El matrimonio de la playa nudista
Ahora tenía dos pollas tapándole dos agujeros, así es que con mi boca le tapé la suya, morreándola sin dejarla respirar, ahora sufría, la estábamos partiendo entre los dos, ella notaba como si se estuviera abriendo desde el coño hasta el culo, el placer que sentía era inmenso...
Hola de nuevo, ya estoy aquí otra vez para relataros otra de mis increíbles historias.
Esta vez nos situamos en Las Palmas de Gran Canaria, playa del Inglés, una playa adaptada para naturistas que quieren andar en bolas por ella y muy bien que hacen. No soy habitual de estas playas pero en esta ocasión por curiosidad me adentré en ella, no por el día sino por la noche.
Entré en una cafetería del faro de Maspalomas para tomar un refrigerio que me librara del tremendo bochorno que hacía. En la terraza había unos bonitos jardines alumbrados por focos de colores que daban sensación de tranquilidad, sosiego y bienestar. Sonaba una música de fondo de otro local que hacía un ambiente muy agradable. Varias chicas jovencitas charlaban en una mesa de la terraza, un matrimonio de avanzada edad reposaban sus nalgas en sendos sillones encima de unos pareos o toallas que llevaban al efecto, en el interior de la cafetería, había más personas en diferentes espacios del local pero tampoco me fijé demasiado en ellas, solamente quería tomar un refrigerio para compensar el bochorno de la noche y me pedí una cerveza bien fresquita.
La pareja nudista alzaron sus copas en señal de saludo para brindar conmigo, a lo que correspondí amablemente dando un largo trago que enfrió mi garganta rápidamente, solté y eché otro más largo aun que acabó con la cerveza. Pedí otra al camarero y me salí a una mesa de la terraza junto al jardín.
El ambiente era sosegado por lo que ya que había buena luz aproveché para sacar un pequeño libro de mi bolsito y ponerme a leer. Papillón un libro escrito por su protagonista Henry Charrier que me encantó por su narrativa y la historia tan triste y aventurera de ese personaje que solamente quería su libertad a cualquier precio.
Cuando stás en una de estas playas miras a tu alrededor pero no te fijas demasiado en las personas desnudas, sabes que están las has visto pero no tienes el concepto sexual de la persona, es todo como muy natural aunque se palpa el vicio que hay alrededor y esas miradas obscenas hacia un nudista nuevo o en este caso hacia mí que estaba vestido, les guste o no, voy como me sale de la polla y no me meto con nadie.
Pasado un tiempo, salió del local la pareja nudista que tendrían sobre unos 45 años aproximadamente él y 40 ella, estaban de buen ver, se notaba que se habían cuidado bastante bien. Me saludaron al verme en la terraza y les levante mi cerveza en señal de saludo.
Parece que Ud. no es de por aquí, solemos frecuentar este local y es la primera vez que le vemos – me dijo él
Efectivamente no soy del lugar estoy de vacaciones unos días –
Nos ha extrañado su vestimenta ya que al ser una urbanización y playa nudista solemos ir desnudos y es raro ver a alguien vestido, no es que importe pero es lo que nos ha indicado que no suele frecuentar estos sitios –
Efectivamente, una correcta deducción, soy novato y no es que me importe ir desnudo, podría hacerlo pero como acabo de llegar y venía vestido no he prestado mayor atención al asunto y no creo que nadie se asuste por ello –
por favor, no se moleste Ud. por lo que le he dicho, no ha sido con ánimo de ofenderle sino todo lo contrario, por si no conoce el comportamiento en esta zona poder explicarle las costumbres –
Correcto, me parece su postura una buena idea, que agradezco, así es que por favor tomen asiento en la mesa porque les invito a unas copas mientras me ponen al día de las costumbres sociales.
Como deferencia hacia mí se pusieron un pareo para sentarse en mi mesa.
Ella tenía unas estupendas tetas bien puestas y duras, estaban bien cuidadas, piernas largas y musculosas, un culito apretado y bastante elegante al andar, se les notaba que tenían una buena posición social.
Estuvimos un largo rato charlando poniéndome al día de las costumbres locales y la verdad fue una charla muy amena e interesante mientras duraron las tres rondas de copas que tomamos. Cerraron la cafetería y me invitaron a entrar con ellos en un local de intercambio de parejas ya a las dos de la madrugada, acepté encantado pero yo no tenía pareja.
No había problema, llamaron a una conocida suya para que se acercara a tomar una copa con nosotros. Esta era la hija de un millonario francés que estaba disfrutando de unas cortas vacaciones de vicio, sencillamente, le gustaba follar.
Como les conocían en el local de alterne, nos dejaron pasar y esperar a la otra chica para formar las dos parejas.
Nos sentamos en unos sillones alrededor de una mesa redonda y bajita, nos sirvieron las cervezas y comenzamos a charlar mientras esperábamos a Marta, la francesa.
Lucia que se llamaba la de los cuarenta, se sentó a mi lado y me acariciaba la entrepierna cariñosamente, su pareja le acariciaba a ella la entrepierna, yo ante esta inusual situación me encontraba un poquito perdido y no decía nada, simplemente me dejaba hacer.
Llegó Marta y nos presentaron. Chica guapa, vestida con un pareo dejando ver sus hermosos y pronunciados pechos, se sentó junto al otro hombre y puso su mano en la entrepierna.
En vista de que era el único que estaba vestido opté por quitarme la camiseta dejando un torso atlético al descubierto, lo que noté que gustaba a las dos damas.
Marta era menudita, muy guapa, de cabello corto y ojos azules, una muñequita de 25 años.
Toni, la pareja de Lucía, dejó de acariciar la entrepierna de ésta para hacerlo con Marta.
Hablábamos de asuntos de sexo que a mí me estaban poniendo cachondo y Lucía se dio cuenta cuando con su mano tocó mi manubrio duro por la fantasía de cómo se desarrollaría el tema en esta velada.
- Desabróchate el pantalón, o te harás daño en esa tremenda polla que noto que tienes, déjala salir que la veamos –
Ni corto ni perezoso me quité los zapatos y saqué los pantalones dejando el manubrio morcillón al aire libre expuesto a cualquier boca viciosa que lo enganchara.
Marta lo miraba mientras agarraba el no menos grande de Toni que también estaba morcillón. Marta se puso de rodillas sobre el sillón en que estaba para comerle la polla a Toni, en esta postura dejó su depilado chocho a mi entera disposición, el que miraba con ansias de comérmelo. Lucia se agarró a mi tranka y se la metió en la boca, lamiéndola gustosamente de rodillas ante mí.
Yo le acariciaba los pechos y le pellizcaba los pezones dándole pequeños golpes en ellos con las yemas de mis pulgares. Me tenía con las piernas abiertas sentado en el sillón y ella metida entre mis muslos comiéndome la polla agarrándola con una mano, con la otra se acariciaba el coño.
La almeja de Marta estaba comenzando a humedecerse y se veía claramente que se contorneaba de gusto al comer aquella gran polla, me estaba poniendo muy cachondo el ver ese chochito babeando a punto de tener un orgasmo. Eche a Lucia en el suelo y me precipité a comerle el coño a Marta, me arrodillé con las piernas abiertas sobre la cabeza de Lucia metiéndole la polla en la boca y comencé a lamer ese coño humedecido a punto de correrse y yo quería que lo hiciera en mi boca, que me llenara desde la barbilla hasta las mejillas de jugos vaginales. Lamía pasando mi lengua desde un extremo del coño hasta el agujero del culo, metía la punta de la lengua en su agujero negro, entraba y salía con facilidad, ya lo tenía preparado, no era la primera vez que se lo habían partido.
Lucía tumbada boca arriba en el suelo, tragaba polla meneándomela con na mano intentando sacar el jugo de mi interior. Marta se la estaba comiendo a Toni que reposaba recostado en el sillón con los brazos detrás de la cabeza y las piernas estiradas sobre el suelo, dejando la tranca a merced de Marta que con las dos manos la agarraba y se la comía con furia, del gustazo que le daba que yo la lamiera el coño. Desesperada la retorcía y se la tragaba, daba latigazos de gusto cuando comenzó a mover el culito y apretándolo en mi cara se corrió, llenándome de jugos vaginales, yo le relamía los jugos con la lengua y se los rebozaba por todo el culo.
Le quite la polla de la boca a Lucía, me levanté, escupí en el culo a Marta y se la puse en la entrada del agujero, con mi mano le restregaba el capullo en su cavidad abriéndoselo y lubricándoselo son el salivazo que le había dado, ella se masajeaba el clítoris mientras Toni se corría en su boca haciendo que le chorreara el semen hasta los muslos mojándole primero a Marta la barbilla y parte del cuello.
Le clavé la polla en el culo, la penetré duramente le di unas palmadas en las nalgas una y otra vez, Lucía le estaba comiendo el coño introduciendo la lengua y moviéndola a todo lo largo de la raja vaginal, le mordisqueaba los abultados labios, tragaba todos los jugos que salían de ella.
Después de unos azotes y duras arremetidas en el culo de Marta, saqué la polla dura como el acero y me corrí con varios chorros del ardiente semen que salió de mis adentros, este se lo solté en la cavidad cular llenado el agujero para después chorrear por su línea vaginal como rio de lava hasta llenar la boca de Lucia, que estaba boca arriba comiéndole el coño y esperando el gran momento que por fin había llegado.
Nos incorporamos todos y terminamos nuestras cervezas, pedimos otras y desnudos las degustamos charlando y tranquilamente comentando la pequeña orgía…
Cuando llegó una hora prudencial, nos levantamos y salimos a la puerta despidiéndonos.
Se marchó Marta y quedamos Toni Lucia y yo, Lucia que había sido la más perjudicada en la orgía, me propuso ir a casa con ellos para continuar la fiesta y ella también disfrutar un poco de mi tremenda polla.
Por supuesto acepté pues me apetecía follarme a esta imponente señora junto con su marido.
Una vez en su casa, se ducharon y cuando acabé yo estaban sentados en el sofá con unas copas en la mano esperando mi llegada.
No me hice esperar, me arrodillé atraje hacia mí a Lucía dejándole el culo un poco salido del sofá, le metí la lengua en la raja de su coño, se la pase delicadamente notando como empezaba a humedecerse, le levanté las cachas con mis manos dejando más abierto el ojete en el que empecé a meter la punta de mi lengua para lubricarlo como se merece, ella con sus manos se lo abría dejándolo a mi merced.
Le metí el dedo pulgar mientras jugueteaba con su clítoris acariciándoselo y lamiendoselo durante un largo rato. No tendría queja, estaba a punto de gozar como no lo había hecho su amiga.
Toni miraba y se estaba haciendo una paja observando esta espléndida lamida de chocho.
La polla de Toni no tenía desperdicio, gorda más que grande de las que entran y van haciendo hueco por ser más ancha al final que al principio, tenía un considerable grosor.
Este la cogió en sus brazos y ya que yo le había lubricado el ojete, la sentó en sus piernas punteando con el capullo su culo, al dejarla caer, se estremeció por la clavada de esa descomunal y gorda polla que no era capaz de seguir profundizando la cavidad anal.
Yo me puse de pie y dirigiéndome a Lucia le comi los morros, le metí primeramente la lengua hasta la garganta para después lamer sus labios y mejillas, bajando por el cuello hasta los duros pechos que tenían los pezones duros como pitones.
Restregué mi cara en sus pechos, lamía y mordisqueaba sus pezones durante un rato mientras ella más que gemir, lloraba de placer por la pedazo de polla que la estaba penetrando el culo.
Baje hasta su coño y le estaba comiendo el clítoris cuando le llegó el primer orgasmo llenando toda la raja de líquidos que yo sorbía encantado, me cogí la polla con la mano y la puse en su chocho, coquetee un momento con sus labios antes de clavársela.
Ahora tenía dos pollas tapándole dos agujeros, así es que con mi boca le tapé la suya, morreándola sin dejarla respirar, ahora sufría, la estábamos partiendo entre los dos, ella notaba como si se estuviera abriendo desde el coño hasta el culo, el placer que sentía era inmenso, por eso le vino el segundo orgasmo, inundando mi polla de flujos vaginales que chorreaban hasta mis testículos.
Entonces me levanté, me puse de pie en el sofá con las piernas abiertas sobre ellos dos y le clavé mi enorme verga en la boca.
El coño lo tenía libre por lo que ella misma se estaba frotando el clítoris para ir a por el tercer orgasmo, yo arremetía contra su boca, la sacaba de vez en cuando y le golpeaba con la polla en las mejillas para después pegarle con el gordo y duro capullo en los morros que abría queriendo cogerla, pero sufría porque no la dejaba quieta.
Su marido la estaba taladrando el culo con todas sus fuerzas, la levantaba con las manos debajo de sus nalgas y la soltaba constantemente por lo que no se quedaba quieta para agarrar mi verga dura como el acero.
Le sujeté la cabeza agarrándola del pelo por la nuca y le metía la polla hasta la tráquea y con movimientos bruscos se la zarandeaba de atrás hacia adelante.
Llegó el momento en que me corría y la saque para echarle toda la leche en la cara, ella abrió su boca para retenerla pero no quise, esta vez se la eché en toda la cara, el primer golpe le salpicó un ojo obligándole a cerrarlos, el segundo en la mejilla y así sucesivamente hasta que le chorreaba por la barbilla y cuello hasta llegarle a los pechos.
Toni se corrió al mismo tiempo en su culo, derramándose la leche a lo largo de su polla hasta llegarle al tronco y Lucía se corrió por tercera vez mezclándose sus jugos vaginales con los de Toni en su pelvis.
Quedamos extasiados tumbados en el sofá hasta la mañana que ya quedaba poco para el amanecer.