El maduro del semáforo

Así que arrodillada frente a este básicamente extraño empiezo primero a oler y luego a introducir lentamente su verga en mi boca...

Era un día como cualquier otro, regresaba del trabajo, había tráfico y antes de salir me había cambiado, llevaba una blusa de tiras y un short muy cortito, ya que hacía como 38°C. Iba manejando mi carro cuando al lado se para un motociclista, no lo noté enseguida pero su insistencia en verme me hizo voltear.

De primera impresión pensé que tendría alrededor de 35 años pero al verlo mejor me percate que menos de 50 no tenía. Yo soy una chica morena con buenas tetas y un culo con el que siempre he podido conquistar a quien me propongo, mido 1.70 mts, de pelo castaño, ojos oscuros y grandes y una sonrisa con hoyuelos, todos dicen que tengo una carita de angel con cuerpo de demonio.

La cuestión es que me estaba mirando tan insistente porque (no me había percatado) la blusa dejaba ver mis pezones, ya que era blanca y transparentaba, además, me había quitado el sostén, su mirada me estaba poniendo nerviosa pero me estaba excitando al mismo tiempo, momento es que mis pezones me traicionaron y se pusieron duros y erectos.

-Oye quiere ir a tomar algo? Que hace calor- me preguntó con una sonrisa, todavía mirándome los senos descaradamente.

Yo estaba muerta de vergüenza y al ver el cambio de luz a verde apreté el acelerador y salí pitando. Tenía el corazón a mil por minuto y mis manos sudaban. Al llegar a casa y bajarme del carro noto que también las piernas me tiemblan un poco. Me recuesto del carro y respiro profundo, luego emprendo mi camino a la casa y entro.

Al entrar, paso al comedor y me quedo mirando fijo al vacío, pensando, tratando de entender qué pasó, por qué solo una mirada y una sonrisa me habían afectado tanto. Hace mucho tiempo que no me sentía así por un hombre mayor, mis últimas experiencias las tuve muy joven cuando estaba saliendo de preparatoria y los primeros años de universidad, luego conocí al que hoy es mi esposo y todas esas aventuras se acabaron.

Y no me arrepiento, mi esposo es un hombre dulce, comprensivo y nos entendemos muy bien en la cama, aunque al principio no fue tan brillante, con el tiempo encontramos la manera de hacerlo y nuestros encuentros sexuales son asombrosos.

Sin embargo, ahora pensándolo con detenimiento, sí es cierto que él nunca ha podido satisfacer una parte muy pequeña morbosa que siempre he tenido. Pensé que esa parte ya no vivía, pero al encontrarme con este señor logré entender que todavía vive.

Bueno dejé mis pensamientos ahí y arreglé las cosas para ir a bañarme ya que esa noche salía a cenar con mi esposo. Decidí hacer un baño largo ya que él todavía no llegaba, puse a llenar la bañera y coloqué mi jabón de baño favorito con algunas fragancias.

Mientras estaba en la bañera mi mente voló, sin que pudiera detenerla, hacia el encuentro con el señor. Recordaba su cara, se le notaba un poco de panza, pero la verdad es que era muy guapo, esa mirada que te desnuda y que esconde todo lo que pensaba hacerme y esa sonrisa con labios un poco gruesos que ahora me imaginaba besar, de manera incontrolable comencé a calentarme, mis pezones se pusieron duros y comencé a tocarlos mientras magreaba mis senos. Luego mi mano derecha comenzó a bajar lentamente por mi abdomen hasta mi pubis, seguí bajando y al separar los labios, pude sentir lo caliente y a pesar del agua notaba lo mojada que también estaba, comencé a mover mis dedos mientras me imaginaba como sería que ese maduro me tomara.

Me imaginaba su cara entre mis piernas y su lengua haciendo círculos alrededor de mi clítoris, cosa que hacía con mis dedos, imaginaba que mordía, chupaba y lamía toda mi vulva, estaba en éxtasis, mis dedos se movía a millón y yo gemía fuerte.

  • Me encanta cuando estás asi- dijo mi esposo provocándome un mini infarto.

Cuando volteo está de pie en el umbral de la puerta, la cual no había cerrado porque él llegaría una hora luego. Lo miro a los ojos y sonrío, cuando bajo la mirada veo sus 18 gruesos cm en su mano, mi sonrisa se ensancha, se estaba tocando mientras me veía masturbarme pensando en otro, esa idea me calentó, le animo a venir.

  • Acércate- le digo mientras me arrodillo. El agua resbalaba por todo mi cuerpo.

Él se acerca y yo le termino de bajar lo pantalones. Paso mi lengua alrededor de su glande y él suspira, está un poco salado y huele a hombre, luego la bajo por todo su tronco hasta la base y lamo un poco sus pelotas, dónde me quedo un rato, ya empiezo a sentir la desesperación de que me lo meta entera en la boca, hala mi cabello con fuerza hacia atrás y me obliga a abrir la boca, pasa su pene por toda mi cara y me lo termina metiendo hasta el fondo donde espera unos segundo, cuando me empiezo a ahogar lo retira y me mira sonriendo.

-Te gusta jugar no? En quien pensabas cuando te tocabas?- Me pregunta, mientras tenía su pene en mi cara. A veces jugamos a esto, él sabe de mi pasado y a veces busca recordar y pensar en mi con otros, así de cabrón es.

-En un maduro que me encontré en un semáforo- digo y siento que mi cara se pone roja.

El alza las cejas sorprendido no se esperaba eso, siempre es alguien del pasado dónde él lo ve como ficticio, no alguien del presente que logra que su mujer se caliente tanto que la haga tocarse.

Al ver su cara sonrío y me lo meto entero en la boca y empiezo una mamada de los mil demonios, la llegaba hasta el final de mi garganta para luego sacarlo y volverlo a meter, pero a todas estas yo me imagina que se lo hacía al maduro del semáforo no a mi esposo.

El suspiraba, puse mi mano en sus bolas y las magreabas, él abrió un poco las piernas, momento en el que empecé a rozar su ojete, así que para mayor comodidad lo hice subir una pierna al borde de la bañera, así tendría más a disposición su ojete, empecé a pasarle la lengua por ahí mientras lo masturbaba, lo empecé a chupar y meterle mi lengua y el gemía, la tenía durísima. Me hizo parar me sacó de la bañera y me pegó contra la pared.

-Eres una perrita! Lo quieres?

  • Lo necesito- respondí, necesitando realmente la verga del maduro.

Me la metió entera de una sola estocada, pasó sin resistencia de lo mojada que estaba. Y me empezó a bombear, cada vez más duro y rápido. Nunca se había puesto así, me nalgueaba y gemía, yo acabé pensando en mi maduro y él pensando en mí con el maduro.

  • Te dejo para que termines.

Me dejó en el baño todavía deseosa de más.

Una hora después estábamos en el restaurante comiendo como si nada pasó.

En la noche ya acostados me pregunta:

  • Es cierto que te masturbabas pensando en otro?

  • La verdad sí, no sé por qué, no pasó nada, simplemente me vió y fue suficiente.

  • Me tengo que preocupar?

  • Realmente no, fue algo aislado y no lo volveré a ver.

Suspiró, me dió un beso de buenas noches y no dijo más nada. Se dió la vuelta y se durmió, yo en cambio me quedé despierta pensando si era cierto que no lo vería más y si él sacaría algo en mí guardado hace mucho.

Pasaron como 2 meses sin saber nada del maduro del semáforo, y mi vida no había cambiado, no se había sacado más el tema a discusión con mi esposo y todo estaba en relativa calma, hasta que mi secretaria me avisa que llegó el nuevo cliente.

Yo trabajo en una empresa de publicidad y soy la encargada de la captación y manejo de nuevos clientes. Le digo a ella por el comunicador que lo haga pasar.

Me levanto a esperarlo para darle la bienvenida, entonces, se abre la puerta y pasa un sr de aproximadamente 55 años calculo, bien vestidoy con un perfume delicioso, estrechamos nuestras manos y lo invito a sentarse.

Hablamos del trabajo, de la manera en la cual su empresa quiere manejar la publicidad, hablamos de la campaña, de las redes sociales y del contrato y más documentos. En un momento de la entrevista lo miro a los ojos y él ya me estaba mirando con una sonrisa.

Un escalofrío me recorre todo el cuerpo, la sonrisa, esa sonrisa que ha estado en mis sueños más húmedos, mi corazón se para y luego empieza a latir muy rápidamente. Trago y trato de actuar de manera natural, pero las manos me tiemblan y estoy sudando. No entiendo por qué él causa en mi todo esto. Pero rezo porque no me haya reconocido.

  • Estás bien? Parece que viste a un fastama- me dice todavía con la sonrisa.

  • Sí estoy bien gracias, solo ha sido un mareo, es que no he comido- respondo tratando de sonar normal. Al parecer no me ha reconocido y doy gracias internamente por eso.

Me levanto dando a entender que ya ha terminado la reunión, le doy las gracias por elegirnos y rodeo el escritorio para acompañarlo hasta la puerta. Le extiendo la mano en señal de cordial despedida y él la estrecha fuerte, en ese momento hala su brazo y me acerca a él.

-Seguro que no has visto un fantasma? Sigues algo pálida, pero ya empiezo a pensar que te comportas así normalmente- Yo lo miro algo extrañada y el se acerca y huele mi cuello.

  • Hueles mejor de lo que imaginaba- sonríe- No sé por qué lo hiciste, solo te invite a tomar algo.

  • Lo siento, no sé a qué se refiere- trato de sonar despreocupada y de alejarme un poco pero no me deja, de hecho me acerca más y ahora pone una mano en mi cintura, la siento caliente, y aprieta un poco. Yo llevaba una falda tubo gris, una camisa de botones blanca y una chaqueta a juego con la falda, la cual reposaba en el respaldo de mi silla. La camisa tenía los dos primeros botones sin abrochar y se lograba ver algo de mi escote.

  • Ciertamente ahorita estás más tapada pero a ver- en ese momento ágilmente se alejó un poco me soltó la mano y me abrió la camisa de un jalón y sin romper ningún botón y desabrochó el sostén (justamente cargaba de los que se abrochan delante) y quedaron mis tetas liberadas y al aire.

Todo pasó tan rápido que no me dió chance de pararlo y lo único que me quedó fue taparme automáticamente, pero ya él había visto lo que tenía que ver.

  • Ves? Esos pezones no se olvidan- Y los tenía exactamente igual que la última vez que lo ví, duros y erectos.

Yo estaba completamente roja, molesta, avergonzada y exquisitamente caliente. Pero valiendome de mi carácter le lancé una cachetada, la cual él recibió, en sus ojos ví algo de molestia.

  • No sé qué se cree usted y no sé con quién me está confundiendo pero tiene que parar o llamo a seguridad!- Le dije mirándolo a los ojos algo molesta y tratando de abrochar mi sostén, pero al estar temblando tanto no podía.

-jajajaja está zorrita me ha salido con carácter- dijo, yo lo miré realmente molesta y me volteo para ir al escritorio y dejar que se marche.

Pero en ese momento me abraza por detrás, me pega su paquete en mi culo, lo pude sentir súper duro y empieza a subirme la falda, yo trato de soltarme pero realmente tiene mucha fuerza, me tapa la boca y empieza a subir su mano por la parte de adentro de mi muslo, trato de gritar pero al tener su mano en mi boca no se oye.

Sube toda mi falda y así estoy con la falda arrugada en mi cintura, tengo un tanga hilo muy chiquita vinotinto que aparta rápidamente para sentir mi chochito, otro traicionero más que está chorreando y caliente.

  • Por un momento me hiciste creer que no eras una zorrita, pero seguí mis instintos y sí que lo eres mira lo húmeda que estás- Sacó sus dedos los cuales estaban llenos de mis jugos y los puso al frente de mi cara, quitó su mano de mi boca y me los puso en los labios. No entiendo por qué pero inmediatamente abrí mi boca y me los metió, saboree mis jugos.

  • Mira cómo me tienes- Me agarró la mano y la bajó a su entrepierna, pude sentir lo duro que estaba.

Ya no podía ocultarme, mi vagina ya me había delatado, así que empiezo a actuar como lo que soy, una perra hambrienta de verga, sonrío y me doy la vuelta, nos miramos a los ojos y empiezo a bajar, me arrodillo y él saca su paquete que aparenta ser de unos 16-17 cm pero muy gruesa y un poco inclinada hacia arriba.

No podía creer lo que iba a hacer, nunca me había imaginado hacerle una mamada a nadie en mi oficina, ni siquiera con mi esposo lo había hecho, el trabajo es un área que respeto mucho, pero este hombre me ponía a mil y no iba a desaprovecharlo.

Así que arrodillada frente a este básicamente extraño empiezo primero a oler y luego a introducir lentamente su verga en mi boca, lo miro y él aprieta los dientes, empieza un subí y baja lento pero constante, de repente escucho como suspira y me toma de la cabeza y empieza él a moverse, me follaba la boca y no lo hacía de manera delicada, lo hacía fuerte haciéndome sacar lágrimas y tener arcadas. En un momento paró, sacó su verga de mi boca y sonrió.

  • No sabes cuánto soñé por tenerte arrodillada frente a mi así, quería esperar hasta otro encuentro, pero no pude contenerme, ahora párate y ponte de espaldas.

Sus palabras tenia un efecto en mí que no lograba desobedecer, así que me levanté e hice lo que él me decía me incliné y puse mi culo en pompa. En ese momento me propina una nalgada durísimo que me deja ardiendo en trasero, iba a protestar pero me interrumpe.

  • Shssss eso es para que aprendas que a tu dueño no se le puede tratar así, o pensabas que me iba a quedar con el golpe?

No sabía que responder.

  • Responde o no te doy verga que sé que la deseas

  • Tienes toda la razón- dije de manera entrecortada

  • Así no se le habla a tu dueño.

  • Tiene toda la razón señor- Contesté en ese momento pude notar como los jugos corrían por mis muslos.

  • Hay cosas que corregir en ti, pero tienes potencial, logras ponerme a mil, quítate la tanga.

Empecé a bajarla lentamente seguía de espaldas así que lograba darle una buena vista. Se acercó, y recogió un poco de mis jugos con la lengua, me estremecí de solo sentirla.

-Sabes a gloria- me dijo y empezó a lamerme hasta llegar a mi concha húmeda, pasó la lengua desde mi ano hasta mi clítoris, en la posición en la que estaba tenía todo a su disposición, empezó a dar pequeños mordisquitos y a lamer, chupaba todo hasta que finalmente se concentró en mi clítoris le daba vueltas con la lengua y también pequeños toques, luego introducía su lengua en mi vagina y me follaba con ella, para volver con mi clítoris, me estaba matando, hasta que ya no pude más.

  • Me voy a correeeeer- Le susurré.

En ese momento paró y me dió un cachete en cada nalga que me dejó picando, frustrando de esa manera mi orgasmo. Me molesté pero dijo.

  • No tienes permiso de correrte hasta que yo te diga perrita.

Y sin más se puso detrás y me lo metió de una estocada, yo grité de placer y algo de dolor porque la tenía muy gruesa. Menos mal que era hora de almuerzo y no había nadie cerca que nos escuchara porque él también gimió algo duro cuando la introdujo.

-Solo te cogeré de perrito porque es lo que eres una perra que me sacará mucha leche.

-Si papi eso soy

Me la metía y sacaba sin contemplación, me apretaba los pezones. Y luego empezó a tocarme el clítoris

  • Aguanta, no te puedes correr.

Yo trataba porque estaba muy cerca, pero en momentos dónde él sabía que estaba a punto paraba y me pellizcaba los pezones, un poco de dolor mezclado con placer nunca lo había sentido, era la gloria.

  • Ya puedes venirte, que estoy al borde- En ese momento me empezó a dar mucho más duro, sentía que me iba a partir y a mover sus dedos muy rápido, no aguanté más.

-Me corro me corrooo- le acabe en el pene y los jugos bañaron la alfombra. Perdí la fuerza y él me soltó caí de rodillas y él me volteó, me agarró la cara y se masturba en ella, me hizo lamerle las bolas.

  • Ya me vengo abre la boca- me dijo con los dientes apretados.

Y así lo hice abrí la boca y el primer chorro me llegó directo a la garganta, pero luego lo retiro un poco y el resto me cayó en la cara.

  • Recogelo todo y cómetelo que no se pierda nada-

Así que de manera obediente lo recogí de mi cara y me lo metí todo a la boca mirándolo a los ojos, sabía un poco salado y amargo pero en el momento ver su cara lo valio todo, nunca me había sentido tan usada, sucia pero a la vez tan satisfecha.

Él se subió su pantalón, se acomodó.

  • Tengo tu número, estaremos en contacto para próximos encuentros-

Y sin más salió, dejándome medio desnuda, en el piso y con restos de su semen en mí.

Sí quieren que siga con esta historia, me pueden escribir al correo para hacérmelo saber.