El marido más cornudo (1)
Luis Vermer es un solterón de oro que encuentra a Teresa, su futura mujer, con la que compartirá los cuernos más agadables de su vida. Inicio de su explosiva relación.
EL MARIDO MÁS CORNUDO
1
Luis Vermer es un solterón de oro y poca picha que busca desesperadamente la mujer que al final le haga ser el buen cornudo que tanto ansía su imaginativa mente. Encuentra a Teresa Cimbel, una golfa ninfómana, aprovechada, perversa y más jodida que la Mesalina romana. Ambos inician el noviazgo y dan formalidad social a su relación. Aparentemente forman la pareja unida, decente y cabal. Pronto preparan la boda, el viaje de novios y la sucesión de las mayores perversiones sexuales que uno se puede imaginar. Luis se convierte en el mayor de los cornudos y la complicidad de ambos desborda cualquier tipo de fantasía.
Este capítulo describe con todo detalle el inicio de la tormentosa pareja: cómo se conocieron, dónde, cómo decidieron unirse y fundar su especial asociación de MARIDOS CON CORNAMENTA . No se pierdan ni un punto ni una coma, les fascinará la indecencia perturbadora de ella y la sumisión de un vicioso que sólo vive para gozar al capricho de la mujer que ha escogido por esposa.
Este es un relato estremecedor de cuernos y de infidelidades, donde las mujeres casadas orgasman en brazos y lechos que no son los del esposo. Es un relato de orgías perversas donde la moral burguesa se destapa como lo que es: la burda mentira de una sociedad en la que impera el vicio y la suciedad más arrebatadoramente morbosa. Viva la perversión, el vicio y el gozo.
Luis Vermer era y es un madrileño de 42 años, alto y apuesto, pero con un gran complejo de inferioridad por el tamaño de su pene. Vive en Madrid, en una lujosa casa del Paseo de la Castellana, no trabaja y es el heredero de una de las grandes fortunas de nuestro país. Continúa soltero y aparentemente las mujeres se lo rifan y pretenden conquistarlo. Luis es también un taimado y un más que pervertido sexual que goza con sensaciones fuertes en las que el sexo cobra todo su potencial. Le va todo en el sexo, pero le excita hacerlo en el mayor de los secretos y dar imagen decente de cara a la sociedad. Su gran fortuna le depara hacer lo que le viene en gana y lleva ya muchos años buscando la hembra viciosa que se adapte a sus necesidades sexuales, que son muchas y variadas.
Describiremos a nuestro protagonista: mide 1,83 metros exactamente, está delgado, sin tripa, y con un culo respingón, muy apto para enculadas y ser sodomizado por mujeres con consoladores ajustados a la cintura. Tiene un culo macizo y carnoso y tan horadado por pingas, dildos y otros objetos fálicos que su agujero se asemeja al coño de una experimentada y bien follada puta.
Es de buenos muslos, de amplias espaldas y torso bien formado por las flexiones que realiza a diario. Tiene el cabello castaño, abundante, sin canas apenas, y luce un atractivo rostro de tío interesante y guapetón.
Le falla la polla. La tiene pequeña, apenas de nueve centímetros, poco gruesa, aunque empina muy bien. Sus huevos, al contrario, son enormes y pesados, y cuelgan espléndidos con mucha desproporción respecto de su minúscula pilila. El muy cabrón atesora mucha leche y siempre tiene recargados los voluminosos cojones de abundante y rica lefa.
Le encanta la lencería femenina, la usa y debajo de la ropa normal de calle, en muchas ocasiones, lleva puestas bragas negras de blonda, tangas transparente, pantys de nylon color carne y hasta cómodo ligueros con medias color humo. El roce del nylon al andar hace subir tremendamente su libido.
Un domingo que estaba aburrido en casa, recibió la llamada de Pedro Urtial, gran amigo suyo y poseedor de una colosal polla. Como el muy tunante conocía los deseos de su amigo, pues no en vano su pollón había atravesado el culazo del millonario, le comentó:
Joder, cabrón, anoche me tiré a la furcia más guarra que he conocido. Se llama Teresa, tiene 38 años y si supieras como folla y como te maneja ahora mismo te correrías.
No me digas eso dónde vive.
Aquí en Madrid, en La Moraleja, con sus padres. La muy cerda está soltera y le va todo. Seguro que es de las que te gustan.
Cómo está la tía.
Formidable para follar y hacerla de todo fíjate que me harte de joderla, la di por el culo, me la mamó y no se las de veces que la muy cochina se corrió dando gritos y diciendo porquerías y soltando chorreones en cantidad
La puta me estás poniendo a cien cacho maricón.
Le he hablado de ti y de la pasta y el vicio que tienes y lo liberal que eres y que estás buscando una verdadera puta
Y ¿qué te contestó?
La hostia, pues nada, que ella estaba dispuesta a ser tu fulana
Luis se incendió con aquella conversación telefónica y después de que el amigo le diera el teléfono de ella, pronto estaba llamándola.
La primera llamada la hizo Luis nada más colgar el teléfono con Pedro. Se puso un tío con voz cascada y desagradable. El solterón preguntó por Teresa y al poco rato se oyó su voz. Tenía una voz grave pero melodiosa. Luis se identificó y, rápidamente, ella entró al trapo y le dijo que esperaba la llamada pero que en aquel momento no le podía hablar. Que le llamase en una hora que estaría sola en casa y podrían hablar con tranquilidad.
Así lo hizo. Luis esperó impaciente, con un regodeo cachondo. Como la calefacción estaba puesta, se quedó totalmente en pelotas en la casa con la polla endurecida por la excitación de la situación. No dejaba de tocársela y los huevazos grandes se apretaban con la calentura.
Cuando la llamó de nuevo, la conversación de ambos fue por unos derroteros inimaginables de sexo y pasión.
Transcribimos a continuación en su totalidad la incendiaria charla que la pareja mantuvo por el auricular:
Dígame- dijo ella sosegadamente.
Sí hola soy Luis el de antes ¿estás sola?, ¿puedes hablar ya.?
Sí cariño, por fin el petardo de mi padre se ha ido es un coñazo.
Me gusta que hables así con desparpajo.
Mmmm pues también me encanta a mí, ¡para qué vamos a perder el tiempo¡ ¿no te parece?
Por supuesto tesoro.
Anda, dime ya me ha comentado Pedro sobre ti que por cierto gasta una porra mmm se me hace la boca agua.
¿Sólo la boca.?
Bueno también alguna cosa más.
El qué dímelo.
Joder tío, si tú ya lo sabes el coño, el chocho se me pone a reventar.
Así me gusta que hables zorrona. Ahora estoy yo en pelotas y no para de meneármela mientras hablo contigo.
Uf me gusta me estás poniendo a cien.
¿Cómo estás vestida?
Pues nada, llevo un short pequeño muy ajustado y una camiseta apretada pero me parece que voy a tener que quitármelo todo
¿Te estás tocando?
Sííí por encima, en toda la raja que se me marca.
¿Cuándo nos podemos ver?
Por mí ahora mismo puedo ir a tu casa si quieres.
Claro que sí pero prepárame alguna sorpresa a tu llegada.
Lo haré cabroncete me gustas.
Hasta ahora mismo mi putita.
Hasta ahora mi cabrón.
Cuando Luis colgó el teléfono se encontró salido del todo.Aquella ramera le había puesto a cien.
Continuará