El Mecánico me domina (cap. I)

Relato de dominación muy Soft, nada muy explícito que cuenta la historia de la joven Betsy y su nuevo mecánico.

Betsy era una joven oficinista de una empresa de paquetería y tenía una vida normal de una chica de 27 años: trabajo estable, vida social moderada con salida con las amigas los fines de semana y novios ocasionales sin mayor trascendencia. Lo más osado que hacía era quejarse con su jefe y alzar la voz; terminar borracha en una salida de chicas un sábado o fingir que no se daba cuenta que algún hombre en el gimnasio le miraba el culo mientras ejercitaba sus piernas vistiendo sus leggins ajustados.

Ella se consideraba fea del rostro cuando en realidad tenía una dulce imagen de niña tierna y por eso se esforzaba por tener un buen cuerpo atlético y definido para atraer hombres. Lo que Betsy no percibía era que todos los hombres admiraban esa carita tierna de ojos color miel y sus finas facciones de jovencita adolecente. Si unimos ese rostro angelical con el cuerpo delgado y trabajado en el gimnasio, unas piernas y un culo de infarto, una cintura y abdomen de avispa y unas tetas redonditas y firmes como roca nos da como resultado una chica con baja autoestima que era asediada por todos sus compañeros de trabajo y amigos. Pero ella no se daba cuenta de las indirectas o de los intentos de todos esos hombres que buscaban conquistarla.

Nuestra protagonista era muy cohibida ante los hombres y muy inocente para explotar el sexy y exitante cuerpo que tenía cubierto por el feo y clasico uniforme de la oficina.

Un día cualquiera en la vida de ésta chica monótona y de baja autoestima recibió una llamada de su jefe quien le pidió de favor que llevara su auto a la agencia automotriz para un chequeo de rutina debido a que él tenía que salir en un vuelo a trabajar a la capital. Betsy como no sabía decir que no a sus superiores llevó el auto de lujo y se le ocurrió comportarse como una millonaria déspota y hacer algo que en su vida diaria no podía hacer: ordenar, despreciar y sentirse superior a los demás.

Llegó a la automotriz más prestigiosa de la ciudad donde los empleados la trataron con mucha amabilidad y ella se comportó altanera y con aires de grandeza, algo con lo que los encargados de aquel taller mecánico tenían que lidiar a menudo. Entregó el auto como el protocolo lo dicta y tendría que esperar 24 horas para recoger el coche, no sin antes exigir al jefe de mecánicos el mayor de los cuidados con tan costosa máquina y se retiró de la agencia exitada, emocionada y con el corazón a 1000 por tan excelente actuación. Se exitó al sentirse con el poder de hablar y actuar así frente a aquellos extraños y le gustó la idea de confiar más en sí misma; sin embargo, el automóvil no era de ella y la situación estaba basada en algo irreal.

A la mañana siguiente recibió una llamada de la agencia donde le notificaban que por algunos problemas técnicos el auto estaría listo hasta el final del día laboral y le dieron el nombre completo del jefe de mecánicos quien le entregaría su unidad y le explicaría el problema. Betsy aprovechó la oportunidad para reprender a la agente que le llamó y se vio a si misma de nuevo en el papel de Femme Fatale, lo cual la emocionó. Al llegar al lujoso negocio todo estaba cerrado y rodeó la sala de exhibición para llegar a la parte tracera donde estaba el taller mecánico y se encontró con Tadeo, el jefe y encargado del taller. El mecánico estaba vestido con su impecable uniforme azul marino y se encontraba en la caceta de la entrada y salida de vehículos leyendo un libro y con una taza de té por un lado. Al llegar Betsy le tocó la ventanilla un poco molesta y Tadeo le hizo señas de esperar un poco, dió un trago a su té y marcó algo en su libro para después salir y recibir a la jovencita oficinista con cortesía y una sonrisa.

-- No sabía que los mecánicos como tú leyeran algo más que las revistas de farándula-- dijo ella en su papel despreciante.

-- Pase por aquí Señorita, le daré los detalles de su unidad-- respondió sonriente Tadeo ignorando el comentario.

-- Espero no sea grave.

-- No se preocupe Señorita, solo es cuestión de ajustar algunas cosas y todo mejorará.

Betsy pasó por la sala de espera para clientes y con la instrucción del mecánico pasó otra puerta hacia una lujosa oficina a la cual Tadeo entró después y cerró la puerta. La jovencita se giró para ver al hombre y preguntarle sobre el auto y casi se estrella en su pecho. Ella quedó petrificada con la cercanía fisica con el extraño; él la tomó de las mejillas con su enorme mano derecha y la apretó levemente para levantarle el rostro hacia el suyo con una extraña mezcla de cariño y firmesa.

-- Sabe Señorita Betsy, se ha comportado muy mal con todo el personal aquí, ése es el problema y como le dije al llegar, solo vamos a ajustar algunas cositas para solucionarlo.

-- Perdón... no me.. hagas nada, no me las...times -- balbuceo Betsy

-- Tranquila Srita. no le pasará nada malo y no esta en peligro, al contrario! Aprenderá una lección importante y será mejor persona.

El hombre de 1.93 mts de altura con cuerpo fornido y fuerte le dió la vuelta a aquel fino y delgado cuerpo y la dejó dándole la espalda. La jovencita estaba aterrorizada y arrepentida de actuar de manera irrespetuosa ante el personal. No podía moverse ni hablar y solo escuchaba al mecánico moverse a su espalda. Tadeo jaló una silla cercana y se sentó a contemplar el cuerpo de la joven oficinista.

-- No sé que pensaba al tratar tan mal a mi y mis compañeros al traer el auto de su jefe.

-- Pero yo... es que no creía... -- balbuceó de nuevo Betsy sin poder voltearse.

-- Vamos Señorita! Somos la agencia automotriz más lujosa del pais y el auto del Sr. Hallaway (jefe de betsy) es el más costoso de la marca, usted cree que no le llamaríamos para verificar su identidad? Todos aquí tratamos a los clientes de la manera más atenta y usted fue déspota, grosera y altanera, así que ahora aprenderá un poco de humildad y respeto. Venga aquí por favor Srita Betsy.

La joven con un par de lágrimas brotando de sus ojos claros se giró lentamente con la cabeza agachada. Se sentía apenada por su comportamiento pero también tenía temor por su integridad física. Al verla tan aterrada Tadeo se levantó de la silla donde la esperaba y la abrazó rápidamente.

-- Tranquila, tranquila! Le aseguro que no le pasará malo, solo le daré un castigo por su mal comportamiento -- sacó un pañuelo de su bolso y le secó las lágrimas dejandole un leve aroma a perfume masculino.

-- Pe... perdón, fui una tonta...

-- Tranquila, harás todo lo que te diga y arreglará su mala conducta. Pedir perdón no es suficiente Srita. Usted sabe que ha hecho mal y que necesita un castigo, cierto?

-- Es que yo solo fingía, no soy así... -- respindió Betsy más relajada y lo vió a los ojos con cara de súplica mientras se sentía muy comoda en los brazos de aquel fuerte hombre.

-- Eso lo creo, cometió un error al fingir ser alguien que no es y debe ser castigada, así aprenderá, ok?

-- Si... -- dijo la joven con una extraña seguridad ante alguien que conocia hace menos de 24 horas.

Tadeo soltó a Betsy quien estaba más relajada, se sentó en la silla en medio de aquella lujosa oficina y le hizo una señal dándose un par de palmaditas en las piernas. Betsy estaba desconcertada de qué hacer ante aquel gesto pero segura de que haría lo que el mecánico le pidiera para enmendar su mal comportamiento. La joven caminó hacia el hombre sentado y lo único que se le acurrió fue sentarse en sus muslos y rodear el cuello con sus manos con timidez arrancando una sonrisa a Tadeo.

-- Betsy... puedo hablarle de tu? -- la chica asintió con la cabeza aun más nerviosa al sentir el aliento fresco de aquel hombre-- Betsy querida, lo que quiero es que te acuestes boca abajo en mi regazo para darte tu castigo.

-- Perdón-- respondió Betsy como si fuese lo más normal del mundo que un extraño este a punto de castigarte. Ella se paró y luego se acomodó sobre aquellos firmes muslos dejando su culo y espalda a merced de Tadeo.

-- Bien Betsy, ahora te daré 20 nalgadas sobre la ropa y luego te bajarás el pantalón y recibirás 20 nalgas directamente en el culo, entendido?

-- Si... -- respondió desconcertada y sin creer aún lo que estaba pasando y lo que escuchaba.

-- Dirígete a mi como Sr. Tadeo, por favor.

-- Si Sr. Tadeo -- dijo automaticamente.

-- Ok Señorita, ahora recibirás tu castigo por no comportarte.

El jefe de mecánicos admiró su objetivo unos segundos, levanto su brazo y con un movimiento rápido propinó la primer nalgada al culo de la chica quien dejó salir un gemido de sorpresa más que de dolor. El hombre se asombró de la firmesa de las nalgas de Betsy y las acarició un poco. Siguió la segunda y tercera nalgada en silencio y poco a poco la delgada mujer que estaba postrada en las piernas de un extraño comenzó a sentir un poco de ardor en su tracero producto de los golpes a mano abierta que recibía. Ella pensaba que era una locura pero en su mente giraba la idea: me comporté mal con todos, no soy así, merezco el castigo. Siguió recibiendo las nalgadas de manera firme y pensó un par de veces que eso era una locura y debía denunciar al mecánico pero de nuevo la culpa por ser irrespetuosa con los empleados la hizo seguir acostada en Tadeo. Un calor familiar surgió en la concha de la joven y comenzó a sentir humedad con el paso de las nalgadas y sus pezones se endurecieron al sentir la gran mano y los fuertes muslos de hombre que la estaba castigando: Quiero irme de aquí y olvidarlo todo, pero mi concha esta mojada y estoy muy cómoda a la merced de este hombre fornido, pensó ella de manera aislada de toda la situación.

De pronto escuchó solo murmullos a lo lejos perdida en sus pensamientos y con un poco de pena se dió cuenta que Tadeo le hablaba.

-- Señorita Betsy... Betsy?

-- Perdón... qué me decía... Señor? -- por qué diablos me disculpo? Pensó.

-- Ya terminé la primera parte, necesito que se baje los pantalones por que faltan 20 nalgadas.

-- Si, disculpe Señor -- Por qué sigo disculpándome?? Volvió a pensar.

Sin pensarlo Betsy se bajó el pantalón de corte ejecutivo color negro, se quitó las zapatillas y se sacó por completo la prenda quedando solo con el tanga color carne, la camisa de vestir ajustada de color blanco y el sostén que hacía juego con el resto de su ropa interior. Tadeo quedó absorto ante la bella silueta esbelta de la jovencita, quien había perdido algunos centímetros de estatura sin tacones.

Betsy se volvió a acomodar en el regazo del extraño mostrando sus hermosas y tersas nalgas adornada por la tanga incrustada en su culo. La pequeña prenda que cubría la concha y el ojete de la chica ya estaba empapada y Tadeo lo notó complacido. Por su parte la delgada mujer sintió la erección de su verdugo justo en su abdomen sorprendiendola con su tamaño y firmeza.

Las nalgadas ahora a piel desnuda no solo dolían al instante sino que ardían y quemaban varios segundos después; después de cada nalgada Tadeo dejaba descansar a Betsy y se sintió con la confianza de sobar un poco el culo para apaciguar el dolor. Al llegar el azote número 14 los quejidos se convirtieron en gemidos de placer con el dolor Infligido y la cabeza de la chica daba vueltas a toda la situación. Se sentía feliz de ser castigada y de enmendar su falta ante Tadeo y la verga del hombre que le lastimaba el abdomen la tenía exitada al 100% y se sentía alagada al exitar a aquel hombre tan fornido, varonil, fuerte y seguro de sí mismo y lo más exitante aun para la chica: todo el tiempo fue amable, respetuoso y educado con ella.

La joven Betsy pasó de sentir temor y pensar que iba a ser agredida por Tadeo a querer abrazarlo y besarlo para luego mamarle el gran pene atrapado entre sus pantalones. Con las nalgas enrojecidas y la vagina palpitando en sus calientes jugos la sometida empleada de la oficina de correos estaba con la respiración agitada y los pezones tan duros como los musculos del dominante mecánico.

De nuevo perdida en su exitación y sus pensamientos no escuchó las palabras de Tadeo.

-- Perdón Señor (ya demanera natural y cómoda) no lo escuché.

-- Betsy, concentrate por favor, te decía que hemos terminado con su castigo. Comprende que el comportamiento que tuvo hacia todos aqui fue nefasto?

-- Si Señor -- Betsy recuperó la verguenza por sus actos.

-- Pero fue usted castigada y no lo volverá a repetir verdad?

-- No Señor, me comportaré de manera apropiada.

-- Muy bien Señorita, buena chica!

Betsy se sorprendió al ser tomada por Tadeo de las caderas y éste la levantó de su regazo cual si fuera una muñeca de trapo y sin ningún esfuerzo la dejó parada a su lado. Ella sin pantalones, con las nalgas rojas y ardiendo pero con la vagina rogando por verga se quedó inmóvil viendo la ereccion en el pantalón del hombre y solo esperando para que la tomara entre sus brazos y la follara ahí mismo. La jovencita estaba sonrojada y relamiendose los labios muy sutilmente viendo el bulto del mecánico lista para recibir instrucciones de desnudarse o de arrodillarse a chupar, estaba lista para lo que fuese, excepto para lo que le dijo Tadeo: ahora vístete y vete de aquí que tengo que cerrar el taller. Estás fueron las únicas paralabras agresivas y frías de Tadeo aquella tarde. Su tono agradable y dulce de toda la tarde cambió desconcertando a la bella jovencita de rostro inocente.

Ella se quedó esperando ser follada y él la despachó a casa con el culo adolorido y sin ninguna despedida. Se sintió molesta, se quedó a medias con la terrible calentura que aquel hombre le provocó y ella quería más, mucho más.

-- Pero... estoy exitada...-

  • Y? Yo te castigué y tu te exitaste, piensa en eso -- le respondió cortante mientras se levantaba de la silla.

-- Tu tambien te...

-- En qué momento te autoricé hablarme de Tu? -- la interrumpió Tadeo.

-- Perdón Señor, Usted también esta exitado, lo pude sentir! -- Dijo Betsy totalmente cómoda al ser corregida.

-- En efecto Señorita, tiene usted un cuerpo brutal y hermosísimo y me exita mucho, pero aquí se hace lo que yo mande, no lo que usted quiera, estamos? -- Se acercó a ella y le tomó la barbilla y le levantó la cara para verla a los ojos con sus bocas casi tocandose.

-- Si Señor -- respondió Betsy con la voz entrecortada mientras suspiraba rogando por un beso.

Su vagina palpitó más duro y haría lo que fuera por contacto fisico, lo que fuera, un besito sería suficiente para ella de lo caliente que aquel hombre la habia puesto pero no recibió nada más que las nalgadas. Tadeo se separó de ella complacido por la respuesta recibida y levantó las zapatillas y el pantalón de la joven y se los entregó para que se vistiera. Betsy comprendió que no era su responsabilidad tomar desiciones en aquella fugaz e improbable relación y se vistió frente a la mirada del jefe de mecánicos.

-- A todos aquí les encanta el café por las mañanas -- dijo Tadeo mientras Betsy se ponía la zapatilla izquierda.

-- No comprendo... Señor -- respondió desconcertada pero muy cómoda diciendo la palabra Señor.

-- Si hubiese pensado cómo enmendar su mala actitud con mis compañeros, a todos les gusta el café en la agencia, en especial a Rosita que fue la agente de ventas que la atendió al llegar y le llamó hoy.

-- comprendo, lo tendré en mente Señor, gracias.

-- Ve cómo con un poco de esfuerzo y un pequeño correctivo podemos mejorar?

-- Si Señor, me disculpo por mis malos modos y le agradezco la lección-- respondió Betsy extrañamente relajada.

De manera casual salieron de la oficina central y Tadeo la cerró para luego darle la mano a la joven; la tomó del brazo y la guió de regreso al taller. Betsy se sentía de nuevo exitada al sentir el calido y fuerte brazo de Tadeo y se contentó al ser tratada con delicadeza y educación digna de un caballero.

Le entregó las llaves del lujoso auto de su jefe y se despidió del Mecánico decidida a que no sería la última vez que lo vería.

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Continuará...

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