El malabarista del parque Roosevelt

Un malabarista callejero se me atravesó frente a mí coche y terminó chupándomela por unos pesos.

EL MALABARISTA DEL PARQUE ROOSEVELT

A la vuelta de las vacaciones si uno viene del Este es obligatorio pasar por el Parque Roosevelt antes de entrar el Depto. de Montevideo.

Eran como las diez la noche cuando llegué a ese lugar y por culpa de los semáforos tuve que detener el coche justo enfrente de un muchacho de unos 25 años que estaba haciendo malabares en ese sitio, seguramente para ganar algún peso con que subsistir.

En la Av. Giannatasio enfrente de mi auto se encontraba Manuel un flaco rubio pero con el cabello aclarado recogido en una cola la cual colgaba sobre su espalda como unos 25 o 30 centímetros estaba vestido con una remera roja y con un jean bastante gastado.

No me atrajo para nada ya que parecía desgarbado, bastante desaliñado y con una barba cobriza de unos tres o cuatro días pero lo que me sedujo o al menos me interesó de él fue que cuando se acercó al coche tenía una sonrisa muy amplia completamente blanca de dientes muy bien conservados.

Cuando cambio la luz de los semáforos vino directamente hacia mí para pedirme dinero por el acto de malabarismo que acaba de efectuar frente mi coche, se dirigió hacia mi auto porque en ese momento no había ningún otro vehículo por allí.

Como no hice ningún ademán de darle dinero me miró y luego me preguntó:

-¿No te gustó el acto que hice que no me das ninguna moneda?

Como dije antes me desarmó su sonrisa y por esa visión de su hermosísima dentadura le hubiese dado alguna moneda, pero por lo general no doy dinero a la gente que no trabaja, aunque él había hecho un trabajo de malabarismo no solicitado por mí.

Solo eso sabés hacer... Yo te pagaría por algún trabajo que me diese satisfacción...

Pensé que me iba a a mandar a la mierda o a la puta que me parió pero antes de que me diese cuenta me miró nuevamente y me respondió con la misma sonrisa.

-No!! También cojo muy bien por si es lo que andás buscando.

Realmente estaba cansado de manejar esas dos horas largas desde Piriápolis pero ese muchacho había encendido en mi el morbo de probar algo nuevo y por qué no de comprobar si era vanidad o lo sabía hacer muy bien como se ufanaba ofreciendo sus servicios.

-¿Y dónde iríamos?

Le pregunté haciéndome el estúpido como si nos supiese que en el Parque Roosevelt hay lugar de sobra para estacionar el coche, una moto o lo que sea y luego dedicarse a lo que uno quiera hacer para difrutar un buen rato dentro de ese frondoso sitio poblado de eucaliptos.

-Mirá para el costado... No ves que hay lugar de sobra. Metete en el Parque y vas saber que es una buena culeada.

-Y.. Si no me gusta lo que ofrecés...?

-Hasta ahora nadie rechazó mi pija, pero si no te gusta... algo me vas tener que dar por hacerme perder el tiempo.

Supongo que era justo porque si no iba conmigo a internarse en el Parque seguiría haciendo malabares en la ruta y algún otro pasajero le podría tirar alguna moneda por la demostración de su arte circense.

Subió al coche y luego me indicó por donde tenía que seguir para encontrar un lugar tranquilo donde seguramnte él había ido infinidad de veces con los "clientes " que haría en ese lugar de acceso a Montevideo.

Cuando me indicó estacioné en un lugar muy oscuro a unos doscientos metros de donde lo había levantado y allí quise encender la luz interior para ver lo que me ofrecía acción que muy asustado me impidió diciendo:

-No lo hagas porque puede haber ladrones y nos van a detectar muy fácilmente, en cambio con la luz apagada aunque noten el auto sabrán que son personas que vienen a garchar y los dejan tranquilos.

No me convenció del todo esto último porque a los ladrones que les importaba si sus víctimas estaban garchando o no, solamente quieren la plata y si encuentran a los asaltados in fraganti mejor para ellos.

-Quería encender la luz para ver que "mercadería" ofrecías.

-Podés tocármela y si te gusta me la chupás un rato antes de que te la meta o lo que prefieras...

-Quiero Vértela primero, después veo lo que prefiero hacer...

Ante sus protestas pude oír en la oscuridad que reinaba dentro del coche el característico ruido que hace la cremallera al bajarse y luego supongo que su mano entró por la abertura sacando su pija porque cuando la tuvo afuera me dijo:

-Encendé la luz un instante para mirármela y luego la apagás,

Prendí la luz del coche, miré hacia abajo para encontrarme con una verga pequeña, algo cabezona y torcida la cual estaba totalmente mustia y cuando corrió el prepucio para dejarme ver la cabeza vi que no estaba muy limpia seguramente porque como estaría todo el día en la calle haciendo malabares no le daba el tiempo suficiente como para higienizarse, seguramente orinaría detrás de algún árbol y con algunas sacudidas pretendía limpiarla de los restos de orina que quedaban en la uretra luego de cada micción.

-¿Te gusta?

Por supuesto que no le podía decir la verdad porque tal vez se ofendiese y quien sabe que represalias tomaría contra mí por eso le contesté:

-Sí, tiene una cabeza muy bonita pero como estoy cansado del viaje prefiero que me hagas una chupada rápida para luego irme mí casa a descansar...

En la oscuridad se podía oír el silencio y supongo que pensaría porque luego de cavilar un poco me contestó.

-Yo casi nunca la chupo..., pero si me das $200 te dejo la verga brillosa y además de yapa las bolas te van a quedar vacías de tanta leche que voy a hacerte salir...

Estuve regateándole un poco el precio pero si yo quería chupársela me cobraba $100, pero de ninguna manera iba a aceptar porque no me gustó su verga y menos el estado en que estaba por eso accedí porque igual iba a tener que pagarle por el tiempo que le había hecho perder auque a las diez de la noche no creo que volviese a hacer malabarismos en la ruta.

A pesar de haberme dicho que no la chupaba casi nunca lo supo hacer muy bien, arrancándome gemidos de placer cada vez que su lengua traviesa hurgaba en la unión de mi glande con el prepucio.

Luego comenzó una furiosa bajada y subida de su cabeza contra mis piernas, tragándose toda mi verga a la vez que su mano trabajaba la base apretándola en ese sitio como queriéndola exprimir para que expulsase hacia el exterior los jugos que se retrasaban en aparecer.

Mientras él jugueteaba con mi verga le acaricié la tremenda cola de cabello cobrizo que colgaba sobre su espalda la cual me pareció que estaba muy grasienta, ignoro si era suciedad o algún gel de esos que usan los muchachos de hoy en día.

Su verga mustia había quedado fuera de sus pantalones porque cuando hicimos el trato de que me él la iba chupar no me di cuenta de que la guardase y estuve en lo cierto porque a los pocos minutos de apretarme y chuparme la pija Manuel comenzó a pajearse desaforadamente.

Pude sentir los ruidos que su mano hacía sobre su verga cada vez que su mano apretaba cada vez más fuerte el tronco de mi pija, acto que me hizo suponer que el malabarista estaba gozando con la mamada que me estaba haciendo.

Efectivamente se había excitado tanto con las volteretas que su lengua hacía en mi glande que no había aguantado tanta calentura y por eso había comenzado a pajearse suavemente para terminara furiosamente eyaculando su lechada sobre su mano, cosa que no vi pero luego me lo dijo él.

Me di cuenta de que eyaculaba por la pasión que puso en chupármela en esos momentos dejando escapar algún gemido por un agujerito de su boca que quedaba libre de la carne de mi herramienta.

Yo estaba al máximo pero quería que me la chupase un poco más pero no pude contenerme por el tiempo que hubiese deseado y le inundé la boca con mi esperma caliente que furiosamente hizo acto de presencia.

Rápidamente se incorporó despidiendo el contenido de su boca por la ventanilla de mi auto con una gran escupida con la cual logró expulsarlo lejos de mi coche.

Luego sacudió su mano por la ventanilla también haciendo desparecer gran parte de su eyaculación pero la otra se la tuvo que secar en la tela de su pantalón.

Mas calmado le ofrecí un cigarrillo el cual aceptó y mientras fumábamos dentro del coche me comentó:

-Nunca la chupo, pero me calentaste mucho, tenés una verga linda y muy movediza por eso me excitaste al punto de que mi verga se paró y no tuve más remedio que pajearme mientras te la mamaba.

-Si me la chupaste muy bien por eso no quería acabar, quería disfrutar un poco más pero no pude contenerme más...

Luego me dijo que lo dejase en la estación de servicio porque él guardaba la bicicleta allí y como había terminado de trabajar se iba para su casa.

Antes de llegar me reclamó los $200 y nuevamente me comentó:

-¡Que linda verga tenés! Si fuese puto no dudaría en darte el culo porque me imagino que harás gozar mucho con ella porque solamente con tenerla en mi boca me hiciste calentar tanto que tuve que pajearme porque se me puso muy dura la pija y me vinieron unas ganas tremendas de acabar...

Cuando llegamos se bajó del coche y antes de dirigirse hacia la estación de servicio me dijo:

Me llamo Manuel, si alguna vez querés que te la clave o chupármela vení por acá o por la ruta que va a Suárez porque son los lugares que habitualmente frecuento haciendo malabarismos y si pesco algún trolo que quiera algo más, mi verga por unos pesos siempre está para satisfacerlos.

OMAR

Espero comentarios como siempre en omarkiwi@yahoo.com