El marido de mi mejor amiga (3)

Tercera parte

Llegamos a mi calle y bajamos al dúplex que habían dejado mis padres antes de mudarse al país donde vive mi hermano con mis 3 sobrinos. Entramos al jardín, y lo cruzamos besándonos con desespero. Nos metimos en la cocina donde me puso encima de la mesa, separándome las piernas y poniéndose entre ellas agarrándome por detrás y pegándome a él con fuerza, notando su erección pegada a mi braguita mojada, rozándome y provocándome descargas de placer por todo el cuerpo. - Te deseo Paula... Te deseo - me susurró entre besos mientras bajaba los tirantes de mi traje y yo desabrochaba uno a uno sus botones, acariciando cada cm de piel que se dejaba ver.

Jadeábamos entre besos y caricias mientras su camisa caía al suelo y dejaba a la vista ese torso que me volvía loca. Bajé mi boca a besarle un poco mientras lo miraba notando cómo se estremecía debajo de mí. Volví a su boca mientra él dejaba caer mi vestido a la cintura, me acariciaba los pezones, duros, y jugaba con ellos. Lo rodeé con mis piernas atrayéndolo más a mí, moviéndome despacito por su paquete, duro y a punto de estallar el pantalón.

  • No puedo aguantar más Paula - me susurró pegándome más a su pecho - te prometo que la siguiente vez será más largo y con más juegos, pero necesito estar dentro de ti ya.

Lo miré sonriendo, bajándole la cremallera y sacando su polla. Carlota no me había mentido, era enorme (unos 23 cms) y gordita (unos 8 cms). Empecé a masturbarle mirándolo y relamiéndome los labios mientras veía su cara de placer y notaba cómo dos dedos se colaban por debajo de mi braguita y me acariciaban el clítoris y los labios. Me arqueé con un gemido, aún pegada a su pecho.

-Paula otro gemido así y me corro antes de tiempo - me dijo moviendo más rápido los dedos.

Separó mi braguita a un lado y empezo a pasar el capullo por mis labios despacito mojándolo con mis jugos, metiéndola poco a poco, sin quitar la mirada de la mía, mientras notaba cada cm entrar en mí.

  • Oh Dios Luis - gemí al tenerla toda dentro de mí.

Empezamos a movernos como locos, él metiendo y sacando su polla de mí, yo empujando mis caderas más rápido aún, besándonos entre gemidos y jadeos.

  • Dios Paulaaaaa - gime Luis mordiendo mi labio y bombeando más fuerte dentro de mí - me voy a correeer.

Al oírlo siento esos espasmos previos al orgasmo y subiéndome a su oído le susurro: - Córrete Luissss lléname entera que yo también me corroooo. Me embiste más rápido moviendo la mesa entre gemidos cada vez más altos. Me atrae aún más a él y con un arqueo seguido de un grito explota dentro de mí al mismo tiempo que me abandono a mi propio orgasmo.

  • Paulaaaaaaaaaaaaaaa diosssssssssss que gustooooooooo!!!!!

Jadeo en su pecho, intentando respirar con normalidad mientras él me acaricia la espalda. - Uff Luis ha sido increíble.

Baja de nuevo a mi boca besándome despacito sacando poco a poco su polla de mí.

  • Paula no me puedo creer que haya pasado esto... - me dijo mientras acariciaba mis muslos y me besaba el cuello.

Levanté su cara acariciándole por la mejilla para mirarle - Luis llevo enamorada de ti desde nuestro primer desayuno pero eres el marido de Carlota y esto no está bien...

  • Por qué nunca me dijiste nada? Me pasé casi un año esperando ver algo más en ti que una amistad - me decía mientras no dejaba de acariciar mis piernas - cuando me presentaste a Carlota y tú empezaste a salir con todos esos tíos, supe que ya no había nada que hacer y vi la oportunidad de ser feliz aunque no fuera con la mujer que quiero de verdad.

Me apoyé en él suspirando - Nunca te dije nada por miedo, por no querer perder la amistad... Qué vamos a hacer?? - cuando levanté la mirada él volvió a besarme, pero esta vez más despacito, acariciándome con suavidad.

  • Vamos a disfrutar este fin de semana los dos juntos vale? Voy a desviar el teléfono de mi casa a mi móvil para no tener que irme y recibir las llamadas aquí, te parece? - me susurró besándome con ganas - así no te dejo sola ni un minuto más del necesario

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No le contesté, sólo seguí besándole mientras nos desnudábamos del todo, quedándome yo en tacones, sabiendo lo que le gustaban a él.

  • Tengo hambre, qué te parece si preparo algo para reponer las fuerzas? - me dijo aún en la mesa, él con su mano en mi cintura y yo acariciando su espalda con la yema de mis dedos.

  • En la nevera tengo pollo con verduras de hoy, solo hay que calentarlo en el microondas.