.

  • Serás capullo, que sepas que no yo me desespero por estas cosas y no como otros, que seguramente tú no aguantaría ni 3 días.

  • Lo decía porque se te veía apurada malpensada - le digo mientras quito eso - y ya que estás así también voy a dar un remedio para esa boquita tuya.

La llevo al baño no sin esfuerzo, y por el camino le daba algún que otro azote sobre su vestido.

  • abre esa boca - le digo mientras cogía  el jabón y como no lo hacía le doy un azote bien fuerte para su sorpresa.

  • Aaaah... ummm

  • Ni se te ocurra quitar eso de la boca que te va con más jabón - la advierto no sin una mirada asesina por su parte.

  • ummm um ummm um ummm

  • No te entiendo pero espero que no sea ningún insulto, vas a estar 5 minutos con eso.

  • ¿Pero qué te crees cretino? Estas loco gilipollas - me dice sacando el jabón de su boca

Quito el jabón de su mano y lo mojo un poco para ponerlo otra vez en su boca que cuesta otra batalla.

  • No me gusta repetir las cosas, ahora te quedas calladita sin quitar eso de la boca por 10 minutos y a por la siguiente parte de castigo.

La llevo de nuevo fuera del baño hasta mi asiento para ponerlo sobre mi rodilla, trabando sus piernas porque no paraba de moverse. Y la empecé a dar con las manos, alternando en cada una de las nalgas, llevaba ya como 40 y la suelto un poco y veo que ya ha pasado los 10 minutos.

  • Ahora si que te lo puedes quitar y si no quieres tenerlo más tiempo, ya sabes...

Se lo quita sin decir ni mu. Y le digo que no se sobe el trasero que el castigo no ha terminado,  y que se debe apoyar en la mesa, lo hace sin poner mucha queja, y yo me dirijo hacia la los cajones de mi mesa, donde guardo una regla de madera, ella se incorpora para ver lo que hago.

  • Van a ser 30 y los cuentas; espero que no te muevas porque sino empezamos de nuevo, pon brazos sobre la mesa, inclinada y piernas separadas.

Tarda en ponerse como le he dicho y duda en quejarse o no, pero cuando me ve que  voy hacia ella se pone en posición, la contemplo, le subo ese vestido que deja ver un culo que estaba un poco rojo, y que en algunas partes a pesar de tener el vestido puesto se veía un poco la marca de mis manos. Le doy el primero y ella no dice nada.

  • He dicho que las tienes que contar. - y le doy otra vez en el mismo sitio

  • DOS JODER

  • No, no sabemos ni contar, vuelves a gritar o decir una palabra malsonante y visitas a nuestro amigo el jabón. - le digo mientras le doy varias veces fuerte - Cuenta bien y empezamos.

Cuando llegábamos a 15 ya se nota en su voz que le dolía, pero como era orgullosa no había derramado todavía  ninguna lágrima, pero siendo una principiante las 5 últimas ya tenía lágrimas y me pedía que parara.

  • 27, sniff, sniff, perdón, para por favor

  • Quedan 3 y se acaba

He de decir que las 3 últimas fueron las más fuertes, quería que por una temporada se acuerde de esto.

  • Ya está, yo no te castigaría si no te comportara como una niña pequeña - se deja consolar, y cuando se calma más y no sé porqué pero le doy un beso que es correspondido.

Anaís

No sé cómo es posible que me haya dado un beso y yo le he correspondido, no debo hacer esto, me separo y salgo de allí con mis cosas, no hago caso del dolor ni de que él me esté llamando, quiero salir de allí lo antes posible.

El beso ha sido estupendo e increible pero esto no puede pasar, él seguro que tiene pareja, además es un tipo que le gusta castigar con azotes como si estuviéramos en el siglo pasado, igual es de los que no tiene en cuenta la opinión de las mujeres. Pero por otro lado me gusta su forma de ser, tiene ese aire que te intimida un poco y a la vez que una puede estar segura a su lado. No sé qué pensar, uff.

En eso que estaba en mis cavilaciones que me llaman por teléfono.

  • Sí, ¿quién es?

  • Soy yo Anaís, quería saber si el plan de mañana sigue o no en pie

  • Claro que sí, pero recuerda que mañana es noche sólo para nosotras 2, además necesito un consejo.

  • ¿Sobre qué?

  • Mañana te digo

  • No me dejes con la intriga capulla

  • Jajaja, te cuento mejor mañana. Besos y donde siempre.

  • Besos y lo prometido es deuda

Cuelgo el teléfono y me pregunto a mi misma si ha sido buena idea que le cuente o no lo que me ha pasado y sobre todo el cómo, porque ni yo misma sé qué pensar de todo esto.

Me dirijo al baño para darme una ducha que me ayude a despejar un poco la mente y dejar de pensar en él un momento.

Miguel

De repente se ha separado de mí, y coge todas sus cosas, la llamo para pedir disculpa por este impulso pero ella no me hace caso, quiero ir detrás de ella pero no voy, no quiero que ella delante de la gente me rechace o me llame un aprovechado,  qué pensará ella de mí, lo más seguro que un mujeriego que se va con todas sus pacientes. Pero en realidad eso no es cierto, siempre que he estado con alguien era ajeno a la consulta.

Ya no puedo hacer nada, iré mañana o así a disculparme por esto, ella en poco tiempo que ha estado me ha cautivado, le gusta desafiar midiendo las fuerzas de la otra parte, no es como las otras chicas que he tenido, que si que eran sumisas. Quiero que esté conmigo, que sea mía.

Y de repente me llama mi amigo Juan.

  • Hola Juan, ¿Qué tal?

  • Hola, bien, ¿y tú?

  • También bien

  • Te llamaba para saber si mañana puedes salir conmigo de fiesta

  • No me apetece mucho, esta semana ha sido muy complicado y cansado.

  • Es que necesito un poco de tu ayuda para poder ver a una chica he conocido este martes

  • ¿Quieres que haga de carabina o algo?

  • jajaja, no es por eso, es que ella sale con una amiga suya que no tiene pareja, y es para no dejarla excluida.

  • No me gusta que organices citas dobles y menos cuando sabes que no me gusta ir a los mismos sitios que tú

  • Ya lo sé, pero tú tranquilo que su amiga el martes rechazaba a todo el mundo y no sé cómo lo hacía que los echaba de su lado en un abrir y cerrar de ojos, así que tampoco va a ser para tanto, lo único entretenerla un poco.

  • Bueno, pero me debes una, mañana nos vemos para cenar en mi casa.

  • De acuerdo.

Juan es mi mejor amigo, le quiero como a un hermano pequeño, quiero conocer a la chica, espero que no sea alguna que sea cabeza hueca o de los que se va con él primero que pillan.

Voy a recoger las cosas y espero que mañana se me dé mejor que hoy, y con la cabeza despejada planeo como puedo conseguir que ella sea mía.