El marido nos sorprende a su esposa y a mí.
Se cree el mas listo y el tiro le sale por la culata.
Iba caminando por la calle rumbo a mi trabajo y mi cara reflejaba felicidad. El sabor de boca que me quedo del sábado noche me duraba todavía. Antes de entrar a trabajar me tome un café en un bar cercano y todos me decían lo mismo, que se me veía muy bien. Era un día perfecto, buen tiempo, estaba pletórico, que más se podía pedir. Pero siempre cuando uno esta tan exultante, llega alguien para estropearlo todo o para intentarlo. Al entrar con otros compañeros, me encuentro con Nela, que la saludo y me miro con una cara de suficiencia que me molesto enormemente. Algunos se dieron cuenta y preguntaron por esa situación, me encogí de hombros y la disculpe diciendo que habría dormido mal.
Esa misma mañana de nuevo me llamo Maikel el marido de Nela, para tomar algo y hablar. Quise decirle un par de cosas por teléfono, pero me tuve que contener porque había compañeros que podrían oír la conversación y atar cabos. Se lo diría cuando nos viéramos. No se me olvidaría nada. Al llegar al bar estaba ya esperando, me pedí algo para almorzar y me senté, dejé que hablara el primero, entre otras cosas porque quería saber si su mujer le conto algo de mi empalme.
Me tienes que echar una mano, que el tiempo lo tengo justo y al final me pilla el toro.
Es imposible, ni quiero que me fotografíen en pelotas, aunque sea en plan artístico y luego con tu mujer imposible. Que si antes me saludaba poco, ahora lo único que le falta es escupirme. Que esta mañana se ha pasado mucho.
No le des importancia, que a mí me lleva sin hablar desde el otro día, estoy “castigado” sin nada y dormimos separados y te juro que es la primera vez, que se ha rebotado mucho con la propuesta.
Tus problemas con tu mujer son vuestros y ya lo solucionareis. Además, si tu mujer tampoco quiere, da igual lo que dijéramos nosotros.
¿Y si logro convencerla?
Con la cara de mala leche y amargada que llevaba hoy, lo tienes difícil.
Eso es mi problema, ¿Qué me dices?
Pues te digo lo de antes, que no quiero salir en pelotas en una exposición para que todo el mundo hable y hagan chistes, que no, lo siento.
¿Y si te aseguro que nadie te reconocería?
Eso no lo puedes decir. Sabes que sería imposible.
Con las máscaras no se te reconocía y antes de que me digas lo del tatuaje, eso se maquilla y no se nota. Que ya lo he hecho otras veces.
Es que luego esta tu mujer, fíjate que solo estuvimos un rato el sábado y ni me saluda. Imagínate hacer la sesión en pelotas. Que luego teneos que compartir el mismo espacio de trabajo.
¡Coño! Si es como hacer top les en la playa.
Que no es a mí a quien tienes que decírselo. A mí que me cuentas.
Se marcho muy enfadado o esa impresión tenía yo. La verdad que me daba igual y además le avise que esa semana no pasaría por el estudio a trabajar. Que lo haría desde casa y ya se lo llevaría. Lo hice para distanciarme del mal rollo, durante una temporada y de no solucionarse sería un adiós definitivo. Toda esa semana Karina se estuvo haciendo la encontradiza y se creía que no me daba cuenta. El novio que era de su edad me miraba con cara de mosqueo y lo entendía, porque cada vez que nos encontrábamos ella coqueteaba conmigo. Como cuando nos encontrábamos y nos despedíamos, nos dábamos dos besos, que nos lo dábamos tan cerca de los labios, que el novio en algún momento digo yo que se percataría.
De hecho cuando me encontraba con él a solas, no me saludaba nunca y me perdonaba la vida. Llegaron unos amigos de él y le enseñaban unas cosas que tenían en el móvil, se reían y hablaban en alto. Ella lo aprovecho diciéndome que cuando la invitaría a mi casa. Sabía que lo que la iba a contestar la dejaría fuera de juego, “mi casa está abierta para ti, eso sí, tendrás que traer a tu novio” como decía se quedó perpleja y me contesto, “¿no podría ser una de mis amigas? Que sería más fácil” me dijo los nombres de tres pero no ponía cara a esos nombres.
Insistí en lo mismo y ella no entendía porque su novio. Le dije que sobre todo porque me caía mal, que era un niño pijo y se creía el rey del mambo, que ni me saludaba y eso que no le había hecho nada. Ella se disculpó, se fue a hablar con su novio y se veía el genio que tenía aunque no la podía oír. El caso que al rato vino el novio Manuel. Me pidió disculpas y vino de buen rollo. Karina subió a su casa y nos dejó solos.
Pero dime una cosa, ¿Por qué tenías ese rebote conmigo?
Porque todo el que puede tratar de ventilarse a mi novia. Hay mucho cabrón baboso merodeando y no me tienen ningún respeto.
Pero Manuel, no te das cuenta de que tienes una novia jovencita, con un cuerpazo tremendo, que es normal que la miren, que la deseen. Que eso no quiere decir nada más. Te tienes que acostumbrar a que tienes una novia que está muy buena. O tu cuando ves una tía muy buena por la calle, ¿no la miras? ¿no piensas otras cosas?
Tío pero no es lo mismo. Y además está que lleva unos modelitos que vuelven tarumbas al personal. Joder, que muchas veces no se cortan y le dicen cosas delante de mí, en público.
Ves eso sí que está mal. Nunca se debe de decir nada a ninguna mujer y menos yendo con su pareja, que la gente ve y oye, luego hablan de más.
Menos mal uno que me entiende.
Al regresar Karina solo pensaba que si Manuel supiera que ya me la había follado y que iba a desvirgar su culo. Se había cambiado y traía una minifalda, porque según ella los pantaloncitos se le habían manchado. Me dijeron de ir a un pub cercano a tomar algo y acepte. El sitio estaba a tope y nada más entrar, había una humareda que te colocaba y eso que estaba prohibido fumar. Nos quedamos junto a una columna y una barandilla, no había manera de oír nada con el ruido ensordecedor que había. Pero si me dio para meter mi mano debajo de la mini y meter mano Karina, que se colocó dándome facilidades, mientras se apoyaba en su novio para hablarle al oído para que pudiera oírla.
Me costaba tocar lo que quería porque el tanga que llevaba era como si lo tuviese incrustado en el coño. Se fue a los servicios y cuando llego me dio algo que llevaba en la mano, me dijo “guárdamelo” era el tanga. Ahora si estaba chorreando. Hacer lo que quería allí mismo, era complicado, arriesgado, nos podría ver cualquiera y a ellos por lo que vi al entrar los conocían bastante gente. Ella se giró y me dijo al oído, “ten solo un poco de paciencia y ya verás” dándome un lametón en la oreja. Me puso a punto, es que para ponerme a punto tampoco hace falta mucho.
Se oscurece más el local, aparece humo denso por el suelo, luces de colores y la voz de un speaker anunciando una competición, ruido atronador, gritos, aplausos y más chillidos. Es una competición de juegos de guerra sobre una pantalla super gigante. Empiezan a nombrar a los que componen los equipos y entre esos equipos está el de Manuel, aunque el en esa competición no participa. Lo que si se queda absorto en cuanto empiezan. Ahora entendía lo que me decía Karina de tener paciencia. No tardo nada en meterla mano con toda la tranquilidad del mundo y ella se permite el lujo de gritar, de decir si y más cosas, nadie la presta atención. Intento sacar mi rabo abriendo la cremallera pero no puedo, no me queda más remedio que desabrocharme el pantalón. Tengo que tener cuidado de que no se me caiga.
Empiezo a follármela con el novio a poquísima distancia, de vez en cuando mira a la novia, le comenta algo del juego y ella se limita a levantar el pulgar. Al haber tanta gente moviéndose, los empujones son inevitables y en uno de esos mis pantalones casi se van al suelo. Me guardado el rabo ante la protesta de ella y me dedico a hacerle una paja con mis dedos. Llega un momento que le doy duro con mis dos dedos y logro que se corra, que la tía lo hace con total tranquilidad, gritando sin cortarse. Tanto me pone verla así, que no paro continuo hasta lograr que se corra de nuevo. Se gira de golpe y me dice, “que perra me pones, nunca me había sentido tan cachonda, aquí a un palmo de mi novio, FÓLLAME, FÓLLAME, quiero sentirte dentro” y como le digo que en ese momento no, me toca con fuerza mi rabo, esta que se sale y está consiguiendo que cometa una imprudencia, su novio se puede dar cuenta.
No conforme con mí no, se pone en plan carantoñera y me dice con voz suave, “no querías follarme delante de mi novio, pues que mejor oportunidad” y le digo, “te follare delante de él, pero solo si él lo está viendo”y con voz cachonda me replica, “seria flipante, sería un pasote, pero algo imposible” me rio a carcajadas y con su mirada de disgusto le digo, “sé que eres lo suficientemente puta para hacer de él lo que quieras, además de ser un celoso patológico tiene maneras”y Karina me pregunta, “¿maneras de qué?”y no le contesto me despido de ella y después de su novio, que trata de que me quede hasta el final de la competición, pero me marcho.
El resto de la semana paso sin ninguna novedad, salvo que cada vez que me encontraba con Manuel se me enganchaba a hablar de lo que fuera, había pasado de mirarme con reticencia y malas caras a estar de muy buena onda conmigo. El lunes por la mañana me encuentro con Nela que iba con más gente y para mi sorpresa me saluda y me echa una media sonrisa, parece que ya se le ha pasado el mosqueo conmigo. Cuando termino de trabajar y salgo en la puerta me encuentro a Nela y Maikel que están esperándome y me dicen de ir a comer a un sitio donde solemos ir con frecuencia los del trabajo.
-MAIKEL- Nela y yo hemos hablado, sobre lo de la exposición y el reportaje, está dispuesta siempre y cuando tu guarde la discreción y no hagas ningún comentario con nadie y mucho menos en vuestro trabajo.
-YO- De verdad Maikel, no sé qué parte del NO, no entendiste. Además ya te dije los motivos.
-NELA- Ya me conto Maikel, si es por lo de esta semana pasada, por no saludarte. Quiero pedirte perdón y sé que me porte como una niña pequeña. Fui irrespetuosa contino y tu no tenías ninguna culpa.
-Y- No es solo eso ya le dije a tu marido otras cosas.
-N- Las sé y te entiendo perfectamente, que yo todavía le estoy dando vueltas, que a mí me da mucho cortazo desnudarme delante de nadie.
-M- Pero Nela si es lo mismo que en la playa, haces top les, incluso hemos ido a alguna playa nudista.
-N- Publícalo si quieres ya, pero aun así no es lo mismo.
-M- Pelayo tú, ¿no has ido nunca a una playa nudista?
-Y- Si, a alguna he ido.
-M- Pues ya está, solo tenéis que imaginaros que estáis en la playa.
-Y- Tu lo ves muy fácil, que al final para mi es menos comprometido, pero para tu mujer, no sé.
-M- Si te lo dije el otro día, si no te gustan se borran y me busco la vida de otra manera, que también lo digo por ti Nela. Pero es más si alguno, en algún momento se encuentra incomodo, paramos el reportaje y se acabó. Por lo menos vamos a intentarlo. ¿Qué decís?
-N- Mi respuesta ya la sabes. Si, pero me puedo echar para atrás.
-Y- Lo tengo que pensar con mucha calma y pensarlo muy bien.
Mi respuesta final tenía mucha lógica. Si la otra vez me empalme como me empalme, sin nada y con roce directo de piel con piel, podía armarse una buena. Que aunque fuera con buenas intenciones de no pasarme, la “cabeza” de abajo piensa por si sola y no me hace nada de caso. Los siguientes días seguí sin ir por el estudio de Maikel, para que no me presionase. Su mujer cuando me veía me saludaba con normalidad, las aguas habían vuelto a la normalidad. Hasta que un día me para Nela y me dice, “Maikel esta medio depresivo y como no le llamas peor. Me gustaría que le llamaras para darle una respuesta aunque fuera que no, por lo menos sabría a qué atenerse y empezaría a buscar una solución” y yo con seriedad le dije, “Nela si ya no es decir sí o no, que al final casi me da igual. El problema está en que no quiero que me pase lo de la otra vez, me da mucho corte que me pase, ya sabes y no quiero luego enfados” se quedó pensando que responderme y con la misma seriedad con la que la hable yo me dijo, “me lo imaginaba, pero si somos adultos los dos y sabemos llevarlo, no tiene por qué haber ningún problema, si en algún momento sientes que te va a pasar pides un descanso y como yo lo entenderé pues y esta. Que no quieres estar pidiendo descansos continuos, pues acordamos una señal y lo ido yo. ¿Qué te parece?”, le conteste que lo pensaría.
La vi tan convencida que ya no sabía que decir y a última hora de la mañana llamé a Maikel para decirle que sí. Que cuando quedábamos. Diciéndome que si no me estropeaba el fin de semana, que sería bueno el sábado, por si quedaba algún retoque o algo, acabarlo el domingo. Le dije que sí y quiso que comiera con ellos, pero preferí ir ya comido.
El sábado cuando me dirigía a la casa de Nela y Maikel, pase junto a una heladería y me imagino que por que me gustan mucho los helados, entre y compre de tres sabores, turrón, pistacho con trozos de chocolate y otro de mantecado, los que me gustan a mí y esperando que les gustara a ellos. Al llegar a su casa, vi que Nela, estaba con una bata de seda larga, de color lila. Cuando vio los helados, me dijo que era malo, que eran su perdición, que iba contra la dieta. Cuando vio el de pistacho se rindió. Maikel relleno los cucuruchos y nos dio uno a cada uno. En el trayecto se habían descongelado más de la cuenta, porque empezaron a chorrear y cuando vi la lengua de Nela, moviéndose a toda velocidad para impedir que goteara, me puse “muy malo” empezaba a ver connotaciones sexuales en todo. Empecé a pensar que o no era el día indicado o que era muy mala idea haber aceptado.
Mientras comíamos el helado Maikel aprovechaba para explicarnos como se desarrollaría la sesión. Ahora parecía un profesional nato, nos hablaba como si fuéramos desconocidos y utilizaba algunos términos técnicos que por lo menos yo no entendía y creo que su mujer tampoco. En una de las cosas que más insistía era en que cuando el dijera algo, teníamos que hacerlo, porque nosotros lo podríamos ver de una manera, pero él desde fuera veía el encuadre perfecto y el adecuado. Luego se limpió las manos cogió una cámara que tenía junto a él y me pidió que le enseñara un poco el tatuaje. Lo hice y saco un par de fotos. Luego vi que habían salido un montón con solo dos toques que dio al disparador. Al rato me enseño la foto y no se veía ningún tatuaje. Pero decía que se decantaba por el maquillaje. Tenía uno específico para ocultar cicatrices, tatuajes, marcas corporales.
Me fui a un baño y me desnudé. Me puse un albornoz de Maikel que me habían dejado preparado y me quedaba muy justo, más bien pequeño. La puerta no tenía ningún pestillo, llamaron y era Maikel preguntándome si ya estaba, abrí y le dije que ya. Entonces llamo a su mujer para que me pusiera el maquillaje, diciéndome que a ella se le daría mejor que a mí. Trajo un estuche grande y había varias tonalidades. Como estaba bastante moreno me coloco el más fuerte. Con una parte de albornoz me tape el rabo, sujetándolo con mi mano. Mientras ella con mucha delicadez me maquillaba, mientras su marido seguía impartiendo instrucciones. A mi pregunta si sería como el otro día, me contesto que había algunos cambios y al preguntar Nela me dijo que ella tampoco tenía ni idea. Resultaba llamativo la piel tan blanca de Nela y la mía, parecíamos leche y chocolate o por lo menos café.
Nela una vez que acabo, mostro su preocupación de que se supiera que era ella y apoye sus palabras, Maikel con algo de genio nos dijo que sería imposible. Que ya lo veríamos y nos invitó a ir al estudio. En el estudio que estaba lo mismo del otro día, pero además había un banco de madera muy grande, antiguo y como un camastro que parecía desvencijado. Lo toque bien y era robusto, engañaba a la vista. Había un montón de telas de seda o imitación a ella, de distintos colores. Deje de mirar porque Maikel requirió nuestra atención enseñándonos máscaras y antifaces. Nos tendríamos que poner varias en distintos momentos. Para el inicio escogí una blanca que parecía de porcelana, que cubriría toda mi cara. Tenía dos marcas una azul, otra roja y los labios como de un color verdusco. Nela cogió otra similar pero con distintos tonos y marcas. Lo bueno es que llevaban una redecilla que encajaba en la cabeza y eran más cómodas.
Fue cuando nos miramos a un espejo que había cuando Maikel nos dijo, “veis nadie podrá reconoceros y en las que no llevéis será porque estéis de espalda” A mí me tranquilizo, porque sabiendo que era Nela, no había nada que la pudiese reconocer. Nela le respondió, “por mi tranquila y dispuesta, ahora solo depende de lo que diga el” señalándome a mí, mi respuesta fue, “empecemos, aunque de esto de posar no tengo ni puta idea” riéndose Nela y diciendo que a ella le pasaba lo mismo.
Iniciamos la sesión con las “ordenes” de Maikel. Ponte así, ahora de esta otra manera. Nela gira la cabeza, Pelayo echa tu cabeza para atrás. Después de esos preliminares que fueron perfectos, nos mandó desnudarnos. Que callada se lo tenía, tenía un cuerpo estupendo. Las piernas que llevaba siempre tan escondidas se veían tonificadas, fuertes y el culo levantado, pequeño y seguro que con muchas horas de sentadillas y otros ejercicios. Las tetas eran de las que caben en una mano. Pequeñas pero bien colocadas y lo más llamativo, al ser tan blanca sus pezones oscuros parecían negros. La aureola era normal tirando para pequeña, pero los pezones eran como un dedal.
Si iba a la playa como era que estuviera tan blanca y me debió de leer el pensamiento, porque Nela al verme desnudo y sin marcas me dijo “te digo lo que a mi marido, el estar así de morenos, es perjudicial para vuestra piel, tenéis que hacer como hago yo, usar un factor +50” el discurso fue más grande y no sé si nos lo daba por el nerviosismo o es que en verdad pensaba así. Maikel le corto la conversación diciendo, “no la hagas caso, es una maniática del sol, la dieta y el ejercicio, vamos a empezar ahora en serio”
Al ritmo que empezó las fotos nos darían las tantas. Al principio eran más individuales que juntos los dos. Cuando me toco a mí, me hizo hacer muchas posturas y haciéndome marca musculo, abdominales. Luego le pregunto a su mujer si no creía que con un poco de aceite, que hiciera brillar mi cuerpo estaría mejor. Ella estaba pensando en algo que no escucho y al final dijo que si, que podía sr mejor. No se le ocurrió mejor idea que decirle que me lo echara ella y que con sus manos lo distribuyera mientras él hacía fotos. Estaba frio el aceite que me puso y ella empezó a distribuirlo con sus manos. Maikel giraba alrededor nuestro sin parar de hacer fotos. Nos animaba, decía, “así muy bien amor, sigue así, eres una campeona, no te pares, Pelayo gírate así, ahora por ahí Nela, venga que no se diga”
Cuando empezó por mis piernas, mi rabo en cualquier momento saltaría para arriba. Está en situación peligrosa. Luego Maikel me mando tumbarme en el camastro. Fue un alivio porque me tumbe boca abajo y ella siguio haciendo lo que el marido decía. Cuando llego a mis nalgas la note muy cortada y de hecho se pasó a mi cintura, Maikel se lo recrimino, se acercó cogió su mano y la coloco en mi nalga moviéndosela y diciéndole, “así, así, no seas cortante” y no me quedo más remedio que pedir un stop, porque me había dado un tirón. Supongo que ella lo entendió, porque rápidamente paro y se fue por agua. Tuve un respiro y mi pulso estaba acelerado, lo notaba sobre todo en mis sienes.
La siguiente escena era muy similar a la del día que me empalme, decía que por el contraste de las pieles. Tenía que pasar mi brazo derecho abrazándola y tapando sus pezones. Lo quise hacer rápido y no valió, decía que yo estaba rígido y su mujer estaba como encogida. Era verdad, la mujer estaba en esa posición para no pegarse a mí. Maikel se acercó y nos colocó en condiciones como decía el. Mi rabo que estaba flácido, quedo en la parte superior de su culo, al ser yo más alto. Tampoco estuvo conforme, se quedó pensativo y después de chascar los dedos, le hizo a su mujer ponerse unas sandalias con tiras por las pantorrillas, teniendo bastante tacón. Nela se quejaba porque no eran de su medida, pero al final se las puso. Volviéndonos a colocar Maikel nuevamente, esta vez mi rabo quedo en la raja de sus nalgas. Volvía a ponerse peligroso.
Mi rabo se movió un poco, se puso morcillona o casi, Nela se quitó rápido diciendo que le dolían los pies. Fue cuando Maikel en plan autoritario y enfadado nos recrimino, “¡COJONES!, ya está bien. Que si un tirón, que si voy por agua, que me duelen los pies, así no hay manera de hacer nada. Si es que no queréis decirlo y no me hacéis perder el tiempo”, su mujer se quedó acongojada, menuda bronca nos llevamos. Pedí tranquilidad y un pequeño alto para desestresarnos. El marido fue a la casa a no sé qué y al quedarnos solos hablamos.
Una cosa Nela, no acabo de mandar a la mierda a tu marido, porque no nos mosqueemos, pero no le voy a consentir ni una bronca más, que estoy haciéndole un favor.
Es que se pone nervioso, es así, pero es buena persona, es cosa de los artistas.
Si, es cosas de los artistas y de los mal educados, por no decir de los tontos del culo.
Jaja, no te pases. Venga hazlo por mí. Ahora soy yo la que te pide el favor. Si no quieres te vas, pero no le digas algo así, que me la lía luego.
Me tranquilice pero estaba a punto de decir que se acabó y deseaba que todo se terminase, porque me estaba resultando un suplicio. Volvimos a colocarnos y retomamos la sesión. En un momento dado, con tanto roce, mi rabo creció de golpe sin poder hacer nada. Nela se quedó congelada y a mí me paso lo mismo. Si nos apartábamos uno de los dos, se me vería en toda su plenitud y quise acabar con ello. Me aparté y le dije a Maikel, “tío, es algo que no he podido controlar, es un cortazo y creo que no valgo para esto”, a Nela se le escapaban miradas de reojo y esperando oír a Maikel cortar la sesión, me dejo alucinado. “No te preocupes es algo de lo más normal y no te ocurre a ti solo, hasta a los más profesionales les ocurre y se sigue con el trabajo, no pasa nada” esa contestación u otra similar no me la esperaba, lo siguiente fue mandar a su mujer que se colocase en su posición nuevamente.
O era muy profesional y en verdad era algo normal o no lo entendía. Una vez colocados, no lo pude evitar y en cierta forma tampoco quise, me dejé llevar y me apretaba más a ella o hacia algún roce más intencional y sentí como a ella no le era indiferente porque me dio la sensación de que mi brazo notaba los pezones más duros. Se acabo esa parte de la sesión y Maikel se fue hacia el ordenador, quedando de espaldas. Mientras me senté y me puse una de las telas encima para tapar mi rabo y a Nela le dio una risita nerviosa. El camastro tenia los pies y el cabecero de hierro y además era de estas que tienen dosel, que era de hierro también. Nos mandó tumbarnos y cuando el toco algo, nos llevamos el susto de nuestra vida, porque la cama se balanceo. Dijo que le había quitado el freno y estaba colgada del techo. También había cadenas con argollas que parecían que tenían herrumbre pero era todo simulado, estas no eran de hierro aunque lo parecían, era algo parecido al aluminio, muy ligeras.
Me toco ponerme detrás de ella, como habíamos estado de pie, pero tumbados. Luego nos dijo que nos echaría por encima unas telas, que no las tocáramos. Que quería que cogieran una posición natural. Soltó tres telas de distintos colores y luego, empujo el camastro para que se moviera, las luces las había bajado y las demás eran indirectas. Se movía sin parar con la cámara de un lado para otro. Como el movimiento bajaba, me dijo que con un brazo la empujara. Al hacer esto me moví y al colocarme, de forma causal al principio e intencionada después, mi rabo quedo entre las piernas de Nela, que carraspeo cunado lo noto. Poco tarde en notar la humedad de su coño en mi rabo.
El notar esa humedad me envalentono, porque movía mi cintura de adelante hacia atrás, de forma suave y ella como podía me clavaba un codo en la tripa, más bien casi en el costado. Maikel insistía en que nos desestresáramos, que nos relajáramos, que nos olvidáramos de la cámara y para mis adentros me decía “si tú supieras, imbécil”, Nela se quitó la máscara del todo de un tirón diciendo que necesitaba respirar y era verdad con esas mascaras costaba hacerlo. La respuesta del marido fue, “vale, muy bien, podéis quitárosla 5 minutos pero sin perder la posición” y con cierto sarcasmo que solo entendería su mujer le conteste, “eso está hecho, por mí no te preocupes” y vi la cara de Nela reflejada en uno de los muchos espejos que había, era una cara de rabia contenida. Maikel seguía trasteando y de pronto pregunto por uno de sus objetivos, su mujer dijo que no tenía ni idea, se levantó y nos dijo, “no os mováis que un momento estoy aquí”y salió deprisa, se oyó el portazo al cerrase la puerta y Nela me dijo, “ya puedes disculparte con Maikel e irte o comportarte como un adulto”se movió y se apartó de mi lo suficiente para que no nos rozásemos. Hablaba sola, “es un despropósito, estamos locos, que situación más vergonzosa, no me puedo fiar de nadie, hay que poner una solución a todo esto”y se convirtió en un bucle.
Oímos abrir la puerta y Maikel gritando que ya lo había encontrado. Nos miró raro porque nos habíamos movido y dije, “no nos mires así, he sido yo el que se ha movido, que la posición cansaba ya” y esta vez no se enfadó, nos dijo que estaba bien que haríamos otras tomas pero en diferente situación. A mí me coloco una argolla al cuello o como se llame y a ella dos grilletes individuales en cada mano, que iban sujetas a los hierros de la cama por una cadena corta. Lo siguiente que hizo fue darnos con un maquillaje toques de color negro y de un marrón muy oscuro, luego lo difumino, quedando como si estuviéramos manchados o sucios. A mí por haberme puesto el aceite me quedaba de distinta forma, pero el muy contento.
Nos fuimos poniendo en distintas posturas que no eran comprometedoras y las que para mí eran comprometedoras, colocaba las piernas y el cuerpo de tal manera que no se veía mi rabo y si no se podía, me echaba por encima alguna de las telas que había. Los pezones de ella se salían de orbita. Ahora saco unas telas de saco, limpias y dijo a su mujer que se pusiera boca abajo sin mirar para él, para que no se viera su cara y a mí me dijo que me pusiera encima de ella como si la estuviera poseyendo, pero que mis brazos y mi cuerpo estuvieran tensos, para que se notara la musculatura, me hizo hacer varios intentos hasta que dijo que así era la posición correcta que se me verían los músculos bien.
Al tomar la nueva posición y juro que sin querer la cabeza de mi rabo, quedo medio encajada en el coño de ella. Me frene de golpe y como me tense, Maikel decía, “perfecto, perfecto, no te muevas” y de verdad que no me moví aunque note su coño bien mojado y su cara reflejada en un espejo con los ojos abiertos que parecía una rana de lo saltones que los tenia y con la boca apretada por el enfado. Mis tentaciones eran muy grandes, pero tener el marido revoloteando me impedía hacer lo que le apetecía a mi cuerpo, lo que me pedía a gritos. Otra vez que nos mandó no movernos y se fue al ordenador, quedando como las otras veces de espalda y este fue mi momento. Moví mi culo hacia delante y mi rabo entro perfectamente en un coño tan lubricado. No dijo nada solo se le escapo un pequeño resoplido y me moví un poco, sacando lo justo mi rabo para meterlo con más fuerza, tratando de que el camastro no se moviera y por no hacer nada de ruido.
Nos llamo para que nos acercáramos a ver algunas de las fotos, lo maldije en mis pensamientos y me costo quitarme, ella se puso la bata y yo me puse como pude el albornoz, mi rabo estaba brillante. Reconozco que las fotos estaban muy bien y se veían sombras donde a primera vista no parecía que hubiera, las fotografías en blanco y negro eran perfectas y sin retocarlas todavía. Se aplaudió asimismo, se fue hacia una nevera pequeña que tenia alli y saco unos sándwich preparados diciéndonos, “hagamos un descanso y merendemos algo”a mi me trajo una cerveza y Nela pidió de forma seca un agua. El que más hablaba Maikel y luego yo, porque su mujer apenas nos habló, se la veía pensativa. Hasta que nos dijo que parecía que le estaba viniendo un dolor de cabeza. Maikel decía que podía ser de las luces, le dio una aspirina y ese tema se terminó.
Nos explico una vez que terminamos de merendar las nuevas posiciones y nos pusimos las mascaras porque esta vez sí se pudieran ver las caras. Se puso una capa de tul con unos enganches delanteros, se trasparentaba toda, su cuerpo se veía perfectamente, a mi me tocaba estar tumbado boca arriba y en las primeras tomas ella estaba de pie pisando mi pecho con un pie. Varias fotos por el mismo estilo y luego las palabras exactas de su marido fueron, “ahora princesa, colócate encima como si estuvierais haciendo el amor”. Ella se colocó pero colocándose a la altura de mi ombligo.
Se carcajeo y dijo, “vamos cari, que la tiene grande pero no para que te llegue ahí, que se notara en la foto mucho que estas mal posicionada y desde atrás se descubrirá todo”. Ella no estuvo de acuerdo y el en un instante hizo fotos de distintas posiciones, las paso a una tablet y se acercó a enseñarlas. Tenia toda la razón, no era una postura nada creíble. Al moverse para colocarse, quiso limpiar toda la mancha que me había dejado y lo hizo muy diplomáticamente. Al ser ella la que se colocó, lo hizo perfecto, ya que evito colocarse mi rabo. Aunque trate de colocarme de otra manera no pude y eso que con el tul y la poca luz, seria difícil que el nos viera y como parecía tonto al estar absorto con su trabajo, mis ganas eran más.
Todo empezó a cambiar cuando él le iba ordenando, agáchate sobre él, levanta el cuerpo, ponte las manos sobre la cabeza y así orden tras orden, hasta que le dijo, deja caer tu cuerpo hacia atrás un poco, dejando la cabeza hacia atrás y echando tus brazos hacia atrás apoyándote con tus manos en sus piernas. Cuando empezó a colocarse con las indicaciones de su marido, me moví un poco, quedando mi rabo a lo largo de toda la raja de su coño, pero me hubiera gustado mas que se hubiera metido dentro. El marido se lio a hacer fotos, gira la cabeza, no la gires, aguanta la respiración y no paraba de ordenar. En esos leves movimientos, notaba como rozaban nuestros cuerpos y mi rabo se endurecía mucho más. Mi único pensamiento era, “si este imbécil no estuviera ya le hubiera metido mi rabo en condiciones”
Luego hizo que se agachara sobre mi de nuevo y su coño dio un buen meneo a mi rabo que me lo tenia empapado ya. Empecé a notar como unas ligeras contracciones de su coño en mi rabo, para estar seguro hasta aguante la respiración, no me había equivocado, se estaba rozando y notaba como se hinchaba su pecho sobre el mío. El marido nos pidió otra vez que no nos moviéramos y salió dando un portazo nuevamente. Creía que Nela se quitaría automáticamente, pero lo que hizo fue quitarme la careta, luego se quito la suya y con una mirada distinta y sin decir nada, agarro mi rabo, se lo coloco y se dejo caer sobre él, “no aguantaba más, lo necesitaba ya y menudo berenjenal en el que me estoy metiendo” oírla decir eso me puso mas cachondo, no quise decir nada, me limite a moverme con potencia y ella solo me dijo, “cuando se oiga la puerta por favor quítate” y seguimos follando.
No era lo mejor estar follando pendiente del ruido de una puerta, pero tenia su morbazo. De pronto pensé que los gritos que empezó a dar Nela era porque se estaba corriendo o que estaba muy excitada, hasta que se paro y la oí decir, “serás cerdo, menudo cabrón que eres, eres un degenerado, pajillero de mierda, que te has creído” no sabia que responderle menudo follón me estaba montando. Hasta que oigo a su marido, “perdón, perdón, lo he hecho porque te amo mucho” se quito de encima se puso delante de él y siguio gritándole y a el no le entendía lo que balbuceaba. Pase de pensar que era a mi a quien insultaba a no saber que pasaba. Con cierto “temor” pregunte, “¿alguien es tan amable de decirme lo que sucede? Porque me he perdido”
Nela se sentó y con mas tranquilidad me dijo, “este degenerado pervertido, que lleva años intentando que pasara esto, siempre le había dicho que no pero esta vez se ha pasado, ha ido más allá de donde podía ir” se agacho un poco y se tapo la cara con sus manos, murmurando algo en voz baja. La cara de Mikel era de no saber que hacer y yo en la cama, tapado con una de las telas, que por cierto mi rabo se había ido abajo. Le pidió la bata a su marido y se la empezó a poner cuando el marido dijo, “mujer no es para tanto, es un muchacho joven, fuerte, bien dotado y me habías dicho que estaba muy bien, que te gustaba, no seas así, cálmate”veía que según iba hablando iba empeorando todo, porque ella se iba congestionando y le soltó un inesperado guantazo, diciéndole, “¡MÁRCHATE AHORA MISMO! NO TE QUIERO VER Y YA HABLAREMOS TU Y YO” como se quedo parado, agarro una de las cámaras que tenia a mano y la lanzo contra una de las paredes y no eran cámaras baratas, eso hizo que el saliera del trance y diciendo un vale, vale, me voy, salió deprisa y corriendo.
Nada más oírse cerrar la puerta se puso a llorar como una manera exagerada. Lo que pasa en estos casos, instintivamente abrazas a la persona, la diferencia en este caso es que yo estaba en pelotas y ella con una bata abierta. Empecé a calmarla y el abrazo la tranquilizo un poco y entre llantos, me decía, “es que no lo conozco, llevamos sin hacer el amor mucho tiempo, en el ultimo año, me sobran los dedos de una mano para contarlos, es que es un desconocido. Y lo pillo ahí mirando y masturbándose, es que madre mía, madre mía. Que clase de degenerado quiere ver a su mujer con otro”, quise que se diera cuenta de que era algo mas habitual de lo que pensaba y fui contándole cosas, según hablaba se fue parando su llanto y al final me decía que le decía eso para tranquilizarla. No s si el estar tan juntos pero de nuevo mi rabo se puso a tope y de golpe.
Creía que me montaría un follón, pero en tono medio gracioso me dijo, “macho, ¿tu soldadito no está nunca relajado?” la mire me sonreí y le dije que era muy desobediente. Me dice, “es que además es un irresponsable, sabe que no tomo nada y con los calentones se cometen muchas imprudencias, que primero chispea antes de llover” y sin mas le respondo, “eso tan poco es un problema, que siempre llevo algún condón” y me responde, “como eres, yo aquí echa polvo y tu dale que te dale, ya se ha perdido la magia y lo sabes” no le respondo nada, me voy hacia mi pantalón y saco un condón, me acerco y se lo doy. Me mira y me dice, “que hago con esto” y con suavidad la hago bajarse hasta que queda frente a mi rabo, no me quita la mirada, cierra los ojos y se pone a lamerlo, me pone muy cachonda verla así y cuando se lo mete dentro de la boca abre los ojos y me mira con intensidad.
Hago que se levante y quiero que me coloque el condón para follármela pero me dice que no, la llevo al camastro y nos ponemos a hacer un 69, que locura de mujer como se entrega, es fantástica, mis dedos no paran de follar su coño y su culo, no recibiendo ninguna protesta ni ninguna queja, ese culo se menea muy bien. Se menea de tal forma que rápidamente recibo la primera corrida en mi boca y como se derrama esta mujer especial. Rápidamente vuelvo a sentir que se pone a punto y yo también lo estoy, por ser la primera vez le digo que pare y me pregunta el motivo, le digo que estoy a punto de correrme y me dice, “¿ahora vas a venir con remilgos? Lléname bien la boca” es meterse mi rabo en la boca y me corro como un desesperado, las cosas que hace con su lengua me ponen al borde de un ataque, porque la sensibilidad de mi capullo se ha puesto como nunca y ella se corre detrás. Bebió un poco de agua y me dijo, “seria conveniente que te marcharas, que me queda mucho que decidir, el lunes nos vemos”mi respuesta fue, “espero que el lunes ni me muerdas y por lo menos me digas un hola” se echo a reír y me dio el condón.