El maletin (1: Ventajas de viajar en tren)

Relato por entregas semanales que mezcla el erotismo con la intriga. Cada capítulo lleva el nombre de un libro.

VENTAJAS DE VIAJAR EN TREN

El silbido del tren lo despertó de su sueño, Marcos Heredo miró el reloj de pared que había en el compartimiento y vio que aún restaba casi una hora para llegar a su destino, acto seguido, alargó la mano de forma instintiva para coger su móvil, el cual tenía costumbre de dejar bajo la almohada siempre que viajaba en coche cama. Pero su móvil no estaba. En ese momento se dio cuenta de que tampoco estaba por ningún lado su ropa ni su maletín, de hecho la única de sus pertenencias que quedaba en el compartimiento era la cadena rota que debía haber mantenido su maletín atado a la pata de la cama… de la litera, se corrigió mentalmente. Entonces saltó de la cama y empezó a recordar.

Recordaba como la tarde anterior, una soleada tarde primaveral, había sacado su billete para el tren nocturno, como tantas otras veces. También como tantas otras veces, le habían comunicado que no quedaban ya plazas en los compartimientos individuales, aunque la noticia no fue de su agrado Marcos ya estaba acostumbrado a ello, su empresa tenía la costumbre de avisarle de sus viajes con pocas horas de antelación y casi nunca lograba obtener uno de los preciados compartimientos individuales. Así que, como tantas otras veces le indicó a la chica de la taquilla, una rubia teñida que aporreaba con uñas de nácar la pantalla táctil del mostrador, su deseo de adquirir un compartimiento doble entero, las dos camas de la litera, para no verse así obligado a compartir lugar de descanso con ningún desconocido. Desafortunadamente para él, esto fue imposible en esta ocasión ya que, según le indicó la rubia de la taquilla, el hecho de que mucha gente comenzara ese día sus vacaciones de verano hacía que el tren fuese bastante más lleno que habitualmente y que las pocas plazas que quedaban estuviesen caóticamente dispersas. Resignado, aceptó el billete que le permitiría dormir en la cama de debajo de una litera en un compartimiento doble.

Y así, resignado, se presentó Marcos en el andén, dispuesto a, por primera vez en su carrera, compartir lugar de descanso con un desconocido. Cuando entró a su compartimiento vio que, quien quiera que fuera su acompañante ya se había metido en su cama, en la parte superior de la litera y había bajado la luz regulable al mínimo, mejor, pensó, así al menos se ahorraría la molesta conversación que la mayoría de gente se empeñaba en tener cuando encontraban a un desconocido en el tren. Soñó un silbido y, mientras el tren se ponía en marcha Marcos encadenó a la litera su maletín y puso su móvil bajo la almohada, con la alarma fijada cuarenta minutos antes de la que debía ser su hora esperada de llegada. Tras completar su pequeño ritual de maletín y móvil, Marcos se tumbó en la cama y cerró los ojos dispuesto a dormir.

No había pasado media hora cuando un leve gemido le sacó de sus pensamientos, sorprendido abrió los ojos y escuchó una voz femenina que susurraba

si, sigue así… baja un poco más

Marcos quedó perplejo. De alguna forma debía haber dos personas, una parejita, en la litera de arriba, compartiendo cama, ahorrándose un billete y, en ese momento, haciendo algo que no era exactamente hablar. Marcos meditó por un momento montar un escándalo y asegurarse así el silencio en el compartimiento, pero luego pensó que no sabía como era el hombre que acompañaba a la gimiente señorita y que era mejor no correr el riesgo de provocar una trifulca de la que saliera malparado. Así que se forzó a volver a sus pensamientos y abstraerse de los gemidos que pudiera producir la dichosa parejita.

si, me encanta… un poquito más adentro… - imploraba de nuevo la misma voz femenina - así… humm… me encanta como lo haces… hummm

¿te gusta verdad? A mi también me gusta oírte gemir – respondió otra voz.

En ese momento Marcos se despertó totalmente, aquella segunda voz también pertenecía a una mujer. A partir de ese momento quedó atento, a la escucha, con la imaginación desbordada pensando en qué escena podría estar desarrollándose en el colchón que había a un metro largo de su cabeza. Durante un instante incluso pensó levantarse y mirar, pero enseguida rechazó la idea y volvió a quedar a la escucha.

así, así… - volvió a gemir la primera voz, un poco más alto que las anteriores ocasiones – por favooor… chúpame un poquito… así

¿ves? Ya te dije que te gustaría mi nuevo juguete… ¿estás a punto de correrte verdad?… hum… me encantas… - contraatacó la segunda voz, que era la que parecía llevar el control de la situación

si, sii, siii… hummmmff!... ahhh! – la primera chica, a la que Marcos había decido denominar mentalmente "Uno", debía haberse corrido a placer

¿bien eh? – respondió la voz de la que Marcos había dado en llamar "Dos" – ahora te toca a ti darme lo que necesito… pero tú usarás solo tu boquita… por hoy prescindiremos de mi juguete

Marcos dio otro respingo al ver como un objeto caía al suelo desde la litera superior. Al observarlo sobre la moqueta pudo ver que se trataba de alguna especie de consolador de aspecto gelatinoso y color brillante, incitante. En esos momentos ya acariciaba muy suavemente su polla por encima del pantalón de seda que usaba como pijama, dudando entre masturbarse o no por miedo a hacer ruido.

Venga, dame… usa la lengüita… así… humm… - indicó "Dos", en un tono que ya nada tenía de susurro – ¡dios!... con esa lengua debes haber hecho gozar a un montón de hombres… muy bieeeeen… así… ponla duritaaa… me encantas… humm

¿te gusta? ¿lo hago bien? – preguntó dudosa "Uno"

siiii… me encantaaa… pero por favor calla y mantén tu lengua donde deeebes… así… humm… muy bien… estoy segura de que cualquier hombre daría media vida por una lengüita así… humm – gimió "Dos" – seguro que le encantaría que le chupases con esa lengua…. y que luego le ofrecieses tu coñito jugoso… humm… siiii… me ha encantado tu coñito mojado… hummm… ahhff… humm…. sigue… ahhff… humm

"Dos" siguió gimiendo otro rato y luego, con un gritito final, se hizo el silencio. A esas alturas Marcos estaba ya masturbándose muy lentamente sobre la sábana, con su pijama hecho un guiñapo a los pies de su colchón. Al hacerse el silencio quedó paralizado, desnudo, con la polla erecta en la mano, intentando no hacer el mínimo ruido. El silencio se prolongó unos minutos durante los cuales Marcos, muy lentamente se tapó con la sabana, simulando estar dormido. Entonces la voz de "Dos" resonó en la penumbra

¡jooder! ha estado de puta madre… tendríamos que repetirlo

¿ahora? – inquirió "Uno" con voz melosa

hummm... si te atreves… - tentó "Dos" en un tono que invitaba a la guerra – pero antes déjame que recupere mi juguete

Marcos casi gritó cuando, en un ágil movimiento, "Dos" bajó a la moqueta de un salto y fue a recoger su juguete, dándole la espalda a la litera. Abriendo un ojo en la penumbra, Marcos se fijó en ella. Tendría unos veinticinco años, con la piel lechosa cubierta de pecas y una melena rizada y pelirroja. Parecía inglesa o algo así, pensó. Ni gorda ni delgada, observó mientras constaba las líneas de sus caderas y su generoso pero bien formado culo. Cuando la chica tomó el consolador y se volvió hacia la litera, Marcos cerró el ojo para no delatarse, aun cuando la tentación de abrirlo para ver la parte delantera de aquella belleza era indudable. Y mientras así estaba, ojos cerrados, polla erecta bajo la sábana y haciéndose el dormido noto un aliento en su oreja y escuchó a "Dos" susurrarle

¿te ha gustado lo que has oído? ¿te has calentado? … si, ya veo que si – confirmó al poner una mano sobre la sábana que cubría su polla - ¿por qué no subes con Miriam y conmigo? podríamos jugar los tres

Marcos no podía dar crédito a sus oídos. Aquello no podía estar pasando, solo en las películas pasaban cosas así. Entonces abrió los ojos y vio a "Dos" sonreír. Tenía la cara tan pecosa como el resto del cuerpo, con unos labios finos y unos ojos claros. Unos pechos de tamaño medio con unos pezones anchos y excitados completaban el cuadro que antes había entrevisto despaldas a él. Entonces ella le besó y Marcos no pudo contenerse más.

Empezaron a besarse apasionadamente mientras Marcos se levantaba de la cama y miraba la litera superior para ver a "Uno", quien ahora sabía se llamaba Miriam. La vio sentada al borde de la cama, sonriendo lujuriosamente. Tendría unos pocos años menos que su compañera de juegos, pero su cuerpo estaba ya totalmente desarrollado. Pechos medianos coronados por unos pezones oscuros que apuntaban al cielo, coñito perfectamente rasurado que todavía conservaba algunos flujos en sus labios, cintura marcada y una cara en la que destacaba el pelo negro corto y un pendiente brillante en la nariz.

Venga Marta, súbelo, ya sabes que yo también quiero probarlo – dijo Miriam sacando la lengua y mostrando así un piercing en forma de bolita.

No necesitaron más palabras y los tres, desnudos, se juntaron en la cama superior. Las chicas se besaron entre ellas, y luego besaron a Marcos, y luego todos juntos se unieron en un beso en el que las lenguas de unos se confundían con las de otros.

Marcos notó una mano de finos dedos que tomaba su polla y empezaba a acariciarla. Pudo ver entonces como Miriam lo tenía agarrado y había empezado a besar su cuello, sus hombros, su pecho… bajando poco a poco a juntar su boca con su mano. Mientras tanto, Marta se había situado sobre el ofreciendo un coño con una ligera mata de vello pelirrojo dispuesto a ser devorado.

Mientras Marcos comenzaba a aplicar su lengua sobre el cercano coño, notaba la boca de la morena jugar con su polla, proporcionándole placer mediante la alternancia de masturbaciones rápidas y lentas, usando durante estas última su piercing para darle un contrapunto al calor de su saliva.

Sin poder aguantar más, Marcos se corrió sin avisar en la boca de su masturbadora, Marta debió notarlo porque se apartó un poco para que Marcos pudiera respirar a gusto. Al volver a abrir los ojos vio la cara de Miriam observándole de cerca con cara viciosa, entonces, por sorpresa, abrió su boca y dejó caer sobre la cara de Marcos el semen que éste había descargado hacía apenas unos segundos. Marcos quedó perplejo.

Toma, así la próxima vez que vayas a correrte me avisarás – imprecó la chica.

venga, no seas tan dura con él – intercedió Marta – tenía la boca ocupada conmigo, además, seguro que hay algo que él pueda hacer para compensarte – añadió mientras lamía el semen de la cara de Marcos – humm.. está rico, no se porque lo tiras

bueno, supongo que puedo perdonarle si me hace un servicio – dijo Miriam más calmada y sonriente

lo que quieras, solo déjame un momento que me recupere y me limpie y te echaré un polvo que te compensará todo – dijo Marcos intentando obtener algo de control sobre una situación que hasta ahora le excitaba y desbordaba al mismo tiempo.

no – respondió tajante Miriam – no te vas a limpiar, te vas a quedar así… y para el servicio que vas a hacerme no necesitas recuperar tu erección… porque vas a comerme el culo… de arriba abajo – sentenció

Marcos dudó pero no logró negarse cuando Marta, con una sonrisa, guió su cabeza hasta el culo de Miriam, que se había puesto a cuatro patas para facilitar la operación. Así, ambos a cuatro patas, empezó Marcos a hacer lo que nunca había hecho, acariciar con su lengua el oscuro ano de la chica. Pasada la repulsión inicial no lo encontró tan desagradable como había pensado y, a los pocos minutos, ya estaba introduciendo su tensa lengua por el pequeño agujero mientras los gemidos de Miriam le indicaban que su trabajo estaba siendo bueno.

Al poco notó como Marta estaba detrás suya, besando su espalda a la vez que manoseaba su polla que lentamente iba recuperando su erección. En un momento, noto como la boca de Marta desaparecía de su espalda y se posaba sobre su propio culo. Jamás había notado algo así, la humedad que sintió le excitó al máximo y le hizo chupar el culo de la otra chica con aun más lujuria.

Sintió como Miriam estaba apunto de correrse y decidió ayudarla metiéndole un dedo en el coño al tiempo que aumentaba el ritmo de las chupadas. Los jadeos subieron de nivel y Miriam se corrió, empapando de juegos el dedo que Marcos tenía en su coño. Prácticamente en ese mismo momento notó como algo más grande que la juguetona lengua de Marta se introducía en su culo y como, al mismo tiempo, su polla recuperaba la erección.

Luego, en un par de ágiles movimientos, las chicas intercambiaron su posición y, mientras Miriam pasaba a controlar el juguete que Marcos tenía en su culo, Marta se tumbó boca arriba delante de él y le pidió con un guiño

Penétrame

Y así empezó a penetrarla Marcos, triplemente excitado por la situación, la penetración y el consolador que, en su culo, le proporcionaba puntadas de placer con los movimientos que Miriam le daba.

Finalmente se corrió otra vez y, sacando el juguete de su culo quedó tendido mirando al techo y respirando fuertemente. Las dos chicas le miraron sonrientes y empezaron a besarse sobre él. Al rato, cayó rendido por el agotamiento mientras Marta le decía a su compañera algo sobre echar un último.

Así se había dormido. Y así se acaba de despertar. Miró alrededor una vez más y constató lo que se había temido. Le habían robado hasta el pijama.

(próximo capitulo la próxima semana)