El Maestro - Cap. 4 - El Sueño
Taylor no consigue dormirse después de haber dominado y follado a su amiga Rachel
El Maestro - Cap. 4 - El Sueño
Me despierto sin saber qué hora es, aunque pronto veo que todavía es de noche, apenas han pasado unas horas desde que me quedé dormida, Yaiza ya no está en la cama a mi lado, y me estiro poniendo una sonrisa tonta en mi cara, a pesar de haber estado follándome varias horas a Rubí y luego dejarme follar por Yaiza, no me siento cansada, al contrario, me siento más relajada de lo que lo he estado en mucho tiempo.
Mi estomago suena por el hambre, estuve demasiado excitada durante la cena y apenas comí nada, cojo un camisón de seda blanca del armario sin preocuparme de ponerme bragas y me dirijo hacia la puerta de la habitación, aunque antes oigo unos ruidos provenientes de la sala oculta donde Yaiza y yo nos hemos estado follando a Rubí y Turquesa, y me imagino que Yaiza sigue jugando con ellas, ‘¡Esa chica es insaciable!’ me digo sonriendo y recordando todo lo que hemos hecho hace apenas unas horas.
Sin tener la más remota idea de donde está la cocina, bajo las escaleras a la planta baja y comienzo a buscar la cocina, después de diez minutos abriendo puertas por fin la encuentro. Al abrir el frigorífico le encuentro lleno de dulces, cojo un pastel y al morderlo la nata de su interior sale disparada manchando mi cara y el camisón, al verme reflejada en uno de los espejos con toda la cara manchada de blanco, no puedo evitar recordar lo ocurrido hace unas horas y sigo saboreando el pastel imaginándome que es la polla del Maestro Anderson lo que tengo en la boca, sin saber muy bien porque, en cuanto acabo el pastel cojo una botella de leche y comienzo a beber de ella dejando escurrir el blanco líquido por mis labios hasta que moja mi cuerpo.
Cuando me doy cuenta de lo que estoy haciendo, la tela de mi camisón de seda se ha pegado a mi cuerpo, y mis pezones se transparentan como si no llevara nada puesto, asustada por mi comportamiento dejo caer la botella al suelo y salgo corriendo de la cocina.
Subo corriendo las escaleras, pero enseguida me doy cuenta de que me he perdido en ese enorme Palacio y no se regresar a mi habitación, un poco asustada comienzo a andar por los pasillos abriendo las puertas con cuidado para no molestar a nadie, después de abrir varias puertas, al abrir una más y mirar dentro, veo a una joven atada a una mesa de oficina, sus brazos y sus piernas están atadas con cuerdas a las patas de la mesa y una mordaza de bola roja la impide hablar.
En vez de irme, la curiosidad me puede y abro un poco más la puerta, al hacerlo veo al chofer que me trajo al Palacio golpeando el culo y la espalda de la joven con un látigo de cuero con varias colas, el chofer también esta desnudo y muestra una erección considerable, antes de que me dé cuenta, deja el látigo y comienza a follarse a la joven con duros empujones.
Se que debería irme antes de que me vea, pero de nuevo vuelvo a estar excitada y llevo una mano a mi coño y meto dos dedos dentro buscando mi clítoris; no tardo en tener mi coño empapado y no puedo evitar que un gemido escape de mi boca haciendo que el chofer mire hacia la puerta y me vea.
No sé si el chofer me reconoce al veme, pero una sonrisa aparece en sus labios y no deja de follarse a la joven atada a pesar de mi presencia, sigo completamente hipnotizada por la situación, y no me doy cuenta de que he entrado en la habitación y estoy a escasos metros del chofer y la joven.
‘¡Ven y arrodíllate a mis pies, zorra!;’ me ordena el chofer con voz firme, ‘En cuanto acabe de follarme a esta puta, tu ocuparas su lugar.’
Aunque intento quedarme quieta, mis pies parecen moverse solos hasta acercarme al chofer, al momento me encuentro arrodillada a menos de un metro de él, y observo hipnotizada como su polla entra y sale violentamente una y otra vez del coño de la joven. Unos segundos después noto como el cuerpo del chofer se tensa y suelta un gruñido y comienza a soltar su carga de semen.
Sigo sin reaccionar cuando el chofer saca su polla del coño de la indefensa joven y agarrándome por el pelo me fuerza a colocarme entre las piernas de la joven, ‘Vas a limpiar mi semen del coño de la esclava antes de ocupar su lugar;’ me dice el chofer golpeando mi cara con su polla flácida.
Algo parece despertar dentro de mí e intento resistirme, pero el fuerte agarre del chofer me impide separar mi cara del coño de la joven, entonces noto un fuerte dolor en mi culo a la vez que el chofer vuelve a gritarme, ‘Zorra, te he dicho que limpies el coño de esa esclava, hazlo o no podrás sentarte en una semana.’
Queriendo evitar más golpes comienzo a meter mi lengua en el coño de la joven atada intentando sacar todo el semen del chofer de su interior, no se sí la esclava se ha corrido mientras el chofer se la follaba, pero en cuanto mi lengua moviéndose en su coño encuentra su clítoris estalla en un intenso orgasmo y me veo obligada a tragarme los líquidos producto del orgasmo junto al semen del chofer.
Estoy tan absorta en el coño de la esclava, que no me doy cuenta que el chofer ha liberado mi cabeza hasta que le oigo hablar de nuevo, ‘Ya basta puta, mi polla esta lista para que disfrutes de ella.’
Al oír la voz del chofer me retiro del coño de la esclava y giro mi cabeza hacia él, al hacerlo siento como su polla golpea de nuevo mi cara, aunque ahora está completamente dura de nuevo, al verla no puedo evitar asustarme, hace unas horas pude ver las pollas de todos los Maestros mientras se follaban a sus esclavas y ninguna tenía un tamaño parecido a la que tengo delante de mí.
Con rápidos movimientos el chofer desata a la esclava y me levanta del suelo colocando mis manos por encima de mi cabeza; la esclava se dirige a una de las paredes de la habitación y coge unos puños de cuero que rápidamente coloca en mis muñecas y mis tobillos, lo siguiente que hace la esclava es retirarse la mordaza de la boca y colocarla en la mía. Intento decir algo, pero ese gesto solo hace que le sea más fácil colocarme la mordaza profundamente en mi boca y sujetarla detrás de mi cabeza.
La mordaza esta manchada y empapada de la saliva de la esclava y de otro liquido espeso y salado que no tardo en reconocer como el semen del chofer, intento protestar cuando noto como el chofer me empuja sobre la mesa; mientras su fuerte mano me sujeta en esa posición, la esclava engancha firmemente mis tobillos a las patas de la mesa y mis muñecas a las mismas cadenas que hasta hace unos minutos la sujetaban a ella, dejándome completamente indefensa ante lo que el chofer quiera hacerme.
No tengo que esperar mucho hasta que siento como dos enormes dedos se abren paso en mi coño, ‘Estas completamente mojada zorra;’ me dice el chofer, ‘Los Príncipes apenas me dejan jugar con sus esclavas, dicen que soy demasiado rudo con ellas, solo cuando quieren castigar a alguna de ellas las entregan a mis cuidados;’ añade moviendo sus dedos dentro de mi coño.
‘He traído a muchas zorras deseosas de someterse al Príncipe hasta aquí;’ sigue hablándome el chofer, ‘Pero al observarte durante el viaje pensé que eras diferente, que no ibas a someterte a él, en cambio aquí estas paseándote medio desnuda por el Palacio buscando alguien que se folle ese húmedo coño y ese estrecho culo, pues tengo que decirte que lo has encontrado zorra;’ me dice dándome un fuerte azote.
Siento como los dedos del chofer abandonan mi coño dejándome vacía, y comienzo a suplicar inútilmente a través de la mordaza que siga masturbándome, estoy muy excitada esperando que esa enorme polla entre en mi coño, pero lo siguiente que hace el chofer consigue asustarme mucho.
A la vez que noto como algo se abre paso en mi culo, siento como un frío liquido le acompaña, ‘¡Joder que estrecho!’ grita el chofer, ‘Si no fuera porque es imposible que el Príncipe deje pasar un culo virgen sin estrenarlo, juraría que ninguna polla ha entrado antes por aquí;’ sigue diciendo el chofer mientras añade otro dedo y abre mi culo más de lo que el consolador que me colocó Yaiza lo hizo.
Comienzo a llorar desconsoladamente cuando los dedos del chofer salen de mi culo y algo enorme se coloca a su entrada intentando abrirse paso, por suerte una voz suena en la sala haciendo que todo se detenga.
‘Detente Ahmed, esa esclava no está disponible para su uso, todavía;’ le oigo decir a Yaiza, ‘Desatadla y retiraros a vuestras habitaciones;’ continua ordenando al chofer y a la esclava.
Enseguida la esclava suelta mis muñecas y tobillos de la mesa, aunque no me quita las restricciones, me ayuda a ponerme de pie y me mira con una sonrisa antes de abandonar la habitación detrás del chofer.
Me quedo quieta esperando lo que va a hacer Yaiza, que se acerca sonriendo para darme un beso a través de la mordaza. ‘Sera mejor que volvamos a la habitación Taylor, no sé lo que Caleb me hubiera hecho si no llego a tiempo de evitar que recibas los amorosos cuidados de Ahmed.’
Yaiza coloca mis manos delante de mí y cierra las restricciones para luego tirar de mí fuera de la habitación, en pocos minutos estamos de vuelta en mi habitación; nada más entrar rasga mi camisón de seda pasando sus dedos por mis pechos pegajosos, ‘Me gustaría lamer todo ese dulce de tu cuerpo, pero es el momento de que descanses, mañana nos espera a todos un día muy largo.’
Yaiza me tumba en la cama como si fuera una niña y antes de que me dé cuenta ha sujetado las restricciones de mis muñecas a la cabecera de la cama con unas largas cadenas, de manera que no puedo moverme de la cama, aunque si puedo girarme, ‘Lo siento Taylor, es por tu seguridad, no quiero que vuelvas a pasearte por el palacio tu sola, todas las mujeres que hay en el Palacio excepto Anna y yo son de libre uso para cualquier hombre que las encuentre, además si no te ato no creo que seas capaz de mantener tus manos lejos de tu coño, buenas noches;’ me dice retirándome la mordaza antes de darme un beso en los labios.
Estoy a punto de decirla algo a Yaiza, pero al final me callo, es muy capaz de volver a colocarme la mordaza para que no diga nada. Intento dormirme sin pensar en nada de lo ocurrido las últimas horas; aunque tengo la sensación de que va a ser una noche muy larga.
Varias veces estoy a punto de dormirme, pero en cuanto cierro los ojos me vienen a la cabeza todas las imagenes de lo ocurrido en las últimas horas, viendo que soy Incapaz de dormirme después de un rato en la cama, consigo a pesar de las cadenas coger el mando de la TV y encenderla, después de buscar un buen rato algo que ver, lo único que encuentro es un canal con películas porno, decido poner una de ellas y no me sorprendo al descubrir que trata sobre chicas vendidas como esclavas a un harem.
La película comienza con una subasta de esclavas, varias jóvenes son vendidas sin que la cámara apenas repare unos segundos en ellas hasta que son entregadas a sus nuevos dueños que las inclinan sobre unas mesas y se las follan inmediatamente
La siguiente joven en subir a la subasta, debe de ser la protagonista de la película, ya que la cámara empieza a enfocar detenidamente su cuerpo, comenzado por su coño afeitado para ir subiendo por su vientre firme y sus pequeñas tetas hasta acabar en una hermosa cara, no sé si es mi imaginación, pero la joven que muestra ahora la película tiene un gran parecido con Yaiza, y las palabras del subastador presentándola con ese nombre confirman mis impresiones, en pocos minutos Yaiza es vendida a un hombre elegantemente vestido que la coloca un collar con una correa y la guía de camino a un hermoso palacio que se ve en lo alto de la ciudad.
En cuanto llegan al palacio, el hombre encierra a Yaiza en un cepo y espera varios minutos a su lado hasta que una puerta se abre y otro hombre desnudo al que no se le ve la cara entra en la habitación y se coloca detrás de la joven.
La imagen de la película se queda en negro unos segundos y cuando se reanuda puedo ver al hombre desnudo apoyando un hierro de marcar en el muslo izquierdo de Yaiza, que comienza a gritar de forma aterradora al sentir el calor en su cuerpo; intento apagar la TV, pero el mando parece haber desaparecido y no tengo más opción que seguir mirando la película; la marca de esclava que se ve en la piel de la Yaiza de la película cuando el hierro es retirado parece la misma que he visto esta tarde en el muslo de la Yaiza real mientras nos duchábamos, pero no puedo fijarme más ya que el hombre se coloca detrás de la esclava y comienza a follársela hasta correrse en su coño.
Cuando el hombre se pone de pies después de follarse a la esclava y la cámara enfoca su rostro grito al ver que se trata de Caleb, que de nuevo recoge el hierro de marcar de las brasas y se acerca a otra joven encadenada en la misma postura que Yaiza, mientras Caleb se acerca con el hierro de marcar en la mano, la cámara centra la imagen en la cara de la joven y me quedo sin respiración; aunque la voz de Caleb en la TV me impide gritar, ‘Tranquila Taylor, solo te va a doler unos momentos, después te aseguro que mi polla en tu coño te hará llegar al placer extremo.’
Cuando en la pantalla Caleb coloca el hierro sobre mi muslo, noto el calor en mi cuerpo y grito como si fuera a mí a quien estuvieran marcando, entonces me despierto cubierta de sudor y lo primero que hago es mirar mi muslo izquierdo comprobando que no tengo ninguna marca en él.
continuara...