El marido de mi mejor amiga (2)

Segunda parte

Me senté esperando a que viniera y me pudiera decir el por qué de esa reacción. Cuando salió me buscó y se acercó a mí algo más relajado. - Perdona Paula - me dijo cogiéndome la barbilla y levantando mi cara - no tengo derecho a portarme así contigo.

  • Pero qué te pasa Luis? Con lo bien que estábamos hasta que no sentamos aquí? - le dije acariciando la mano que aún tenía en mi barbilla. - sólo estaba bailando.

  • Nada Paula, es el cansancio de toda la semana - me dijo con una caricia y apartando la mano. Se sentó al lado mío con una sonrisa culpable - Llevo una semana de locos y en vez de disfrutar de tu compañía me cabreo sin motivo.

Dio un trago a la copa y se levantó - Quieres otra? Recuerda que ahora me toca a mí.

  • Vale beberé lo mismo, pero primero voy al baño. - Recogí mi abrigo y bolso y fui directa. Volví a notar su mirada en mí, no podía dejar de recordar la caricia en mi barbilla mientras me retocaba un poco y salía.

Me lo encontré apoyado en la pared al lado del baño esperándome. - Espera a alguien caballero? - le dije cogiendo una de las copas y bebiendo sin apartar mi mirada de la suya.

  • Estaba esperando a una bella dama que entró hace poco, la ha visto? - me dijo sonriendo de nuevo.

  • Uff entraron muchas, seguro que sale ahora y está con usted toda la noche.

  • Toda la noche? Ojalá fuera así - susurró con un suspiro mirándome.

Aún no sé cómo pasó, no sé si fue el alcohol o qué pero antes de que me diera cuenta, me agarró por la cintura y me llevó hasta él, pegándome a su pecho y bajando su boca a la mía. Empezamos a besarnos con pasión, con fuerza, dejando las copas a un lado y acariciándonos sin soltar las bocas. Nuestras lenguas no dejaban de jugar entre ellas, con rapidez y desespero, mientras él me pegaba más hacia su pecho.

Nos separamos entre jadeos, no me atrevía a mirarle porque sabía que si lo hacía lo besaría de nuevo. - Joder Paula no sabes las ganas que tenía de besarte - me susurró enterrando su cabeza en mi cuello y dándome pequeños besitos que me electrizaban entera.

  • Luis esto no está bien, somos amigos y tú eres el marido de Carlota... - susurré mirándole. No me dejó acabar la frase, volvió a besarme con ansia devoradora, agarrándome un poco del pelo para llevarme más a su boca. Su otra mano recorría mi contorno, dibujando mis pechos con sus dedos mientras yo me abandonaba en su boca y deslizaba las mías por su camisa.

Volvimos a separarnos apoyado él en la pared y yo en su pecho, respirando jadeantes. Me dio la vuelta, pegando mi espalda en su pecho y separando mi pelo a un lado para pasar su lengua desde el hombro hasta la oreja donde me mordía y bajaba de nuevo, sin soltar mi cintura.

  • Esto no está bien Luis - le susurré entre gemiditos

  • Es verdad, estamos montando un escándalo público - me dijo mordiendo en el hueco entre el cuello y el hombro - vamos a tu casa y estaremos más cómodos.

Me arqueé un poco al sentir cómo me mordía y me separé de él. Ése era mi momento, podía tenerlo en mi cama toda la noche si quería y vaya si quería. Agarrándole por la mano lo llevé a la puerta, donde salimos agarrados y caminando hacia la parada de taxis.

Nos subimos al primero y nada más darle mi dirección, Luis volvió a llevarme hasta él besándome con más ganas que antes. Me volvió a agarrar la barbilla levantándola y recorrió mi cuello con su boca, dando besitos de arriba abajo despacito y volviendo a mi boca para besarme. No dejaba de recorrer mi cuello y el inicio de mi escote con su boca mientras yo jadeaba y me arqueaba buscando que llegara más abajo. Con una sonrisa pícara me susurró a oído: - todo a su tiempo nena, no querrás montarle un espectáculo al taxista.

Busqué su boca y fui yo quien le besó esta vez, con ganas, deseo. Mordía sus labios y pasaba mi lengua despacito por la marca, succionando su labio y soltándolo, mientras él jadeaba.