El marido de mi amiga me hizo mujer

Como pasé de ser una mujer insatisfecha y con una vida sexual deprimente, a tener la mayor y mejor experiencia de mi vida.

Me llamo Marisa y tengo 32 años. Soy una chica normal, delgada (pero no mucho), ojos marrones, buen pecho y un culito bastante respingón. Aún no sé cómo me metí en esto pero lo cierto es que no me arrepiento, ya que además de ser la mejor experiencia de mi vida, creo que me ha marcado ésta definitivamente.

Todo empezó al final de un intenso día de trabajo en la oficina, estaba muy cansada y me acerqué a una mesa del office para tomar un café. Sin darme cuenta era la última persona que había quedado en la oficina, salvo Carla, mi compañera de mesa y confidente también de mis penurias y problemas.

Nos quedamos las dos solas tomando café en la sala. Hablamos de cosas cotidianas a la vez que de alguna cosa más personal.. Le comentaba que hacía tiempo que no había estado con ningún hombre, de hecho le comentaba que creía que con los hombres que había estado ninguno me había hecho bien el amor. No era el tamaño de sus penes o la forma en que lo hacían, sinceramente, sentía la necesidad de estar con un hombre, viril, masculino, que me diera aquello que mi feminidad me pedía, que me hiciera suya, que me hiciera gozar. Era más un instinto, algo que venía de muy adentro, una necesidad.

Carla me escuchaba atentamente con una media sonrisa en la boca. Cuando terminé mi exposición suspiró. Ella estaba según yo creía muy felizmente casada desde hacía 5 años. Tenía dos hijos con su marido, el cual, hay que reconocerlo, estaba muy bien el día que me lo presentó algunos años atrás.

  • Marisa, me das un poco de pena, creo conocer la sensación que tienes, es duro sentirte así. Toda mujer debe sertirse integra y completa por dentro, no es sólo la necesidad de sexo es algo más.

  • No sé cómo explicarlo Carla, pero efectivamente es algo más

  • A mi me pasaba lo mismo antes de conocer a Marco, mi marido

  • ¿Sí? Quien lo diría siempre te veía muy contenta, pensé que todo te iba bien con tus anteriores parejas.

  • Ni lo imaginas. Yo sufría mucho por dentro. Me lo presentó una amiga, y he de reconocer que me hice un poco la difícil. Luego comencé a desearlo con tanta fuerza que necesité acostarme con él.

  • Bueno, creo que  a todas nos gusta dormir con nuestro novio, y más al principio de la relación.

  • Cierto, pero ni me imaginaba cómo era Marco en realidad. Cuando entramos al dormitorio se transformó, y la bellísima persona que era y hasta un poco mojigata, cambió radicalmente. Su mirada, sus manos, cómo me miraba cómo me tocaba, me hacía sentirme muy deseada y a la vez me excitaba muchísimo. Luego verlo desnudo, su miembro, su fuerza y su virilidad, no tengo aún palabras para explicarlo.

  • Que suerte chica

  • Nunca le he aguantado cuando hacemos el amor, nunca conseguí desgastarlo y eso que me consideraba fogosa. Así, la primera vez que lo hicimos, sin protección, me dejó embarazada. Y además, prendada de él. Lo veía como un macho, mi macho, que me protegía y me fertilizaba. Cada vez que hicimos el amor sin protección me preñó.

  • Ufff, me quedo sin palabras

  • Incluso hoy día nuestras relaciones sexuales son plenas, su virilidad y su fuerza no tienen comparación, además que con el tiempo me he ido haciendo al tamaño de su miembro

  • Joder Carla, no sigas más me das mucha envidia.

  • Ahora ya no tengo esa sensación que me cuentas, ya simplemente disfruto y agradezco el ser mujer y poder tener a un macho, a un animal así cerca de mí.

  • No sigas hablando que me estas poniendo mala. Sabes que siempre me ha dado morbo tu marido, no me digas esas cosas que ya no puedo aguantar más.

  • Te propongo una cosa. Ven mañana por la noche a mi casa. Yo sola no puedo con él, y me da miedo que me abandone, que no quiera que siga siendo su pareja porque no puedo darle todo lo que necesita. Ayúdame tú.

  • ¿Cómo?

  • Sí ayúdame tú. Haz el amor con él.

  • No Carla, yo no quiero estar sóla con tu marido ni pensarlo, con lo que me has dicho ya me da bastante miedo, y además es tu marido.

  • No te preocupes, yo te ayudare con él si quieres, estaré junto a ti para ayudarte.

  • ¿De verdad lo harías?

  • Sí, lo hago por los dos, os quiero mucho a ambos y yo noto que no puedo satisfacerle así que te doy esta oportunidad única y que los tres seamos felices, a mi me daría mucho morbo ver cómo te va a tratar mi marido.

  • Uff Carla me pone muchísimo la idea pero me da mucho miedo.

  • No te preocupes, ven arregladita como para una cena informal y te espero en mi casa mañana a las 10. Eso sí, tendrás que venir con la mente abierta y con ganas de disfrutar.

  • Allí nos veremos, tengo muchísima curiosidad.

Tenía morbo y miedo, pero no sé de cual de las dos cosas sentía más.

Aquella noche me arreglé tanto como pude. Quería resultar especial, apetecible, quería ser disfrutaba por aquel hombre, pero sobretodo esperaba yo disfrutar de él.

A las 10 llegué a aquella casa. Carla estaba esperándome. Había una mesa para dos. Al principio creí que era para mí y su marido, pero luego me dí cuenta que no, era para nosotras dos, así pensó que me relajaría más y sería más fácil entrar en materia, pensé yo.

Al terminar de cenar y tras tomar los dos últimos vasos de aquel vino tan especial me dijo que la acompañara al dormitorio.

Era muy amplio y espacioso, de un color rosa-anaranjado precioso y con buen gusto. Invitaba a la seducción, a la cópula, a ser tomada por un hombre y hacer a éste tuyo. Al placer y al deseo. Aquello era lo que me inspiraba aquel dormitorio.

  • Tranquila, Marco no está en casa. Sabe que estas aquí y sabe para qué pero aún no ha salido del trabajo, pronto llegará. Mientras tanto, tranquilízate, y desnúdate como yo, Marisa.

En este punto, Carla se quitó poco a poco su ropa, se desabrochó su traje y se quitó sus braguitas, no llevaba nada más encima. Luego me ayudó a que me quitara mi traje, mi sujetador en incluso me  ayudó a quitarme las braguitas muy poco a poco. Después de esto nos tumbamos las dos encima de la cama.

  • Que cuerpo tienes Marisa, le vas a encantar a Marco, te va a dar todo lo que necesitas. Me encanta tu coño, es muy pequeñito.

  • Uff estoy nerviosa y tengo un poco de miedo la verdad, no se si ha sido buena idea venir, Carla.

  • Claro que sí, tu relájate y haz todo lo que te diga y todo saldrá bien, él te dará aquello que necesitas y que estas buscando.

-  Pero me da miedo su pene, ¿me dolerá?

  • Al principio puede, pero luego poco a poco tu vagina se amoldará, mira como me ha abierto a mí el coño, antes no era así, y nunca parí mis hijos por él, ya que tuve cesáreas.

  • Que miedo, tía, ¿me ayudarás con él?

  • Sí, tu tranquila, no te dejaré sola, en todo momento te ayudaré con él. Además espero quitarle yo también un poco de fuerza para que no lo sufras todo tú solita.

  • De verdad que por un lado me muero de ganas de probarlo, pero por otro…noto como mis abdominales y mis tripas suenan…

En ese momento se oyó la puerta cómo se abría y se cerraba. Dí por hecho que Marco había llegado a casa. Y la sensación que tenía era la que llegaba un cazador, un hombre primitivo, al cuál su mujer tras hacer las labores domésticas, esperaba en casa para complacerle, o en este caso, dos mujeres para intentar complacer al hombre.

Se fue directamente al cuarto de baño, y notamos como se estaba duchando. Los nervios me atenazaban, me daba miedo que me pudiera hacer daño físico, pero también me preocupaba el daño psicológico, como me afectaría aquella terrible y fascinante experiencia que estaba a punto de comenzar.

Diez minutos después, salió del baño, y de pronto entró en la habitación. Era un hombre formidable, alto, fuerte, muy viril, con vello en el pecho por lo que podía intuir, ya que llevaba un albornoz blanco que lo cubría, muy guapo aquel hombre, inspiraba respeto, me inspiraba a acostarme con él, a hacer el amor con él, a ser su hembra, ser penetrada por él, ser preñada por él.

Tras saludarnos y vernos desnudas encima de la cama, se quitó el albornoz, debajo no tenía nada, estaba tan desnudo como nosotras. Entonces fue cuando pude ver aquel miembro. Aún no estaba erecto pero me pareció enorme, nunca había visto nada igual. Mi instinto me hizo acercarme a él, y comencé a oler aquel enorme miembro, al principio sin tocarlo. Desprendía un olor excepcional, no olía a jabón o cualquier otro perfume, me olía a naturaleza, a hombre, me veía tan envuelta en aquel olor que sin darme cuenta comencé a lamer y chupar aquella polla. Notaba cómo iba poco a poco creciendo dentro de mi boca y como cada vez me era más difícil tenerla dentro de mí.

  • Marco me asfixias, tengo que sacarla, uffff- me relajé cuando lo hizo.

  • No te preocupes, Marisa, tienes tiempo para adaptarte a ella.

Carla comenzó a chupar el pene de su marido, con mucha ternura y suavidad, a sabiendas de que sino lo trataba bien, la venganza podría ser infernal. La lamía por el costado muy suavemente, chupaba su glande y su base mientras tocaba sus testículos con una de sus manos. Parecían hinchados. Eran muy grandes. No sabía si era porque estaban cargados de semen o es que realmente aquel hombre estaba dotado de aquellos potentes elementos.

Mi amiga me indicó que me fuera detrás de él. Marco cogió mi cabeza y me hizo besarle su culo. Eso es algo que a mí no me había atraído nunca. Siempre lo rechacé, pero su ano emanaba un olor diferente, suave e intenso a la vez, y mi instinto otra vez,  sin yo siquiera darme cuenta hizo que metiera la lengua en aquel agujero. Necesitaba penetrarlo, olerlo, saborearlo, cada rincón de aquel hombre me parecía un territorio a explorar.

Ya la tenía  a punto, aquella verga erguida era colosal, así que nos obligó a las dos a tumbarnos en la cama, me abrí de piernas y comenzó a a lamer mi coño mientras acariciaba mis pezones. Sentía como ordeñaba mis pezones, su lengua me destrozaba mi clítoris, dándome un placer increíble y hasta tuve la sensación que de un momento a otro podría brotar leche de mis senos, estaba bastante lubricada y preparada para sentirme penetrada. Se subió sobre mí.

  • Tranquila Marisa, Marco te va a penetrar. No te preocupes y relájate, estoy aquí junto a ti

Notaba su pene sobre el vello de mi coño, la sensación era genial. Me comenzó a besar. Su saliva se derramaba sobre mi boca, yo la quería, y su lengua penetraba mi boca y me hacía sentir que era suya. Mientras me entusiasmaba con sus besos, Carla condujo el pene de marco a la puerta de mi vagina y ayudó a separar mis labios. Entonces fue cuando comenzó a penetrar. Pude aguantar al principio pero luego no pude más que comenzar a gritar.

  • Ahhhh, Marco, no entra, no entra sacalá, sacalá

Carla me besó mi oreja, mientras me decía suavemente al oído que me calmara. Él seguía besándome, no me escuchaba, no me hizo caso, y siguió penetrándome lentamente

  • Carla, Ahhhh- Gemía con lágrimas en los ojos

  • No va a parar, no te va  a escuchar, te va a dar todo lo que te mereces, te va a follar, te va a penetrar, te va a dar placer, y te va a preñar. Te va a dejar preñada, y te vas a sentir una mujer nueva.

Entonces me penetro hasta el fondo y note como me hacía sentirme llena y no pude más que gritar

  • Ahhhhhhhhhhhhh

Comenzó a bombear de manera intermitente, pero siempre me penetraba en profundidad, cuando me la metía con fuerza me abrazaba y quería llegar con su pene hasta mi abdomen, creía que me iba a romper.

  • Ohh, Marco, como te noto, te noto dentro de mi , como me destrozas, cabrón.

Cada vez iba más rápido y yo no podía gritar más fuerte

  • Ahhhhh para ahhhh para me revientas, para ahhhhhhh

Me abría más de piernas y me penetraba más profundamente, mientras carla movía sus testículos, para que el semen de aquel animal, estuviera preparado a la hora que tuviera que salir. Observé cómo además le metía un dedo por aquel culo, lo cuál le encabritó aún más y me penetraba con más fuerza.

  • Para cabrón ahhhhh para, cabrón ahhhhh ahhhhhh

Carla lo penetraba con fuerza cn dos dedos mientras él me castigaba con dureza, y cuando estaba a punto de desmayarme comencé a correrme, soltando todo el líquido que había acumulado todo este tiempo en mi vagina sobre aquella polla del demonio.

  • Ahhhhhhhhhhhhh note pares ahora ahhhhhhhhhhh ahhhhhhhhhh ahhhhhhhhhhh

Apretó y me abrazó con mucha fuerza y en su más profunda penetración acabo aquel orgasmo, justo después sacó aquel pedazo de polla, que salvo por mis flujos, no estaba para nada alterada, y parecía que acabábamos de empezar.

  • Joder Marco, que polla tienes, soy toda tuya, no he tenido un orgasmo así en mi vida, podrás hacer conmigo lo que quieras- jadeaba como podía mientras él, aún sobre mí me abrazaba.

  • Ves Marisa, que bien sienta la polla de mi marido. Ahora te empiezas a sentir realmente como una perra en celo, deseando que su macho la encuentre y la penetre una y otra vez.

Acto seguido y con brusquedad me dió la vuelta y me colocó como una perrita, que aún goteaba flujo del orgasmo anterior y sin avisar me introdujo la polla de nuevo en mi coño y comenzó a follarme otra vez.

  • Ufff como follas hijo de puta, ahhhhh, ahhhhhh, no pares, no pares cabrón

Empezaba a calentarme, parecía que mi coño se estaba haciendo al rabo de aquel semental, de pronto observo como Carla de coloca un arnés, con un pene de goma enorme en él, mientras Marco se retiraba de mí.

  • Te gusta Marisa, lo he hecho de un molde de la polla de Marco, ahora también la tengo yo.

Marisa de colocó debajo de mí e introdujo aquel consolador en mi coño

  • Uff que placer- decía mientras me movía sobre Carla, y me preguntaba donde estaba Marco

En aquel momento sentí un liquido muy caliente en mi culo

  • No Marco, por el culo, no. Nunca me han penetrado por detrás, no me gusta y con una polla como esa me vas a tener que llevar al hospital, no quie…ahhhhhh ahhhhh- Gritaba de dolor y de miedo al notar como Marco me estaba penetrando mientras Carla se movía con cada vez más y más fuerza, pensé que me moría

  • Ahhh Marco, como duele, ahhhhh ahhhhhh  - Notaba como mi culo se abría y cada vez entraba más y más adentro hasta que con mucha fuerza me penetró por completo y empezó a bombearme

  • Ahhhhhhh Ahhhhhhhahhhhhhh no puedo más ahhhhhh ahhh como me follais los dos, no puedo más, no puedo…….. y me corrí de nuevo con un potente pollazo de Marco en mi culo, uffff como sentí aquello dentro de mí, yo que pensé que nunca me había corrido si comparaba con aquello que me estaba pasando esta noche.

En aquel momento me abracé con fuerza a Carla y ambos penetraron tan profundamente que notaron como chocaban dentro de mí, mientras oían mis gritos desgarradores, al final ambos se abrazaron conmigo en medio y pensé que era el final.

Después se separaron, me tumbé cansada sobre la cama. Marco sacó su pene que seguía tal y como habíamos empezado y yo no me lo podía creer

  • Relájate Marisa, ahora está preparada, tus óvulos han saltado con tus dos orgasmos, ahora prepárate  a recibir la simiente de Marco

Me abrí todo lo que pude para recibir aquel pene. Comenzó a penetrarme suavemente y cada vez iba alcanzando mayor velocidad y fuerza.  Comencé a gritar, sin parar de penetrarme, pensé que me moría. Tenía preservativo puesto. Pero mi instinto nuevamente me hizo sujetar su pene, sacarlo de mi coño y quitarle el preservativo

  • Marco, correte por favor, te lo suplico, correte no puedo más ahhhhhh ahhhhhhh

Carla comenzó a empujar su culo contra mí haciendo la penetración mucho más profunda si cabía hasta que note como un líquido muy caliente y en cantidades enormes salía de aquella polla

  • Ahhhhh Ahhhhhhahhhhhhhhhhhh

  • Correte cariño, correte, te lo mereces, te lo mereces

Tras acabar dentro de mí sacó aquella fabulosa polla, que aún seguía erecta y comenzó a penetrar a Carla, que se puso con la postura que la cual las hembras caninas son penetradas y eyaculadas dentro de su vagina.

  • Marco, estoy ovulando, déjame  preñada a mí también

Marco la penetró con violencia, como si antes no hubiera estado follando conmigo

  • Sí mi amor, cielo, penétrame hasta el fondo, quiero ser tuya, fóllame, fóllame y préñame cabrón.

Si fuerzas, comencé a lamer el ano de Marco y a penetrarlo sutilmente con mi dedo, para que aumentara la fuerza y la velocidad de la penetración

  • Siiiii me corro- Gritaba Carla- Préñame, préñame, préñame

Marco descargo una abundante cantidad de semen dentro de ella, parecía que no se había corrido anteriormente. Estaba como si nada.

  • Quiero más- Decía Marco, aquel hombre acababa de follarnos a las dos y estaba como una rosa, deseaba ser su mujer, deseaba darle todo lo que pedía al igual que mi amiga.

  • Marco- dijo Carla- hoy Marisa y yo te vamos a dar lo que buscas, y tu Marisa prepárate porque todavía no has terminado

  • Yo no puedo más- decía exhausta- pero haré lo que me pidas si con ello logro satisfacer a Marco- dije entregándome totalmente a él.

Hizo que me tumbara boca arriba, untó mi vagina con mantequilla y colocó el pene de Marco sobre mí.

  • Penétrala – dijo Carla

El olor de aquel hombre hizo que junto con el tacto de su pene, se me abriera mi vagina y me penetró de nuevo, pegándose y abrazándome, haciendo la penetración lo más profunda posible.

En aquel momento, Carla se colocó un arnés con una polla tan grande como la de Marco, no quería que Marco lo viera, pues me hizo gestos para que me callara. Untó aquel pene con mantequilla.

  • Ahora hijo de puta, vas a sentir lo mismo que nos has hecho sentir a nosotras y sabrás que se siente cuando te suplican que pares y no lo haces

-Sin que Marco saliera de mí, colocó aquella polla en el ano de Marco y lo penetró con una fuerza y violencia extrema, tanto, que Marco que hasta entonces no dijo nada empezó a gemir  y a gritar.

  • ¡Zorraaa! ¿qué estas haciendo? Por ahí nooo, ahhhhh ahhhhhh

Acto seguido comenzó a gritar - fóllame cabrona, fóllame.

Después de ese último fóllame, recuerdo que deje de respirar. Comenzó a embestirme como una bestia, pensé que iba a morir desangrada por la rotura que me iba a producir en mi vagina, ya iba a total velocidad y potencia

  • Ahhhhh Ahhhhhhhh- Gritábamos Marco y yo al unísono en una perfecta sincronización y en una perfecta muestra de lo que ambos estábamos sintiendo en aquel momento.

  • Correros cabrones, correros, correros – Gritaba Carla sin parar de empujar sobre el culo de Marco

  • Ahhhhhhh Ahhhhhhhh, Ahhhhhhh- Con un potente grito Marco comenzó a correrse de nuevo y a derramar otra gran cantidad de semen dentro de mí. Yo al notar aquel semen comencé a correrme otra vez. Nunca me había corrido así.

  • Ahora sí, ahora te hemos reventado- Le decía Carla a su marido, que sonriendo la besaba y acariciaba. Luego sacó su pene y me dio un fuerte beso y un abrazo muy intenso.

Tras esto, nos duchamos y nos despedimos. Tuve que avisar a un taxi porque me fue imposible llegar a casa.

No hice el amor con otro hombre en los siguientes meses. Carla me llamaba siempre que iba a hacer el amor con su marido, ya que temía “represalias” si ella estuviera sóla con él.

A los dos meses de mantener relaciones, comencé a sentir náuseas y mal estar con las comidas y al despertarme por las mañanas. Estaba embarazada. Carla, que también llevaba varios días sintiéndose mal, me dijo que también estaba embarazada de él.

Ahora ya me sentía plena, me sentía mujer y quería vivir mi nueva vida junto a mi hijo y también quería seguir siendo fecundada por aquel hombre y compartirlo con Carla siempre que me lo permitiera.