El me ha traido para ti

Los deseos que despiertan los amigos lejanos...se pueden volver muy palpables con la complicidad de tu pareja.

"El me ha traído para ti"

Como cada noche empezó a hablarme de lo que había hecho con sus amigas del foro, a contarme historias y conversaciones, a darme detalles sobre sus pensamientos y sensaciones....

Entre besos y risas, guiños y caricias, nuestros cuerpos se encendían poco a poco, sin prisa, dejando discurrir los minutos, como cada noche….

De pronto dijo, "espera, espera un minuto" y se aparto de mi lado, saliendo de la cama. Me revolví bajo la sabana, hacia calor y no la necesitaba sobre mi cuerpo.

"Ya estoy aquí, cielo, ven...Ponte esto" y vi que llevaba en la mano un pañuelo rojo que ató alrededor de mis ojos. Me divertían las sorpresas. "Así no sabrás donde voy a tocarte, ni a besarte ni a mojarte..."

Sus manos se movían por mi cuerpo con la seguridad de la experiencia, del conocimiento, pero al mismo tiempo tan despacio y tal sutilmente que casi no necesitaba el contacto para que mi vello se erizase, para que cada centímetro de mi piel respondiese a su contacto antes de que las yemas de sus dedos realmente me tocasen. El no verle era muy excitante.

Sentí su aliento cerca de mi pecho, y eso basto para que mis pezones saliesen de su escondite casi al instante. "Hummm, que bien, no me hace falta tocarte, tu pezones quieren tocarme a mi", y pasó la lengua por ellos, primero uno, y luego otro, despacio, para volver al primero otra vez, alternativamente, también con las manos, pellizcándome suavemente, trazando círculos alrededor.

Bajó la lengua entre mis pechos, mientras con las manos atrapaba las mías por encima de mi cabeza, manteniéndome suave pero firmemente anclada a la cama, mientras mi vientre se arqueaba de placer y empezaba a sentir como mojaba las sabanas. "Puedo tocarte?" "no, no..solo siente..."

Podía imaginar su sonrisa socarrona en ese momento y eso me excitó aun más. Su lengua seguía bajando, cada vez mas abajo, hasta dar con mi pubis recién afeitado y lo sentí aspirar profundamente mi olor, ese olor que lo volvía loco cada noche. Gimió casi al mismo tiempo que yo, cuando sentí su lengua sumergirse en el mar en que se había convertido mi entrepierna.

En ese momento me di cuenta de que algo no cuadraba, algo no era correcto. Su lengua no me dejaba pensar con claridad, y tuve que esforzarme un instante para darme cuenta de que si su cara y su boca estaban allí abajo, sus manos no podían estar sosteniéndome arriba.

Vendados mis ojos, me sobresalté, pero una voz profunda, sensual, con un extraño acento, me susurró al oído; "tranquila...., el me ha traído para ti". Era una voz desconocida y a la vez familiar, sus palabras , su cadencia, no me eran del todo ajenas...así que volví a relajarme y a concentrarme en mi cuerpo, que a esas alturas ya pedía a gritos que lo penetrasen y no tardó el llenarme entera con su miembro erecto, muy grande, mas grande que otras noches.

Mientras, mi otro amante seguía sosteniendo mis manos y me besaba en el cuello, en la cara, en las mejillas, susurrándome al oído con aquella voz acariciante y exótica.

Se movía lentamente y mis piernas lo abrazaron, pegándolo a mí desesperadamente, haciendo sentir casi dolorida cuando me llenaba hasta el fondo. Me sentía un poco frustrada por no poder tocarle, por no poder tocarlos, y le pedí que me soltara. Solicitó el permiso de mi marido y el dijo:

"con una condición"

"si, la que sea"

"que no te quites el pañuelo...aun".

Liberadas mis manos, pude al fin saciar mi sed de caricias, de sentir mis dedos sobre su piel. También buscaban mis manos a la voz, pero había desaparecido. Mientras seguía sintiéndolo dentro, moviéndose con esa cadencia tan familiar, tan cómplice, pregunté:

"quien es?"

"No lo sabes?"

"No, no lo se"

"se ha ido?"

"No, aun esta aquí, mirando como te follo, mirando como te doy placer, mirándonos y sabiendo que le dejaras disfrutar de tu cuerpo dentro de un momento..."

"Esta mirando?"

"si, y le encanta lo que ve...De hecho esta acariciándose, lentamente, como sabe que te gusta.."

Mi cuerpo se estremeció al oír aquello. "Déjame verle, quiero conocerle."

"Ya le conoces...Mira.."

No había dejado de moverse en todo la conversación y mi cuerpo acompañaba sus movimientos, casi sin proponérmelo, sintiendo como estábamos tan mojados que casi salpicaba. Cada vez mas excitada, me quitó el pañuelo de los ojos. Parpadee un instante, acostumbrándome a la luz y al verle sentí como mi cuerpo se mojaba aun mas.

No podía creerlo, no podía ser verdad. Era el. El hombre me decía aquellas cosas en el Msn, estaba allí, en nuestra habitación, a nuestro lado.

Mi fantasia se cumplía, estaba pasando.

El se acariciaba, sonriente, apoyado en el quicio de la puerta, disfrutando de cada momento y mirándonos sin ningún pudor ni vergüenza. En ese momento un ultimo envite de la verga de mi compañero hizo que comenzara a tener un orgasmo muy intenso.

Nuestro voyeur se acercó entonces y dejo que saborease su miembro, diferente, de texturas y sabores muy distintos a los que estaba acostumbrada, poniéndose de rodillas en la cama, junto a nosotros.

La voz de mi marido susurro a mi lado: "quieres sentirla dentro, mi amor, quieres?"

"Siiii", y volvieron a llenarme hasta el fondo.

Sus ojos eran oscuros, muy oscuros, mas que ningunos que hubiese visto nunca y la intensidad de su mirada atravesaba los míos, como si quisiese penetrarme también así.

Ahora los papeles se habían invertido, y era mi marido quien me susurraba y me besaba mientras el disfrutaba conmigo. Me paré un momento a sentir su cuerpo encima de mi, a palpar su forma, a olerlo, a asegurarme de que era real, de que no desaparecería cuando apagase la cam, como siempre había pasado en nuestros encuentros anteriores. Acaricié su pelo, su boca, su espalda, sus caderas, sin querer creerlo todavía.

"Estoy aquí", me dijo, "es verdad. El me ha traído para ti."

Ven, dijo mi marido, ahora nos vas a sentir a los dos a la vez, y entre las cuatro manos me levantaron casi sin esfuerzo, llevándome a una postura mas adecuada para sus fines. Mientras, yo no sabia que boca besar, que ojos mirar, que pecho tocar..Estaba absoluta y simplemente abandonada a mis amantes.

Mi marido se puso delante de mi, mientras que los brazos fuertes y velludos de el, un poco mas alto, me atrapaban por detrás, haciendo que mis pezones volvieran a estar duros como piedras. Dios, casi me dolían.

Despacio, muy despacio, con tiento, sentí como su erección buscaba el calor de mi culito y entre su paciencia y mi excitación, conseguía su propósito. Al mismo tiempo, pero esta vez de forma brusca y decidida, mi vagina se llenaba con mi otro objeto de placer. Podía sentir como se rozaban con mi cuerpo en medio, podía ver como cruzaban miradas de complicidad para acompasar sus movimientos, haciéndome estallar de nuevo en oleadas de placer inmenso. Me sentía llena en todos los sentidos. Llena de manos, de labios, de alientos, de caricias, de miradas, de poyas..

"Voy a terminar", me anunció mi marido, "voy a acabar, quieres tu mojarla?", le preguntó. "Si, voy a hacerlo ahora mismo", otra vez su voz sensual, entrecortada por la excitación se movió de sitio, liberando la presa a la que me tenían sometida y mientras sentía el chorro de semen de mi marido dentro de mi, otro chorro caliente y poderoso me mojó el pecho y el vientre acompañado de gemidos de placer.

"No acabes aun, mi amor, espera un poco", me dijo el nuevo amante, "tengo algo para ti".

Aun casi no había dejado de sentir a mi marido dentro, cuando su lengua húmeda y un poco fresca en comparación con el calor de mi cuerpo, exploró mi sexo sin pudor, llevándome en pocos segundos a un orgasmo intenso y prolongado, sin concesiones, sin ataduras, sin silencio….