El magnetismo de sus ojos

En los vestuarios,

El magnetismo de sus ojos.

El calor era sofocante. Incluso llevando el pelo mojado tuve que subir las ventanillas del coche y poner el aire acondicionado.

Me habían llamado hacia apenas unas horas para una entrevista de trabajo.

Vivo en una urbanización de un pueblo cercano a Valencia con mi padre.

Era el primer verano que el viejo quiso darme una lección después de mi s catastróficos resultados en los exámenes finales. Tengo 18 años, Me llamo Jessica y no tenía ningún interés en pasarme el verano trabajando en una de las fabricas de un vejestorio amigo de Papa.

A pesar de mis plegarias cuando quise darme cuenta ya estaba llegando al Polígono donde se encontraba mi particular patio de recreo.

Baje del coche con lentitud, hacia un sol de justicia. Me coloque las gafas de sol, me recogí el pelo y eché un vistazo general.

Andaba con lentitud, ¿sabéis esa reacción del cuerpo cuando vas a un sitio obligado que parece que los pies retrocedan solos?

En la otra acera me fije que había un grupito de chicas, de todas las edades cuchicheando. Supuse que eran mis futuras compañeras.

No quiero parecer pedante, ni clasista. Pero esas chicas eran unas autenticas "Chonis" de mercadillo, maduritas extranjeras, crías recién salidas del institutos, muñequitas de bajos barrios..

Llame al timbre y la puerta se abrió automáticamente.

Subí unas pequeñas escaleras hasta llegar a la recepción.

Allí había una chica sentada con gafas hablando por teléfono.

Espere sentada hasta que pudiera atenderme. No me había dado cuenta hasta ese momento de lo nerviosa que estaba.

Me levante para calmarme un poco y me pare justo delante de un espejo.

Llevaba una camisa de seda fina roja de tirantes, unos pantalones negros ajustados y unos tacones de aguja rojos también. ¡Realmente no pintaba nada allí!

La chica por fin colgó el teléfono.

Recepcionista: Hola, buenos días. Tú debes de ser Jessica

-la misma, venía a avisarles de que no trabajare aquí

Recepcionista: eso mismo dijo tu padre que dirías.

La tía se dio la vuelta y abrió un pequeño armario que tenia detrás. Saco lo que parecía un uniforme Blanco, junto con unas botas enormes.

Recepcionista: ten, tu vestuario es el numero uno. Tus compañeras no tardaran en llegar, ellas te acompañaran hasta abajo y te explicaran el funcionamiento. De momento estarás en Escalopes.

¿Escalopes? ¡Ni si quiera compraba eso en casa! Tenía la intuición de que no me iba a librar tan fácilmente, así que decidí aguantar el tirón. Al día siguiente me encadenaría a la pata de mi cama y listo.

Cogí el uniforme con una gran y sarcástica sonrisa.

Subí otro par de escaleras y llegue a un pasillo muy largo donde habían a cada lado varias puertas.

Encontré en seguida mi vestuario, ya que estaba el primero.

Empecé a sacar el uniforme de la bolsa.

Era realmente enorme, por lo menos 4 tallas más grandes de las que necesitaba.

Unos pantalones anchos, una camiseta de manga corta, un suéter de manga larga y lo que parecía una capucha de atracador, junto con una mascarilla.

Cuando acabe de vestirme tan solo se me veían los ojos.

Empezaron a llegar el ejercito de la vulgaridad.

Algunas me sonreían, otras ni si quiera me miraron, otras me dijeron cuatro tonterías como de dónde vienes, cómo te llamas, en que zona te han puesto

La verdad que las marujas con el uniforme parecían el muñeco de Michelin.

Me baje con todas ellas y llegamos a la Cadena.

Allí ya habían chicas y un par de tíos con la cara descubierta que debían de ser los técnicos por si alguna maquina fallaba o algo así.

Me pusieron en un extremo de la maquina junto con una de las Michelin. Bastante agradable por cierto.

La cosa era sencilla, tenía que recoger todos los escalopes que llegaban y colocarlos rápidamente en cajas.

El problema era que la maquina iba demasiado deprisa y yo no tenía mas brazos.

Las chicas hablaban entre ellas, bromeaban, y a mí ni si quiera me daba tiempo de alzar la vista de la jodida cinta.

De repente todas se callaron.

¡Coño ya está aquí! Decían murmurando.

Alce la vista y vi a una chica de una estatura media, vestida igual que el resto pero su uniforme no era blanco, si no negro.

¡Buenas tardes chicas, vamos a ponernos las pilas!

Intuí que debía de ser la encargada

Se coloco justo enfrente mía, al lado de la maruja. Saco una hoja de papel y me miro.

-Que haces con las manos descubiertas

Como? Conteste

Tienes que llevar guantes, no ves a las demás?

Lo siento, nadie me ha dicho nada, soy nueva

¡Eso ya lo veo, ve a ponerte unos guantes, rápido!

De repente me sentí como en el colegio, esa tía realmente intimidaba. Aunque tan solo podía verle los ojos y la nariz podía intuir la expresión de su cara, incluso el color de su pelo.

Tenia los ojos de color verde azulado, una nariz pequeñita con unas poquitas y suaves pequitas que se extendían hasta parte de las mejillas.

Me pareció demasiado joven como para ser encargada.

Hice lo que me dijo y volví a colocarme en mi sitio.

El trabajo era realmente agotador, estresante, no daba abasto.

Aunque no levantaba la cabeza de la cinta, podía notar la mirada de la encargada clavada en mi cara. Sus gritos me sacaban de quicio. No paraba ni un instante, cuando no me corregía a mí, lo hacía a la Michelin, y cuando no a las de la otra punta de la maquina.

Un par de veces levante la vista y me encontré con su mirada.

A las 3 horas ya no podía con mi alma, estaba harta. Harta del trabajo, harta de los gritos, harta de sus miraditas.

Así que empecé a contestarle cada vez que me gritaba. La tía se encendía mas y mas. Llego un momento que sus gritos solo iban dirigidos a mi.

Hasta que llego la gota que colmo el vaso. Me adjudico un marrón que Michelin había cometido. La mire con los ojos llorosos por el cansancio y la impotencia. Me quite la mascarilla, después el pasamontañas y selo tire a la cara.

Que haces?

-Que hago? Ya no te soporto mas! A mi no me grita nadie.

Y me fui por donde había venido. La maquina empezó a colapsarse, por un momento todo el mundo se volvió loco.

Salí de allí disparatada y me dirigí a los vestuarios.

Cuando estaba a punto de abrir la puerta, note una mano empujándome por la espalda. Abrí la puerta de golpe por el empujón.

Cuando me di la vuelta, era ella. Con los ojos desorbitados.

-Pero, qué haces tía? ¿Te has vuelto loca?

Ya me avisaron de que tuviera cuidado contigo niñata. Me has dejado en evidencia delante de las demás.

  • Si ya te avisaron entonces tendrías que haber supuesto que no iba a tolerar los mismo gritos que le das a las demás.
  • Mira niña, aquí se trabaja así, a mi me exigen que os de caña, y es lo que hago.
  • Yo no soporto este trabajo. No me hace falta. No tenía que haber venido.

Se me escaparon dos lagrimas. No soy una flojita pero estaba tan cansada física y psicológicamente, que no pude evitarlo.

Encargada: Estas llorando?

Levante la vista con los ojos llorosos, por primera vez parecía que se ablandaba un poco, La expresión de los ojos le había cambiado.

Encargada: Oye, que no es para tanto, eres muy joven. Aló mejor he sido un poco dura.

Me senté en un banquito que había y ella se sentó conmigo.

Se quito el pasamontañas y una melena rubia callo hasta por debajo de los hombros.

He de decir que a mi no me gustan las chicas, al menos no para compartir el día a día.

Pero realmente esa chica era mucho mas guapa de lo que había imaginado.

Encargada: mira, vamos a hacer una cosa, cámbiate, vete a casa y mañana empezamos de nuevo.

Me seco las lágrimas que caían por mis mejillas.

Entonces paso algo insólito. Me lo dicen antes y no me lo creo.

Me quede fijamente mirando, sus ojos eran tan magnéticos.

Por primera vez me fije en su boca, unos labios carnosos muy bonitos.

La confusión del momento, el cansancio..no se a que atribuirlo.

Apoye mi cabeza en su hombro, roce tontamente mis labios en su cuello, como cuando un gato quiere que lo acaricien y roce su labio inferior.

Ella se separo por un instante.

No se que cara debí de poner pero lo cierto es que me miro duramente y acto seguido paso a mirarme con algo de ternura.

Acerco su cara a la mía y me beso suavemente,

Coloco su mano en mi pierna, y después subió lentamente por el lateral de mi cuerpo, rozando mi pecho por encima de todo el montón de ropa que llevaba hasta que posó su mano en mi nuca

El beso se fue haciendo mas intenso.

Ahora podía notar el calor de su lengua..sabia increíblemente bien.

Entonces se arrodilló, se arrodillo ante mi y empezó a quitarme suavemente las botas y los pantalones.

Yo mientras me quite el suéter y la camiseta.

Me quede en ropa interior.

Entonces me miro por un momento. Estaba tan mona. Tenia una mezcla entre exótica y dulce

Lamio mi pie, cosa que nunca había probado con un hombre y me encantó

Subió lentamente por mi pierna mientras yo le acariciaba el pelo.

Me incline un poco hacia atrás. Lamio mi ombligo a la vez que acariciaba mis pechos. Luego subió hasta mis pechos y mordió despacito mis pezones que ya estaban duros.

Entonces acaricio mis muslos con las manos, pego un tirón a mi tanga con los dientes y me lo arranco. Yo sonreí.

Empezó lamiendo lentamente la parte inferior de mis muslos, para luego pasar al centro, rozándome el clítoris.

Ahora si no sabia donde meterme, me estaba retorciendo de placer. La imagen de que una mujer me estuviera haciendo eso me excitaba muchísimo.

Cada vez iba mas rápido, yo le marcaba el ritmo con mi mano en su precioso pelo rubio. Eran tan suave.

De repente paró, se sentó a mi lado y empezó a mordisquearme el lóbulo de la oreja. Mientras acariciaba mi ombligo con sus dedos. Fue bajando su mano lentamente mientras me daba besitos en el cuello.

Entonces sentí sus dedos entre mi coño, jugueteo un poco dibujándome circulitos por alrededor de mi rajita.

Yo estaba tan excitada que no podía mas. Le cogí la mano y le hice introducirme uno de sus dedos dentro.

La sensación fue increíble, Notar una parte de ella dentro de mí. Yo abrí todo lo que pude las piernas.

De repente, la puerta del vestuario se abrió de golpe.

Las dos dimos un salto

Uno de los tíos que había visto bajo. El técnico de las maquinas.

El chico se quedo atónito. Ella rápidamente lo cogió de la mano y lo entro para dentro, pudiendo cerrar así la puerta.

Que coño haces aquí?

Chico: Bu…bu….buscándote. Ahí abajo es un caos

Ella resoplo y volvió a poner su habitual cara de mala ostia.

Encargada: esto..no es lo que parece..ella estaba llorando..

Yo no sabia a quien de los dos mirar. El chico tenia la mirada puesta en mi coño. Yo estaba realmente excitada, me parecía una putada quedarme así.

Así que se lo comunique. Me levante con chulería, mire al chico y le dije: Rey, esto es exactamente lo que parece. Y..(volviéndome hacia ella) ¡Tu no me puedes dejar así!

Estoy de acuerdo- dijo el chico. Visiblemente empalmado.

Me dirigí hacia ella, la bese lentamente mientras le susurre al oído…: por favor…termina

Ella se relajo, me devolvió el beso.

Cuando abrí los ojos el chico le estaba quitando las botas y los pantalones lentamente..Comenzó a lamerla hasta llegar a su ombligo.

Yo mientras le quite la parte de arriba.

Realmente tenía un cuerpazo, esa chica era perfecta. Yo jamás la dejaría a solar con mi novio.

Comencé a lamerle el pecho, podía oír su respiración agitada y leves jadeos.

El chico paseaba su boca por encima del tanga, para más tarde quitárselo y lamerle el coño.

Ella se mordía el labio inferior. Le daban pequeños calambres. Con una mano acariciaba mi pelo y con otra la del chico.

Entonces cogió la barbilla del chico y la levanto hacia arriba. Yo pare de lamerle el pecho y las dos nos pusimos a bajarle el pantalón al chico, pues pensamos que su paquete estaba demasiado aprisionado ahí dentro.

Cuando le bajamos los calzoncillos nos quedamos alucinadas. El chico iba perfectamente depilado. Tenía una buena polla.

Nos arrodillamos ante el y ella comenzó a lamerle los testículos, mientras yo con mi lengua acariciaba su puntita..al mismo tiempo que rozaba mi lengua con la de ella. Entonces ella se coloco detrás mío, me hizo abrir un poco las piernas y comenzó a introducir su dedo en mi coño

La sensación de que estén masturbándote mientras comes una polla es increíble.

Empecé a meterme el aparato del chico en la boca, debo de reconocer que me costo bastante poder metérmela toda. El chico estaba extasiado, no paraba de mover la cabeza y jadear.

La encargada cada vez me bombeaba mas deprisa

Note como el chico estaba a punto de correrse, entonces lo hice parar. Ella también paro.

Tumbamos al chico en el banquillo boca arriba.

Y echamos a suertes quien de las dos iba a probar su polla.

Le toco a ella.

Se coloco a ambos lados del banquillo como si fuera a montar a caballo y empezó a meterse la polla del chico suavemente… el chico no paraba de gemir

Yo hice lo mismo y apoye mi coño en su boca. De forma que las dos quedamos frente a frente.

Ella comenzó a moverse, apoyó sus manos en el estomago del chico y empezó a subir..arriba abajo..arriba abajo..cerraba los ojos y se mordía el labio inferior mientras soltaba leves gemidos..

Yo estaba muy excitada, ver la cara de putón que ponía y poder verla follar era una delicia.

Yo comencé a frotarme en la boca del chico, adelante..atrás..adelante..atrás

Entonces ella abrió la los ojos, me miro fijamente, me cogió de la nuca y me dijo..

-Me corro…me corro….

Volvió a cerrarlos miro hacia el techo y soltó un gran gemido

Yo para entonces estaba sintiendo las primeras convulsiones..y no pude aguantar mas

Apreté mucho mas mis muslos a la cara del chico y comencé a correrme en su boca casi al mismo tiempo que ella lo hacia en su polla.

Nos quedamos relajadas unos pocos minutos después de corrernos ya que el chico rápidamente hizo que nos levantásemos. Nos arrodillamos ante el y comenzó a sacudírsela para soltar en nuestras boquitas un enorme chorro de semen

Fue una situación que no creo que jamás vuelva a ocurrirme pero que la disfrute y la recuerdo con mucho cariño.

Después de eso..no tuve problemas en volver al día siguiente..y al siguiente..y al siguiente. Además de tener a papa bien contento me lo pasaba bomba.

Fdo: La reina del Nilo